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En Titán llueve metano líquido
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Dos estudios diferentes indican que se pueden producir lloviznas suaves y precipitaciones más intensas.
(Astroenlazador) - El análisis de los datos obtenidos con la sonda espacial Huygens revela que
existe una llovizna casi permanente de metano que cae sobre la superficie de Titán, de acuerdo con los resultados publicados por un grupo de científicos de la
NASA y de diferentes universidades en el número de 27 de julio de la revista Nature. Los datos de Huygens muestran que las nubes ricas en metano y nitrógeno
forman gotas que caen hacia la superficie formando una lluvia fina, pero permanente. Otro estudio paralelo publicado en el mismo número de Nature muestra que
en determinadas condiciones podrían producirse precipitaciones intensas.
«Las precipitaciones en Titán consisten en una lluvia muy fina pero permanente, de día y de noche. Esto hace que la superficie sea húmeda y esté embarrada de
metano líquido. Esta es la razón de que la Huygens aterrizase con un chapoteo: se posó sobre barro formado por metano.» -explica Christopher McKay,
científico de la NASA y coautor del estudio. El investigador principal es Tetsuya Tokano de la Universidad de Colonia, Alemania.
En Titán, las nubes y la lluvia están formadas por metano líquido. Mientras que en nuestro planeta esta sustancia se encuentra en forma de gas inflamable, en
Titán no existe oxígeno en la atmósfera que pueda producir procesos de combustión. Además, las temperaturas de Titán son tan frías (-149°C) que el metano
puede existir en forma líquida. Los sobrevuelos llevados a cabo por la sonda Cassini han revelado que en la superficie de esta luna existen formas del terreno
producidas por la acción fluvial, ríos que presumiblemente se han formado como consecuencia de la lluvia de metano y también posibles lagos, hecho que apoya
las deducciones realizadas a partir de los datos de la Huygens.
Los resultados de este estudio muestran que existe una capa nubosa de metano líquido inferior -situada a unos 6 km de altura y fuente de la lluvia- y otra capa
superior formada por hielo de metano -a unos 21 km de altitud-, ambas separadas entre sí. Los científicos creen que el flujo de metano hacia cotas más bajas
como consecuencia de las precipitaciones está equilibrado por el transporte de este compuesto en estado gaseoso hacia zonas superiores como consecuencia de
la circulación atmosférica a gran escala.
De acuerdo con los estudios efectuados, la lluvia procedería de nubes de metano muy delgadas. Mientras que las nubes superiores están formadas por hielo de
metano, en las inferiores existe una combinación de metano y nitrógeno, el primero de ellos en estado líquido. Los modelos informáticos indican que esta
cobertera de nubes de gotas líquidas abarcan prácticamente la mitad del propio satélite Titán -un hemisferio completo-, a pesar del hecho de que la abundancia
de metano en esta luna disminuye con la altitud.
«Hemos determinado que el nivel de lluvia en Titán es de unos 5 cm cada año. Esto es equivalente a la lluvia que el Valle de la Muerte recibe en nuestro planeta,
aunque la diferencia es que en Titán las precipitaciones son débiles pero constantes durante el año.» -explica McKay.
Los científicos creen que el potencial erosivo de esta finísima lluvia de metano es muy limitado, pero al menos suficiente como para empapar el material
superficial y explicar el carácter húmedo del mismo.
Este descubrimiento también es apoyado por investigaciones paralelas llevadas a cabo por R. Hueso and A. Sánchez-Lavega (Departamento de Física Aplicada
I, ETS Ingenieros, Universidad del País Vasco), que en base a la presencia de canales fluviales y una intensa actividad de nubes en el polo sur de Titán sugieren
la presencia de lluvia de metano. En un artículo publicado en Nature tratan los resultados de cálculos dinámicos en tres dimensiones que muestran que bajo
ciertas condiciones podrían también producirse tormentas convectivas de metano acompañadas de precipitaciones intensas. Las tormentas se desencadenarían
cuando la humedad en la atmósfera media fuese superior al 80%, causando movimientos del aire a velocidades de 20 m/s, capaces de alcanzar altitudes de 30
km antes de disiparse en unas 5-8 horas. Las gotas de lluvia, en tales condiciones, presentarían un diámetro entre 2 y 10 mm, causando precipitaciones
comparables a las terrestres.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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