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Ardua disputa por los derechos de Borges
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En una encendida polémica que comenzó a dar la vuelta al mundo, la prestigiosa editorial francesa Gallimard acusó a María Kodama, heredera universal de los
derechos de autor de Jorge Luis Borges, de impedir la reedición de la única versión crítica y comentada de las obras completas del escritor argentino.
(La Nación) - La presunta negativa de Kodama a reeditar las obras publicadas por el reconocido sello La Pléiade, en 1993 y en 1999, actualmente agotadas,
tomó amplio estado público en Francia y en España a partir de artículos periodísticos publicados ayer en Europa, en los que se afirma que la intransigente
postura le causa un perjuicio económico a Gallimard cercano a un millón de euros. "Las acusaciones no son veraces y en el corto plazo ella se encargará de
demostrarlo", dijo ayer el abogado de Kodama, Osvaldo Vidaurre, en diálogo con La Nación.
Al cumplirse 20 años de la muerte de Borges, la editorial planeaba reponer en las librerías francesas por medio del sello La Pléiade, que también editó las obras
de Montaigne, Kafka y Cervantes la edición comentada de sus obras completas, a la que Borges había contribuido con una serie de charlas grabadas con el
literato Jean-Pierre Bernés, profesor de la Sorbona.
En un artículo publicado por el semanario Le Nouvel Observateur y firmado por el prestigioso crítico Pedro Assouline se acusa a Kodama de "disponer a su
antojo de la obra de un monumento de la literatura universal" y de convertirse en el más serio impedimento para la difusión de la obra borgiana.
"El editor de Pléiade se ha transformado en el rehén de una viuda abusiva", escribe Le Nouvel Observateur y recuerda, sin ahorrar detalles, los pormenores de
los reclamos judiciales que Kodama mantuvo con otros autores, tanto por derechos de autor como por el contenidos de varios libros en los que se sintió
difamada.
Frente a las acusaciones, Kodama guardó ayer silencio. En la sede de la Fundación Jorge Luis Borges, que ella preside, se mostró serena, al presentar el libro
"Días inciertos", del novelista Ricardo Cordero. Departió amistosamente con escritores y amigos, entre quienes estaban Alina Diaconú, Canela, Rosendo Fraga y
Mario Corcuera Ibáñez.
En diálogo con La Nación, el doctor Osvaldo Vidaurre, uno de sus abogados, calificó de "absolutamente falaz" el artículo publicado en Le Nouvel Observateur y
señaló que "en el corto plazo Kodama mostrará las pruebas que desestiman lo volcado allí". Agregó que analiza con letrados europeos las acciones por seguir.
La semana última, el gobierno de Francia condecoró en Buenos Aires a Kodama con la medalla oficial de Artes y Letras de su país, por "reflejar una Argentina
que Francia ama".
Las cintas grabadas
De acuerdo con el relato del semanario francés, la edición crítica de la obra borgiana fue posible gracias a los diálogos grabados en 122 casetes, de 90 minutos
cada uno, que mantuvieron Borges y Bernés, en Ginebra, poco antes del fallecimiento del escritor, entre el 4 de enero y 4 de junio de 1986.
Borges había conocido a Bernés cuando éste se desempeñaba como consejero cultural de la embajada de Francia en Buenos Aires y se reencontró con el
literato para preparar la edición de Gallimard. La obra incluyó "modificaciones a los textos originales, revisión de las traducciones, enriquecimiento de los textos
por medio de notas", junto con extensas discusiones literarias acerca de sus creaciones.
Esos 122 casetes, hoy en poder de Bernés, fueron también eje de un ríspido litigio judicial en el que Kodama reclamó ante la justicia francesa que las
grabaciones le fueran devueltas. Pero el tribunal rechazó en dos oportunidades la devolución de las cintas, a las que Kodama consideraba material único e
inédito.
"Tengo la intención de publicar esas conversaciones, que tienen un interés literario real, después de la muerte de la viuda y de la mía", le dijo Bernés al semanario
francés, que en el artículo deja entrever un supuesto malestar de Kodama por no haber podido recuperar esas cintas.
Siempre de acuerdo con el semanario, del que también se hizo eco ayer el diario El País, de Madrid, Borges vivía como una gran consagración que su obra fuera
editada por La Pléiade, "el panteón de papel de los clásicos modernos". En 1993 apareció el primer tomo de las obras completas; el segundo vio la luz en 1999.
Y ambos ejemplares se agotaron rápidamente.
El director de la editorial, Antoine Gallimard, dijo que "todo anduvo bien" con Kodama hasta la edición del segundo volumen: "Entonces me contactó Andrew
Wylie, el agente americano de María Kodama -agregó-, que me hizo saber que ella exigía que cambiáramos el título y estimaba la edición llena de errores,
aunque fue incapaz de citar uno. Actuaba como si tuviese celos del amigo de su esposo. Y eso se hizo evidente cuando me puso una última condición: que se
rehiciese la edición sin la participación de Bernés", contó el editor, quien aseguró ser "rehén de una viuda abusiva".
La recepción en Francia de esa edición comentada fue profusamente encomiada en el mundo literario por las precisiones aportadas a los textos, en la voz nada
menos que de Borges. También se destacó el hecho de que la única edición crítica en el mundo de la obra del argentino fuera francesa.
"Kodama tiene la impresión de que el éxito de esa edición de alguna manera la despojó de Borges", adujo el propio Bernés en el semanario.
Un gran estudioso de la obra borgiana comentó bajo estricta reserva que el conflicto por las cintas radica en que ellas contendrían comentarios de Borges poco
felices sobre Kodama; una versión que no pudo ser confirmada, pero que "es el principal motivo por el que el tema llegó a los estrados franceses", señaló esa
fuente.
Antecedentes
* Le Nouvel Observateur recuerda los reclamos que María Kodama hizo en 1988 al poeta Osvaldo Ferrari, en su intento por recuperar parte de los derechos
de autor de las conversaciones mantenidas con el escritor y publicadas con el título "Diálogos con Borges". Tras un largo litigio, la Corte Suprema desestimó el
reclamo al entender que "el universo de los derechos de Kodama tiene sus límites y no está en perpetua expansión". También se cita una controversia por el libro
"El despojo de Borges", publicado hace dos años por el periodista argentino Juan Gasparini, residente en Ginebra.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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