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Nueva teoría sobre Venus
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Se cree que la luna de la Tierra se formó cuando un cuerpo del tamaño de Marte golpeó a la Tierra primigenia, lanzando material a la órbita, donde se agrupó
formando el satélite.
Normalmente, el material eyectado volvería a caer sobre la superficie, pero el impacto distorsionó por un tiempo la forma de la Tierra y, en consecuencia, su
campo magnético; esta asimetría gravitatoria habría permitido al material mantenerse en órbita.
Desde su formación, la Luna se aleja lentamente de la Tierra debido a las interacciones gravitatorias entre ambos cuerpos: la Luna provoca mareas en la Tierra, y
éstas reaccionan sobre la Luna, acelerándola a costa de la rotación terrestre.
Es presumible que Venus, con un tamaño y composición casi idéntico a la Tierra, también habría sido golpeado por grandes cuerpos. Una posibilidad es que
estos golpes no hubieran distorsionado al campo gravitatorio del planeta lo suficiente como para permitir a los escombros permanecer en órbita. Otra posibilidad
es que se formara una luna y esta se elejara lo suficiente como para escapar de la atracción del planeta. El problema de esta segunda hipótesis es que el
alejamiento del cuerpo habría durado miles o incluso millones de millones de años.
En la conferencia de la Division for Planetary Sciences en Pasadena, California, el 9 de Octubre de 2006, Alex Alemi, un estudiante de segundo año del CalTech
y el científico planetario David Stevenson, argumentaron que el misterio puede estar relacionado con una peculiaridad del planeta: su rotación, que no sólo es
muy lenta (una vez cada 243 días terrestres), sino que va en sentido contrario (en sentido horario visto desde su polo norte) a la de los demás planetas del
Sistema Solar. Sugieren que Venus fue golpeado por dos grandes impactos, no sólo por uno.
El primer impacto causó que el planeta girara en sentido antihorario. Este impacto creó una luna que comenzó a alejarse, como ocurre en la Tierra. El segundo
impacto lo hizo girar en sentido horario, cancelando el efecto de la primera colisión. Esta cancelación no tuvo por qué ser exacta; la gravedad solar podría haber
completado la tarea de ralentizar e incluso revertir la rotación venusiana. Este cambio de orientación alteró la interacción gravitatoria entre Venus y su luna,
causando que la luna comenzara a acercarse hasta chocar con el planeta. El segundo impacto podría haber creado también una luna, en cuyo caso habría sido
barrida por la luna original en su caída hacia Venus.
Stevenson dice que, eventualmente, este modelo podría ser probado observando las trazas isotópicas en las rocas de Venus. Por ahora, la mayor importancia de
este artículo podría ser simplemente el reavivar la discusión sobre la ausencia de lunas en Venus, un enigma que los científicos planetarios apenas han explorado.
Fuente: Sondas Espaciales, SciAm. Aportado por Eduardo J. Carletti
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