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Material orgánico caía como maná sobre la Tierra primitiva
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No es fácil entender el origen de la vida sobre la Tierra y tampoco es fácil saber cómo las primeras formas de vida (muy) primitivas conseguían subsistir. En la
atmósfera reductora de la Tierra primitiva estaban presentes los compuestos necesarios para crear los ladrillos de la vida, ¿por qué no también el sustento de la
misma? Ya en el experimento de Miller y Urey de los cincuenta se pudo mostrar cómo de fácil es conseguir moléculas orgánicas a partir de gases simples con la
ayuda de una fuente de energía que en ese caso eran unas descargas eléctricas.
Ahora Margaret Tolbert y sus colaboradores de University of Colorado proponen una teoría inspirada en los datos procedentes de la misión Huygen-Cassini en
Titán para proporcionar un abundante suministro de material orgánico en la Tierra primitiva.
En el laboratorio imitaron las condiciones atmosféricas de Titán con presencia de metano, pero añadiendo el dióxido de carbono que se supone presente en la
Tierra primitiva de hace 3.600 millones de años. Expusieron dicha mezcla de gases a la luz ultravioleta y vieron cómo se formaban compuestos orgánicos
complejos, incluso ante una amplia gama de concentraciones y proporciones de gases. Esta reacciones fotoquímicas crean pequeñas gotas de material orgánico
de unos 50 nm de diámetro en promedio que forman un aerosol.
Éste aerosol de compuestos orgánicos precipitaría sobre la superficie terrestre como un maná orgánico y proporcionaría material necesario para alimentar a las
formas de vida primitiva de la época. Según las estimaciones del equipo de investigadores unas 100 millones de toneladas anuales caerían sobre la superficie de
ese modo.
Según especulan, este maná caído del cielo sería una fuente global de alimento para las formas primitivas de vida de la época y supuestamente ya existentes en
esa época.
En las teorías previas se hacía énfasis en ambientes especiales y extremos como fuentes hidrotermales, donde los nutrientes y la energía están concentrados. Sin
embargo una fuente global de nutrientes ayudaría a la difusión de la vida de una manera más rápida. Además, el aerosol habría protegido a estas formas de vida
emergentes de los dañinos rayos ultravioletas del sol.
Este material podría haber contribuido a la alta concentración de carbono observada en el registro geológico de algunas rocas muy antiguas atribuidas a esa
época.
El estudio ha sido publicado en la edición electrónica de Proceedings for the National Academy of Sciences el seis de noviembre pasado.
Fuente: Neofronteras. Aportado por Eduardo J. Carletti
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