24/Nov/06

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Se podrá proveer electricidad sin cables

Físicos del MIT proponen un sistema para la transmisión inalámbrica de energía que podría realimentar teléfonos móviles y ordenadores portátiles sin cargadores.

Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en EE UU, ha logrado transmitir eficazmente electricidad sin cables. El sistema inalámbrico transmite la energía por ondas y en una primera fase se podrá aplicar a equipos electrónicos como los ordenadores portátiles o los dispositivos MP3. Queda aún para la ciencia ficción la posibilidad de un transporte de electricidad de alto voltaje sin necesidad de los tendidos actuales, sólo mediante ondas electromagnéticas.

Si la propuesta de los científicos norteamericanos tiene finalmente éxito técnico, industrial y comercial, la actual trama de cables y enchufes y conexiones, presentes en cualquier oficina o en los hogares tecnificados para recargar los equipos electrónicos, pronto podría pasar a la historia.

Marin Soljacic, del MIT, considera que «han surgido tantos equipos autónomos en los últimos años, desde teléfonos celulares hasta computadoras personales, que comenzamos a pensar que sería muy conveniente no tener que recargarlos. Y, como somos físicos, nos preguntamos qué tipo de fenómeno físico se podría usar para hacer esta transferencia inalámbrica de energía».

1) Entrada de energía desde la alimentación normal de electricidad 2) La antena de emisión resuena a una frecuencia de 6,4 MHz, emitiendo ondas electromagnéticas 3) Ondas de energía desde la antena, que llegan a hasta 5 m 4) Electricidad recibida por la antena de una laptop, que debe estar resonando también a 6,4 MHz. Se usa la energía para recargar baterías 5) La energía que no toma la laptop es re-absorbida por la antena alimentadora.

La resonancia, un fenómeno físico que produce que un objeto vibre cuando se le aplica energía con una frecuencia determinada, está en la base del dispositivo propuesto por los investigadores norteamericanos.

Como ha explicado Marin Soljacic, «cuando uno tiene dos objetos resonantes de la misma frecuencia, tienden a acoplarse con mucha fuerza». Es el caso de los instrumentos musicales, «cuando uno toca un sonido en un instrumento, otro que tenga la misma resonancia acústica lo capta y vibra visiblemente».

Soljacic y su equipo no se centraron evidentemente en los fenómenos acústicos, sino en la resonancia de ondas electromagnéticas y su capacidad para transmitir electricidad. Como principio físico no es un fenómeno nuevo. Las antenas de radio, por ejemplo, emiten ondas electromagnéticas, pero no serían útiles para la transferencia de energía porque distribuyen las ondas en todas las direcciones del espacio, dispersando la energía que, contrariamente, debería concentrarse en una sola dirección para lograr una transmisión eficaz.

Para solucionar este problema, los científicos investigaron las llamadas resonancias de larga vida. La energía se liga a los objetos y no se radia salvo unas «colas» de muy reducido alcance.

«Si se coloca otro objeto resonante, con la misma frecuencia, lo suficientemente cerca de una de estas colas, resulta que la energía puede pasar, como a través de un túnel, de un objeto al otro», indicó Soljacic.

Una antena metálica, con resonancia de larga vida, podría transferir energía a una computadora cuya antena resuene en la misma frecuencia. La distancia máxima estimada es de cinco metros. «Eso sería suficiente para una habitación, pero también se podía adaptar a una fábrica o reducirlo al mundo microscópico o nanoscópico», añadió Soljacic.

El empresario británico de nuevas tecnologías James Hay afirmó que el avance propuesto por los físicos del MIT «está claramente en una etapa temprana, pero será interesante en el futuro. Los consumidores quieren una solución universal sencilla, que los libere de la molestia de los cargadores y adaptadores conectados a la pared. También se debe prestar atención a otra serie de aspectos, con el fin de garantizar la conversión eficaz de la energía a una forma que sirva para alimentar los equipos».

Fuente: La Nueva España. Aportado por Eduardo J. Carletti