03/Dic/06!f>
|
Revista Axxón
Axxón en facebook
Lectores de Axxón en facebook
|
|
Publicaciones recibidas: "El Proyecto Ánfora", de William Kotzwinkle
!t>
Del autor de la novelización de ET, el extraterrestre, una novela despareja, donde los personajes pululan sin mucho concierto.
Título: El
Proyecto Ánfora
Título original: The Amphora Project
Autor: William Kotzwinkle
Año de publicación: 2005
Editorial: Alianza Editorial
Colección: Runas
Traducción: Francisco Muñoz de Bustillo
Edición: 2006
Lo mejor de tener que comentar una novela es que prolonga la lectura más allá de la última página. Lo obliga a uno a sentarse, a reflexionar un poco sobre lo
que acaba de leer, para emitir un juicio que se aparte del simple "me gustó" o "no me gustó".
William Kotzwinkle es conocido como el autor de ET, el extraterrestre, al menos para los que hayan leído la novelización del guión de la película de
Spielberg. Aunque supongo que es su continuación, ET en el Planeta Verde, la que resulta más representativa de su estilo. Sobre todo a la luz del libro
que hoy comento para ustedes: El proyecto ánfora.
La primera impresión es que se trata de un escritor sumamente didáctico, ameno a su manera. Casi como si escribiera el guión de una fábula animada para
Pixar, Kotwinkle presenta una miríada de personajes coloridos, algunos quizá demasiado reconocibles para el lector terrestre (tal el caso de ranas y lagartos
humanizados, o de Dumbosiano, un personaje de orejas de elefante), otros un poco más imaginativos (como el centellano, un ser que espanta a sus
depredadores con destellos de flash fotográfico). Quizá los robots terminen siendo sus personajes más deleitables (y hasta amenazantes, como el junkernauta).
El proyecto ánfora es un proyecto científico que busca obtener la inmortalidad para los miembros del Consorcio, los poderosos que dejan en manos de
la Observadora el control y la seguridad del planeta y del proyecto. También es la historia de Link, un entomólogo, y de su robot-ayudante-amigo, Upquark,
quienes tienen a su cargo las plantaciones de la Llanura Agrícola. Es aquí donde se hace evidente la afición de Kotwinkle por la botánica y el mundo de los
insectos, y donde se vuelve aún más "espejo" la segunda parte de ET, como se verá en el final de la historia.
La vida tranquila de Link se ve sacudida por culpa de su amistad con el mercenario Jockey Oldcastle. Y la vida del planeta entero, cuando este personaje
intenta apoderarse de Ánfora y el proyecto se escapa de control, desatando una ola de cristalizaciones repentinas en todos los seres vivos.
Más allá de la historia, quizá sea el tono casi didáctico que mencionaba antes lo que termina constituyendo su mayor defecto, ya que le hace a uno pensar, por
momentos, en una novela escrita para un público juvenil.
O quizá sea el calidoscopio desordenado de personajes que, al no profundizar demasiado en ninguno, hace imposible asirlos, retenerlos, hacerlos formar parte
del mundo que construimos en la mente. Llega un punto en el que cuesta determinar incluso qué es humano, humanoide o alegoría de algún animal terrestre. Se
salva Upquark, el "escudero" de Link, que a la manera de Sam Gamyi termina convirtiéndose en un verdadero protagonista. Y también la Observadora, que
aparece como el personaje más profundo por sus conflictos internos.
Si volviera atrás, al instante en que giro la última página, si no tuviera que forzarme a una reflexión más profunda que la del "estómago", terminaría diciendo que
El proyecto ánfora puede ser un buen pasatiempo pero sin duda no es una novela memorable.
Por Hernán Domínguez Nimo para Axxón y Garrafex News.
!c>
Más información:
Alianza Editorial