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La armadura de los soldados del siglo XXI será nanotecnológica
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Las nanotecnologías podrían transformar el arte de la guerra tanto como el invento de la pólvora. El ejército norteamericano está persuadido de ello y piensa
dotar a sus hombres con el uniforme del siglo XXI.
En Cambridge, Estados Unidos, 160 personas trabajan en un lugar, el "Instituto de Nanotecnologías para Soldados" (ISN), creado hace
tres años por equipos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y en el que participan
socios industriales como Dupont, Partners Healthcare y Raytheon. El centro recibió un contrato del Departamento de Defensa norteamericano por 50
millones de dólares por cinco años. "Nuestros investigadores quieren transformar el uniforme de algodón y los pesados
chalecos antibalas en un conjunto de sistemas integrados compuestos por nanopartículas que se instalará en el uniforme, los casos, los guantes, y
que protegerá a los soldados", explica Franklin Hadley, portavoz del ISN.
No menos de siete grandes programas de investigación se llevan a cabo en paralelo. Uno de los proyectos más avanzados es
el de la armadura dinámica, que permitirá que los materiales flexibles se vuelvan instantáneamente rígidos.
Otro equipo desarrolló estructuras moleculares capaces de abrirse y cerrarse cuando reciben un impulso eléctrico. Millones de estas
moléculas, asociadas entre sí, podrían transformarse en músculos suplementarios para darles a los soldados "más
fuerza para acarrear objetos o saltar". Hadley subraya que se hicieron progresos espectaculares para poner a punto sensores capaces de detectar y
generar una respuesta inmediata a ataques químicos y biológicos. Un equipo intenta desarrollar telas que contengan antivirales. También
se juntan nanopartículas para producir sustancias que destruyen a los tóxicos. Otras los esparcen en la atmósfera y se vuelven
fluorescentes.
El uniforme del futuro del ejército norteamericano podrá también curar automáticamente las hemorragias y las fracturas
y evitar las infecciones. En experiencias realizadas en animales, investigadores del Instituto encontraron un mecanismo para frenar los desangramientos,
incluso importantes, en cuestión de segundos: se aplica a la herida abierta un líquido compuesto de fragmentos de
proteínas. Estas nanopartículas se combinan, formando una barrera y coagulando la hemorragia. Las proteínas pueden entonces
ser utilizadas por el organismo para reparar los tejidos dañados. "Estos equipos también podrán ser utilizados por los equipos de
rescate, de primeros auxilios y por los bomberos", subraya Hadley.
Se calcula que el contrato gubernamental de cinco años, que vence el año próximo, se renovará y que las primeras aplicaciones de
los descubrimientos realizados en el Instituto se volverán operativas en menos de diez años.
(c) Le Monde, 2006.
Fuente: Clarín, Le Monde. Aportado por Eduardo J. Carletti
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