26/Dic/06!f>
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Los chicos no leen menos, sino de otra manera
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Dos encuestas coinciden en marcar las estrategias novedosas con las que chicos y adolescentes se acercan a la lectura y escritura.
Los resultados de una reciente encuesta mexicana sobre los índices de lectura entre los jóvenes dieron origen a nuevas preguntas. ¿Realmente los jóvenes leen
menos o están leyendo en otros lugares, de otra manera y con fines distintos? ¿Qué valdría la pena que leyeran?, interrogó a propósito de este estudio el
investigador Néstor García Canclini.
Efectivamente, tal como sostiene Canclini, no existe hoy un solo modo de leer entre los jóvenes. Es imposible analizar la lectura —dice— sin explorar cómo
conviven la cultura letrada, la oral y la audiovisual. La convergencia digital ha instaurado una integración multimedia. Y los hábitos actuales de los
lectores-espectadores-internautas no permiten concebir como islas separadas los textos, las imágenes y su digitalización. Por eso —concluye— se usa la
capacidad de leer no sólo en los libros, sino en revistas y pantallas, para elegir espectáculos, formarse como deportista o como mujer, saber qué música se
escucha, qué hay en la televisión, o para escribir correos electrónicos y chatear.
¿Qué sucede en Argentina? Según una encuesta recientemente realizada por el Ministerio de Educación de la Nación, los jóvenes usan la computadora para
chatear, hacer la tarea, visitar sitios web, buscar información y estudiar. Todos estos usos requieren de la lectura y la escritura.
La misma encuesta reveló que los chicos suelen buscar los libros que han visto previamente en la televisión (tal el caso de Harry Potter y Narnia)
y demostró la coincidencia entre el tipo de cine y el tipo de libros preferidos por los jóvenes: el terror y la ciencia ficción. La convergencia no es sólo digital, sino
también mediática.
Hasta fin de año, miles de espectadores de cine podrán ver —antes del nuevo filme del agente 007— tres cortometrajes cuyas historias escribieron adolescentes
de escuelas públicas. Para narrar sus cuentos leyeron novelas y cuentos, descubrieron autores y géneros y vieron cortometrajes en televisión, que sirvieron de
base a su propia narración.
Hace unas semanas, millones de lectores de diarios en todo el país leyeron notas y artículos escritos por estudiantes secunda rios. Para escribir sus textos leyeron
diarios (papel y digital), relevaron sitios web y miraron noticieros televisivos.
El cine, Internet, la televisión y los diarios fueron insumos y materiales de lectura y escritura para los jóvenes. Durante décadas, los medios de comunicación
fueron considerados influencias negativas y amenazas a la cultura letrada. Para muchos, el lenguaje de la imagen coincidió con una degradación cultural.
El libro sigue siendo clave pues nos abre a la primera alfabetización, la que posibilita el acceso a la cultura escrita y a las múltiples escrituras que hoy conforman el
mundo de la informática y lo audiovisual. Pero el joven de hoy está en contacto también con otras lecturas, escrituras y discursos, en los que se producen las
decisiones que nos afectan.
Vivir en una sociedad multicultural no alude sólo a la convivencia de diferentes etnias y tradiciones, sino a la coexistencia de diferentes lenguajes: los de la cultura
oral, la escrita, la audiovisual y la hipertextual.
Los medios no se desplazan entre sí: se complementan. No hay antinomias entre medios porque la utilización de un medio no excluye la utilización de otro. Lejos
de oponer la lectura a los medios de comunicación, parece más interesante plantearse qué y cómo leen los jóvenes hoy. O de qué modo inciden la fragmentación
televisiva y la instantaneidad del chateo en las lecturas juveniles. O cómo utilizar la cultura popular para promover la lectura y la escritura.
Los chicos de hoy no son como los de antes. Sus formas de leer, tampoco.
Fuente: Clarín. Aportado por Eduardo J. Carletti
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