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Japón y Corea del Sur preparan leyes para regular la conducta de los robots
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El Ministerio de Industria japonés ha elaborado un documento de 60 páginas para debatir con la industria - Las tres reglas que redactó Isaac Asimov se consideran insuficientes por
las autoridades
En pocos días se han sucedido dos noticias hermanas. Los gobiernos de Japón y Corea del Sur están preocupados por un futuro lleno de robots y no están muy seguros de que se
trate en todos los casos de máquinas amigas. Y ambos, aunque con perfiles un tanto distintos, han iniciado una política preventiva ante este futuro, parece ser, incierto con los robots.
El Gobierno japonés ha redactado un borrador de 60 páginas con el propósito de garantizar que los robots siempre estarán bajo el control humano. Este documento debe ser
discutido por la industria, investigadores y abogados con el fin de elaborar una ley que satisfaga este propósito. El título del borrador ya es una muestra del miedo que preside la
iniciativa: "Borrador de guía para asegurar la sana conducta de la próxima generación de robots".
El periódico británico The Times informó de su existencia la semana pasada e incluso le dedicó un editorial un tanto incrédulo en el que trasladaba este ejercicio legislativo a Gran
Bretaña. El diario simplificaba enormemente, hasta el ridículo, las reglas que deben regir el futuro de los robots y las circunscribía a conductas como la de no ofenderse si le
preguntaban la edad a la hora de comprar cigarrillos o alcohol, apagar los teléfonos móviles en el cine y comportarse en los controles por rayos X en los aeropuertos.
El documento japonés propone evaluar el nivel de riesgo y las fuentes del mismo. Uno de los remedios preventivos consiste en crear una base de datos en la que se recojan todos los
incidentes en los que un humano haya sido herido por un robot, las causas del mismo y que esta documentación sea accesible a todos los fabricantes de robots.
Japón es uno de los países donde está más desarrollada la robótica, no ya en el sector industrial, sino también en el de la ayuda doméstica y a ancianos. La próxima generación,
inminente, asumirá tarea de patrullaje de seguridad y tutela de bebés. El mercado de estos robots "de ayuda" ronda los 10.000 millones de yenes, pero las autoridades creen que en
15 años se disparará a cifras astronómicas. Algunos analistas atribuyen el empuje de esta industria robótica auxiliar a que con las máquinas se intentan solucionar problemas, como la
asistencia a ancianos, que de otra manera exigirían altos contingentes de mano de obra inmigrante, cuya entrada se quiere evitar.
Corea del Sur también ha reunido a un grupo de expertos para elaborar un código ético que evite que los hombres sean víctimas de los robots... o viceversa.
La carta ética de los robots debería suscribirse antes de que termine este año. Trabaja en ella un comité que reúne a expertos, futurólogos y autores de ciencia ficción. De acuerdo
con un comunicado oficial, recogido por la BBC, el Gobierno quiere implantar un criterio de conducta sobre las funciones de los robots porque éstos pueden desarrollar una vida
inteligente en un futuro próximo.
Park Hye-Young, miembro del despacho de robótica del ministerio surcoreano de Comercio e Industria, explicó que el código se iba a inspirar en las reglas establecidas por Isaac
Asimov. El objetivo de la iniciativa es garantizar el control del hombre sobre estas máquinas, evitar su uso clandestino, tenerlas perfectamente identificadas y asegurar que el uso de
los datos adquiridos por los robots no vulnere derechos como el de la privacidad.
El imaginario de la ciencia-ficción no ha sido muy amable con los robots. Menos todavía el cine, más proclive a presentarlos como criaturas, almas de metal, que se rebelan contra su
creador, en una repetición del relato bíblico. Sin embargo, en la realidad, el empleo de los robots es pacífico y creciente. Sólo en el sector industrial, en 2004, había 850.000 robots,
de los que más del 40% habitaban en Japón. El parque de robots en España rondaba los 22.000,
Las tres leyes de Isaac Asimov
Asimov fijó las tres leyes que deben regir la existencia de los robots:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inactividad, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes de los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Fuente: El País. Aportado por Gustavo Courault
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Diario El País