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Eclipse de agujero negro
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Científicos de la NASA pudieron observar y estudiar el peculiar eclipse utilizando el telescopio Chandra.
Un eclipse puede ser una herramienta de observación astronómica muy útil, que permite, gracias a la ocultación de un
cuerpo por otro, obtener información acerca de ambos, del sistema que forman, del entorno o incluso acerca de las
leyes físicas fundamentales. El último eclipse notable ha sido muy peculiar: el cuerpo ocultado ha sido un agujero
negro supermasivo situado en el centro de una galaxia, a 60 millones de años luz de distancia de la Tierra, y lo que
se ha interpuesto en la línea de visión ha sido una nube de gas. La oportunidad de estudiar el sistema se presentó por
casualidad, pero los científicos que tenían a mano el telescopio de rayos X Chandra (de la NASA) la aprovecharon
bien para medir con una precisión sin precedente el disco de materia que cae en el agujero y desaparece.
"Gracias a este eclipse, hemos podido ver hasta mucho más cerca del borde del agujero negro de lo que se había
logrado hasta ahora", ha dicho Martin Elvis, uno de los autores de la investigación. La galaxia observada es NGC 1365,
cuyo centro, un núcleo activo, debe tener, según los astrónomos, un agujero negro supermasivo alimentado por las
ingentes cantidades de materia que se traga.
Justo antes de caer en ese pozo cósmico, la materia forma un disco que se calienta hasta alcanzar millones de grados y
emite mucho en rayos X, pero su estructura es demasiado pequeña para que la puedan ver los telescopios. En el eclipse,
al interponerse en la línea de visión del agujero negro una nube de gas -situada a una distancia de una centésima de año
luz del horizonte del agujero negro-, ha brindado la gran oportunidad a los astrónomos. Observaron la galaxia seis
veces, cada dos días durante dos semanas, hace un año y una de las veces no detectaron el agujero negro por el eclipse.
Midieron el tiempo de ocultación del disco que emite en rayos X y así han determinado su tamaño, que es
equivalente a unas siete veces la distancia de la Tierra al Sol. Esto significa que es unas 2.000 millones de veces
más pequeño que la galaxia que lo alberga.
La materia caliente del disco que ahora ha visto el Chandra caerá en el agujero negro dentro de unos 100 años. "En los
núcleos activos de galaxias hay objetos muy brillantes que son como poderosas sondas del universo primitivo, por lo
que es vital comprender su estructura básica", ha dicho Guido Risaliti, coautor de la investigación.
Fuente:El País. Aportado por Francisco Costantini
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