27/Abr/07
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Desde el espacio, el "Envisat" muestra la decadencia de nuestro planeta
Calentamiento, fundición de glaciares, poluciones, deforestación: los satélites de observación
ven todo. Envisat, el mayor de ellos, punto central de un simposio mundial en Montreux.
Más de 1.000 investigadores confrontarán sus resultados e hipótesis. Y aunque los científicos desconfían de las certezas, sus constataciones ya suscitan miedo.
Envisat, es el 'Rolls Royce' de los satélites ecologistas. Lanzado hace cinco años por
la Agencia Espacial Europea (ESA), este monstruo de ocho toneladas y media es el más
perfecto de su especie, gracias a diez instrumentos de observación, capaces de proporcionar
78 tipos de medidas diferentes. Temperatura de los océanos, fauna y corrientes marinas,
inundaciones, deforestación, relieve terrestre, humedad del suelo, poluciones diversas, mareas
negras, el hoyo de ozono, fundición de glaciares, huracanes, terremotos, erupciones volcánicas:
nada escapa a sus ojos de águila.
Periódicamente, los científicos que trabajan en las montañas de datos que suministra el satélite
se reúnen para hacer un balance. Desde el lunes, permanecerán por cinco días en
Montreux, en el marco idílico de la Ribera del cantón de Vaud.
"Por primera vez en su historia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debatió la
semana pasada sobre el calentamiento climático", recuerda Volker Liebig, director de los
programas de observación de la Tierra del ESA, con objeto de situar bien la importancia del
asunto. "Ya no se trata de saber si los glaciares funden sino a qué velocidad lo hacen",
acota Eric Rignot, del 'Jet Propulsion Laboratory', la 'fábrica de cohetes'de la NASA, artífice
de diversos estudios sobre la retracción de los cascos polares, algunos de los cuales muestran
que incluso el Antártico pierde sus glaciares. ¡Hasta 150.000 millones de toneladas por
año!
En otros lugares, los mapas de la contaminación atmosférica dejan ver inmensas manchas de un
rojo vivo. Son las concentraciones de dióxido de nitrógeno y de azufre sobre las regiones del
'milagro chino', cuyo crecimiento de dos cifras entusiasma tanto a los inversionistas.
Más inesperados, los récordes mundiales de monóxido de carbono retornan al África del oeste
y a la Amazonia. Ahí, sin embargo, ninguna industrialización ni urbanización en el camino. Se
contentan con quemar bosques...
Lo anterior, sin olvidar el desgarramiento de la capa de ozono, que alcanzó el año
pasado su mayor extensión. "Los medios de comunicación ya no hablan de eso y entonces
creemos que el problema ya no existe, pero es muy real y lo que Envisat nos muestra es
simplemente horrible", exclama John Burrows de la Universidad de Brême. "¿Mi exposición le
dio miedo? Es normal, efectivamente hay buenas razones para tener miedo", confía este
investigador británico exiliado en Alemania. John Burrows admite, por otra parte, que
como ciudadano, iría de buena gana a sacudir un poco a los políticos.
De manera previa, durante los trabajos de la jornada, incluso la presentación de la Oficina
Federal de la Topografía -gran consumidor de datos de satélite- había adquirido un pequeño
matiz apocalíptico. Para ilustrar su declaración, su director, Jean-Philippe Amstein, había
escogido imágenes de huracanes, de deslizamientos de terreno, de avalanchas, de inundaciones,
de retracción de los glaciares o de la roedura del bosque por las construcciones. Imágenes que
hablan mejor que un prolongado discurso, sobre los males que sufre la Tierra y que Envisat
observa sin tregua.
Males de los que es evidente que el hombre es el primer responsable. "Tenemos cada
vez más certezas sobre lo que vemos y sobre lo que eso significa", confirma Eric Rignot.
Aunque, como sus colegas, quiere afinar aún modelos teóricos a menudo sobrepasados por la
realidad, el investigador admite que muchas cosas son hoy mucho más claras que hace
solamente cuatro o cinco años. Y lo deberían ser todavía más en un futuro próximo. El
programa global de vigilancia del medio ambiente de la ESA prevé lanzar en los próximos años
por lo menos siete satélites que trabajarán junto con el Envisat.
Mientras tanto, Eric Rignot sólo puede regocijarse de la conciencia que observa desde hace un
año o dos, tanto en el nivel de opinión como de las políticas. "El cambio climático ya no es
algo que pertenezca a la academia, es algo que nos concierne a todos. No solamente a algunos
países, sino al planeta entero", concluye este científico francés exiliado en Estados Unidos.
Fuente: Swissinfo. Aportado por Francisco Costantini
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