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Diseño inteligente: ¿Se harán cargo los robots de la arquitectura?
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¿Qué tal si un edificio pudiera construirse, repararse, desmontarse, y reciclarse... a sí mismo? ¿Qué tal si un edificio estuviera equipado con sensores para seguir
su movimiento a través de un espacio y pudiera adaptar su forma, textura, luz, sonidos, y calor a su presencia?
Finalmente, ¿qué tal si usted pudiera hablar con un edificio y éste pudiera responderle?
Ésa es la clase de preguntas que el profesor en arquitectura Jason Johnson alienta a los estudiantes a hacer y explorar en el seminario Robotic Ecologies
[ecologías robóticas] en la UVA.
Como Johnson admite, no son preguntas que los arquitectos se hagan normalmente, pero se están convirtiendo en lugares comunes en el campo de la inteligencia
artificial, la robótica, y la ciencia de los materiales. Efectivamente, cuando el año pasado hablamos con el profesor en ciencia de los materiales de la UVA,
William Jesser, sobre la inauguración de Wilsdorf Hall, la nueva instalación de última avanzada equipada para la investigación en nanotecnología, habló con total
naturalidad sobre la programación de partículas de polvo, o "polvo inteligente", para rastrear movimientos o medir temperatura y humedad.
"Robots Ecologies hace referencia a una condición emergente que está rápidamente influyendo en nuestra relación con el ambiente físico", dice Johnson. "La
gradual inter-fusión de los sistemas tecnológicos y computacionales dentro de la esfera física tiene implicancias tanto positivas como negativas, muchas de las
cuales son actualmente poco analizadas o malinterpretadas por arquitectos o planificadores".
Una de esas implicancias negativas es la evolución de nuestra sociedad vigilante. Por ejemplo, Johnson señala que el gobierno estadounidense ha empezado un
proyecto de $7,5 mil millones para crear una "frontera virtual" de 1.900 millas entre los EE.UU. y México, que será una combinación de barreras físicas y cercas,
con sonido integrado y sensores de video, cámaras de vigilancia, y enjambres de vehículos robóticos. Una zona de frontera similar, dice Johnson, está siendo
construida por los sudcoreanos.
"Ésas son temibles ecologías robóticas que suceden a una escala territorial enorme", dice. "Hay muchos ejemplos con variados grados de intensidad que a
menudo cito en las discusiones del seminario. Sin embargo, tratamos de concentrarnos en las oportunidades más optimistas proporcionadas por la intersección
de la arquitectura y la robótica".
Mientras que ninguno de nosotros estará viviendo como los Jetsons en ningún tiempo cercano, los arquitectos como Johnson están empezando a incorporar estas
ideas en el estudio de diseños para el futuro, algunos de los cuales estuvieron en exhibición a nivel local hace algunas semanas.
El 5 de mayo, en el McGuffey Art Center, fueron expuesto los optimistas frutos del seminario de Johnson, que fueron calificados como prototipos del
"cruzamiento de la arquitectura y la robótica".
También estaban incluidos: el Rave, una estructura mutante con aspecto de tijera que almacena activamente la energía solar durante el día para crear un dinámico
espacio de baile con luz, sonido, y pulsaciones por la noche; el Iris, una fachada en capas que potencialmente podría sentir y optimizarse a sí misma en relación
con el flujo del aire, niveles de iluminación, y niveles de polución; y el Tilt, el prototipo de un edificio de gran altura aerodinámicamente calibrado, que ajusta la
forma de sus tramadas placas de piso desde un círculo a una elipse en respuesta a las condiciones climáticas, mientras un conjunto de LEDs registra la velocidad
del viento, temperaturas, y los movimientos de las personas adentro.
"Los robots pueden sentir situaciones en desarrollo, hacer un plan basado en experiencias pasadas y presentes, y luego actuar de una manera apropiada", dice
Johnson. "Lo que hace tan fascinantes a los robots es su habilidad para aprender y optimizar a través de la información realimentada en estas fases".
Como Johnson observa, los robots se están volviendo más pequeños, más elegantes, y más baratos, y pueden ser interconectados usando WiFi, radio,
bluetooth, y otras tecnologías.
"Es ahora más eficiente y económico desarrollar y utilizar muchos pequeños grupos de robots sacrificables conectados a una red que uno único y costoso", dice
Johnson. "Estos robots ahora están siendo incorporados en entidades biológicas, en el tránsito urbano para monitoreo, y en la industria para control y eficiencia".
En esta visión del futuro, imagina Johnson, la arquitectura estará en constante negociación con los ciclos de energía de su entorno y con las necesidades de sus
habitantes. Comparando tal arquitectura con el diseño de un avión, Johnson dice que algunos elementos del diseño serán "pre-formados" y estacionarios,
mientras que otros serán "activos, dinámicos y de forma cambiante".
Efectivamente, Johnson y su colega Nataly Gattegno han empezado a explorar estas posibilidades en su Future Cities Lab, una investigación de diseño en
colaboración que analiza los alcances externos de la arquitectura, incluyendo edificios que producen su propia energía, que se desarrollan sobre aceras y
espacios públicos, y que están en constante movimiento a medida que responden a las necesidades de sus habitantes.
¿Edificios que se preparan para la fiesta Rave de la noche? ¿Fachadas que sienten su presencia? ¿Altos edificios que responden al clima? A este ritmo, nuestros
edificios podrían volverse más inteligentes que nosotros.
Fuente: Onarchitecture. Traducido por Graciela Lorenzo Tillard
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