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El ADN de los neandertales ve la luz en una cueva de Asturias
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Los huesos de El Sidrón aún conservan material genético pese a tener 43.000 años. La reconstrucción ayudará a
conocer la especie y su similitud con los
'Homosapiens'
Los neandertales se extinguieron hace unos 30.000 años, tiempo de sobras para que se haya esfumado todo resto de
material genético, pero la suerte geológica
ha propiciado que unos pocos huesos de unos poquísimos yacimientos aún conserven fragmentos de ADN. Los
miembros del Proyecto Genoma Neandertal,
procedentes de varios países, concentran sus esfuerzos en la cueva de El Sidrón, en el municipio asturiano de Piloña.
No es por casualidad. "Se trata de un
yacimiento excepcional -resume Carles Lalueza Fox, especialista en genética de la Universitat de Barcelona (UB)-. En
ningún otro lugar del mundo se han
encontrado tantos restos bien conservados y en un espacio tan reducido".
Hace 43.000 años, una familia de al menos nueve neandertales murió de forma violenta, posiblemente devorada por
congéneres de la misma especie, y sus
huesos fueron arrojados o cayeron en una sima que hoy en día, tras diversos avatares, es El Sidrón. Esta es la suerte del
yacimiento. "No se trata de un lugar
donde vivieran los neandertales, sino un sistema subterráneo de cuevas que, además, se colapsó hacia adentro poco
después", dice Lalueza. Los huesos
quedaron cubiertos de arcilla, lo que favoreció la conservación. La cueva se descubrió accidentalmente en 1994 y se
trabaja en ella de forma sistemática desde
el 2000.
Hasta ahora, el programa de análisis se había centrado en una muestra procedente del yacimiento de Vindica, en
Croacia. Muy valiosa, pero insuficiente. "El
material susceptible de análisis pesa solo ocho gramos. Y no habrá más porque el yacimiento ya está excavado", dice
Lalueza. "Hay grandes dificultades
técnicas, pero si logramos los objetivos será gracias a El Sidrón". Por ahora han aparecido 1.300 fragmentos, huesos
muy fragmentados por el canibalismo, de
los cuales 14, como mínimo, tienen ADN.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
El principal problema al que se enfrentan los investigadores es la contaminación ambiental. Por una parte, el ADN
neandertal está totalmente mezclado con
ADN de bacterias y hongos, fruto de miles de años de contacto; por otra, debe obrarse con sumo cuidado para evitar
que el ADN humano impregne las
muestras. Por este motivo, los arqueólogos y paleontólogos que desentierran los huesos trabajan con trajes de
laboratorio, máscaras y guantes.
El proceso al completo es una faena compleja. Cuando se extrae y se analiza una muestra del hueso, hay millones de
trozos de genoma, pero más del 90% de
las secuencias son bacterianas. Aunque es fácil distinguirlas, resulta tan laborioso que la potencia de cálculo de los
ordenadores es indispensable. "En lugar de
lanzarnos a secuenciar a saco -dice Lalueza-, lo que hacemos ahora es seleccionar las que están mejor". Con
posterioridad se compararán los resultados con
la base de datos del genoma humano y del genoma del chimpancé, que ya se conocen, para identificar las secuencias
que son de cada uno. Los problemas no
concluyen aquí. "Las muestras están muy fragmentadas. Los trozos de ADN miden menos de 100 pares de bases",
precisa Lalueza.
COLOR DE OJOS Y DE CABELLO
Un porcentaje muy elevado de las secuencias genéticas serán idénticas en neandertales y humanos, como miembros del
género Homo, mientras que son muchas
menos las que compartirán neandertales y chimpancés, pero no humanos. Y estas son las realmente importantes porque
son las que nos informarán de lo que
nos ha hecho diferentes.
"Aún no sabemos cómo concluirá, pero la previsión es que compartamos más del 99,9% con los neandertales -prosigue
Lalueza-. En los últimos miles de
años, la evolución ha seleccionado determinados genes que nos han ayudado a sobrevivir. Este proceso habrá dejado
un rastro genético discernible en
determinadas regiones genómicas, especialmente si tenemos otro genoma, el neandertal, con el que compararlo". El
trabajo también permitirá determinar
aspectos curiosos de los neandertales, como puede ser el color de los ojos, del cabello y de la piel.
¿Y será posible revivir un neandertal? "Eso es pura ciencia ficción. Una cosa es tener toda la información genética en
bruto y otra es tenerla ordenada. No hay
máquina que sepa crear cromosomas artificiales", concluye Lalueza Fox.
Fuente: ElPeriódico.com. Aportado por Daniel Antokoletz
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