10/May/07!f>
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Los corales son casi tan complejos como los humanos
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El coral tiene tantos genes o incluso más que el ser humano. Aunque esté a gran distancia desde el punto de vista
evolutivo incluso posee muchos de los genes
del sistema inmunitario humano. Genes que quizás fueron desarrollados por vez primera por estos animales o antes.
Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que compartimos muchos de nuestros genes, no ya con el chimpancé sino
incluso con el gusano nematodo, ahora
un grupo de investigadores australianos da otro golpe copernicano más a nuestra soberbia mostrando que los corales,
aunque están entre los animales más
simples que hay en el mundo, poseen un genoma tan complejo y grande como el nuestro.
Hace cuatro años se predijo que el coral tendría unos 10.000 genes, pero este estudio ha estimado que su genoma
consta de unos 20.000 o 25.000 genes,
número comparable a los 23.000 del genoma humano.
El porqué el coral tiene este descomunal genoma es un misterio, pero los científicos están excitados con este asunto
porque los corales está muy cerca de la raíz
del árbol evolutivo de los animales y este descubrimiento puede arrojar luz sobre el origen de las características más
complejas y exclusivas de los animales,
como el sistema nervioso o el sistema inmunitario. Quizás incluso de esta forma se puedan encontrar pistas sobre el
origen de estos sistemas en los vertebrados.
Se creía que la complejidad corporal de los humanos en comparación con el cuerpo de animales más simples como los
insectos, gusanos y corales era el
resultado de nuevos tipos de genes que surgieron durante la evolución de los vertebrados. Esta presunción se dedujo a
partir de los estudios genéticos en
moscas de la fruta y gusanos nematodos que carecen de ciertos genes que sí tenemos nosotros. Pero a la luz de este
nuevo estudio muchos de estos genes son
al parecer previos en el árbol evolutivo.
Los corales comparten cerca de un 12% de sus genes con los vertebrados y que no están presentes en otros animales
como la mosca de la fruta o el nematodo.
Entre estos genes están los genes para el crecimiento de los nervios, los genes responsables de la visión, del sistema
inmunitario, etc.
Estos genes hallados en los corales indican que en lugar de haber evolucionado en los vertebrados, éstos tendrían un
origen muy anterior, y que las moscas de la
fruta y los nematodos los habrían perdido en el transcurso de la evolución.
Por tanto, tenemos mucho en común con los corales pese a que en apariencia no lo parece. Los científicos están
sorprendidos, por ejemplo, de que muchos de
los genes relacionados con la inmunidad innata en el ser humano estén también en el coral o que sean muy similares,
porque es algo muy contraintuitivo.
Al parecer los corales se tienen que enfrentar a numerosas pandemias y sin este arsenal inmunitario les sería muy difícil
sobrevivir.
De momento no se sabe muy bien cómo funciona su sistema inmunitario, pero dada la similitud con el nuestro
probablemente funcione de manera similar. Los
científicos esperan aplicar los conocimientos que tenemos sobre el sistema inmunitario humano para estudiar el de los
corales y entender mejor las plagas que
sufren. En retorno esperan saber más de este sistema inmunitario ancestral y extraer ideas que nos ayuden a combatir las
infecciones que aquejan al ser humano.
Como algunos genes encontrados en el coral se creía que había evolucionado mucho más tarde, y teniendo en cuenta la
riqueza de su genoma tenemos entonces
que contemplar la evolución desde nuevos puntos de vista.
Parece que todos los animales pierden genes durante al evolución, particularmente aquellos con una rápida sucesión de
generaciones (como en el caso de las
moscas de la fruta o el nematodo). Pero los corales tardan unos cinco años en alcanzar su madurez sexual y las distintas
generaciones se solapan entre sí, por lo
que conservan muchos genes ancestrales. Son como una ventana a la genética de un pasado remoto.
No obstante los genes del sistema inmunitario del coral producen sólo de 12 a 14 tipos de células y los humanos por
otro lado podemos producir cientos o
miles de diferentes células de esta clase. Obviamente no somos exactamente iguales.
Según David Miller, líder del estudio, la explicación de esta diferencia se debe a que los corales interaccionan entre ellos
de una manera más pobre de como lo
hacen otros animales como el ser humano. Nosotros somos el producto de un continuo y complicado diálogo entre
miles de genes.
No está claro, sin embargo, quién tiene la mejor fórmula para supervivencia como especie. Los antepasados de los
corales que vemos en la actualidad
aparecieron hace 240 millones de años y los humanos llevamos bastante menos tiempo por aquí.
Lamentablemente la riqueza genética de los corales, quizás aplicable a la medicina humana, permanece sin explotar. De
momento no hay ningún proyecto de
secuenciar completamente el genoma del coral. Según Miller eso nos podría proporcionar beneficios tremendos en
medicina y otras ramas de la ciencia.
El ser humano trata de buscarse a sí mismo y de encontrar explicaciones a su propio origen. Ante las pocas respuestas
aportadas por un hipotético dedo de
Dios mira con los ojos de la ciencia a muchas partes, incluso a los humildes corales. No está claro si ver a nuestro más
lejano antepasado en un coral es mejor
que verlo en un gusano nematodo, pero en todo caso si no tenemos cuidado dentro de poco extinguiremos a estos
bellos seres, incluso antes de haberles
sacado rentabilidad económica y nos quedaremos sin nuevas medicinas y sin playas de blanca arena para siempre.
Fuente: NeoFronteras. Aportado por Daniel Antokoletz
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