28/Jul/07!f>
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Nueva hipótesis sobre el tipo de química que permitió la aparición de vida en la Tierra
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Antes de que la vida emergiese en la Tierra, un tipo primitivo de "metabolismo" o una maquinaria de duplicación
comparable al ARN, tuvo que preparar el escenario. Pero, ¿qué
precedió a estos pasos prebióticos?
Ken Dill, profesor de química farmacológica, y Justin Bradford, ambos de la Universidad de California en San
Francisco, han desarrollado un modelo que explica cómo procesos
químicos y físicos, simples y bien conocidos, pudieran haber puesto los cimientos de la vida.
La idea básica es que las leyes elementales de las interacciones químicas dan margen a un tipo de selección natural a
microescala: las enzimas pueden cooperar y competir entre sí de
maneras sencillas, llevando a arreglos que pueden volverse estables.
Los científicos comparan este proceso químico de "búsqueda, selección, y memoria", con otro proceso bien estudiado:
distintos ritmos de descargas neuronales en el cerebro que
causan la aparición de conexiones nuevas entre neuronas, y finalmente llevan al "cableado eléctrico" maduro del cerebro.
De manera similar, las hormigas, insectos sociales, exploran
primero al azar, luego descubren el alimento, y posteriormente construyen una memoria a corto plazo para toda la
colonia utilizando huellas químicas.
También comparan los pasos químicos a los principios de evolución de Darwin: selección al azar de rasgos en
organismos diferentes, selección de los rasgos mejor adaptados al
entorno, y entonces la transmisión generacional de los rasgos mejor adaptados (y presumiblemente la desaparición de
aquellos individuos con rasgos menos adaptados).
Al igual que estos procesos más obvios, las interacciones químicas en el modelo propuesto incluyen competencia,
cooperación, innovación y una preferencia por la coherencia.
El modelo se centra en enzimas, que funcionan como catalizadores, compuestos que aceleran grandemente una reacción
sin quedar modificados al final del proceso. Los
catalizadores son muy comunes en los sistemas vivos, así como en los procesos industriales. Muchos investigadores
creen que los primeros catalizadores primitivos en la Tierra no
fueron sino las superficies de arcillas u otros minerales.
En su forma más simple, el modelo muestra cómo dos catalizadores en una solución, A y B, cada uno catalizando una
reacción diferente, podrían acabar formando lo que los
científicos llaman un complejo, AB. El factor decisivo es la concentración relativa de sus "compañeros deseados". El
proceso podría transcurrir así: el catalizador A produce un
agente químico que usa el catalizador B. Puesto que B normalmente busca este agente químico, a veces B será atraído
hacia A si su agente químico "deseado" no está disponible por
ningún otro medio en las cercanías. Como resultado, A y B se acercarán, formando un complejo.
La palabra "complejo" es importante porque muestra cómo interacciones químicas simples, con pocos participantes, y
siguiendo leyes químicas básicas, pueden llevar a una
combinación nueva de moléculas de mayor complejidad. El surgimiento de la complejidad, sea en sistemas neuronales,
sistemas sociales, la evolución de la vida, o la organización del
universo entero, ha sido durante mucho tiempo un gran enigma, sobre todo al tratar de averiguar cómo emergió la vida.
Este modelo simple muestra una ruta creíble hacia este tipo de complejidad.
Fuente: Amazing.com .
Aportado por Gustavo Courault
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Más información:
University of California, San Francisco
¿Comenzó la vida en el hielo?
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