15/Ago/07

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El Departamento de Precrimen, hecho realidad

En otro caso en que la realidad supera a la ciencia-ficción, un organismo del gobierno de Estados Unidos pretende implementar un intrusivo sistema de seguridad en los aeropuertos, que examinaría una serie de supuestos rasgos de la personalidad de los pasajeros diagnosticando sus intenciones de cometer actos terroristas.

Según una noticia publicada en New Scientist, un proyecto denominado Hostile Intent (PHI) del US Department of Homeland Security pretende analizar a las más de cuatrocientos millones de personas que entran en los Estados Unidos cada año, al procesar, en tiempo real, una serie de datos acerca de sus expresiones faciales, forma de andar, dirección de la mirada, presión arterial o intensidad de sudoración o pulso. Se trataría de un intento de encontrar factores "no invasivos" y "culturalmente independientes" capaces de detectar ya no un arma o un explosivo, sino las intenciones de cometer en algún momento un acto terrorista.

Desde 2003, el US Transportation Security Administration (TSA) utiliza personal especialmente entrenado en la detección de las denominadas "microexpresiones", gestos minúsculos e instantáneos que revelan nerviosismo o agresividad en el llamado Programa SPOT (Screening Passengers through Observation Techniques), de manera que el PHI es visto simplemente como un incremento en la automarización de los medios técnicos disponibles para este tipo de evaluación, que se ha implementado en casos de blanqueo de dinero, narcotráfico o incluso asesinato. Para la toma de datos se utilizarían métodos como sensores infrarrojos, láser, vídeo, audio y detectores de movimiento ocular, y se desarrollaría un sistema que aprende evolutivamente de su funcionamiento, perfeccionando la detección con el tiempo.

El intrusivo sistema se asemeja peligrosamente a la situación ficcional planteada en el film Sentencia Previa (foto), adaptación de un relato de Philip K. Dick, en el que se conforma un departamento especial de la policía para hacer efectiva la prevención de crímenes aún no cometidos a través de su adivinación en un futuro inmediato. En este caso, la realidad supera a la ciencia-ficción nuevamente, al postular un sistema tecnológico experimental, más propio de un régimen totalitario que de una democracia, para ocupar el lugar que en el relato fílmico ocupaban los precogs, videntes del futuro que pronosticaban la violencia.

Fuente: Blog de Enrique Dans. Aportado por Diego Barcia