23/Ago/07!f>
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Científicos concluyen que es posible borrar las asociaciones de la memoria a "largo plazo" mediante un inhibidor de la enzima PKMzeta
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Mediante una investigación con ratas de laboratorio, científicos han llegado a la conclusión de que es posible borrar el recuerdo de lo aprendido mediante la
inyección de un inhibidor de la enzima PKMzeta, la responsable del funcionamiento de la memoria.
La actividad constante de una enzima en nuestros cerebros consigue mantener la memoria. La enzima es sintetizada durante el proceso de aprendizaje y
continuamente refuerza las conexiones entre las neuronas manteniendo constantemente con ello la memoria a largo plazo. Su bloqueo produce el olvido de
recuerdos.
El hombre siempre se ha planteado preguntas filosóficas acerca de su naturaleza humana. Creemos que si algo nos diferencia del resto de los animales, es
precisamente nuestra mente. Casi todos los procesos que se dan en nuestros cerebros se dan en el resto de animales con sistema nervioso; la memoria es uno
de ellos. Hay memoria a corto plazo, que es la que nos permite memorizar un número de teléfono, por ejemplo, y memoria a largo plazo, que nos permite
rememorar aquel día en el que fuimos felices o en el que perdimos a un ser querido. Todos nuestros recuerdos importantes, que nos definen como un ser único
en este mundo, se guardan en esa forma de memoria.
Somos conscientes de que nuestra individualidad personal, nuestra "alma", reside en nuestros recuerdos, y cuando determinadas enfermedades afectan a la
creación de nuevos o a la evocación de los antiguos, sabemos que las personas afectadas por estas enfermedades pierden un poco su humanidad. No es de
extrañar que los resultados científicos que tratan este aspecto parezcan interesantes; no sólo para poder mejorar la situación de personas con Alzheimer o
trastornos similares, sino porque además nos permiten saber más sobre la esencia de lo que es un ser humano.
Ahora Todd Sacktor del Downstate Medical Center en Nueva York City y Reut Shema y Yadin Dudai del Instituto Weizmann de Israel han
descrito el papel jugado en la memoria a largo plazo por la enzima PKMζ (descubierta en 1993 y también llamada "PKMzeta") que es parte de
una gran familia de enzimas quinasas que consta de unos 500 miembros, muchas de la cuales se encargan de trasmitir información a las células nerviosas.
Todd Sacktor hace una analogía entre esta enzima y los motores. Según él, la mayor parte del tiempo el motor de un automóvil está parado o inactivo. Si está
en movimiento, al dejar de pisar el acelerador, el coche se para. A diferencia de los motores, una vez que se sintetiza la enzima PKMzeta, no existe control
sobre ella y funciona ininterrumpidamente. No existe un "botón natural" para el off.
Estos investigadores han estudiado qué es lo que pasa cuando se bloquea la acción de la enzima en cuestión, a diferentes intervalos de tiempo, después de que
se haya adiestrado a unas ratas a realizar una tarea consistente en el rechazo de una comida desagradable.
Según sus conclusiones es posible borrar el recuerdo de lo aprendido mediante la inyección de un inhibidor de la PKMzeta, un polipéptido denominado ZIP, en
una parte central de los cerebros llamada ínsula (en este caso de las ratas), que es la responsable del procesamiento del gusto en el córtex.
Las neuronas se comunican gracias a las sinapsis que hay entre ellas. En estas terminaciones hay receptores para determinados neurotransmisores. La PKMzeta
incrementaría los receptores del neurotransmisor glutamato, que está relacionado con el aprendizaje y la memoria, y que refuerza la unión sináptica. El ZIP
bloquea la acción del PKMzeta y la sinapsis vuelve a su situación normal y la memoria se pierde.
Estos investigadores sugieren por tanto que la PKMzeta mantiene la memoria mediante la creación de nuevos receptores para los neurotransmisores.
Los investigadores ofrecieron a las ratas agua edulcorada con sacarina y les indujeron una aversión a este líquido que les producía náuseas. Cuando a las ratas
se les volvía a ofrecer este producto, lo rechazaban. Sin embargo, independientemente del plazo de tiempo trascurrido desde el entrenamiento, al administrarles
ZIP, las ratas olvidaban su aversión. Ninguno de los roedores recuperó la memoria transcurridos 25 días después de la administración de la sustancia. Pero
podían aprender de nuevo la aversión si otra vez se les inducía a ello.
Según Sacktor no se puede decir que ZIP destruya el sentido del gusto en el córtex, puesto que este vuelve a ser recuperado. Es más bien un borrado de la
información contenida en el "disco duro" y que pasadas dos horas se puede introducir nueva información sin problemas.
Este resultado sugiere que la memoria a largo plazo, incluso la asociada a recuerdos de años, puede ser eliminada de por vida, y que si se mantiene es porque
existe un proceso permanente que la refuerza. En el momento en que el proceso mantenido por la PKMzeta se para, la memoria falla. Esto contradice la
hipótesis de que la memoria consiste en un almacenamiento estático de información.
Estos investigadores están comprobando ahora si el efecto del borrado permanece por periodos de tiempo más prolongados de los comprobados hasta ahora.
Según Sacktor, estos conocimientos se podrían aplicar a las víctimas con desorden de estrés post-traumático o para aliviar la sensación de dolor. Actualmente
no hay tratamientos efectivos para el estrés post-traumático.
El problema ético que plantea esta investigación reside en que su técnica, cuya aplicación está justificada en el caso del estrés post-traumático, puede llegar a
ser terrorífica en malas manos. La hipótesis sugerida en Eternal Sunshine of the Spotless Mind no parece ya, por desgracia, muy lejana.
Fuente: NeoFronteras. Aportado por Diego Barcia
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