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La transferencia genética podría no ser privativa de los microorganismos
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La "transferencia genética lateral", el intercambio genético entre especies no relacionadas, era considerado un fenómeno aislado en organismos simples. Pero un
nuevo hallazgo científico contradice esta teoría, al encontrar el genoma de una bacteria dentro de la mosca "drosophila".
La mayoría de los microorganismos tienden a transmitir sus genes a la siguiente generación de su propia especie. Las bacterias no siguen este patrón y a menudo
intercambian material genético con especies no relacionadas. Eso es lo que se denomina "transferencia genética lateral". Pero ese movimiento de genes entre
organismos no relacionados era considerado un proceso casi excepcional, algo que ocurría raramente en organismos muy simples. Científicos de la Universidad
de Rochester y del Instituto Craig Venter han desmontado esta teoría al descubrir una copia del genoma completo de la bacteria en el interior de la
mosca drosophila, su anfitrión. La mosca posee la información genética de dos especies completamente diferentes.
Implicaciones en la evolución
El hallazgo, que se presenta hoy en la revista científica Science, tiene importantes implicaciones en la evolución de las especies y en los proyectos de
secuenciación de genomas que hay en marcha. "Los movimientos de genes a gran escala pueden permitir a las especies adquirir nuevos genes y funciones a gran
rapidez", dice Jack Werren, autor principal de la investigación.
Hasta hace pocos años la transferencia genética entre especies era casi ciencia ficción. El nuevo estudio sugiere que este proceso es más frecuente de lo
sospechado entre bacterias y organismos multicelulares. Los investigadores comprobaron cómo la bacteria wolbachia no solo convive como parásito
con el 70 por ciento de los invertebrados, sino que se integra por completo en ellos.
Para aislar el genoma en el interior de las moscas, alimentaron una colonia de estos insectos con un antibiótico hasta fulminar la bacteria después de siete meses.
Curaron a las moscas del parásito, pero una copia de su genoma se mantenía presente en el interior del de la mosca. En el estudio se pudo comprobar que los
genes de wolbachia estaban presentes en el segundo cromosoma del insecto. No se cree que la bacteria inserte sus genes deliberadamente en los
organismos que parasita. Las células podrían absorber, por accidente, pedazos de ADN en el interior de su núcleo. Pero la integración completa de su genoma
fue un descubrimiento inesperado.
Beneficios para el huésped
Esta bacteria es conocida como el parásito más prolífico del planeta, casi una pandemia. Pero también por su capacidad para alterar significativamente las
capacidades reproductivas de sus huéspedes. Puede infectar diferentes tipos de órganos, aunque también viven en los testículos y ovarios. Así se asegura su
paso a la próxima generación y cualquier intercambio genético entre el parásito y su anfitrión se transmite con más facilidad a otras generaciones.
Los investigadores se preguntan si la absorción del genoma le proporciona un beneficio o una ventaja selectiva al huésped. Descubrir si los genes extraños le
dotan de nuevas funciones es un campo a investigar. "Es posible que wolbachia se convierta en la próxima mitocondria dentro de millones de años",
ironizan los investigadores.
Fuente: ABC.es. Aportado por Diego Barcia
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