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Quizá la mayoría de las estrellas próximas de tipo solar puedan formar planetas
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Los astrónomos han descubierto que los planetas terrestres podrían formarse en torno a muchas, si no la mayoría, de las
estrellas cercanas similares al Sol de nuestra galaxia
Estos nuevos resultados sugieren que los mundos con posibilidades de vida podrían ser más comunes que lo que
pensábamos. El astrónomo Michael Meyer y sus colegas, de la Universidad de Arizona, Tucson, utilizaron el telescopio
espacial Spitzer, de la NASA, para determinar si los sistemas planetarios como el nuestro son comunes o raros en
nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ellos encontraron que al menos el 20 por ciento, y posiblemente hasta el 60 por ciento,
de las estrellas similares al Sol son candidatas para la formación de planetas rocosos.
Meyer presentó sus hallazgos en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias, en
Boston. Los resultados aparecen en el número del 1 de febrero de 2008 del Astrophysical Journal Letters.
Los astrónomos utilizaron un estudio global de Spitzer de seis conjuntos de estrellas, agrupadas en función de su edad,
con masas comparables al Sol. El Sol tiene unos 4.600 millones de años de edad. "Queríamos estudiar la evolución del
gas y el polvo alrededor de estrellas similares al Sol, y comparar los resultados con lo que nosotros creemos era el
aspecto del Sistema Solar en fases más tempranas de su evolución", dice Meyer.
El telescopio Spitzer no detecta planetas directamente. En lugar de ello, detecta el polvo, o sea los escombros
remanentes de la colisión que forma un planeta, en el rango infrarrojo de longitudes de onda. El polvo más caliente se
detecta en longitudes de onda más cortas, entre 3,6 y 8 micrones. El polvo frío se detecta en longitudes de onda más
largas, entre 70 y 160 micrones. El polvo tibio se detecta en longitudes de onda de 24 micrones. Como el polvo más
cercano a la estrella está más caliente que el polvo más lejano, el polvo más "tibio" traza el material en órbita alrededor
de la estrella a una distancia comparable a la distancia entre la Tierra y Júpiter.
"Hemos encontrado que alrededor del 10 al 20 por ciento de las estrellas en cada uno de los cuatro grupos más jóvenes
muestran emisiones en 24 micrones debidas al polvo", dice Meyer. "Pero no solemos ver polvo tibio alrededor de las
estrellas de más de 300 millones de años. La frecuencia cae abruptamente".
"Esto es comparable a las escalas de tiempo que se piensan que abarcan la formación y evolución dinámica del Sistema
Solar", añadió. "Los modelos teóricos y los datos de meteoritos sugieren que la Tierra se formó en un lapso de 10 a 50
millones de años a partir de la colisión entre pequeños cuerpos".
En un estudio separado, Thayne Currie y Scott Kenyon y sus colegas del Observatorio Smithsoniano de Astrofísica, en
Cambridge, Massachusetts, también encontraron pruebas de polvo de planetas terrestres en torno a estrellas en
formación con edades de 10 a 30 millones de años. "Estas observaciones sugieren que lo que haya conducido a la
formación de la Tierra podría estar ocurriendo en torno a muchas estrellas entre 3 y 300 millones de años de edad," dice
Meyer.
Kenyon y Ben Bromley de la Universidad de Utah, en Salt Lake City, han desarrollado modelos de formación de
planetas que proporcionan un escenario plausible. Sus modelos predicen que el polvo tibio debería detectarse en la
longitud de onda de 24 micrones como pequeños cuerpos rocosos chocando y fusionándose. "Nuestro trabajo sugiere
que el polvo tibio detectado por Meyer y sus colegas es el resultado natural de la formación de planetas rocosos.
Predecimos una mayor frecuencia de emisión de polvo para las estrellas jóvenes, tal como el Spitzer observa", dijo
Kenyon.
La cantidad de estrellas que forman planetas es ambigua, porque hay más de una forma de interpretar los datos de
Spitzer, dijo Meyer. La emisión por parte del polvo tibio que observó Spitzer en alrededor del 20 por ciento de la
cohorte de estrellas más jóvenes podría persistir con la edad de las estrellas. Es decir, el polvo tibio generado por las
colisiones en torno a las estrellas de 3 a 10 millones de años de edad podría persistir más tiempo y aparecer como las
emisiones de polvo tibio vistas alrededor de estrellas de 10 a 30 millones de años, y así sucesivamente. Interpretando los
datos de esta manera, más o menos una de cada cinco estrellas de tipo solar es potencialmente formadora de planetas,
dice Meyer.
Hay otra manera de interpretar los datos. "Un escenario optimista puede sugerir que los discos más grandes y más
masivos se someterían a galopantes procesos de colisión y montarían rápidamente sus planetas. Eso es lo que se podría
estar viendo en las estrellas más jóvenes. Sus discos masivos viven y mueren jóvenes, brillando muy pronto para luego
desvanecerse", dijo Meyer. "Sin embargo, los discos más pequeños y menos masivos se encenderán más tarde. La
formación de planetas, en este caso, se retrasa porque hay menos partículas que choquen entre sí."
Si esto es correcto y la mayor parte de los discos masivos forman antes sus planetas, y a los discos menos masivos les
lleva de 10 a 100 veces más tiempo, entonces hasta el 62 por ciento de las estrellas estudiadas han formado o pueden
formar planetas. "La respuesta correcta probablemente se encuentre en algún lugar entre el caso pesimista de menos del
20 por ciento y el caso optimista de más del 60 por ciento", dice Meyer.
La siguiente prueba crítica de la afirmación de que los planetas terrestres podrían ser comunes alrededor de las estrellas
como el Sol vendrá el próximo año, con el lanzamiento de la misión Kepler de la NASA.
Fuente: CieloSur. Aportado por
Graciela Lorenzo Tillard
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