27/Feb/08!f>
|
Revista Axxón
Axxón en facebook
Lectores de Axxón en facebook
|
|
"¡Ojalá me hubiera enrollado con JK Rowling cuando la conocí en Barcelona!"
!t>
"Voy a ir contigo porque me lo pides", le dijo el escritor a una amiga
Barcelona, hace una década. Jordi Sierra i Fabra -prolífico autor de literatura infantil y uno de los más respetados dentro
del panorama español- recibe una llamada de una escritora amiga suya. Le anuncia la llegada a la ciudad de los
prodigios de una "chica inglesa" que va a presentar un libro. "Como no es conocida, y no habrá nadie, había pensado en
ti para que nos acompañaras", le convenció su amiga. "Si no recuerdo mal el acto se iba a desarrollar, creo, en el
Instituto Británico de Barcelona, muy cerca de mi casa". De modo que Sierra i Fabra regateó la timidez y, ante la
proximidad del "lugar tan raro" donde Joanne Kathleen Rowling pondría de largo a su criatura, decidió acudir, en el
atardecer de la primavera condal, al acontecimiento. "Voy a ir contigo porque me lo pides", confirmó el escritor.
"Éramos doce gatos"
Cuando llegó al salón donde Harry Potter "descubriría" su primera piedra filosofal "había doce personas -recuerda
Sierra i Fabra-. De repente entró una chica rubia, se sentó, nos dijo que se llamaba J. K. Rowling, y empezó a
contarnos su historia: que era una mujer pobre, que empezó a escribir sus libros en un café...".
Una historia que arranca en Gloucestershire un 31 de julio, como la de Harry Potter otro 31 de julio. En 1990, durante
un viaje de Manchester a Londres, el tren quedó parado cuatro horas, y en la espera dentro del vagón J. K. Rowling
pergeñó en su mente a Potter, y el plan de la saga del joven mago: desde su entrada en el colegio Hogwarts, con 11
años, hasta su salida, con 17. En 1994, la situación económica de J. K. era muy precaria. Fue cuando escribió Harry
Potter y la piedra filosofal en los veladores de los cafés, mientras su hija dormía en el cochecito. Las editoriales
rechazaron el manuscrito por considerarlo largo (320 páginas), pero Bloomsbury dijo sí.
Sierra i Fabra -que ha escrito más de 300 libros, desde sencillos cuentos para edades más tempranas, a relatos de
ciencia-ficción, pasando por historias para adolescentes y novelas serias- escuchaba atentamente a Rowling, que
presentaba su Harry Potter y la piedra filosofal como "un libro de fantasía". Al final del acto, se acercó a la mesa
presidencial, saludó a la joven rubia inglesa con dos besos, fue correspondido, y se llevó el libro a casa. "Lo leí, y me
gustó. Pero, de repente, pensé: ¡cómo va a triunfar en España si está en inglés!, es decir, que hablaba de un mundo
anglosajón distinto al hispano. Y ahora me lamento: ¡Ojalá me hubiera enrollado con J. K. cuando vino esa tarde a
Barcelona a presentar su primer Harry Potter! ¿Por qué no? Era madre soltera y liberal, y entonces me habría podido
ayudar con mi Fundación, para hacer hospitales... Fíjese en la situación de hace una década: Rowling, una autora
desconocida, y uno haciendo bulto para escucharla. ¡Y cómo ha cambiado todo en 10 años!".
Sierra i Fabra devoró los dos primeros Harry Potter, y vio las primeras películas, pero extrae una lectura: "Soy más
cinéfilo, y me encantan que sagas como la de Harry Potter rompan el tabú de que un libro gordo es un libro anti-niños.
¡Para nada! Yo he escrito obras voluminosas, y mis editores me advertían: "No, no, eso no lo van a leer los niños". Y sí,
sí, esos y otros libros bastante gordos los devoran los chavales. Sin embargo, la literatura es algo serio, y no me veo yo
con personajes o bichejos saliendo de mis libros. El fenómeno Harry Potter trasciende lo literario hoy en día, yo creo".
Fuente: ABC.es. Aportado por Graciela Lorenzo
Tillard
!c>
Más información:
Más noticias de Literatura en Axxón
Artículo original
Al fin llega el nuevo Harry Potter
JK Rowling revela sus mayores miedos: la fama y la muerte
Harry Potter y la guerra de la información