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Publicaciones recibidas: "Dorada", de Lucius Shepard
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Dorada es una muchacha mortal, resultado de los cruces de innumerables líneas sanguíneas. La esencia que corre por sus venas es exquisita y embriagadora. Su asesinato, en el castillo de Banat, hará
temblar toda la estirpe vampírica del París de 1860.
No caben dudas y así lo atestiguan más de dos docenas de premios, entre los cuales figuran un
Hugo y un Nebula que Lucius Shepard es un escritor de gran talento y experiencia. De hecho, la novela que nos ocupa, Dorada, ha recibido el reconocimiento de los lectores de Locus
en 1994 (sobre obras publicadas en 1993) como mejor novela de terror, ganándole a obras de Anne Rice y Dean Koontz. La lectura de la novela confirma que Dorada está a la altura de esos
antecedentes.
El argumento utiliza una intriga de corte policial para arrastrarnos al castillo de Banat y presentarnos una declinante estirpe de vampiros, en el París de la segunda mitad del siglo XIX. El encargado de
resolver el misterio, el otrora detective de la policía parisina Michel Beheim, es a todos los efectos un recién llegado a la Familia. La pesquisa será para Beheim una suerte de rito iniciático, al tiempo que
para el lector se convertirá en un paseo por las entrañas del castillo de Banat y, no menos importante, brindará la oportunidad de conocer a los habitantes de esa dantesca fortaleza, todos sospechosos
de haber cometido el crimen en cuestión.
Entre los grandes aciertos del libro está precisamente el castillo: producto de la mente enfermiza de un pérfido arquitecto surrealista. Banat con su grandilocuencia arquitectónica y una lógica que no
parece de este mundo contribuye en gran medida a jalonar el tono decadente y oscuro de la novela. Allí todo es posible y, de hecho, sucede. En este exuberante contexto, sin embargo, Shepard no se
molesta en precisar la naturaleza del vampirismo que propone. Los vampiros de Shepard respiran, tienen corazón y vísceras completamente funcionales, transpiran, se agitan, y practican el sexo de
manera portentosa. De hecho, con el oficio que lo caracteriza, Shepard dedica páginas enteras a describir esos actos sexuales. La ambigüedad de estas criaturas demasiado humanas en apariencia, pero
víctimas de los estragos psicológicos de la inmortalidad las pone a mitad de camino entre la tradición de Bram Stoker y el Buffyverso de Joss Whedon (valga la aclaración: la novela es anterior a las
series televisivas).
Para narrar todo esto, Shepard se inclina por un estilo verborrágico y sumamente gráfico, por momentos monótono y por momentos trepidante. En este marco, dedica buena parte de la narración a las
explicaciones y a los procesos mentales del protagonista y sus interlocutores. Es una decisión que permite poner de manifiesto los pensamientos, las emociones y las contradicciones de los miembros de
la Familia, pero usando los recursos menos sutiles de la profesión (esto es: contar en vez de mostrar). Dicho esto, también hay que reconocer que Shepard logra sorprender, sobre todo en la segunda
mitad de la novela, cuando despliega una deslumbrante imaginería que parece sacada de la más alucinada ciencia ficción.
Literariamente hablando, Dorada contiene elementos originales y hasta valiosos, por lo que puede juzgarse como una apuesta muy acertada dentro del no menos acertado eclecticismo de la
colección Bibliópolis Fantástica.
Alejandro Alonso para Axxón y Garrafex News.
Fuente: Aportado por Alejandro Alonso
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