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Dos cabezas, un solo cuerpo: Vida compartida
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Son gemelas bicéfalas. Abigail controla los miembros de la parte derecha y Brittany los de la izquierda. Verlas peinarse, caminar, jugar al básquet o manejar sorprende a todos. Su
coordinación es perfecta. Acaban de cumplir 18 años.
Un solo cuerpo y dos almas tituló esta historia la revista Life, en 1996. Hoy, Abigail y Brittany Hensel acaban de cumplir dieciocho años. Desde el punto de visita médico
son siamesas, con la singularidad de que comparten un mismo cuerpo con sólo dos piernas. Desde el punto de vista humano, son dos personas distintas, con
opiniones, gustos y sueños diferentes. Cada una de las hermanas controla un lado del cuerpo, pero con coordinación han conseguido caminar y correr con normalidad, además de
practicar deportes y obtener su licencia de conducir.
SIAMESAS FAMOSAS. En el 2006 Discovery Health, realizó el documental Joined for life (Unidas de por vida). La revista Life las puso en portada cuando tenían
8 años.
LAS HENSEL HOY. Cumplieron 18 años y se muestran totalmente felices y comunicativas.
COORDINACION PERFECTA. Cada una controla un lado del cuerpo y han conseguido caminar y correr con normalidad, además de practicar deportes y
obtener su licencia de conducir.
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BICEFALAS. Casos como el de las siamesas Hensel son los más excepcionales, apenas se tiene constancia de una media docena de ellos.
SOHNA Y MOHNA. En julio de 2003 nacieron en Nueva Delhi (India) estos gemelos bicéfalos. Fueron abandonados por sus padres biológicos en un hospital.
Actualmente permanecen en un orfanato donde reciben afecto y cuidados.
El nacimiento de gemelos siameses es un fenómeno extraño en las salas de parto de todo el mundo. Son fruto de un mismo óvulo que por alguna extraña razón no llegó a dividirse.
Sólo se da un caso por cada 50.000 o 60.000 nacimientos; se estima que el 50% nace muerto y el 35% muere el primer día de vida; y el 70% son mujeres. Los gemelos bicéfalos,
como las Hensel, son los más excepcionales: sólo se tiene constancia de una media docena de casos.
Según los especialistas , pocas situaciones en medicina pueden plantear
problemas éticos más complejos que el tratamiento de los gemelos unidos. El hecho de compartir anatomía implica riesgos de pérdida de órganos o funciones, o incluso de la vida,
durante la separación que no es siempre igual para ambos gemelos y que, a veces, obliga a los profesionales a tener que favorecer más a uno que a otro. Separarlas nunca fue una
opción para la familia Hensel y los médicos, porque estarían condenándolas a la invalidez.
Abby y Britty nacieron siamesas el 7 de marzo 1990 en Minnesota, en los Estados Unidos. Patty y Mike Hensel, sus padres, no sabían que algo así podría pasarles: los estudios
indicaban la presencia de un único feto, completamente normal. Más tarde, los médicos dedujeron que las cabezas de las dos niñas debían de haber estado alineadas durante la
ecografía. Cada una de las hermanas tiene su propio corazón y estómago, si bien comparten tres pulmones . La columna dorsal de ambas se une a la altura de la pelvis, de
modo que, de la cintura para abajo, son una sola persona.
Cada una tiene sensibilidad y control de sus extremidades y la parte del torso que le corresponde: si se les hace cosquillas en el lado derecho, sólo se ríe Abby. Britty
controla los miembros de la izquierda. Por lo demás tienen dos pechos, un sólo sistema circulatorio (si toman medicamentos les afecta a ambas), un hígado, tres riñones y un
único sistema reproductivo . Verlas peinarse, caminar, jugar al básquet o manejar sorprende a todos. La coordinación es perfecta. La comunidad médica y sus preparadores
físicos, no encuentran explicación a cómo dos cerebros acoplan con tanta exactitud los movimientos. Ellas se las arreglan para moverse al unísono.
Preguntas sin respuesta
Los Hensel viven en una finca de ocho hectáreas, en un pueblo de sólo 300 habitantes en Minnesota del que no quiere revelarse el nombre para proteger la intimidad de la familia que
completan Dakota, de 16 años, y Morgan, de 14. Durante estos 18 años pasaron por algunas operaciones para llevar una vida lo más normal posible: a los 4 meses les
extirparon un tercer brazo deforme (que se encontraba entre sus dos cabezas) y, tiempo después, se les realizó una cirugía para corregir una escoliosis y otra para ampliar la
cavidad de su pecho con la finalidad de prevenir futuros problemas con su respiración.
Que aprendieran a caminar a los 15 meses fue milagroso y todo un trabajo en equipo: "Sólo teníamos que asegurarnos de vigilarlas porque su parte superior era un poco pesada y
podían vencerse", relatan sus padres. Ellos les enseñaron a nadar, a andar en bicicleta y a explicarles a sus amigos por qué nacieron así. Además de disfrutar del canto y tocar el
piano, Abby y Britty juegan al voley y hacen ciclismo. Como personas distintas que son sienten una gran necesidad de definirse como individuos . A Abby le gusta llevar camisas
cortas y la panza al aire, mientras que Britty prefiere modelos más recatados. A Abby le gusta el maíz, las matemáticas y es más extrovertida. Britty, más introvertida, prefiere las
papas fritas, es buena en lengua y le atrae la lectura y el arte. Abby quiere ser dentista. Britty sueña con ser piloto.
El año pasado recibieron su licencia de conducir (tuvieron que hacer dos exámenes, uno por cada gemela). En el coche, ambas manejan el volante, y mientras Abby
controla los pedales y la caja de cambios, Britanny se preocupa de las luces y accesorios. Claro que no siempre reina la paz entre ellas: "Cuando no se ponen de acuerdo sobre
dónde quieren ir, cosa que no ocurre a menudo, se quedan paralizadas, incapaces de dar un paso. Si una se porta mal, a ambas se les castiga encerrándolas en su habitación. No se
pueden imaginar cómo se cuidan una a la otra", dice Mike.
Por ahora, las gemelas Hensel están de acuerdo con sus padres y desean seguir viviendo unidas. Pero si en el futuro cambiasen de parecer, quizás sería demasiado tarde.
No se conocen casos de gemelos unidos que hayan podido separarse después de la infancia. Es posible que la voluntad de permanecer unidas se deba también a que ambas están
convencidas de que su situación tiene ventajas. "Podemos quedarnos despiertas hasta muy tarde", explica Abby. "Y yo puedo comerme la comida de Britty", dice su hermana.
Cientos de preguntas surgen cuando se conoce esta historia y se abre así el debate. Si tienen sexo, por ejemplo, ¿sienten las dos lo mismo? ¿Si tienen un hijo, son las dos
madres? ¿Que pasaría si una necesitara recibir medicación que podría perjudicar a la otra? Por el momento, no hay respuestas.
Fuente: Diario Clarín . Aportado por Gustavo Courault
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