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Una pantalla solar no compensa el calentamiento global
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Contrariamente a lo que se cree la construcción de una pantalla solar no devolvería a la Tierra el clima que tenía en la
época preindustrial
Las pantallas solares propuestas serían translúcidas para evitar la presión de radiación y se colocarían en el punto orbital
L1
¿Cómo podemos contrarrestar el calentamiento global? Se ha propuesto que se podría sustraer parte de los rayos del
Sol antes de que éstos alcancen el suelo. De este modo al recibirse menos luz la temperatura sería inferior. La
colocación de una pantalla solar espacial se propuso por primera vez en 1989.
Dan Lunt, de University of Bristol, y sus colaboradores han estudiado el efecto que tendría esta estrategia de colocar
sombrillas entre el Sol y la Tierra. La idea era simular la cancelación del aumento de temperatura debido al efecto
invernadero extra producido por las emisiones de dióxido de carbono de origen antropogénico disminuyendo la luz solar
que alcanza la Tierra.
El modelo pretendía investigar la magnitud y naturaleza del cambio climático producido bajo estas condiciones
simulando el efecto de esa pantalla sobre la circulación atmosférica y oceánica. Realizaron simulaciones del clima
terrestre bajo tres escenarios: época preindustrial, niveles altos de dióxido de carbono como los que se supone
tendremos debido a las emisiones humanas (cuatro veces los de la época preindustrial) y los mismos niveles de CO2
pero con un sistema de sombrillas que reduce en un 4% la irradiación solar.
Según sus resultados, bajo las sombrillas la Tierra no retornaría al clima de la época preindustrial. En su lugar los
trópicos serían más fríos que en la época preindustrial en 1,5 grados centígrados, mientras que a altas latitudes la
temperatura sería más cálida en 1,5 grados, produciéndose más deshielo en esos lugares. Esto significaría peores
condiciones para la vida de esos lugares y un aumento global del nivel de mar. Además, según el modelo, las
precipitaciones disminuirían un 5% globalmente, con una disminución mayor en los trópicos. Otros problemas sin
resolver por esta estrategia serían la acidificación del océano y su impacto sobre el plancton, que es la base de la cadena
alimenticia del océano. La alteración de la cadena trófica marina pondría a la humanidad en serías dificultades.
Los autores recomiendan que no se tenga en cuenta el sistema de sobrillas como solución al problema del calentamiento
climático, independientemente del coste y de las consideraciones éticas. Este resultado podría significar la puntilla que
liquide la (loca) idea de la construcción de una pantalla solar espacial. Ésta sería increíblemente cara y posiblemente
dañina en otros aspectos. En estudios recientes se calculó que el desarrollo de la construcción de una pantalla espacial
para cumplir esos objetivos necesitaría de 25 años y una inversión de billones de euros.
Por otro lado parece que ya es tarde para determinados países del Pacífico. Se calcula que a finales de siglo la
República de Kiribati, una conjunto de islas y atolones en el Pacífico, desaparezca bajo las aguas del océano debido a la
subida del nivel del mar. Su máxima elevación sobre el nivel del mar es ahora de 2 metros, pero la mayor parte del país
solamente levanta 100 cm sobre el nivel del mar.
Según Martin Parry, del comité internacional del cambio climático (IPCC), las estimaciones dicen que, incluso cortando
las emisiones de dióxido de carbono a la mitad ahora y reduciéndolas en un 80% en el futuro, no se puede evitar una
elevación del nivel del mar en 30 ó 50 cm. La República de Kiribati simplemente desaparecerá seguro del mapa. Su
presidente, Anote Tong, ha apelado a la comunidad internacional para que tome la responsabilidad de acoger a los casi
100.000 habitantes de su país.
En otro resultado liderado por Heidi N. Geisz se calcula que, debido al calentamiento global, se están vertiendo cada
año de 1 a 4 kilos de DDT a las aguas del mar desde la placa de hielo del Oeste en la Antártida, con imprevisibles
consecuencias para la fauna del lugar. El DDT es un potente y peligroso insecticida que fue prohibido hace décadas. Por
culpa de su larga vida se fue acumulando en la nieve antártica y ahora, debido a la fusión del hielo, se está liberando.
Fuente: NeoFronteras. Aportado por Graciela Lorenzo
Tillard
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