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Veinte años después, la 'pirámide fantasma' de Pyongyang será terminada
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El mítico hotel Ryugyong podría abrir pronto sus puertas a los visitantes de la capital de Corea del
Norte. Durante dos décadas, los 330 metros de pirámide de cemento han dominado el paisaje urbano de Pyongyang como un símbolo del delirio de grandeza
de sus dirigentes.
Un elefante blanco que desentonaba con la situación del país, arrinconado en una bancarrota de difícil salida, acechado por la hambruna y aislado del
resto del mundo por los coqueteos nucleares de sus dirigentes.
Han hecho falta 16 años para que las autoridades norcoreanas hayan decidido retomar el proyecto, que inicialmente iba a constar de 3.000
habitaciones repartidas a lo largo de 105 pisos. Las obras comenzaron
en 1987, con Kim Il-sung (el padre del actual dictador, Kim Jong-il) todavía en vida, que parecía querer provocar con la gigantesca pirámide a su vecino y
enemigo del sur, Seúl, a punto como estaba de celebrar sus Juegos Olímpicos. Cinco años más tarde, tras gastarse el 2% del PIB del país (750 millones de
dólares), la estructura quedó a medio terminar y el proyecto congelado de forma indefinida.
Unos dicen que después de la desintegración de su gran aliado económico, la URSS, el gobierno de Pyongyang se quedó sin financiación. Otros, que la
estructura estaba mal diseñada y que, simplemente, existían temores fundados de que podía ceder en cualquier momento. El caso es que la mole triangular
quedó allí, dominando los cielos de Pyongyang, para vergüenza de Kim Jong-il y su camarilla, que durante años trataron de borrarlo de las escasas
fotografías que salían con destino al mundo exterior.
El hotel nunca llegó a alojar al puñado de turistas que logran entrar en Corea del Norte cada año (previo pago de sumas ridículas para un viaje organizado en el
que son pastoreados por sus guías y guardianes). Tampoco abrieron sus puertas los siete restaurantes giratorios y la plataforma de observación en lo
alto. En su lugar, quedó una grúa de construcción, testigo mudo del paso del tiempo, que en Corea del Norte parece detenido décadas atrás.
La economía se fue deteriorando(entre 200.000 y tres millones de personas murieron de hambre a mediados de los 90) y la vetusta mole pasó a ser
apodada como 'la pirámide fantasma'.
Finalmente, un conglomerado egipcio se ha hecho cargo de finalizar el hotel. Los trabajadores
empezaron a apuntalar los últimos pisos en abril, y a estas alturas han comenzado a colocar paneles de cristal en la fachada. En lugar de la grúa, pronto se
levantará una antena de telecomunicaciones, lo que parece explicar la presencia de Orascom en el proyecto, que operará una red de telefonía inalámbrica en
Corea del Norte (y eso que hasta hace nada, sus habitantes podían ser condenados a muerte sólo por ser pillados con un teléfono móvil).
No se ha dado a conocer cuál será la utilidad del Ryugyong, si será o no el hotel que se planificaba, con sus casinos, sus bares de copas y 'lounge' de estilo
japonés. Tampoco se sabe cuál es el presupuesto y los detalles del proyecto, aunque en la prensa surcoreana han aparecido cálculos que oscilan entre los
300 y 2.000 millones de dólares (que de ser cierto supondría el 10% del PIB del país).
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Lo conocido es que los dos Kim, padre e hijo, no han sido distintos de otros dictadores en su necesidad de plasmar en construcciones faraónicas la grandeza de
su régimen. A su manera, Hitler también trató de hacerlo en su Gran Germania, a imagen y semejanza de los grandes imperios de la Antigüedad. Reyes, Papas,
alcaldes, magnates... también han querido dejar una huella permanente de su paso por el mundo, porque arquitectura y poder han ido de la mano a lo largo de la
Historia.
Algo de eso se puede ver, por ejemplo, en la frenética construcción de la mayoría de las ciudades chinas o en el Dubai que ahora acaricia el cielo con las raíces
de los edificios hundidas en la arena del desierto. Pero los nuevos paisajes urbanos de Pekín, Shanghai o la joya de los Emiratos Árabes reflejan el éxito de sus
respectivas fórmulas económicas, al menos a ojos de sus dirigentes.
Algo de lo que Corea del Norte está hoy tan lejos de presumir como lo estaba hace veinte años, cuando se puso la primera piedra del Ryugyong: el Programa
Mundial de Alimentos de Naciones Unidos ha advertido que debido a las inundaciones del año pasado y la escalada global en el precio de los alimentos, el
país vuelve estar al borde de una crisis humanitaria que podría alcanzar proporciones similares a la de hace una década.
[El hotel Ryogyong ha inspirado a varios artistas, como un grupo de arquitectos italianos que se presentaron a la bienal de Venecia de 2006 con 'The Demolitiohn S How', una pieza de ficción generada por ordenador en la que
Ryugyong sale despegando. La página de los alemanes Richard Dank y Andreas Gruber, que se han erigido
en 'custodios de la pirámide', permite hacer una visita virtual a su concepción del edificio.
Fuente: El Mundo . Aportado por Gustavo A. Courault
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