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Los mamíferos tenemos un ganglio para detectar la feromona del peligro
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El ganglio de Grueneberg, situado a la entrada de la nariz y dotado de 300 a 500 células muy poco conocidas, ya fue identificado en 1973 y después cayó en el "olvido"
Los mamíferos detectan mensajes de peligro a través de un ganglio situado entre las fosas nasales que recibe las feromonas de alarma que han sido liberadas por un congénere para advertir de una
amenaza, reveló hoy un equipo científico de la Universidad de Lausana (UNIL, en francés).
La ciencia ya había estudiado este sistema de alerta en otras especies, pero en los mamíferos el proceso era mucho menos conocido, señaló esta universidad suiza en un comunicado.
Un viejo conocido
Así, una planta arrancada por una vaca advierte al resto de su especie del peligro, y estas otras plantas liberan una sustancia que obliga al rumiante a desplazarse para pacer en otro lugar.
Y del mismo modo, los insectos emiten unas moléculas para comunicar a otros individuos de su misma especie la presencia de un peligro.
El gran aporte de los investigadores de la Universidad de Lausana es haber "redescubierto" el ganglio de Grueneberg -situado a la entrada de la nariz y dotado de 300 a 500 células muy poco conocidas-,
ya que fue identificado en 1973 y después cayó en el "olvido".
El microscopio electrónico, según ese centro universitario, permitió demostrar que esas células no eran planas, como se creía, sino que tienen una especie de pestañas que les permiten detectar las
feromonas y luego el ganglio emite la señal de peligro al cerebro.
En sus experimentos, los científicos colocaron un ratón en un entorno que incluía un recipiente con agua y las feromonas de alarma liberadas por otro ratón, tras lo cual constataron que el primer animal se
alejaba inmediatamente del recipiente y se quedaba inmóvil en la esquina más alejada.
El siguiente paso que dieron los científicos fue el de la privación a un ratón del ganglio en cuestión.
El resultado fue que el animal seguía siendo capaz de detectar otros olores, como el de una galleta escondida, pero no reaccionaba en absoluto a la presencia de las feromonas de alarma.
Dicho ganglio está presente en la mayor parte de mamíferos y en 1973 el científico Hans Grueneberg lo detectó en el ser humano, lo que ahora debe confirmarse con los conocimientos disponibles.
Si así fuera, se podría pensar que el ganglio tiene una función similar en el ser humano, es decir, la de permitir a las personas percibir el estrés liberado por otro.
Fuente: ADN.es . Aportado por Gustavo A. Courault
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