24/Sep/08

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Ecuador: Villacís traza un cómic insólito y futurista

Eduardo Villacís halló un territorio propicio para mezclar sus pasiones por la plástica, la literatura de ciencia ficción y la fantasía

Un cuy de 2 metros, con tres hileras de ojos reposa, yerto y chamuscado, sobre una lámina metálica que recuerda a las ventas de los mercados populares.

Para el artista Eduardo Villacís (Quito, 1969), así serían los cuyes del año 2300. Así lo concibió y, junto a un grupo de sus alumnos de Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco, lo esculpieron en fibra de vidrio y cartón prensado.

Ahora el cuy antediluviano descansa, como un vestigio de un futuro remoto, en la oficina que Villacís tiene en la Universidad. Esa es una parte del trabajo plástico que viene realizando el artista desde hace más de 10 años.

Hace pocas semanas hizo público el catálogo de una de sus muestras más características: 'The art of the smoking mirror', una parodia museográfica acerca de una ficticia conquista de Europa por parte del imperio Azteca, pocos años luego de la llegada de Cristóbal Colón.

La muestra, de cerca de 40 obras, entre dibujos, pinturas y esculturas, fue el resultado de una maestría en Artes Visuales, con mención en cómic, que Villacís cursó en la Universidad de California, en EE.UU. En la localidad de Santa Ana, en ese mismo Estado, se estrenó 'El arte del espejo humeante', en el 2007.

En Ecuador todavía no se ha presentado pero el autor está en conversaciones con el Municipio de Quito para montarla con ocasión del Bicentenario de la Independencia, en el 2009.

Para Villacís, la ciencia ficción "es una intersección perfecta entre tres cosas: la pintura, la literatura y el cine; estos dos últimos comparten muchos elementos gráficos y compositivos como los encuadres, las escenas, los planos, es como un cine que puedo hacer sin endeudarme".

De hecho, los primeros grupos que el autor tuvo a su cargo dibujaron y crearon uno de los primeros cortos animados 3D del país, en la década de los noventa.

"Pero en ese tipo de proyectos pasó que muchas veces me quedaba a medias porque no había recursos. En el cómic, en cambio, solo es cuestión de tiempo y de mi esfuerzo. Tiene la misma intimidad de la literatura o de la pintura y similar narración visual de la cinematografía".

Como se explica, en inglés, en la página web, su vida ha estado marcada por lo que el crítico literario Fernando Balseca llama "una máquina precaria de realidad virtual", o sea, la literatura. Hijo del poeta y médico Eduardo Villacís Meythaler (galardonado con el reciente premio Espejo) en su infancia se mezclaron a un tiempo el arte y la ciencia. Por eso, cuando tuvo que escoger una carrera universitaria, optó por la Matemática.

Y es lógico porque "en matemáticas uno se ocupa no tanto de lo que es real cuanto de lo que es posible. Por ejemplo, las geometrías no euclidianas se inventaron no porque fueran necesarias sino porque era posible pensar en ellas sin contradicciones y seguirlas hasta el final". Eso es precisamente lo que hace Villacís con sus obras de ciencia ficción: tomar una idea insólita, extravagante y explorarla hasta sus límites.

Fuente: El Comercio. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard