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El VLT y el satélite Rossi XTE exploran dos agujeros negros violentamente variables
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Estas observaciones únicas de la luz que parpadea desde el entorno de dos agujeros negros proporcionan una nueva mirada en la colosal energía que fluye en
sus corazones. Al hacer un mapa para ver qué tan bien corresponden las variaciones de luz visible con las de rayos-X en escalas temporales muy breves, los
astrónomos han mostrado que los campos magnéticos deben jugar un papel crucial en la manera en que los agujeros negros engullen la materia
Concepto artístico de los agujeros negros estudiados por los astrónomos, usando la ULTRACAM conectada al Very
Large Telescope de ESO. Los sistemas -designados Swift J1753.5-0127 y GX 339-4- contienen cada uno un agujero negro y una estrella normal separada
por unos cuantos millones de kilómetros. Eso es menos del 10% de la distancia Mercurio-Sol. Porque los dos objetos están tan cercanos entre sí, una corriente
de materia se derrama de la estrella normal hacia el agujero negro y forma un disco de gas caliente alrededor de él. A medida que la materia choca en este
disco de acreción, se calienta a millones de grados. Cerca del agujero negro, los intensos campos magnéticos en el disco aceleran algo de este gas caliente en
chorros que circulan en dirección opuesta y se alejan del agujero negro. El período orbital de Swift J1753.5-0127 -3,2 horas- es el más rápido para un agujero
negro. El período orbital de GX 339-4, por contraste, es de unos 1,7 días.
Agujero negro que parpadea
Como la llama de una vela, la luz que viene desde el entorno de un agujero negro no es constante -se enciende, parpadea y lanza chispas. "El rápido parpadeo
de la luz de un agujero negro es observado más comúnmente en longitudes de onda de rayos-X", dice Poshak Gandhi, que lideró el equipo internacional que
informa estos resultados. "Este nuevo estudio es sólo uno de un puñado a la fecha que también exploran las rápidas variaciones en luz visible, y cómo se
relacionan estas fluctuaciones con las de los rayos-X".
Las observaciones siguieron el parpadeo de los agujeros negros usando simultáneamente dos instrumentos diferentes, uno en Tierra y uno en el espacio. Los
datos de los rayos-X fueron tomados usando el satélite explorador de ritmo de rayos-X (XTE) Rossi de la NASA. La luz visible fue recogida con la cámara de
alta velocidad ULTRACAM, un instrumento provisorio en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, registrando hasta 20 imágenes por segundo.
ULTRACAM fue desarrollada por Vik Dhillon y Tom Marsh, miembros del equipo. "Éstas están entre las observaciones más rápidas de un agujero negro
jamás obtenidas con un gran telescopio óptico", dice Dhillon.
Para su sorpresa, los astrónomos descubrieron que las fluctuaciones de luminosidad en luz visible eran aun más rápidas que las vistas en rayos-X. Además,
encontraron que las variaciones de luz visible y rayos-X no eran simultáneas, sino que seguían un patrón repetitivo y notable: justo antes de un destello de
rayos-X la luz visible se atenúa, y luego se incrementa en un destello brillante durante una diminuta fracción de segundo antes de disminuir rápidamente otra vez.
Nada de esta radiación surge directamente del agujero negro, sino de las intensas corrientes de energía de materia cargada con electricidad en sus
inmediaciones. El entorno de un agujero negro es constantemente reformado por una desenfrenada mezcla de fuerzas poderosas y competitivas como la
gravedad, el magnetismo y la presión explosiva. Como resultado, la luz emitida por los flujos calientes de materia varía su luminosidad de una manera
desordenada y al azar. "Pero el patrón encontrado en este nuevo estudio posee una estructura estable que se destaca en medio de una variabilidad de otro
modo caótica, y por eso, puede entregar pistas esenciales sobre los dominantes procesos físicos subyacentes en acción", dice Andy Fabian, miembro del
equipo.
Esta película
muestra las observaciones del agujero negro GX 339-4 hecha con los datos de ULTRACAM / VLT a velocidades vertiginosas de 20 tomas por segundo. Los
destellos prominentes son claramente visibles en el pequeño recuadro inserto de imágenes de luz visible, así como en el gráfico correspondiente al nivel de
luminosidad instantánea. El otro objetivo, Swift J1753.5-0127, aunque no se muestra aquí, también pasa por fluctuaciones rápidas similares. El rápido
parpadeo se origina dentro de las regiones más interiores del entorno de un agujero negro cuya gravedad está destrozando a una estrella cercana. Las
observaciones, hechas simultáneamente con observaciones por el satélite de rayos-X RXTE de la NASA, revelan que la emisión de luz visible sólo exhibe un
rápido pico justo después de que los rayos-X han llegado a un pico. Esta secuencia de eventos fue vista repetidamente durante varias horas de observación. Le
dice a los astrónomos que las emisiones óptica y las de rayos-X están intrínsecamente relacionadas, probablemente por la acción de intensos campos
magnéticos que pueden lanzar materia en chorros.
Se pensaba ampliamente que la emisión de luz visible desde la vecindad de los agujeros negros era un efecto secundario, con un destello primario de rayos-X
que iluminaba el gas circundante que posteriormente brillaba en el rango visible. Pero si eso fuera cierto, cualquier diferencia de luz visible iría detrás de una
variación de los rayos-X, y serían mucho más lentas en alcanzar el máximo y desvanecerse. "El rápido parpadeo de la luz visible ahora descubierto,
inmediatamente elimina este escenario para ambos sistemas estudiados", afirma Gandhi. "En cambio, las variaciones de los rayos-X y la luz visible deben tener
algún origen común, y uno muy cerca del agujero negro mismo".
Los poderosos campos magnéticos representan el mejor candidato para el proceso físico dominante. Si actúan como una represa, ellos pueden absorber la
energía liberada cerca del agujero negro, almacenarla hasta que pueda ser descargada como plasma súper caliente (de muchos millones de grados) que emite
rayos-X, o como corrientes de partículas cargadas que viajan a una velocidad cercana a la de la luz. La división de la energía en estos dos componentes puede
resultar en el patrón característico de variación de rayos-X y luz visible.
Más información
Los dos agujeros negros estudiados aquí, GX 339-4 y Swift J1753.5-0127, son los vestigios de enormes estrellas muertas en la Vía Láctea. Están arraigados
en sistemas estelares "binarios" distintos, donde el agujero negro está unido a una estrella normal que pierde materia hacia su compañero oscuro. Ambos
agujeros negros tienen masas de alrededor de diez veces la de nuestro Sol, aunque el tamaño de sus órbitas es de apenas unos pocos millones de kilómetros,
mucho menor que la órbita de Mercurio alrededor de nuestro Sol.
Además de Gandhi, Dhillon, Durant, Fabian, y Marsh, los otros miembros del equipo son Kazuo Makishima de la University of Tokyo, Japón, Jon Miller de la
University of Michigan, EE.UU., Tariq Shahbaz del Instituto de Astrofísica de Canarias, España, y Henk Spruit del Max-Planck-Institute para astrofísica,
Alemania.
Fuente: ESO. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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Artículo original (inglés)
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