03/Oct/08!f>
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"Khaos", de Adolfo Camilo Díaz, Premio Montesín de Lliteratura Xuvenil 2006
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Es una historia futurista donde se narra la historia de tres jóvenes que tratan de salvar el mundo en un conflicto que atraviesa Asturias.
La verdadera esencia del ser humano se muestra en las situaciones de crisis, en esas fronteras o tierra liminar de la desesperación, la destrucción o el miedo. En Khaos, Adolfo Camilo Díaz nos propone
un acercamiento a esas situaciones y a la manera de afrontarlas.
El punto de partida no es precisamente original, sin que por ello merme la eficacia de la invitación: ha llegado el fin del mundo, o al menos eso parece. En un partido de fútbol en El Molinón el árbitro
golpea, de pronto, a los jugadores. Ellos se contagian, y la ola de furia se expande al público, y de ahí a toda Asturias focalizándose en lugares emblemáticos de Oviedo, Avilés, Mieres o Llanes. Las
escenas son de una comicidad absurda. Xuan Bello aparece con el rostro desencajado buscando a quien matar, mientras echa espumarajos por la boca. El Presidente del Principado patea al principal
dirigente de la oposición?
Muy pronto, en apenas unas horas, las principales localidades asturianas arden y los ciudadanos se destruyen a sí mismos con una virulencia inaudita. Nadie entiende nada. Las fuerzas de seguridad están
desbordadas, en medio del caos, tres jóvenes tratan de sobrevivir y responder a los interrogantes que la situación y sus vidas les plantean.
Khaos es una novela juvenil (de hecho, ganó el Premio Montesín de literatura juvenil en el año 2006), de ciencia ficción, y en asturiano. Las tres etiquetas pueden llevar al lector a rechazar la posibilidad
de leer esta novela. Sin duda cometería un error. Khaos parte de un planteamiento de corte juvenil y con personajes de diecisiete años, algunas escenas pecan de una ingenuidad inverosímil, las
onomatopeyas suenan un tanto ridículas, los diálogos carecen de profundidad según avanza la historia, aunque sea una novela juvenil, y los personajes secundarios aparecen desdibujados para la
importancia que tienen (Pentecostés es una malo demasiado invisible).
Pero los temas que desarrolla y el modo en que Adolfo Camilo Díaz los plasma en el papel hacen de ella una novela seria, con numerosos guiños literarios, cinematográficos y filosóficos, con referencias a
la actualidad más «adulta» y a la más «joven», acaparando una amplio espectro de potenciales lectores. El guión mantiene un alto pulso narrativo en todo momento, atrapando al lector en la primera
página y posándolo en la última a la velocidad de los coches que aparecen en la propia novela. Además, los personajes guardan un equilibrio estimable entre sus problemas interiores y las trampas
exteriores que la destrucción va situando a su paso.
Es una obra entretenida que bebe de Soy leyenda de Richard Matheson o El día de los trífidos de John Wyndham, novelas a las que hace referencia el autor, y que, siendo de ciencia ficción, nadie puede
negar que son obras literarias importantes al margen de categorías o fobias. La ciencia ficción ha dado excelentes productos, de calidad literaria, y más en el género apocalíptico: La tierra permanece de
George R. Steward, La guerra de las salamandras de Karel Capek, o Mundo sumergido de J. G. Ballard son novelas de ambiente derrotado y lúgubre, que tocan determinados aspectos de la naturaleza
humana que nos define como animales irracionales. El abismo de la destrucción nos atrae, provoca una sensación de ligereza y fascinación. Las aventuras, que Jean, Equis, y Penélope corren en este
mundo destruido, hacen que el lector adulto recupere el sabor incierto de lo desconocido, un gusto por la literatura trepidante que se goza con las primeras lecturas adolescentes y que luego se va
perdiendo.
Dejado claro que el hecho de ser novela juvenil no impide disfrutar como lectores avezados, y que la adscripción a la ciencia ficción tampoco resta mérito a la calidad literaria de Khaos, la virtual
característica de que esté escrita en asturiano revaloriza aún más la novela, por permitir el desenvolvimiento de un género de tradición anglosajona, que tampoco en castellano tiene demasiados
cultivadores (dejando aparte a Javier Negrete, Elia Barceló, Rafael Marín y otros pocos más). Todo lo contrario: quien quiera acercarse a la lengua asturiana, entretenerse y disfrutar de una obra con
cierto poso literario, salvando los defectos reseñados, Khaos es una propuesta interesante, una puerta abierta a otras puertas.
Fuente: Gacetilla. Aportado por Gustavo A. Courault
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