Un extraño calamar con "codos" filmado en un sitio de perforación
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Dos kilómetros y medio bajo el agua, la cámara de un sumergible a control
remoto ha captado una extraña sorpresa: un calamar Magnapinna, con aspecto alienígena
y de largos brazos, y lo más extraño de todo con "codos"
Filmado por un ROV (vehículo de operación remota) de la compañía petrolera Shell el 11 de noviembre de 2007, el
calamar estaba en el sitio de explotación de petróleo y gas Perdido, en el Golfo de México.
En un breve vídeo de la inmersión recientemente obtenido por National Geographic News, uno de los calamares raramente vistos merodea por encima del
lecho marino en el Golfo de México el 11 de noviembre de 2007.
La toma de un ROV de la compañía petrolera Shell llegó después de un largo y tortuoso viaje a través de casillas de correo de la industria petrolera y otras
cuentas de correo electrónico.
"Visitante de un ROV de Perdido, ¿Qué es?", dice el Asunto del mensaje de correo electrónico. Perdido es el nombre de un sitio de perforación de propiedad
de Shell. Ubicado a unos 320 kilómetros de Houston, Texas, Perdido es una de las explotaciones de petróleo y gas más profundas del mundo.
El videoclip muestra la pantalla del monitor de orientación del ROV, enmarcada con pulsantes datos de tiempo y emplazamiento.
En unos pocos segundos de toma con una cámara inestable, el calamar aparece agitando sus aletas inmensas como orejas de elefante y sus notables brazos y
tentáculos a la cola de unos apéndices con aspecto de codos.
A pesar de una aparente imposibilidad de aleteo del calamar ante la cámara, el calamar Magnapinna, o "de aleta grande", mantiene gran parte de su misterio
oculto a la ciencia.
Los ROV han filmado calamares Magnapinna docenas de veces, más o menos, en el Golfo y en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico.
El reciente video constituye la primera observación de un Magnapinna en un desarrollo de petróleo, aunque los expertos no creen que la presencia allí de los
calamares tenga alguna trascendencia científica especial.
Pero el video es evidencia de cómo están cosechando valiosas secuencias de animales de aguas profundas, cuando los ROV de la industria del petróleo y gas
se zambullen a mayor profundidad y permanecen allí más tiempo.
Algunos biólogos marinos incluso han constituido sociedades formales con las compañías petroleras, que les permiten a los científicos compartir el tiempo de
cámara de los ROV, aunque los críticos se preocupan por posibles conflictos de intereses.
Trato real
El calamar de Perdido podría parecer un monstruo de película de ciencia ficción, pero no es ningún efecto especial, de acuerdo con el biólogo en calamares
Michael Vecchione de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE.UU., con base en el Museo Nacional de Historia Natural en
Washington, D.C..
En 1998, Vecchione y Richard Young, biólogo de la University of Hawai, se convirtieron en los primeros en documentar un Magnapinna, sobre la base de
jóvenes de la especie de Magnapinna pacifica. El Magnapinna pacifica era tan raro que los científicos tuvieron que crear una nueva categoría de clasificación
para acomodarlo: la familia Magnapinnidae, que actualmente tiene cuatro especies.
En 2001 los biólogos publicaron el primer informe científico basado en muestras de Magnapinna adultos, como el que se ve en el vídeo. El estudio demostró
que el Magnapinna era común, en todo el mundo, en la zona permanentemente oscura del océano, por debajo de los 4.000 pies (1.219 metros).
En 2006, un dañado espécimen único del Atlántico Norte condujo a la asignación del nombre de una segunda especie de Magnapinna, Magnapinna talismani. Y
en 2007 los científicos documentaron dos más: Magnapinna atlantica y una especie basada en un espécimen del medio Atlántico.
Esa cuarta especie de Magnapinna permanece sin nombre, porque sus brazos estaban demasiado dañados para un estudio completo. "Sin embargo, era
claramente diferente de las tres especies conocidas", dijo Vecchione.
Aparentemente, las especies de Magnapinna tienen sólo leves diferencias físicas, principalmente relacionadas con el tentáculo y la estructura del brazo en los
jóvenes.
La sutileza de esas diferencias hace imposible identificar a qué especie pertenece el que está en el vídeo de plataforma petrolera, ya que se sabe que al menos
dos especies de Magnapinna, la atlantica y la pacifica, habitan el Golfo de México, dijo Vecchione.
Misterio que perdura
Basado en el análisis de los videos no diferentes del captado en el sitio de Perdido, los científicos saben que el adulto Magnapinna observado hasta la fecha
tiene de 5 a 23 pies (1,5 a 7 metros) de longitud, dijo Vecchione. Por contraste, los mayores calamares gigantes conocidos midieron unos 16 metros (52 pies)
de largo.
Y mientras los calamares gigantes y otros cefalópodos tienen ocho brazos pequeños y dos tentáculos largos, el Magnapinna tiene diez apéndices indistinguibles
que parecen ser todos de la misma longitud.
"La estructura más rara es la de los brazos", dijo Bruce Robison, biólogo de aguas profundas del Instituto de Investigación del Acuario de Bahía de Monterrey,
en California.
Haciendo referencia a la manera en que los tentáculos cuelgan como rizos desde los codos, Robison dijo: "Juzgando por esa estructura, pensamos que el animal
se alimenta arrastrando los brazos y los extremos de los tentáculos a lo largo del fondo marino a medida que derivan lentamente por encima de él".
Los ángulos de los codos permiten que los tentáculos se separen, quizás para evitar que se enreden.
"Imagine que extiende los dedos de una mano y arrastra las puntas a lo largo de la tabla de una mesa para agarrar trocitos de comida", añadió.
Pero Vecchione, de NOAA, sugiere una conducta alimenticia que es más parecido a atrapar que a cazar. Especula que el Magnapinna espera pasivamente a
que una presa choque contra los apéndices pegajosos.
¿Aliados extraños?
Si las compañías petroleras y sus ROV pasan más tiempo en la zona pelágica, con seguridad vendrán más descubrimientos, dicen los expertos.
Ansiosos por obtener vídeos e información de aguas profundas difícil de lograr, algunos biólogos se están alineando oficialmente con las compañías.
El proyecto SERPENT (Scientific and Environmental ROV Partnership using Existing iNdustrial Technology) con base en el Reino Unido, por ejemplo,
combina las compañías petroleras con los investigadores para "hacer más asequible la tecnología ROV y los datos de avanzada para la comunidad científica del
mundo", de acuerdo con el sitio web del proyecto.
A pesar de tales asociaciones, dijo Robison, de Bahía de Monterrey, la mayor parte de las observaciones del calamar Magnapinna han venido de naves de
investigación, no de las compañías petroleras. El vídeo de noviembre de 2007, para que conste, fue captado sin participación científica.
Algunos científicos, incluso Robison, no se sienten completamente cómodos dependiendo de las corporaciones para obtener nuevos datos.
Andrew Shepard, director del Centro de Investigación Submarina de NOAA, está emocionado ante el potencial de nuevos recursos oceánicos, pero se
preocupa.
"Las compañías petroleras están ahí para desarrollar hidrocarburos, no para encontrar nuevas especies", dijo Shepard.
"Estos descubrimientos podrían, de hecho, tener un impacto negativo sobre caras y valiosas zonas de arrendamiento si alguien decide que una especie muy rara
tiene que ser protegida".
Pero teniendo en cuenta qué cara es la investigación de aguas profundas basada en ROV y cuánto tiempo consume, la cooperación científica con la industria es
crucial, dijo Mark Benfield, oceanógrafo de proyecto en SERPENT.
"Hay relativamente pocas naves de investigación y muchos menos ROV y sumergibles tripulados capaces de trabajar tan abajo [en regiones sumamente
profundas del océano]", dijo Benfield, que enseña en la Louisiana State University.
Los fondos para investigación se están volviendo más escasos, añadió, y "con SERPENT tenemos acceso a sofisticados ROV sin cargo".
"Estos sistemas se basan en naves o plataformas que pasan meses o años en una única ubicación. Esto nos permite construir una imagen mucho más completa
de la vida en aguas profundas que la que sería posible con [sólo] naves académicas y vehículos de inmersión profunda".
Vecchione, de NOAA, dijo que ha "obtenido muchas e interesantes observaciones del proyecto SERPENT y de otras fuentes del petróleo".
Pero las colaboraciones de la industria petrolera no "deberían interferir con la exploración puramente científica", dijo Vecchione. "Debemos ser cuidadosos con
la conservación del medio ambiente de aguas profundas".