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El cambio climático producido por los humanos fue preindustrial
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El efecto humano sobre el clima se remontaría mucho antes de la era industrial
Terrazas de arroz.
Los cambios climáticos siempre se han producido en este planeta por causas naturales. Generalmente se han dado de manera lenta. Cuando se dieron de
manera súbita derivaron en extinciones masivas que cambiaron la vida sobre la faz de la Tierra. Pero además de grandes cambios climáticos catastróficos
súbitos se han dado cambios pequeños que condicionaron la vida de los humanos que vivieron en el pasado, desde las glaciaciones que posibilitaron la
emigración de nuestros antepasados a través de puentes de tierra a la conquista de otros continentes, pasando por las sequías que convirtieron las tierras fértiles
que una vez fueron cuna de civilizaciones avanzadas en inhóspitos desiertos, a la pequeña edad del hielo que se dio a partir del siglo XVI.
Nos encontramos en la actualidad embarcados en un experimento a escala planetaria que cambiará el clima. Lo que hagamos y no hagamos en los próximos
años determinará nuestro destino. Todos estamos invitados a jugar y nadie puede dejar el juego, para bien o para mal, salvo cuando la muerte nos alcance. Las
emisiones de dióxido de carbono y de otros gases están aumentando el efecto invernadero y cambiando la acidez de los océanos. Los niveles de este gas
empezaron a subir notoriamente hace 200 años con la aparición de la industria y el uso de los combustibles fósiles, recursos que la Naturaleza secuestró durante
millones de años y que nosotros estamos liberando en poco tiempo.
Se supone que ésta es la primera vez que se producirá un cambio climático inducido por el ser humano. Pero quizás no es la primera vez. Dos atrevidas teorías
nos hablan de los cambios climáticos anteriores inducidos directa o indirectamente por el ser humano y que nos pueden ayudar a reflexionar sobre el tema.
En el primer estudio, Richard Nevle y Dennis Bird, investigadores de la Stanford University, han analizado datos detallados sobre la cantidad de carbón vegetal
contenido en suelos y sedimentos en los lagos en América Central y Sudamérica. Concluyen que la reforestación y el abandono de los cultivos en la zona
debido al colapso de poblaciones humanas ocurrido por las pandemias secuestró tanto dióxido de carbono de la atmósfera que produjo la pequeña edad del
hielo, periodo de tiempo comprendido entre 1500 y 1750 durante el cual las temperaturas del mundo bajaron ostensiblemente.
"Estimamos que el secuestro de carbono en los nuevos bosques en crecimiento fue entre un 10% y un 50% del carbono total que hubiera sido necesario en el
momento extraer de la atmósfera para dar cuenta de los cambios observados en la concentración de dióxido de carbono", dice Richard Nevle.
Estos investigadores basan sus datos en registros procedentes de 15 núcleos extraídos de lagos, 17 de suelos de centros de población humana y 18 de
localizaciones limítrofes a las anteriores, todos ellos en América Central y Sudamérica. Las muestras databan de hasta hace 5.000 años (a más profundidad,
más antigüedad).
Encontraron que los depósitos de carbón vegetal aumentaban de manera progresiva debido a la quema de bosques para convertirlos en tierras de cultivo, una
práctica muy común hasta hace 500 años. Observaron que en ese momento hubo una caída brusca en los depósitos de carbón vegetal coincidiendo con el
colapso de las poblaciones humanas de la zona.
Cuando los europeos llegaron a América portaban multitud de enfermedades endémicas que en América se convirtieron en terribles epidemias para la
población local. Esto, que facilitó sin duda la conquista del continente, se tradujo en un alto coste en vidas humanas.
La razón de partida es que las enfermedades humanas provienen en general de la convivencia con los animales domésticos. Como en Eurasia había muchos
animales salvajes susceptibles de ser domesticados, se crearon numerosas enfermedades por la convivencia con el ganado que al final se hicieron endémicas. En
América había muy pocas de estas especies y muy escasos animales domésticos (pavo, llama, cobaya, pato y perro) y por tanto muy pocas enfermedades
infecciosas. El intercambio de enfermedades fue en contra de la población local y murieron numerosas personas. Algunos autores llegan a calcular que para la
totalidad de América la población india descendió hasta en un 95%, aunque este alto porcentaje es discuto por otros.
Esta hipótesis sobre un cambio climático inducido por las epidemias era arriesgada. Por eso estos investigadores confrontaron los datos sobre el carbón vegetal
de los registros disponibles con la concentración de los distintos isótopos de carbono atmosféricos de la época. Pudieron comprobar que la proporción de
isótopos pesados sobre los ligeros aumentó. Esto es precisamente lo que se espera de un proceso de reforestación.
La fotosíntesis favorece la fijación del dióxido de carbono de carbono ligero sobre el pesado. Una reforestación masiva no sólo disminuye el dióxido de
carbono de la atmósfera, sino que la enriquece con isótopos pesados.
En esta pintura de Pieter Bruegel el viejo
(que vivió durante la pequeña edad del hielo) se describe un paisaje europeo
cubierto por la nieve, ríos y lagos congelados, algo que no se ve ahora en esas mismas localizaciones.
Otros factores que se han propuesto para explicar la pequeña edad del hielo son: un periodo prolongado de menor actividad solar, y erupciones volcánicas que
expulsan materiales a la atmósfera que bloquean la luz solar. Sin embargo, estos dos factores, aunque también parece que se dieron por entonces, no coinciden
temporalmente del todo con la caída de dióxido de carbono atmosférico. El evento climatológico de la pequeña edad del hielo no empezó a ocurrir hasta
después de que el dióxido de carbono empezara a declinar y la proporción isotópica de carbono cambiara.
No obstante estos autores no atribuyen la pequeña edad del hielo totalmente a este fenómeno de reforestación y otras causas podrían haber contribuido,
aunque la reforestación sería la principal.
Resumiendo, la secuencia sería la siguiente:
Las epidemias diezmaron las poblaciones humanas de América que dejaron de quemar la selva y de cultivar la tierra. Las selvas, al verse libres de la amenaza
humana, empezaron a producir rápidamente grandes cantidades de árboles y biomasa que extrajeron mucho dióxido de carbono de la atmósfera. Esto produjo
una disminución del efecto invernadero que finalmente derivó en la pequeña edad del hielo. De este modo los virus indujeron un pequeño cambio climático
facilitado por una alteración previa humana sobre los ecosistemas.
En el segundo estudio, un modelo computacional pone de relieve que hace miles de años, debido a la expansión de la agricultura a gran escala de Asia y a la
deforestación europea, el ser humano ya empezó a cambiar el clima. Y lo que es más, esta actividad continuada evitará que el mundo entre en una nueva era
glacial alterando el ciclo de glaciaciones que ha estado presente en la Tierra durante los últimos millones de años.
Según Stephen Vavrus, de la University of Wisconsin-Madison, este resultado desafía el paradigma de que el cambio climático empezó con la revolución
industrial. Un pequeño incremento continuo de las concentraciones de dióxido de carbono termina siendo importante si ocurre a lo largo de un periodo de
tiempo prolongado.
Los resultados se basan en una idea de William F. Ruddiman, de la University of Virginia, según la cual la agricultura del arroz a gran escala en Asia y la
deforestación en Europa comenzó a introducir metano y dióxido de carbono en la atmósfera terrestre que aumentaron el efecto invernadero, aumentando así las
temperaturas globales y reduciendo la capacidad de secuestro de dióxido de carbono de los océanos, al ser éstos más cálidos.
No se discute el gran impacto reciente de la revolución industrial en el proceso, se afirma simplemente que el proceso ya habría empezado antes.
Según caía la nieve sobre la Antártida durante los últimos 850.000 años atrapaba aire atmosférico. El aire terminaba encerrado en burbujas dentro del hielo
según éste se iba formando por la nieve aplastada debido a su propio peso. Gracias a los testigos de hielo extraídos allí se puede conocer la concentración de
los gases atmosféricos en los últimos 850.000 años. Según los científicos John Kutzbach y Gwenaelle Philippon se puede apreciar en este registro la marca
distintiva de que el aumento de metano y dióxido de carbono empezó a ocurrir hace miles años, antes de la revolución industrial. Concretamente, entre 5.000 y
8.000 años atrás, las concentraciones de ambos gases empezaron a subir.
Las glaciaciones han ocurrido durante el último millón de años cada 100.000 años aproximadamente debido a motivos astronómicos relacionados con los
parámetros orbitales terrestres, pero según este estudio la próxima no se dará por culpa del cambio climático. Como la disminución de gases de efecto
invernadero ayudó a iniciar las glaciaciones, el efecto de la agricultura y de la industria en tiempos recientes impedirá que se dé la próxima era glacial al haber
aumentado los niveles de esos gases.
El modelo predice que si se eliminara el efecto de la actividad humana durante los últimos 8.000 años habría más hielo y nieve permanente sobre Canadá,
Siberia, Groenlandia y las Montañas Rocosas, sitios donde se formaron glaciares en las anteriores épocas glaciares.
Sin duda ambos estudios nos deben de hacer reflexionar sobre el impacto que el ser humano tiene sobre el clima y de lo sensible que puede ser a las
alteraciones. Por desgracia, no nos dicen cómo solucionar el actual problema.
Fuente: NeoFronteras. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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