Por otra parte, compararon las rutas de las 'fragatas' con datos de distintos satélites para relacionar su patrón de circulación con las estructuras del
flujo en la superficie del océano Índico. Así vieron que las corrientes marinas dibujan 'carreteras' sobre el mar que estas aves siguen hasta dar con sus presas.
"Es curioso constatar cómo las aves han aprendido a identificar en el mar estos caminos que ahora sólo los científicos somos capaces de calcular mediante
técnicas matemáticas basadas en la teoría del caos", señala Hernández-García.
Los remolinos oceánicos son frecuentados por predadores como las aves fragata, los atunes y las tortugas, pero hasta ahora no se había investigado el suceso
debido a la dificultad que supone seguir a los remolinos y a estos animales. Según Hernández-García, "dada la relación existente entre las zonas de pesca de las
aves fragatas y la localización de los bancos de atunes, el trabajo no es sólo útil para entender mejor el comportamiento de las aves, sino para la localización y
una mejor gestión de las pesquerías marinas".
Sin embargo, el trabajo aún no ha terminado. Los científicos todavía deben identificar los mecanismos por los que estas zonas de máxima deformación de la
superficie oceánica transportan olores u organismos que las aves reconocen. Una de las hipótesis que se están barajando y que deben demostrar es si el
plancton que se acumula sobre esas líneas emite algún tipo de olor que estas aves detectan.
Fuente: El Mundo. Aportado por Gustavo A. Courault
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