Nueva imagen de la Nebulosa de la Hélice podría revelar existencia de restos planetarios

El objeto —también llamado NGC 7293— ha sido objeto de profundas observaciones por parte de telescopio japonés en Hawaii, y podría mostrar remanentes de planetas rocosos

La Nebulosa de la Hélice es tal vez una de las más bellas que se hayan descubierto hasta ahora. Posee una forma altamente simétrica, y en óptico se puede observar una sutil variación de color desde su centro hasta su exterior, comenzando con un fantasmal azul, pasando luego por un color anaranjado y finalmente rojizo en los bordes.

Se pueden apreciar en la imagen extraños grumos con colas de hidrógeno
que no ha sido destruidos por la radiación UV de la explosión que generó
a la nebulosa. La presencia de este elemento intacto significaría que
los grumos son rocosos (NAOJ)

Esta nebulosa fue generada por el colapso de una estrella de una masa un poco menor a 8 veces la del Sol, y lo que se ve actualmente son las capas gaseosas exteriores de la exhausta gigante roja, cuyo núcleo colapsó para convertirse en una enana blanca.

Esta nebulosa hasta ahora ha sido bastante estudiada, pero nunca en tanto detalle como para ver si tuvo formación planetaria y si existen restos de estos posibles cuerpos rocosos. Recientemente, un equipo de astrónomos ha logrado obtener imágenes con detalles sin precedentes de esta nebulosa, las cuales fueron obtenidas en infrarrojo gracias al Telescopio Subaru, ubicado en Hawaii.

Con estos datos, la Nebulosa de la Hélice ha pasado a ser la primera nebulosa planetaria en ser observada con tal detalle que se pueden incluso apreciar pequeños grumos densos de materia, siendo arrastrados por la constante expansión de la capa de gas que rodea a su enana blanca.

Astrónomos del National Astronomical Observatory of Japan (NAOJ) y otras instituciones científicas han estudiado con estos nuevos datos la emisión de moléculas de hidrógeno en infrarrojo. Se tiene que estas moléculas son destruidas por la radiación ultravioleta de la explosión, pero los investigadores han encontrado que parte de éstas han sobrevivido en ciertas zonas del gas en expansión, que se encuentran sombreadas por los grumos de material. Estas estructuras en que aún se puede encontrar el elemento poseen formas similares a colas de cometas.

La explicación más evidente para que este hidrógeno sobreviviera justamente detrás de estos grumos, es que sean rocosos. De esta forma, todas las moléculas del elemento químico serían protegidas gracias a que el material rocoso actuaría como escudo frente a la emisión de rayos ultravioleta que proviene del centro de la explosión.

De las imágenes obtenidas, el equipo encabezado por Mikako Matsuura del NAOJ, ha encontrado más de 40.000 grumos de material rocoso en toda la nebulosa, y la masa total de estos trozos sería de 30.000 masas terrestres —o 1/10 de masa solar— y el origen de los mismos aún no se ha discutido.

Se especula que los restos podrían proceder de un sistema planetario que existía en torno a la fallecida estrella, que fue destrozado —pero afortunadamente no pulverizado— por la explosión que generó a la bella nebulosa que hoy en día vemos.

Para concluir si se tratan de restos planetarios, serán necesarias más observaciones e investigación en torno a cómo se comportaría un sistema solar con componentes rocosas frente a la brutal explosión que genera nebulosas planetarias.

Fuente: Red Astro. Aportado por Eduardo J. Carletti

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