La legendaria ciudad de Petra fue diseñada por astrónomos

Los principales monumentos de Petra, la legendaria ciudad de los nabateos en Jordania, están orientados hacia el solsticio y hacia Canopo (Canopus), la estrella que guiaba a las caravanas por la Península Arábiga, al igual que sucede con la Kaaba, en La Meca, según Juan Antonio Belmonte, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)

El investigador explica en una entrevista con Efe que, tras realizar trabajos de campo en la ciudad nabatea, considera a Petra «como un maravilloso taller para los estudios arqueoastronómicos y arqueotopográficos». Belmonte midió los principales monumentos de la ciudad —El Tesoro, el Monasterio y las tumbas reales, entre otros— y tras analizar los datos halló, para su sorpresa, que la astronomía y la topografía «sagrada» eran muy importantes para orientar las tumbas y los templos.

Los nabateos eran una tribu árabe que habitó el sudeste de Palestina y Siria, frontera con el mundo helénico, dos siglos antes de Cristo, y cuyo reino se extendía desde el Mar Rojo hasta Damasco y desde Gaza hasta los desiertos de Arabia central.

Solsticio de invierno

Juan Antonio Belmonte ha desarrollado la hipótesis de que las principales deidades nabateas, Dushara, Al Lat, Al Uzza y Al Kutba, eran las manifestaciones de la Luna, el Sol y los planetas Venus y Mercurio. El astrónomo encontró «sorpresas agradables» en Petra. Una de ellas estaba en uno de los monumentos más famosos, El Monasterio, que está orientado a la puesta de Sol en el solsticio de invierno, un momento clave del ciclo anual.

El Monasterio, excavado en roca en lo alto de una montaña, podría haber estado dedicado al rey Obodas o al dios Dushara, un dios lunar al que también se asociaba con el Sol. El solsticio de invierno también se relacionaba con el nacimiento de la divinidad.

Desde el otro gran monumento de Petra, El Tesoro, que encontraban las caravanas al final del desfiladero, es visible una porción de cielo y también está orientado hacia el solsticio. Belmonte quiere verificar si además, a través de una pequeña ventana situada sobre la puerta principal del Tesoro, a unos 10 metros de altura, pueden entrar los rayos del Sol en el solsticio de verano.

Orientado como la Kaaba

Pero el investigador halló, además, un dato «sugerente» sobre el emplazamiento de estos monumentos al descubrir que tienen la misma orientación astronómica que la Kaaba antes de que fuera islamizada y convertida en el centro principal de peregrinación de los musulmanes. En esa época, era un santuario pagano en el que se creía que había unos 360 ídolos, destruidos por el profeta Mahoma tras la conquista de la Meca.

«La Kaaba muestra los mismos alineamientos que Petra, ya que los nabateos al fin y al cabo eran una tribu árabe, y refuerza lo que los textos mencionan sobre otros monumentos pre-islámicos», detalla Belmonte. También otro templo principal, el de los Leones Alados, dedicado posiblemente a la diosa Al Uzza, está orientado hacia Canopo, la segunda estrella más brillante del cielo que, al marcar el Sur con relativa precisión, era utilizada por las caravanas para orientarse desde Petra hacia La Meca y desde allí hacia los países del incienso y su destino final, Saba.

Otro dato «curioso» es que los dos grandes obeliscos de más de seis metros, excavados en la montaña en una muestra de la habilidad de los escultores nabateos, están orientados Este-Oeste de manera que al amanecer y al atardecer, y en el equinoccio, ambos están perfectamente alineados y su sombra «se toca, lo que seguramente implicaba algo en la mente de sus constructores».

De hecho, Belmonte explica que los obeliscos están construidos en una época en la que los calendarios se organizaban por el equinoccio, que marcaba el principio de la cuenta de los meses. Además, el astrónomo constató que algunas de las impresionantes tumbas reales, que acogían los restos de los monarcas nabateos, están orientadas hacia la montaña conocida como «La madre de las cisternas», pues en su cumbre estaba la principal fuente de aprovisionamiento de agua de sus habitantes.

Fuente: El Mundo. Aportado por Matías Buonfrate

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