¿Qué sabemos realmente sobre el Cinturón de Kuiper?

El Cinturón de Kuiper nos aporta una sorpresa tras otra: Quaoar, uno de los grandes asteroides o —planetas enanos— en la periferia del Sistema Solar no es tan grande como se pensaba, pero es mucho, mucho más pesado que lo normal

Entre el 4 y el 9 de octubre de 2009 se llevó a cabo la 41º Reunión Anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Americana de Astronomía. En esta ocasión la reunión tuvo lugar en Fajardo, Puerto Rico.

Si se comprueba lo presentado por Wesley C. Fraser, de Caltech, en la conferencia que dio en la 41º Reunión Anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Americana de Astronomía en Puerto Rico, los científicos planetarios deberán repensar al Cinturón de Kuiper, una vasta banda de asteroides y planetas enanos en órbita más allá de Neptuno. Utilizando el Telescopio Espacial Hubble, Fraser y su colega Mike Brown observaron uno de los mayores entre esos objetos, Quaoar y a su pequeña luna Weywoot, para refinar las estimaciones de sus tamaños y masas. Encontraron que Quaoar es menor que lo que se pensaba, con sólo 900 kilómetros de diámetro (las estimaciones habían dado unos 1.200 km o algo más). En consecuencia, debe ser más denso, alrededor de cuatro gramos por centímetro cúbico. Esto lo convierte en el Objeto del Cinturón de Kuiper más denso conocido. Supera incluso un asteroide bastante densa, como Vesta.

Los científicos planetarios suelen explicar la densidad de los objetos de Kuiper con un modelo de cuerpos rocosos que fueron grandes y menos densos y que al chocar con otros objetos perdieron el material liviano, el hielo por ejemplo, quedando principalmente roca. Pero la nueva estimación sobre Quaoar lo hace más denso que la roca, por lo que aún quitándole por completo todo el hielo no resultaría suficiente. Es más, los astrónomos detectan hielo en la superficie. Algo sin sentido. «Es para confundirse, al menos», dijo Fraser.

Pero eso es la mitad de esta cuestión. La mayoría de las lunas de Kuiper tienen órbitas circulares. Se piensa que esto es consecuencia de que los anillos de coalescencia de los restos de las colisiones toman naturalmente la forma circular. Sin embargo, la lunilla Weywoot tiene una particular órbita oblonga. «Deberemos reescribir el libro completo», concluye Fraser.

Una idea radical es que Quaoar es un desplazado del cinturón principal de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter. Los asteroides de este cinturón tienden a ser más densos que los de Kuiper, y es concebible que Júpiter pueda haber impulsado a uno de los asteroides a los límites más apartados del Sistema Solar. Sin embargo, el desventurado en exilio tendría que haberse ubicado en una órbita muy elíptica, y la de Quaoar es casi circular.

Erik Asphaug, de la Universidad de California en Santa Cruz, ofreció otra explicación en base a un trabajo presentado al principio de esa semana. Quizás Quaoar chocó con un cuerpo mucho más grande, un cuerpo que se aproximase a las dimensiones de Marte. Como ocurriría en un choque entre un vehículo pequeño contra otro muy pesado, aunque a nivel planetario, Quaoar podría haber sido golpeado seriamente por el impacto, quizás lo suficiente como para quedar con esa anómala densidad elevada. Si es así, Quaoar podría ser una prueba presente de que existieron los planetas importantes en órbita en esa distante vecindad del Sistema Solar, que todavía pueden esconderse allí.

Esta es, claramente, una de esas situaciones en que se requieren más datos. Fraser la utilizó para solicitar más tiempo de telescopio. Una cosa es segura: la gente visualiza los objetos de Kuiper como cuerpos helados, algo así como cometas gigantes, pero también pueden ser objetos rocosos similares a pequeñas Tierras.

Fuente: Scientific American. Aportado por Eduardo J. Carletti

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