¿Podría haber dejado la cola de un cometa cicatrices en la Tierra en el pasado reciente?

La idea de que la Tierra muestra signos de haber pasado varias veces a través de la cola de un cometa no soporta mucho escrutinio

Uno de los enigmas sobre los que reflexionan los geólogos de vez en cuando es la naturaleza de los eskers y drumlins.

Los eskers son crestas sinuosas de unas cuantas decenas de metros de altura que se parecen notablemente a terraplenes de ferrocarril. De hecho, a menudo se aprovechan como caminos, y corren por arriba y abajo de las colinas a lo largo de distancias que a veces se extienden a cientos de kilómetros.

Los drumlins, por el contrario, son colinas con forma de lágrima de unas pocas decenas de metros de altura y unos cientos de metros de largo. A menudo aparecen en gran número con la misma orientación en un campo.

Los geólogos han asumido durante mucho tiempo que los eskers y drumlins son formadas por los glaciares y que quedan detrás después de que se retiran estos gigantes de hielo.

Fundamentalmente, hay dos problemas. El primero es la estructura interna de estas formaciones. Los eskers y drumlins tienen una capa exterina de arcilla formada en el agua y limo con residuos fósiles. Esto cubre un núcleo interior hecho de cantos rodados y rocas sin clasificar que están totalmente libres de fósiles. Estos núcleos internos no parecen haber sido afectados por la acción del agua. ¿Cómo se puede haber formado una estructura así?

El segundo problema es que si los glaciares son responsables de los eskers y drumlins, deberían estar formándose ahora. Y sin embargo, nadie pudo encontrar ningún lugar del planeta en donde se formen actualmente estas estructuras.

Ahora, Milton Zysman y Wallace Frank publican en arXiv su explicación sobre la formación de estos objetos y logran que la lectura sea fascinante, aunque no del todo convincente.

Zysman y Wallace dicen que los eskers y drumlins son los escombros que quedaron en la Tierra después de que nuestro planeta pasó varias veces por la cola de un cometa gigante. Ellos dicen que eso explica la distribución de los eskers y drumlins, que a menudo se forman en líneas más o menos paralelas.

También explica su estructura interna. El núcleo rocoso de estos objetos está formado de restos cometarios, lo que explica la ausencia de fósiles. La capa exterior fue creada más tarde por la acción del agua y el hielo.

El origen cometario, dicen, también explica la forma muy especial de las rocas individuales en los núcleos y las estrías que los marcan predominantemente alineadas con su eje más largo. (Al parecer, las marcas son coherentes con el proceso de erosión que deberían ocurrir en colas de los cometas.)

Zysman y Wallace también señalan que la edad de hielo que se asocia con la formación de los esker y los drumlin debe haber sido causada por la cola del cometa, que debe haber envuelto a la Tierra en una capa de polvo que enfrió rápidamente el planeta.

Esta no es una idea del todo nueva. En varias ocasiones se ha sugerido que muchas de las rocas de la Tierra y gran parte de sus aguas y la atmósfera pueden proceder de los cometas. Y, de hecho, este artículo es una versión editada de un artículo que los autores escribieron originalmente en 1997.

Sin embargo, la idea de Zysman y Wallace en su forma actual es algo más que una conjetura interesante. ¿Qué pasa con las pruebas isotópicas? Presumiblemente, el contenido isotópico de los núcleos rocosos debería diferir de manera apreciable del material de la Tierra, que tiene otros orígenes. Si este trabajo se ha hecho, no hacen mención de ello.

Y el hecho de que no hemos visto que se formen eskers y drumlins en los doscientos años que hemos estado observándolos, no significa que no se formaron en el pasado, durante los muchos milenios en que los glaciares estaban arrasando la Tierra. (De hecho, hay informes recientes de que los científicos han visto un drumlin en formación por primera vez en la Antártida.)

Y, por último, es difícil imaginar que los restos de una cola de cometa, golpeando la atmósfera a varias decenas de kilómetros por segundo, aterricen luego apenas desparramados en una forma de lágrima de sólo unas pocas decenas de metros de tamaño, o formen una línea de unas pocas decenas de metros de ancho aunque cientos de kilómetros de largo.

Debe ser sencillo refutar o descartar esta idea mediante la simulación del tipo de patrón de escombros que se produce en este tipo de sucesos. Y en cualquier caso, el calor generado cuando las rocas entran en la atmósfera de la Tierra derrite su superficie exterior, dándoles una corteza fundida que es fácil de identificar. ¿Por qué las rocas de los núcleos de los esker y drumlin no tienen cortezas de fusión?

Dejando de lado a Zysman y Wallace, sin embargo, todavía es posible que la Tierra haya sido moldeada por fuerzas extraterrestres de maneras que recién estamos empezando a comprender. Por ejemplo, existe una creciente evidencia de que el Sistema Solar ha sido perturbado por el paso regular de estrellas y sus discos acompañantes de hielo y polvo. Estos sucesos deben haber tenido un impacto dramático en nuestro mundo.

Cada vez queda más claro que las condiciones en la Tierra son un producto del ambiente interplanetario e interestelar en formas que apenas se están comenzando a entender. Y por supuesto, que necesitamos nuevas hipótesis para explorar esta idea en toda su extensión.

Referncia de publicación: arxiv.org/abs/1004.0416 : Tails of a Recent Comet: The Role Cometary Jets Play in Crustal Formation Esker/ Drumlin Swarms

Fuente: Technology Review. Aportado por Eduardo J. Carletti

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