Astrónomos de ESO hallan una estrella gigante 300 veces más masiva que el Sol

Dobla la masa límite superior conocida hasta ahora de 150 masas solares. Descubren otras estrellas enormes, siete veces más calientes que el Sol. Sus cortas vidas y fuertes vientos dificulta el estudio de las gigantes masivas

Pocas estrellas pesan al nacer hasta 150 masas solares, el límite superior aceptado hasta ahora sobre el tamaño posible de estos astros. Sin embargo, un equipo de expertos ha descubierto las estrellas más masivas del Universo encontradas hasta ahora, una de ellas con un peso de nacimiento de más de 300 veces la masa del Sol.

El equipo de astrónomos dirigido por Paul Crowther, profesor de Astrofísica de la Universidad de Sheffield, utilizó el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), así como información de archivo del Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA para estudiar en detalle dos cúmulos jóvenes de estrellas: ‘NGC 3603’ y ‘RMC 136a’.

En este último cúmulo es donde ha sido encontrada R136a1, la estrella ‘monstruosa’, con una masa actual 265 superior al Sol y un peso al nacer de unas 320 masas solares. Además, no es sólo la más masiva que se haya encontrado, sino que también es la más luminosa, unas diez millones de veces más que el Sol.

«La existencia de tales monstruos, millones de veces más luminosos que el Sol, que pierden peso a través de vientos muy poderosos, podría proporcionar una respuesta a la incógnita de cuán masivas pueden ser las estrellas», señala ESO.

El cúmulo NGC 3603 es una fábrica estelar donde las estrellas se forman intensamente en las extensas nubes de gas y polvo de la nebulosa, ubicada a 22.000 años luz de distancia del Sol. Por su parte, RMC 136a (más conocido como R136) es otro cúmulo de estrellas calientes jóvenes y masivas, ubicado dentro de la Nebulosa de la Tarántula en una de las galaxias vecinas a la Vía Láctea, la Gran Nube de Magallanes, a 165.000 años luz de distancia.

El equipo encontró varias estrellas con temperaturas en superficie por encima de los 40.000 grados: unas siete veces más calientes que el Sol, algunas decenas de veces más grandes y varios millones de veces más brillantes que éste. Además, comparaciones con modelos indican que varias de estas estrellas nacieron con masas superiores a 150 masas solares.

Las estrellas muy masivas producen flujos muy poderosos. «Estas estrellas nacen pesadas y pierden peso con la edad. Al tener un poco más de un millón de años, R136a1 está en una ‘edad mediana’ y ha sufrido una intensa pérdida de peso, despojándose en ese lapso de tiempo de una quinta parte de su masa inicial o más de 50 masas solares», ha explicado Paul Crowther.

Si no estuviera el Sol

Si R136a1 reemplazara al Sol en el Sistema Solar, sobrepasaría a éste tanto como el Sol sobrepasa actualmente a la Luna llena. «Su alta masa reduciría el largo del año de la Tierra a tres semanas y bañaría a la Tierra con una radiación ultravioleta increíblemente intensa, haciendo imposible la vida en nuestro planeta», dice Raphael Hirschi, de la Universidad Keele y parte del equipo.

Estas estrellas de gran masa son extremadamente raras y se forman únicamente dentro de los cúmulos estelares más densos. Distinguir estrellas individuales, como se ha logrado ahora por primera vez, requiere del especial poder de resolución de los instrumentos de infrarrojo del VLT.

Dentro del cúmulo R136, sólo cuatro estrellas pesaron al nacer más de 150 masas solares, sin embargo son responsables de casi la mitad del viento y del poder de radiación de todo el cúmulo, que comprende aproximadamente unas 100.000 estrellas en total.

En opinión de ESO, comprender cómo se forman las estrellas muy masivas es bastante difícil debido a sus cortas vidas y fuertes vientos, por lo tanto, identificar casos tan extremos como el de R136a1 aumenta aún más el desafío para los teóricos.

«O bien nacieron tan grandes o estrellas más pequeñas se fusionaron para producirlas», explica Crowther. De hecho, estrellas entre unas ocho y 150 masas solares explotan al fin de sus cortas vidas como supernovas, dejando atrás restos exóticos como estrellas de neutrones o agujeros negros.

Fuente: El Mundo y ESO. Aportado por Eduardo J. Carletti

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