El primer exoplaneta habitable podría no existir

El mes pasado un equipo de astrónomos anunció el descubrimiento del primer mundo alienígena que podía albergar vida en su superficie. Ahora, un segundo equipo no puede encontrar evidencias del planeta, lo que hace dudar de su existencia.

El planeta, llamado Gliese 581 g, orbitaba una débil enana roja cada 37 días, según un análisis realizado por Steven Vogt de la Universidad de California, Santa Cruz, Paul Butler, del Instituto Carnegie de Washington DC y colegas.

A diferencia de los cuatro planetas ya conocidos en el mismo sistema y de cientos de otros planetas encontrados en toda la Galaxia, Gliese 581 g se encuentra en el centro de la zona habitable de su estrella, donde las temperaturas están en el rango adecuado como para que exista agua en estado líquido. Además es lo suficientemente pequeño —pesa alrededor de tres Tierras— como para tener una superficie rocosa y sólida.

Pero podría ser demasiado pronto como para asegurar la detección definitiva. Un segundo equipo de astrónomos buscó señales de Gliese 581 g con sus propios datos y no las encontró.

«Recuperamos fácilmente los cuatro planetas anunciados previamente, «b», «c», «d» y «e». Sin embargo, no hallamos evidencia de un quinto planeta en una órbita de 37 días», dijo Francesco Pepe, del Observatorio de Ginebra en Suiza. El investigador presentó sus resultados el lunes en un simposio de la Unión Astronómica Internacional en Turín, Italia.

Datos extra

Los dos grupos llegaron a distintos resultados usando algunos de los mismos datos, que fueron recogidos por el HARPS, un instrumento montado sobre un telescopio de 3.6 metros en el Observatorio Europeo Austral de Chile. El HARPS, que mide el espectro de la luz de las estrellas, se utiliza para buscar oscilaciones en el movimiento de las estrellas que podrían ser el resultado de tirones gravitatorios de los planetas en órbita.

El equipo de Vogt y Butler halló el nuevo planeta combinando 119 mediciones hechas con el HARPS de velocidades de estrellas con 122 mediciones realizadas por un instrumento similar llamado HIRES, que está montado sobre el telescopio de 10 metros Keck 1 de Hawaii.

Pepe y sus colegas de Ginebra examinaron 180 mediciones de velocidades de estrellas conseguidas por el HARPS, un tercio más de los datos que tenían Vogt y sus colegas cuando redactaron su artículo. El equipo de Ginebra, que maneja el HARPS, puede conservar los datos nuevos durante un año antes de darlos a conocer, le explicó Pepe a New Scientist.

Dos juegos de datos

El hecho de que el equipo de Ginebra no pueda encontrar evidencias del nuevo planeta no excluye la posibilidad de que Gliese 581 g exista. «No estamos tratando de demostrar que el planeta no existe», dijo Pepe. «Es realmente difícil probar que algo no existe. Sólo decimos que no vemos una señal significativa que se diferencie del ruido».

La discrepancia ha planteadp dudas respecto al descubrimiento. «El informe del equipo de Ginebra en el simposio ha generado dudas» dijo el astrónomo Ray Jayawardhana de la Universidad de Toronto en Canadá, quien dio la noticia en Facebook.

Steven Vogt, que no asistió a la reunión de Turín, dijo que no quería hacer comentarios sobre los resultados del equipo de Ginebra porque todavía no ha visto los datos. Pero agregó que el resultado negativo no es del todo inesperado. «No estoy demasiado sorprendido ya que se trata de señales muy débiles y agregar 60 puntos sobre 119 no se traduce necesariamente en

grandes ganancias de sensibilidad», dijo Vogt a New Scientist.

El equipo llegó a la conclusión de que los datos del HIRES —que no fueron utilizados por los científicos de Ginebra— son necesarios para ver el planeta. «Estoy seguro de que hemos informado en forma fiable y honesta sobre nuestras incertidumbres y que hemos hecho un trabajo bueno y responsable extrayendo la información que este conjunto de datos tiene para ofrecer», agregó Vogt. «En 15 años a la caza de exoplanetas, con cientos de planetas detectados por nuestro equipo, todavía no hemos publicado un solo informe falso, ni una retractación o fe de erratas».

Fuente: NewScientist. Aportado por Silvia Angiola

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