Por primera vez en la historia de la investigación forense, desarrollaron un método que permite identificar si una muestra de ADN utilizada como prueba es auténtica o falsificada.
El hallazgo fue dado a conocer hace pocos días por la compañía israelí Nucleix, que asegura rotundamente: «Esto funciona siempre».
Todo comenzó cuando Dan Frumkin y Adam Wasserstrom, científicos cofundadores de la empresa, comentaron a su director general Elon Ganor una idea que les preocupaba. «Es práctica casi diaria que, en los laboratorios, los biólogos multipliquen ADN original y lo copien en grandes cantidades a fin de utilizarlo en sus investigaciones, por ejemplo si están estudiando un gen determinado», cuenta a BBC Mundo Wasserstrom, vicedirector general.
«Es algo que se hace con mucha facilidad… y eso nos llevó a pensar que existe la posibilidad de que alguien se aproveche de ello con mala intención, para falsificar ADN y así inventar pruebas», agrega. «Éstas eran las malas noticias», dice Elon Ganor. «Nosotros sacamos a la luz un problema sumamente serio en el sistema jurídico internacional. A menudo, pruebas relacionadas con el ADN son centrales en los juicios y llega a ejecutar o a enviar a gente a prisión a consecuencia de la identificación por ADN. En este sentido, encontramos un problema en el sistema».
Brecha en el sistema
Pero para Garnor y su equipo, el desafío era lidiar justamente con esa brecha en el sistema. «Las buenas noticias son que encontramos la solución, no demasiado compleja, a ese problema. Simplemente es necesario aplicar la tecnología que nosotros hemos desarrollado a los sistemas hoy en uso para agregar un elemento que garantice la identificación correcta y auténtica del ADN».
Y cuando Adam Wasserstrom lo explica, hasta suena sencillo. «La clave es que el ADN natural tiene cualidades bioquímicas distintas de las del ADN artificial», revela. Y señala que el elemento central es una molécula llamada metyl CH3, presente en el ADN natural y que no existe en el copiado.
El director general de Nucleix aclara que «la intención no es debilitar el elemento que se ha convertido en los últimos años en la prueba principal en juicios por crímenes diversos, sino todo lo contrario, fortalecerlo, garantizando su autentificación».
Efectividad total
En Nucleix afirman categóricamente que su sistema funciona en un 100% de los casos. «Nosotros mismos creamos muestras de ADN falsificado y cuando usamos el sistema que desarrollamos para identificar la falsificación, dio la respuesta correcta en todos los casos», cuenta Adam a BBC Mundo.
Adam destaca la importancia de hacer la prueba de autenticidad en el ADN y pone un ejemplo que el propio equipo de la empresa comprobó. «Pusimos ADN falsificado de un hombre en una muestra de sangre de mujer. Lo enviamos a uno de los principales laboratorios forenses de Estados Unidos y la respuesta que recibimos fue que era ADN de un hombre».
Lo que pasó es que el ADN artificial —muy concentrado y en gran cantidad— «se apoderó» del ADN auténtico de la muestra de sangre.
Elon Ganor no habla de revolución, pero sí afirma que «esto abre nuevos caminos». «No podemos saber si hasta ahora alguien pagó por crímenes que no había cometido a causa de pruebas de ADN falsificadas. Pero es posible que eso haya sucedido», sostiene.
«Para aquellos a los que se aplicó la pena capital injustamente, ya es demasiado tarde. Pero si alguien fue encarcelado en relación al ADN, como el ADN se guarda, esto podría llevar a reabrir casos y a salvar a quienes fueron presos por error».
Todo un mundo de pruebas invisibles al ojo humano que pueden cambiar el curso de una investigación y que Ganor resume en pocas palabras: «Vivimos en una era de ciencia ficción».
Fuente: BBC Mundo. Aportado por Matías Buonfrate
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