‘Número 9’: Una experiencia sensorial como pocas

Corría el año de 2005 y un joven director hizo realidad su sueño. Un cortometraje llamado «9» salió a la luz e inmediatamente fue nominado al Óscar. Su potencial no pasó desapercibido y una producción empezó a rondar. Una casa productora «Focus Features» (que se empieza a hacer de nombre en animaciones) después de su éxito «Coraline» nos trae esta excelente propuesta de la mano de su creador original Shane Acker

«9» es un deleite visual desde sus primeras escenas y hasta las últimas en colores ocres y un ambiente salido de los peores sueños de H.G. Wells y que bebe directamente de «La Ciudad de los Niños Perdidos» de Jeunet. La humanidad ya no es más, las máquinas y el hombre se han exterminado y sólo estos seres deambulan por una tierra deshabitada muy al estilo de Wall-E. El silencio del cortometraje es respetado durante varios minutos iniciales de auténtico cine, dónde el director se toma las libertades en tiempo y ritmo para que podamos vivir la incertidumbre de «9» que abre sus ojos ante un mundo desconocido pero a la vez familiar. Impresionante como la compenetración con el personaje se da desde las primeras escenas.

Poco a poco son introducidos cada uno de los personajes secundarios y del villano en turno, un monstruo mecánico que está a la caza de estos seres ante el cual se ven indefensos. El miedo, la tensión y las secuencias de acción no son pocas. Todo se va construyendo de manera pausada y efectiva, sin desperdiciar un sólo momento de cambiar esa fotografía ocre por recuerdos en blanco y negro, luces verde neón o la oscuridad de un túnel que se vuelve más escabroso entre más lo miramos.

Las voces que dan vida a los personajes no pueden pasarse desapercibidas. El desfile de nombres es inmenso encabezados por Elijah Wood, y secundado por Christopher Plummer, John C. Reilly, Crispin Glover y Jennifer Connelly, simplemente suculento como se fusionan las voces para dar vida real a los personajes. Un trabajo de primer nivel.

Pero nada puede ser perfecto. El punto débil se encuentra en la trama que entre más avanza menos coherencia tiene y entre más respuestas obtenemos menos sentido encontramos en las acciones y diálogos de los personajes. Pero mientras la metafísica, la alquimia y uno que otro pasaje fantástico no sea demasiado problemático para nosotros, podemos enfocarnos en toda la experiencia sensorial que resulta de la brillante dirección y edición del filme.

«Número 9» una experiencia sensorial como pocas.

Fuente: El Séptimo Arte. Aportado por Eduardo J. Carletti

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