Satélites espaciales constatan que la India se seca por dentro

La India se seca por dentro, y por fuera. Más de 33 centímetros cúbicos de aguas subterráneas desaparecen cada año debido a la sobreexplotación de los acuíferos en el segundo país más poblado del planeta. Así lo han constatado los satélites de la NASA, cuyos datos han sido analizados y presentados ahora por científicos de la Universidad de California (EEUU)

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Sus conclusiones, que corroboran lo que ya venían avisando algunos expertos y activistas científicos, como Vandana Shiva, fundadora de Navdanya, son devastadoras: en sólo seis años (entre 2002 y 2008) han desaparecido más de 109 kilómetros cúbicos de estas aguas en el noroeste del país, la mayoría debido a la irrigación de campos de cereales. Esta cantidad es el doble que lo que contiene la mayor reserva de agua dulce de India, el Waiganga Superior, y tres veces más que el Lago Mead, el embalse más grande de Estados Unidos.

Los investigadores, dirigidos por Matthew Rodell, recogieron los datos que han ido llegando de los dos satélites GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) que fueron lanzados por la agencia americana en 2002. A bordo llevan instrumentos que permiten medir diminutas variaciones en el campo de gravedad de la Tierra. Explican los expertos que la gravedad es la sombra de la masa, y la masa es una parte fundamental de la ecuación para muchos procesos físicos.

De este modo, teniendo mediciones de esa masa cuando fluye se pueden evaluar fenómenos como la disminución del espesor de las placas de hielo, las lentas corrientes de magma en el interior de la Tierra o el flujo de agua en los acuíferos subterráneos, como ha ocurrido en este caso.

Sofisticados instrumentos


Aunque la resolución espacial de los GRACE no es muy alta (160.000 kilómetros cuadrados) y los datos se tomaban sólo 10 días al mes, sus radares y radiómetros han demostrado ser los mejores para detectar todos los niveles de los acuíferos. Es así como detectaron anomalías en los estados de Rajastán, Punjab y Haryana, incluyendo el área de la capital, Nueva Delhi.

Rosell, que ha publicado los resultados en la revista Nature, lo expresa con claridad: «Si no se toman pronto medidas para un uso sostenible de este agua, las consecuencias para los 114 millones de habitantes de la región pueden incluir el colapso de la agricultura, así como una severa escasez de agua potable y conflictos y sufrimientos».

La tremenda sequía que azota este año al país, donde los monzones no han dejado las lluvias esperadas, no lo pone fácil: la necesidad obliga a abrir nuevos pozos que sangrarán aún más el interior de la tierra, como se teme el científico Raj Gupta, que trabaja en el Centro Internacional para la Mejora del Maíz. Al mismo tiempo que esto ocurre, el Gobierno del Partido del Congreso, el que consagró la llamada Revolución Verde, con Indira Ghandi al frente, anunciaba ayer que importará alimentos para dar de comer a sus 700 millones de campesinos.

Los científicos de California constatan con sus datos que ni la falta de lluvias ni el cambio climático están detrás del brutal descenso, sino precisamente un sistema agrícola que no es sostenible. Es más, en los años estudiados incluso aumentaron las precipitaciones, que permiten que el agua se filtre si el suelo es poroso y ha sido bien tratado. Así, lentamente, se van creando unas reservas subterráneas que pueden durar miles de años y otras que bajan y suben según los monzones.

«En general, no se trata de si llueve más o menos, sino de que cuando este agua se usa para la agricultura intensiva, como ocurre en un 80% en esta zona de la India, tardará años en ser reemplazada, por lo que se convierte en una amenaza global para la seguridad alimentaria de millones de personas», admite Jay Flamiglietti, otro de los hidrólogos que ha participado en el trabajo.

Para corroborar sus datos, también analizaron la calidad del suelo, las reservas acuíferas en superficie, la vegetación y los glaciares cercanos del Himalaya. El único factor determinante de la pérdida resultó ser el humano.

Por si hubiera dudas, un reciente informe del Gobierno indio constataba que en la zona afectada la irrigación de los campos de arroz se ha multiplicado por siete. «Los granjeros deben parar ya, hoy o mañana, de plantar estos cultivos que han favorecido el Gobierno y sustituirlos por otros que precisen menos agua», reclama Gupta.

Hace tiempo que su compatriota Vandana Shiva, premio nobel alternativo, viene alertando de que la India se seca por dentro por culpa de semillas inapropiadas al ecosistema. Ahora la NASA le da la razón.

La Revolución Verde

Hay quien defiende la necesidad de trasladar a África la Revolución Verde que, en los años 60 y 70, convirtió a la India en un granero de trigo y arroz, con semillas mejoradas, fertilizantes e irrigación para acabar con el hambre.

Hoy, aquel éxito se pinta cada vez más como un fracaso, incluso desde la Organización Mundial de la Alimentación: sigue habiendo millones de hambrientos, los campesinos se arruinaron y el agua se contaminó y ahora está desapareciendo. «El error fue no contar con la sabiduría de los campesinos, que conocían su tierra y sus semillas. Ahora hay que volver la vista hacia ellos», aseguraba en una entrevista Vandana Shiva.

Fuente: El Mundo. Aportado por Gustavo Courault

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