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El hallazgo de dos asteroides respalda la hipótesis del Planeta Nueve del Sistema Solar

Si hay una característica importante de los objetos transneptunianos extremos es que sus propiedades dinámicas se explican mejor si existen uno o más planetas desconocido en nuestro sistema solar

Los «objetos transneptunianos extremos» (ETNO, por sus siglas en inglés) reciben ese nombre porque se mueven más allá de Neptuno, en órbitas muy alejadas respecto a la de la Tierra. Para hacerse una idea, nosotros orbitamos alrededor del Sol a una distancia media de una unidad astronómica (UA, 150 millones de km) y los objetos transneptunianos extremos lo hacen a más de 150 UA.





Se conocen de forma indirecta un total de 21, y hasta ahora solo uno (Sedna) se había podido observar mediante espectroscopía.


Los movimientos de los objetos transneptunianos extremos (derecha) sugieren que en los confines del sistema solar existe al menos un planeta desconocido (izquierda)

Pero si hay una característica importante de los ETNO es que sus propiedades dinámicas se explican mejor si existen uno o más planetas desconocidos en nuestro sistema solar, lo que supondría una noticia extraordinaria en astronomía. Los astrónomos españoles Carlos y Raúl de la Fuente Marcos fueron unos de los primeros en plantear esa posibilidad en 2015 en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Un año más tarde los investigadores Brown y Batygin usaron las órbitas de siete ETNO para predecir la existencia de una supertierra: el famoso Planeta Nueve, que se supone gira en torno al Sol a unas 700 UA y que es objeto de una carrera entre equipos de astrofísicos de todo el mundo.

Ahora, un equipo de investigación liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), en colaboración con los hermanos De la Fuente Marcos, de la Universidad Complutense de Madrid, ha dado un paso más para caracterizar físicamente estos objetos y ayudar a confirmar o no la hipótesis de un nuevo planeta en nuestro sistema solar gracias al estudio de dos ETNO.

Los científicos han llevado a cabo las primeras observaciones espectroscópicas de los llamados 2004 VN112 y 2013 RF98, ambos particularmente interesantes desde el punto de vista dinámico, pues sus órbitas son casi idénticas y sus polos orbitales presentan una separación angular extremadamente pequeña.

Esto sugiere un origen común y sus órbitas actuales podrían ser resultado de una interacción en el pasado con el hipotético Planeta Nueve. El estudio, publicado también en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, propone que este par de objetos transneptunianos extremos fue un asteroide binario que se desligó tras acercarse a un planeta más allá de Plutón.

Primeras observaciones espectroscópicas

Las observaciones espectroscópicas, en el rango visible, se realizaron en colaboración con los astrónomos de soporte Gianluca Lombardi y Ricardo Scarpa, usando el espectrógrafo OSIRIS del Gran Telescopio CANARIAS (GTC), ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma).

«Se trata del primer estudio espectroscópico sobre estos objetos, que no están al alcance de la mayoría de los telescopios», destaca Carlos de la Fuente Marcos, que añade: «El Gran Telescopio CANARIAS ha demostrado que está a la altura de los telescopios de Chile o de Hawái».





La tarea de identificar los asteroides fue muy laboriosa dado que, al estar tan lejos, su desplazamiento aparente en el cielo es muy lento. Después midieron sus magnitudes aparentes (su brillo intrínseco observado desde la Tierra) y, además, recalcularon la órbita de 2013 RF98, la cual estaba pobremente determinada: los investigadores encontraron el objeto a más un minuto de arco de la posición predicha por las efemérides.

Estas observaciones han ayudado a mejorar su órbita y han sido publicadas por el Minor Planet Center, organismo responsable de la identificación de planetas menores (cometas y asteroides), así como de sus medidas y posiciones orbitales.

En cuanto a sus composiciones, el rango visible del espectro puede aportar cierta información. Mediante su pendiente espectral, se sabe si pueden tener hielos puros en su superficie, como es el caso de Plutón, así como carbono altamente procesado. También puede indicar la posible presencia de silicatos amorfos, como en el caso de los asteroides Troyanos de Júpiter.


Las órbitas de los seis objetos transneptunianos (magenta) se alinean misteriosamente hacia una dirección, una configuración que se puede explicar por la presencia de un Planeta Nueve (naranja) en nuestro sistema solar, según los astrónomos de Caltech CALTECH/R. HURT (IPAC)

Los valores obtenidos de 2004 VN112 y 2013 RF98 son prácticamente idénticos y similares a los observados mediante fotometría de otros dos objetos transneptunianos extremos, 2000 CR105 y 2012 VP113. En cambio, Sedna, el único que había sido observado espectroscópicamente hasta la fecha, presenta unos valores muy diferentes a los demás de su clase.

Estos cinco objetos forman parte del grupo de los siete utilizados para plantear la hipótesis del Planeta Nueve, lo que sugiere que todos deben tener una región de origen común, salvo Sedna, que se cree que proviene de la zona interna de la nube de Oort. «Dado que las pendientes espectrales similares observadas del par 2004 VN112 – 2013 RF98 sugieren un origen físico común —explica Julia de León, primera autora de la investigación y astrofísica del IAC—, nos planteamos la posibilidad de que hubieran sido en su día un asteroide binario que quedó desligado por un encuentro con un objeto más masivo».

Para validar esta hipótesis, el equipo hizo miles de simulaciones numéricas, para ver cómo se separan los polos orbitales con el tiempo. Los resultados sugieren que un posible Planeta Nueve, con una masa de entre 10 y 20 masas terrestres orbitando el Sol a una distancia media de entre 300 y 600 UA, podría haber desviado el par 2004 VN1122013 RF98 hace unos 5 a 10 millones de años. De esta forma, se explicaría cómo estos dos asteroides, en un principio girando uno alrededor del otro, fueron separando sus órbitas poco a poco al haberse acercado a un objeto mucho más masivo en un determinado momento.

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Descubren una onda gigante en la atmósfera de Venus

La onda ha tenido una velocidad de más de 350 km/h. Los fuertes vientos superficiales son los causantes de esta ola.

Una onda gigante que se ha llegado a estirar 10.000 kilómetros a lo largo del planeta ha sido capturada por la sonda japonesa Akatsuki. Las imágenes fueron fechadas en diciembre de 2015 y han sido publicadas por un grupo de científicos nipones en la revista Nature Geoscience.

Además de ser una de las ondas más grandes jamás registradas dentro del sistema solar, también se ha caracterizado por tener una gran velocidad (350 km/h). Ésta última es más rápida que la de la velocidad de rotación del planeta.







El recorrido de esta gran ola ha sido desde el polo norte del planeta, pasando por el ecuador, hasta llegar al sur de este. La causa por la que los científicos creen que se ha producido este hecho insólito es por los fuertes vientos superficiales y opinan que estas grandes ondas son capaces de modificar el clima del planeta. Según el documento recogido en la revista Nature Geoscience, el equipo científico que trabaja con la nave japonesa aclara que «estas ondas pueden llegar a alcanzar una escala muy grande, convirtiéndose en la más grande que hayamos observado».

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Descubrimiento en Marte: «Raro punto caliente para la vida: agua, calor, nutrientes»

‘Nos atrajo este sitio porque parecía que podría albergar algunos de los ingredientes clave para la habitabilidad: agua, calor y nutrientes’, dijo el autor principal Joseph Levy.

Una extraña depresión en Marte podría ser un nuevo lugar para buscar signos de vida en el Planeta Rojo, según un estudio de la Universidad de Texas en Austin. Es probable que la depresión haya sido formada por un volcán debajo de un glaciar, y podría haber sido un ambiente cálido, rico en químicos y adecuado para la vida microbiana.

«Nos atrajo este sitio porque parecía que podría albergar algunos de los ingredientes clave para la habitabilidad: agua, calor y nutrientes», dijo el autor principal Joseph Levy, un asociado de investigación en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, una unidad de investigación de la Escuela de Geociencias de Jackson.

La depresión está dentro de un cráter posado en el borde de la cuenca de Hellas en Marte y rodeado por depósitos glaciales antiguos. Llamó la atención de Levy por primera vez en 2009, cuando notó rasgos de grietas en unas imágenes de depresiones tomadas por el Mars Reconnaissance Orbiter que parecían similares a las «calderas de hielo» en la Tierra, formaciones encontradas en Islandia y Groenlandia que son hechas por volcanes en erupción bajo una capa de hielo. Otra depresión en la región de las Galaxias Fossae de Marte tenía una apariencia similar.

«La forma de estos terrenos nos llamaron la atención debido a que tienen un aspecto extraño. Están fracturados concéntricamente, por lo que parecen un ojo de toro. Esto puede ser un patrón muy distintivo que se puede ver en los materiales de la Tierra», dijo Levy, que fue un investigador postdoctoral en Portland State University, cuando vio por primera vez las fotos de las depresiones.

Pero recién este año él y su equipo de investigación pudieron analizar más a fondo las depresiones, usando imágenes estereoscópicas, para investigar si las depresiones fueron hechas por una actividad volcánica subterránea que derritió el hielo superficial, o por el impacto de un asteroide. El colaborador del estudio Timothy Goudge, becario postdoctoral del instituto, utilizó pares de imágenes de alta resolución para crear modelos de elevación digital de las depresiones que permitieron un análisis en profundidad de su forma y estructura en 3-D. También participaron en el estudio investigadores de la Universidad de Brown y Mount Holyoke College.







«La gran contribución del estudio fue que pudimos medir no sólo su forma y apariencia, sino también cuánto material se perdió para formar las depresiones. Esa vista 3D nos permite comprobar las ideas de si es volcánica o de impacto», dijo Levy.

El análisis reveló que ambas depresiones compartían una forma inusual de embudo, con un amplio perímetro que se estrechaba gradualmente con la profundidad.

«Eso nos sorprendió y nos llevó a pensar mucho sobre si eso significaba que había un derretimiento concentrado en el centro que eliminaba el hielo y permitía que las cosas se vieran por los lados o, si teníamos un cráter de impacto, que comenzó con un cráter mucho más pequeño en el pasado, y por sublimación de hielo se ha ampliado el tamaño aparente del cráter», dijo Levy.

Después de probar escenarios de formación para las dos depresiones, los investigadores encontraron que es probable que se formaron de diferentes maneras. La extensión de los escombros alrededor de la depresión de Galaxias Fossae sugiere que es el resultado de un impacto; pero la historia volcánica conocida del área todavía no descarta orígenes volcánicos, dijo Levy. En contraste, la depresión de Hellas tiene muchos signos de origen volcánico. Carece de los restos circundantes de un impacto y tiene un patrón de fractura asociado con la eliminación concentrada de hielo por fusión o sublimación.

La interacción de la lava y el hielo para formar una depresión sería un hallazgo emocionante, dijo Levy, porque podría crear un ambiente con agua líquida y nutrientes químicos, ambos ingredientes necesarios para la vida en la Tierra. Él dijo que la depresión de Hellas y, en menor medida, la depresión de Galaxias Fossae, se deben tener en cuenta al buscar hábitats en Marte.

Gro Pedersen, un volcanólogo de la Universidad de Islandia que no participó en el estudio, está de acuerdo en que las depresiones son sitios prometedores para futuras investigaciones.

«Estas características realmente se parecen a los calderos de hielo conocidos de la Tierra, y sólo desde esa perspectiva deberían ser de gran interés», dijo Pedersen. «Tanto porque su existencia puede proporcionar información sobre las propiedades del material subterráneo —la posible existencia de hielo—, y debido a la posibilidad de revelar las interacciones hielo-volcán».

Fuente: Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti

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