Una opción para la llegada de la vida: la necropanspermia

¿Realmente podría viajar una espora alienígena años luz entre sistemas estelares diferentes? Bueno, si su teoría no le obliga a estar vivo cuando llegue, entonces es posible

Parece poco verosímil la idea de que un diminuto organismo pudiera haber ido de polizón a bordo de una mota de polvo espacial y cruzar grandes extensiones de espacio y tiempo hasta aterrizar e instalarse en la Tierra primitiva. Lo más probable es que esos organismos hayan muerto mucho tiempo atrás al momento de llegar a la Tierra. Pero… ¿no podrían esos cadáveres de alienígenas haber aportado la plantilla genómica que comenzó la vida en la Tierra?

Bienvenido a la necropanspermia.

La panspermia, la teoría de que la vida se originó en algún otro lugar del universo y fue transportada a la Tierra, requiere que se examine dónde podría ser ese otro lugar. Por lo que al Sistema Solar se refiere, el candidato más probable para la formación espontánea de un replicador a base de carbono y soluble en agua es… bueno, la Tierra. Y, dado que todos los planetas tienen la misma edad, la única razón obvia para apelar a la noción de que la vida se debe haber formado espontáneamente en otro lugar es que allí tuvo un lapso de tiempo mucho más largo que el disponible desde el inicio del Sistema Solar.

Las opiniones varían, pero la Tierra pudo haber ofrecido un entorno razonablemente estable y acuoso desde hace, digamos, 4.300 millones de años hasta hace unos 3.800 millones años, que es más o menos cuando aparecen las primeras evidencias de vida en el registro fósil. Esto representa unos buenos 500 millones de años para que se produzca espontáneamente algún tipo de replicador con una química primitiva para convertirse en un organismo autónomo capaz de producir energía metabólica y una reproducción completa.

Quinientos millones de años suena como una cantidad generosa de tiempo, aunque con sólo un ejemplo para comparar quién sabe cuánto es, en realidad, una generosa cantidad de tiempo. Wesson (ver el enlace abajo) argumenta que no es suficiente tiempo, haciendo referencia a otros investigadores que calculan que las interacciones moleculares al azar durante más de 500 millones de años sólo se producirían alrededor de 194 bits de información —mientras que un genoma de virus típico tiene 120.000 bits —y el genoma de las bacterias Escherichia coli tiene cerca de 6 millones de bits

Un argumento en contra de esto es que cualquier nivel de la replicación en un entorno con escasa materia prima favorece a aquellas entidades que son más eficientes en la replicación —algo que se sigue produciendo generación tras generación— lo que significa que dejaría muy pronto de ser un entorno de interacciones moleculares al azar.

Busque en internet el término 'panspermia' y llegará (a la izquierda) a ALH84001, un meteorito de Marte que tiene algunas estructuras de lindo aspecto que podrían ser sólo depósitos minerales; y (derecha) un tardígrado, un organismo totalmente terrestre que puede soportar altos niveles de radiación, desecación y condiciones de casi vacío, a pesar de que prefiere vivir en el musgo húmedo. Por lo tanto, no hay panspermia aquí, sólo un astronónomo con un microscopio electrónico. Crédito: NASA

Sin embargo, la necropanspermia ofrece una solución a cómo podría haber comenzado este proceso. El mecanismo por el cual el genoma de un alienígena muerto se convierte en una útil plantilla para la posterior replicación orgánica en la Tierra no se describe en detalle, fuera de hacer un análisis sobre los virus como ejemplo de plantillas genómicas inanimadas. Si bien reconoce que la forma de reproducción de los virus actuales requiere de los organismos celulares, se propone que esto no siempre fue así.

Queda por ver si esta línea de pensamiento ayuda a apoyar la teoría de la necropanspermia. La teoría sigue teniendo como requisito que la Tierra primitiva estuviese preparada y madura, en un estado ideal para la siembra, con un cóctel suavemente entibiado de compuestos orgánicos, sacudido pero no agitado, bajo la protección de una atmósfera y una magnetosfera.

En estas circunstancias, parece bastante plausible que se estableciera un replicador primigenio gracias a una fortuita combinación de compuestos orgánicos. No queda claro que sea necesario el arribo de virus interestelares muertos para poner en marcha el mundo como lo conocemos.

Para una lectura que amplíe el tema: Wesson, P. Panspermia, past and present: Astrophysical and Biophysical Conditions for the Dissemination of Life in Space.

Fuente: Universe Today. Aportado por Eduardo J. Carletti



Más información: