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La sala de la nave era oblonga y muy espaciosa, penetrada en su totalidad y de forma uniforme por una reverberación de luz blanquísima. No existían aberturas permanentes; donde se suponía la presencia de una puerta, imperceptible en las paredes, era señalada por un nimbar de luz añil. La música de violonchelo, o al menos lo más parecido al sonido de un violonchelo, era suave y melancólica.
Cambió la luz inyectada en el ámbito del habitáculo y el diáfano espacio se trocó de un tono garzoverde. Transcurridos unos minutos la luz envolvente cambiaba según iban dictando las notas del violonchelo y la sala oblonga se anegaba de grises torcaces, cobaltos e índigos. Se hizo visible una puerta y penetraron una ninfa bellísima tocada con unos livianos velos y un semicabrón que se pusieron a bailar siguiendo las notas de la música.
Son unos seres maravillosos me dijo el almirante Rudón 54 de la quinta flota expedicionaria del planeta Traidén, mientras me invitaba a sentarme en un mullido cubo de luz. Hubo un tiempo en que solamente ellos habitaban la tierra. Tiempos gozosos y despreocupados porque son seres nacidos para la felicidad. Muy simples intelectualmente pero muy capacitados para el juego y la diversión.
Comenzaron a sobresanar por las paredes y el techo de la sala ramas de hayedos, juníperos y agracejos e incluso de mirobálanos de Jorasán.
En la tierra volvió a comentar el almirante vivían en perfecta armonía con la naturaleza; les estimula mucho verse rodeados de especies vegetales que les eran conocidas.
Cuando cesó la música y aquellos seres dejaron de bailar, comencé a aplaudirles, cosa que les turbó un poco y salieron por una puerta recién aparecida.
Para nosotros comenzó a decir el almirante con tono dubitativo esta misión es casi rutinaria, pero para usted... ¿No le asalta ningún tipo de duda?
En absoluto. Desde hace mucho tiempo mi especie les ha considerado como dioses, ustedes nos han orientado, ayudado y castigado cuando nuestros pasos nos iban a encaminar al desastre, con discreción, pero presintiéndoles siempre... Usted mismo participó en la operación de Sodoma y Gomorra.
Es cierto, ser inmortal le obliga a uno a tener una gran memoria; yo era por entonces un oficial con no mucha experiencia.
¿Cuántas veces han repetido esta operación en la Tierra?
Eso no debe preocuparle ahora, amigo mío, lo importante es el éxito de la presente, que sin su colaboración y ayuda no hubiera sido posible.
¿Por eso me premian?
Nosotros, lo sabe usted, somos gentes de honor.
El almirante me anunció que se retiraba a descansar. A mi lado observé un rectángulo de luz suspendido en el aire que supuse era mi cama. Cuando me tumbé en el lecho lumínico, la sala oblonga quedó sumida en un tono violeta muy tenue.
Por la mañana un centauro me trajo el desayuno: café, tostadas, zumo de naranja y tarta de manzana. Luego varias ninfas me dieron un baño y me trajeron de nuevo a la sala oblonga. Dentro de unas horas una fina lluvia ácida comenzará, durante cuarenta días, a caer sobre la Tierra y exterminará la vida en el planeta; durante otros cuarenta días se procederá a su limpieza y repoblación con esos seres angelicales, una fauna y flora equilibrada biológicamente que nos sirva de alimento, mi familia y yo.
Una pequeña traición y algunas deslealtades en la Tierra me han servido para procurarme y, a su vez, dejar a mis descendientes un paraíso, mientras que los guerreros del planeta Traidén se garantizan unas fronteras seguras.
Sin embargo, desde hace rato la sala oblonga está inyectada de un rojo intenso y de sus paredes comienza a desprenderse un calor insoportable, ¿no será que el almirante no quiere correr riesgos?
Juan Antonio Molina
Juan Antonio Molina, nacido en 1956 y residente en Sevilla (España), ha desarrollado una intensa labor en el ámbito periodístico, dirigiendo diarios y emisoras de radio y ejerciendo, asimismo, una notable labor como columnista en importantes periódicos españoles.
En el contexto literario, colabora asiduamente con prestigiosas revistas latinoamericanas y españolas donde ha publicado gran parte de su creación poética y ha publicado cuatro libros, el último de ellos "El origen mitológico de Andalucía."
Axxón 116 - julio de 2002
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