Andernow Waquero |
WAQUERO – Hola Baldor, me alegra verte tan temprano, tenemos algunos problemas...
BALDOR – ¿Sólo algunos? Ya te contaré, ya... Pero vayamos primero con los tuyos.
WAQUERO – Se trata del Guanaco, pensé que estaría mas calmado ahora que hay más gente en el Ander, pero no es así.
BALDOR – ¡Uf, qué alivio! Creí que era normal el que intentara pegar un mordisco a Sorn cada vez que están juntos. Aunque claro, el que Sorn lo utilizara como almohadón durante tres semanas no debe haber favorecido mucho la convivencia.
WAQUERO – Seguro, pero el tema es Moony, aparentemente el Guanaco está... ¿cómo se dice en España cuando alguien está "metejoneado", encaprichado con una chica?
BALDOR – Hummmm... No estoy seguro. Depende del punto de vista. Para el implicado tal vez sea "encandilado", pero los demás seguro que apuestan por "enchochado".
WAQUERO – Enchochado entonces. Shhhh... Cuidado que ahí viene...
GUANACO – Buenas, buenas... ¿Alguien vio al oso apestoso?
AMERICANDER , by Waquero |
Teatro de Revistas
No es lo lógico hablar de libros en este espacio si no fuera que el magnífico Bilal piensa transformarlos en un book de historietas, las novelas son:
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La Ciudad de las Bestias, de Isabel Allende
Alex vivirá una aventura en busca de una raza de bestias gigantes por el Amazonas acompañado de su abuela y Nadia, una adolescente de su misma edad en la nueva novela de Isabel Allende, quien por vez primera escribe una novela de aventuras para todos los públicos.
Siempre es un placer leer una novela de Isabel Allende y esperaba la oportunidad de echarle un vistazo a esta novela para ver qué hacía en un género en el que no se había adentrado hasta ahora.
El resultado, con algún desacierto que otro, no puede ser más satisfactorio.
Su prosa es tan brillante como siempre y da gusto leer lo que escribe sólo por disfrutar de la belleza de la calidad estilística de sus párrafos. Además que luego lo que cuenta con tanta calidad, también es sorprendente.
Su argumento es simple.
En primer lugar, los niños protagonistas que inician su viaje iniciático a la madurez y tal en la historia son mucho más profundos, tienen sentimientos reales y no son, ni de lejos, los típicos niños modernosos que suelen protagonizar estas historias.
La aventura que viven tiene mucho de ecología y del realismo mágico del que hace gala esta escritora y no se hace pesada, con lo cual se corre el peligro de que el lector se pueda terminar demasiado rápido este corto libro (recordemos que Allende lo escribió pensando en los niños como principales lectores).
Como contra, también adolece de unos cuantos defectos que no podía dejar de reseñar: Algunos personajes están muy estereotipados, como los malos representados en el terrateniente y los corruptos soldados o los indios, todos muy buenos y espirituales (demasiado para mi gusto).
También está por qué Alex viaja al Amazonas, que todavía no entiendo la actitud de su padre del "Hijo, como tu madre se está muriendo de cáncer, ¿por qué no te vas de aventuras a la selva con tu abuela?".
Como consuelo, deja mucho que desear pero en fin... Por lo demás, una lectura muy recomendable.
BALDOR – Vaya, sí que le ha dado fuerte. Me he escapado del bocado por milímetros. Definitivamente, la palabra era enchochado.
WAQUERO – Sí, lo que pasa es que Moony es una chica muy bella. ¡Mirá, ahí viene!
MOONY – Hola chicos...
BALDOR – Hola Moo... ¡MOONY! Gaahh, glup.
MOONY - ¿Sabés qué pasa, Baldorcito? Yo soy una gata en realidad y mi costumbre es vivir desnuda. ¿No te molesta verme desnuda?
BALDOR – Eeeeh... No... en realidad, ejem... no. Es que... esto... sí, de donde vengo es ahora invierno y me ha... esto... me ha sorprendido, sí.
MOONY – Me alegra, mirá Waquero como se acostumbró.
WAQUERO – Sip, gasp, burb, argh. Ffffffpppp...
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Noches Nabateas
Por José Miguel Pallares.
Consta de una novela larga que da título al libro, un puñado de magníficos relatos, cinco de ellos inéditos y una novela breve, «El salario de la bailarina», escrita junto al gran Armando Boix y Faustino Lobo.
Casi era de esperar, puesto que parece una constante: cada dos años Pallarés publica un libro de literatura. Así sucedió con «En breve conquistaré esta tierra» (1996), «El ayer vacío» (1998), «Bula Matari» (2000), coescrita con León Arsenal, y «Noches nabateas» (2002). A tenor de lo leído, despacio, con tesón y sin hacer ruido, el autor ha madurado hasta el punto que podemos afirmar que su pluma puede convertirse en una referencia del fantástico en castellano.
Conforme van pasando los títulos se evidencia una creciente pasión por los clásicos en voluntad y formas, un marcado gusto por el exotismo y una acusada querencia hacia la aventura. No obstante, y frente al pesimismo del que había hecho gala en su producción anterior, llama la atención su apuesta por la redención individual, la presencia de un punto de luz al final del túnel. Otro aspecto destacado es la mayor contención estilística, que se agradece notablemente, así como una variedad temática poco común.
La historia se desarrolla en un Marte ficticio, lugar al que ha trasladado la mítica ciudad de Petra y a sus gobernantes, los nabateos. No se lee, es tan adictiva que se pasan las páginas a toda velocidad; ofrece una crueldad explícita pero contenida; revive el exotismo no sólo por el escenario que nos ofrece, sino por la utilización de la riqueza léxica del castellano, que en lugar de molestar, gusta; consigue explotar satisfactoriamente esa veta menos sobada del vampiro al aunarlo con su faceta de gobernante y la maldición que sufre el planeta es un metáfora sobre la desigualdad. Me quedo con la máxima: «Siempre se obtiene algo si se pelea».
En cuanto a los relatos, al margen del premiado «Escurzón», muestran una variedad temática más que interesante. «La ciudad de las sombras» homenajea a Calvino de forma más que digna. «Sandalias de hierro» bebe de «Las mil y una noches» y de la tradición del relato oral, siendo de una hermosura inhabitual. La mala onda de «Linaje de mi pluma» convence.
Por supuesto, hay de todo como en botica.
En resumen, una lograda novela y una antología consistente.
De estas dos novelas Enki Bilal en un trabajo independiente las adaptará a formato viñeta en su ya clásica forma de manejar los óleos como él solo sabe hacer. Se espera este producto para fines de este año.
GUANACO - ¡Salí de donde estás... Puedo olerte!
SORN – No es ninguna hazaña, hasta un besugo constipado podría hacerlo... sin salir del agua. El olor forma parte de mi personalidad. Por cierto, no sabía que poseías una personalidad tan acusada, Guanaco.
GUANACO - Es que no tuve tiempo de bañarme. Hoy le llegó un ramo de flores a Moony. ¿Se lo mandaste vos?
SORN – ¿Yoooo? ¿Acaso tengo pinta de ir a una tienda, encargar un ramo con rosas rojas y blancas, salpicado con lirios y atado con un gran lazo violeta, y dejarlo frente a su puerta, elegantemente inclinado para que se aprecie mejor el efecto?
GUANACO – ¡¡¿¿HEE...??!! Mirá oso libidinoso. Mantené tus garras lejos de Moony, o si no...
SORN – No te creas, estoy temblando... Pero como tengo mucho pelo no se me nota. ¿Y tú cómo tiemblas?
MOONY - ¡Chicos, no se peleen! No soy la única chica del mundo. Miren, acá estoy con unas amigas en la terraza de casa tomando un poquito de sol. ¿No son monas?
SORN – No, son gatas, y qué gatas. Ggrrrrrrrr.
GUANACO – Como diría Waquero: Sip, gasp, burb, argh. Ffffffpppp...
Juegomanía
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Unreal II: The Awakening, el esperado FPS de Infogrames actualmente en desarrollo por Legend Entertainment. En un video se podrán ver algunas de las características que se encontrarán en el juego Full.
En Unreal II: The Awakening el jugador asumirá el rol de John Dalton, un ex-marine asignado a patrullar el borde del espacio conocido por la humanidad. De pronto Dalton se ve envuelto en una guerra entre razas extraterrestres por el control del Universo, y él será el único representante de la Tierra.
Unreal II: The Awakening está siendo desarrollado por Legend Entertainment, y se espera esté en tiendas de venta de juegos en EE.UU. a mediados de Febrero por un precio aproximado de u$s 49,99. No dejes de ver el video. Más información sobre este juego en su sitio Web oficial.
¿Y quién podrá destronar a The Sims?
Ya todos sabíamos de la "poca popularidad" que había tenido hasta ese momento el juego The Sims Online. Pues bien, esta semana ya está entre los 10 más vendidos, echando por tierra cualquier especulación hecha. En primero lugar está el juego The Sims Deluxe, de Electronic Arts. En el segundo lugar está The Sims: Unleashed, de la misma empresa. Y por último en tercer lugar se mantiene Harry Potter and the Chamber of Secrets. Para tristeza de La Strega que es fanática de este juego.
Esta semana tenemos cuatro juegos de The Sims en los Top Ten, y dos de ellos en los primeros tres lugares, lo que ya es más que costumbre. Y entonces formulo la pregunta: ¿habrá un juego que destrone por un tiempo prolongado a los famosos The Sims? Con el tiempo veremos si algún Doom 3 o Unreal II logra lo imposible.
VAYAMOS POR PARTES, FRANKIE
Novelas en capítulos
APUNTES SOBRE LA VIDA SEXUAL DE UN ÁNGEL
Por Angel Eduardo Milana
PRESENTACIÓN
Había viajado a los Estados Unidos para promocionar la edición en inglés de uno de mis libros. Estaba en Miami y mi primera actividad en ese país era entrevistarme con el representante del editor para que me diera las instrucciones y el itinerario previsto, pero calculé mal el tiempo para ir desde mi hotel a su oficina y llegué media hora antes.
Dos jovencitas conversaban animadamente en "espanglés" en la recepción. Supuse que alguna de ellas sería la secretaria y me presenté.
—Ah, señor Milana, llega temprano, pero hay una persona en Los Ángeles que me encargó que lo comunicara ni bien llegara. Si me permite, lo haré y le pasaré la comunicación a aquel teléfono.
Le di mi aprobación y me corrí al otro teléfono. Alcancé a oír a la secretaria que le decía a la otra con un suspiro, mientras obtenía la comunicación:
—Este gallo tiene una voz tan agradable que parece que te estuviera acariciando. Me hace palpitar allá abajo.
Cuando recibí la comunicación, la voz me pareció muy agradable, pero de allí a hacerme palpitar... Bueno, yo no soy mujer y nunca tuve inclinación por los hombres. Reconocí la forma de hablar de un argentino, pero con cierto aire cubano o centroamericano.
—Señor Milana —me dijo luego de presentarse como Julián Navarro y de un breve elogio de mis novelas y cuentos—, me ha gustado la forma en que presenta a sus ángeles y demonios y quisiera que escriba algo sobre mí, pues, verá usted, yo soy un ángel.
—Caramba, ¿en qué se basa usted para hacer tal afirmación?
—En varios hechos. ¿Que diría usted de alguien que, con más de cien años de edad, deja embarazadas a sus amantes?
—Diría que es un hecho extraordinario, pero de allí a deducir que es un ser sobrenatural... Por otra parte, mis ángeles son imaginarios.
—Ya verá usted cuando me conozca personalmente. Desearía entrevistarlo en San Francisco e invitarlo a mi casa en Los Ángeles.
—Disculpe, aún no conozco mi itinerario.
—Yo sí, por eso sé que el viernes próximo estará en San Francisco. No se comprometa para el fin de semana.
—Le informo que viajo con mi esposa.
—Ah. ¿Qué edad tiene su esposa?
—Setenta años, lo mismo que yo.
—Perfecto, no habrá ningún peligro.
—¿Peligro de qué?
—De que quiera acostarse conmigo. No tengo influencia con las mujeres mayores de cincuenta años. No lo molesto más, lo veré el viernes en su hotel.
Así se despidió. Yo pensé: "en USA hay locos de todo tipo", y me olvidé del asunto.
El viernes por la tarde, en San Francisco, al llegar al hotel, luego de una agitada semana de trabajo saltando de ciudad en ciudad, me informaron que tenía un mensaje:
"Por favor, aguarde mi llegada en su hotel. Julián Navarro".
Recién entonces me acordé del tipo que se creía un ángel y se lo conté a mi esposa.
Más tarde bajamos para salir a cenar, pues teníamos hambre y no pensábamos esperarlo demasiado. Al pasar por el lobby mi esposa me señaló una pareja:
—Esos dos deben ser artistas de cine. Ella se parece a Rita Hayworth y él...
Se interrumpió porque la pareja, al vernos, se encaminó directo hacia nosotros.
—Buenas noches, señora y señor Milana.
Reconocí la voz de Julián Navarro. Nos presentó a su esposa Carmen (no era la Hayworth, se la veía más exuberante y hablaba con fuerte acento cubano) y se disculpó por llegar un poco atrasados por el tránsito. Inmediatamente nos invitaron a cenar y, mientras tanto, hablar de negocios.
La pareja irradiaba tal atractivo que no pudimos menos que aceptar. Yo pensé: "si es un loco, no lo parece, y aparenta tener guita".
Luego de ordenar la comida y la bebida, el señor Navarro me espetó, a boca de jarro:
—Señor Milana, le ofrezco cien mil dólares por escribir mi historia.
No exclamé ¡cien mil dólares! porque me quedé sin voz al oírlo. Espero no haberme quedado con la boca abierta. Él continuó hablando:
—Claro, será con algunas condiciones: Cincuenta mil ahora y el resto cuando yo apruebe el original. Si luego de un tiempo prudencial no lo he aprobado o decido no publicarlo, lo mismo cobrará, pero me entregará todas sus notas y apuntes y no podrá publicar nada de lo que yo le he contado.
Yo ya me había repuesto.
—Seré franco con usted: es la primera vez que alguien me paga por anticipado y jamás esperé ganar tanto por un trabajo literario. Nunca he escrito por encargo y no sé cuales serán los resultados.
—Yo correré el riesgo. Usted tiene libre el fin de semana, venga a pasarlo con nosotros, yo le contaré mi historia y el lunes podrá continuar su itinerario en Los Ángeles, que es su próxima ciudad.
—-Por lo visto se ha informado bien de mi itinerario.
—Bueno —intervino la esposa—, es que nosotros lo hicimos. Nuestra empresa posee el treinta por ciento de la editorial.
Acepté. ¿Cómo iba a rechazar la propuesta tan generosa de unos patrones tan simpáticos? Aquí está la versión novelada de lo que me contó Julián Navarro. Si es o no es un ángel, decídalo usted.
MENDOZA, Junio de 2009
CAPÍTULO I
HUÍDA HACIA EL SUR
El recuerdo más antiguo de Julián es el de estar bebiendo agua sumergido en el recodo pantanoso de un río, sumamente cansado y con ardores en todo el cuerpo debido a las quemaduras del sol. Detrás de él se extendían las dunas de un desierto sobre las que se veía un rastro irregular. Los últimos metros los había hecho de rodillas. El sol, cercano al horizonte, todavía deslumbraba. Julián estaba totalmente desnudo.
Poco a poco fue recuperando las fuerzas, aliviados sus dolores por el agua, que sostenía en parte su peso y mucho más fresca que las arenas por las cuales se había desplazado, quién sabe por cuánto tiempo. Una sombra pasó por su campo visual, con esfuerzo consiguió enfocar su vista: era un ave que planeaba sobre unos pajonales. Su mente y su estómago le dijeron ¡comida! y comenzó a arrastrarse entre el barro, el agua y las plantas acuáticas hacia ese lugar.
El pantano no era profundo, podía hacer pie en todo momento y a veces había islotes fangosos. En uno de ellos encontró un nido con huevos. ¡Comida!, volvió a decirle el estómago. Arrebató un huevo y le hincó el diente con cáscara y todo. Adentro había un embrión en formación, pero no se hizo problemas: cáscara, líquido y embrión fueron a parar a su absolutamente vacío estómago. Luego del tercer huevo se tranquilizó un poco y al cuarto le sacó la cáscara.
Satisfechas las necesidades primarias se colocó de espaldas en el húmedo islote y se quedó dormido. Despertó desorientado, con el sol alto del otro lado del río. Trató de recordar por qué estaba allí. Todos sus recuerdos se resumían en lo relatado. De lo anterior, no recordaba absolutamente nada.
Se había despertado porque oyó ruidos y voces que provenían desde el lugar en que sus huellas se internaban en el río. Atisbó entre las pajas y vio un grupo de hombres a caballo que se habían detenido en ese lugar y miraban hacia el río, conversando entre ellos. Algo le dijo que lo buscaban a él y que no debían encontrarlo, pues su libertad o su vida corrían peligro. Afortunadamente estaba todo cubierto de barro y sería muy difícil distinguirlo entre las plantas desde esa distancia, unos doscientos metros.
Uno de los que estaban en la orilla trató de meterse al río con su caballo pero éste se resistió. Lo azuzó y el caballo obedeció, pero a los cinco metros sus patas delanteras se hundieron profundamente en el barro. Una violenta reculada dio por tierra con el jinete y un relincho de terror puso sobre aviso a los otros caballos que se removieron inquietos.
Cuando caballo y caballero regresaron a la orilla, el que parecía el jefe dio una orden y se encaminaron todos juntos río arriba. Julián se sintió aliviado, se acercó al agua para beber y luego se volvió a lo más espeso del pajonal, hundiéndose en el fresco barro. En todo el recorrido se había cuidado de no quebrar los juncos y éstos cubrieron rápidamente su rastro.
Otra vez lo despertó un ruido de caballos pero ni se movió. El sol estaba alto en el cielo y ya había cruzado a la otra orilla del río. Él no los vio, pero ahora los jinetes avanzaban por ambas márgenes y por el medio iba una barca con tres personas. Cerca de donde Julián estaba no había profundidad suficiente para navegar, por lo que no lo vieron. Los tres grupos pasaron río abajo y no regresaron, al menos, mientras estuvo alerta.
Volvió a despertarse, ahora por un batir de alas próximo. El sol estaba nuevamente cerca del horizonte y las aves regresaban a sus nidos. Tomó nota de dónde acuatizaban y a la noche, desplazándose como una serpiente, llegó hasta un nido y dio cuenta de sus ocupantes. Las plumas le dieron más trabajo que la cáscara de los huevos y la carne era más dura, pero su estómago consideró esta cena más sustanciosa que la anterior.
La comida y el descanso le habían hecho recuperar fuerzas y el barro estaba curando sus quemaduras, pero una sensación de inquietud lo dominaba: sentía que tenía que seguir huyendo, alejándose de quienes lo perseguían, no sabía por qué. Ya era noche cerrada y los únicos ruidos que se oían provenían de los insectos del pantano. Se puso de pie y miró todo a su alrededor. Cerca del horizonte, desde donde venía el río, le llamó la atención un grupo de estrellas y decidió que ese era el camino que debía seguir.
Las estrellas eran la Cruz del Sur y el río, el Nilo. Esto lo averiguó años más tarde, cuando volvió a vivir entre gente civilizada. Por la posición de esas estrellas dedujo que debió haber llegado al Nilo al sur de Luxor, cerca de Asuán, que por esa época no tenía represa, ergo, alrededor del mil novecientos.
Aunque no tenía memoria de lo que le había ocurrido, ni ningún otro recuerdo anterior a lo ya narrado, conservaba varias habilidades de su vida previa, que fue descubriendo poco a poco, y que le fueron de mucha utilidad más adelante. También había cosas que le resultaron fundamentales para conservar la vida y que en su momento no le llamaron la atención pero que, cuando tuvo la oportunidad de reflexionar sobre ellas, le dieron la pauta de que no era una persona normal. Por ejemplo, el que los animales, domésticos o salvajes, no lo atacaran, y que le permitieran acercarse y tocarlos sin huir. ¡Hasta los insectos lo ignoraban!
Es decir, los animales no lo ignoraban, pues lo seguían con la vista. En más de una oportunidad, al pasar junto a un perro o un gato, los acariciaba y ellos respondían a la caricia según su costumbre: agitando la cola o ronroneando. A veces algún perro lo acompañaba unos metros, como con desgano, y nada más.
Inició el viaje siguiendo una pauta que mantuvo por mucho tiempo, hasta que se sintió seguro: viajaba de noche, siempre por las proximidades del río, que le proveía comida, bebida y, en muchas ocasiones, un refugio durante el día. Evitaba cuidadosamente a los seres humanos, aunque a veces se acercaba sigilosamente a sus casas, para conseguir algún ave o pequeño animal para alimentarse. Desde mucho antes del amanecer buscaba un escondite y, si no lo hallaba, no seguía hacia adelante sino que se volvía hasta el último lugar que le ofreciera donde ocultarse del sol y de las personas.
Descubrió que a veces el río cambiaba de dirección pero que luego retomaba el rumbo que él deseaba. En ocasiones trataba de acortar camino apartándose del río y siguiendo rectamente hacia el sur pero, si a mitad de la noche no lo encontraba nuevamente, no se arriesgaba a continuar y regresaba. Había aprendido una lección de supervivencia: mantenerse cerca de las fuentes de agua.
No llevó la cuenta de cuánto tiempo duró su fuga, pero estimó que habrá sido más de un año, hasta que el paisaje cambió. Poco a poco el desierto se convirtió en bosque y el lejano plano del horizonte se convirtió en sierras y montañas cercanas. En esa zona, aunque no abandonó las precauciones, se sintió más seguro.
Cierto día lo despertaron en su refugio risas y gritos de seres humanos. Miró entre las ramas y vio que en una ensenada o pequeña laguna que formaba el río, había un grupo de indígenas jugando en el agua y en las orillas. Era la primera vez que veía otras personas completamente desnudas, como él lo había estado en todo su viaje. Luego advirtió que los que llegaban o se retiraban lo hacían con un taparrabos que se sacaban antes de unirse al grupo. Por momentos, alguna que otra pareja se metía entre los árboles y se abrazaban y jugaban solos. Sintió una intensa atracción y necesidad de unirse al grupo, algo tiraba de él irresistiblemente y salió de su escondite. El color de su piel, aunque muy curtido por el sol, era notablemente distinto al de los del grupo.
Cuando lo vieron no cundió la alarma pero cesaron todos en su actividad. La actitud en que se presentó no era ofensiva sino excesivamente amistosa: sonriendo, totalmente desnudo y con el pene firmemente erecto. ¡Lo que lo atraía, sin que él lo supiera, era un fuerte deseo sexual al ver a tantas hembras desnudas! Se acercaron mutuamente, los del grupo mirando hacia sus piernas y haciendo comentarios risueños que él no entendió.
Lo rodearon a cierta distancia. Una de las mujeres de más edad se acercó y bailó frente a él, con gran algarabía por parte de los demás. Otras mujeres la imitaron, mientras los restantes hacían una ronda. La primera mujer fue más atrevida y frotó sus nalgas contra el pene. Eso fue demasiado para Julián, quien la abrazó, sin resistencia por parte de ella, y se tiraron al suelo. Afloró en él una de las habilidades naturales que no había olvidado y consumó el acto en medio de otras parejas que los imitaban y del batir de palmas de los que no lo hacían.
Luego de esto la mujer, satisfecha, anunció a los otros que tomaba posesión de ese hombre y que estaba dispuesta a prestarlo a quien pagara su precio. Julián se enteró de eso más adelante.
No solamente la mujer, toda la tribu lo adoptó y se benefició con ello. Demostró tener una excelente puntería tirando con arco y flecha, lo que les proporcionaba muy buenos resultados en las cacerías. El tipo de arco que usaban los indígenas no era de su agrado, buscó las maderas apropiadas y se construyó un arco de mayor tamaño y potencia, lo que le permitió mayor alcance.
Introdujo pequeñas mejoras en la vida cotidiana de la tribu y, cuando aprendió el idioma, comenzó a hacer preguntas acerca de los alrededores. La sensación de persecución había desaparecido, pero quería seguir viaje hacia el sur. Lo único que sabían era que en esa dirección había una gran extensión de agua y montañas hacia el este y el oeste.
Estuvo con estos indígenas al menos un año pues, antes de que partiera, varias mujeres habían dado a luz niños con la tez bastante más clara que la de sus padres, para beneplácito de todos. Cuando insistió en que quería continuar viaje le dijeron que le conseguirían guías de otra tribu que vivía más al sur para que lo acompañaran. Poco después llegó una comitiva desde el sur trayendo objetos, tejidos y animales domésticos que intercambiaron con los residentes. Luego de dos días de permanencia regresaron por donde habían venido, acompañados por Julián y sin los animales domésticos. Le permitieron llevar el arco, pero no quisieron que llevara consigo una lanza y un tosco cuchillo de piedra que también había fabricado.
Luego de dos días de viaje a paso rápido desembocaron de improviso ante la mayor extensión de agua que había visto desde que tenía memoria. Mucho tiempo después, al reconstruir su viaje con ayuda de mapas, determinó que era el Lago Alberto, en la orilla de lo que ahora es El Zaire.
Al llegar a la aldea de sus acompañantes hubo una gran fiesta y le pidieron que hiciera uso de sus mujeres. Nunca se había resistido a eso y no lo hizo ahora. Luego de un par de meses de estadía manifestó su deseo de continuar viaje, pero le dijeron que eso era imposible: habían pagado un buen precio por él y tenía que cumplir con sus obligaciones. ¡En ese momento se enteró de que era un esclavo! Y, a partir de esa noche, un prisionero, pues lo encerraron junto con la mujer a quien debía dejar embarazada.
Hacía tiempo que no se preocupaba por su libertad, porque no la había visto restringida tan evidentemente, pero esa noche tomó la determinación de huir. La choza en donde lo encerraron no era una prisión que pudiera contenerlo por mucho tiempo. Fue aflojando discretamente las ataduras de los palos hasta que, pocos días después, cuando todos dormían, huyó. Durante tanto tiempo había viajado de noche que su visión nocturna era excelente, así como su capacidad para moverse sigilosamente.
Fue hasta la choza del jefe, recuperó su arco, carcaj y flechas, se apropió del único cuchillo metálico de toda la tribu, saltó el vallado y se dirigió directamente hacia el sur.
(continuará...)
La Luna de Hueso by La Strega |
LA STREGA - ¡¡¡Moony!!!.
MOONY -¿Qué gordita?
LA STREGA -¡¡¡Ay!!! ¿Por qué gordita? ¿Se me notan mucho los kilitos que engordé en las fiesta?
MOONY -Pero no, bomboncito, es una forma de decir... Además, en cuanto nos pongamos a bailar en el carnaval que se viene te puedo asegurar que recuperás la silueta, ni el "Rey Pomo" se salva.
LA STREGA – Vos tenés la idea fija, Moony; es el Rey Momo no "pomo".
MOONY - ¿Ah sí? risa contenida
LA STREGA - Lo que quería preguntarte, Moony, es si sabés como se pone mi disfraz, porque me estoy complicando bastante para vestirme.
MOONY -Nada... ¡Guapísima! Déjatelo así que estás hermosa, mirá qué bien me queda el mío, aunque también me lo puse un poquito mal.
LA STREGA – Y eso que es un bikini... ¡Apurémos porque la carroza se va a ir sin nosotros!
CARNAVAL (El Padre de todas las...)
MOONY – ¡Las Jodas!
LA STREGA -¡¡MOONY!! El Padre de todas las Fiestas.
MOONY – Huuuummm... Fiesta... Que linda palabra.
"Carnem levare" (literalmente: "la carne levantar" o quitar la carne) se abrevió en "carnelevare", se alteró en "carnelevale", pasó del latín al italiano (alterado de nuevo) como "carne y vale" que quiere decir "carne a Dios" indicando la excesiva sensualidad de los días carnavalescos.
Otros aseguran que deriva de "carro navale" o sea "carro naval". En la Edad Media lo llamaban "fasnachat" o "fesenach", fiesta de locura.
El Carnaval como celebración anual deriva de los Saturneles Romanas. Pero de un modo general se encuentran vestigios de estas fiestas en todos los pueblos desde la más remota antigüedad.
La costumbre de usar máscaras tuvo origen religioso espiritual que derivaba del culto a los muertos.
Aquel personaje que personificaba a los espíritus se vestía de blanco y se cubría el rostro con una máscara. De esta manera se fue instalando en el pueblo la costumbre de disfrazarse para esta celebración, tradición que hasta hoy tiene vigencia.
El Papa Carlos V en el año 1525, y Felipe V en el año 1916 también, alarmados por la violencia de algunos hombres, prohibieron la celebración del carnaval. Los burgueses mientras tanto llevaron las celebraciones a puertas cerradas. En sus lujosísimos salones bailaban hasta tarde escondidos detrás de las enigmáticas máscaras y espectaculares disfraces. Las clases populares, sin embargo continuaron festejándolos en las calles.
El Dios Momo
En la Roma antigua se rendía culto a un dios denominado Momo, que según la leyenda era el dios de "las chanzas y de las burlas; hijo del sueño y la noche; era, en fin, el dios de la locura que con chistes y agudezas y con mímica grotesca divertía a las mil maravillas a los excelsos dioses del Olimpo".
Era hijo de Hipnos y de Nix o de Eris. Se encargaba de corregir con sus críticas, aunque sarcásticas, a los hombres y también a los dioses.
Se lo consideró especial protector de los escritores y los poetas. Una vez bromeó acerca de unos inventos que habían creado Poseidón, Hefesto y Atenea. Poseidón había creado al toro y Momo se rió de él por haberlo hecho con los cuernos mal colocados. De Hefesto se mofó porque a su obra, el hombre, le faltaba una ventanilla en el corazón para poder conocer sus intenciones y pensamientos secretos. A Atenea la criticó sardónicamente porque la casa que había construído era demasiado pesada si el propietario quería trasladarse a causa de unos molestos vecinos. Estas mofas de los dioses fueron las últimas que toleraron a Momo, que rápidamente fue expulsado del Olimpo. También se cuenta que se burló de Afrodita porque hablaba mucho y porque sus sandalias hacían mucho ruido al andar.
Habitualmente se le representa vestido de arlequín, escondido tras una máscara que levanta de los rostros de lo demás, o del suyo propio, y acompañando cada una de sus manifestaciones con un "palitroque" terminado en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la locura.
El calor de la fiesta aumenta y la alegría también, con miles de recomendaciones de protección de salud que promueven algunas instituciones y agrupaciones. El sida es la mayor preocupación. Los locales nocturnos se alistan para recibir a muchos visitantes. Mientras, 14 hoteles consultados por Moony aseguran que la clientela no se incrementa masivamente en esta fecha por culpa de, en fin, ya en el mundo saben como estamos en la Argentina.
Ya se escuchan los ritmos de bandas en toda la ciudad, mientras se incrementa el furor carnavalero de la gente que se alista con muchas energías para los días de jolgorio.
Ropa cómoda, pistolas de agua, bombitas de agua y muchas bebidas alcohólicas ya están reservadas para esos días que al comienzo de la tarde se inicia el consumo mientras dura el baile.
Con pareja o sin pareja, con comparsa o sin ella igual se participa recorriendo las calles de la ciudad para culminar la noche mojados y tal vez con alguna pareja a la que apenas conoce.
Los centros de Maternidad aseguran que durante el mes de noviembre, nueve meses después del carnaval, hay un incremento del 30 por ciento en los nacimientos de embarazos deseados y no deseados. Y es que en esa época, la "industria" del sexo toma fuerza.
Los locales nocturnos y los hoteles están a la espera de mayores ganancias. Aunque más de diez administradores de hoteles consultados creen que para estas fiestas no tendrán muchos clientes, ya que —según ellos— mucha gente estará ocupada en su propias actividades o se irá de viaje.
Jorge Chávez, administrador de Puros Bar, sabe perfectamente que la sensualidad es un buen negocio. Pero también tiene plena certeza de que unos tragos demás y los bien esculpidos cuerpos de las diez bailarinas de su local pueden ser una combinación peligrosa. Es precisamente por eso que durante los tres días de farra esperan con ansiedad para hacer alguna diferencia económica.
En ese marco, el representante de la comparsa coronadora Cachafaces, Ivan Uribe, indicó que este año uno de los objetivos de la agrupación es promover el uso del preservativo para educar y promover la salud.
A su vez el representante del Programa SIDA Prevenir dijo: "Queremos recordar la importancia de prevenir esa enfermedad. El SIDA es una epidemia que se está incrementando, donde hasta el año 2000 se registraron trescientos cuatro casos. El SIDA no tiene fronteras, raza ni estratos sociales, está en todas partes, necesitamos hacer una prevención masiva entre pobres y ricos".
MOONY – Mirá, con las chicas decidimos armar nuestra propia figura para la carroza y vamos a desfilar así. ¿Te prendés?
LA STREGA – Sí, pero te aviso que no llegamos ni a la esquina.
La Luna de Papel
La Reina Por José Emilio Pacheco
Oh reina, rencorosa y enlutada
PORFIRIO BARBA JACOB
Adelina apartó el rizador de pestañas y comenzó a aplicarse el rimmel. Una línea de sudor manchó su frente. La enjugó con un clínex y volvió a extender el maquillaje. Eran las diez de la mañana. Todo lo impregnaba el calor. Un organillero tocaba el vals Sobre las olas. Lo silenció el estruendo de un carro de sonido en que vibraban voces incomprensibles. Adelina se levantó del tocador, abrió el ropero y escogió un vestido floreado. La crinolina ya no se usaba pero, según la modista, no había mejor recurso para ocultar un cuerpo como el suyo.
Se contempló indulgente en el espejo. Atravesó el patio interior entre las macetas y los bates de béisbol, las manoplas y gorras que Óscar dejó como para estorbarle el camino, entró en el baño y subió a la balanza. Se descalzó. Pisó de nuevo la cubierta de hule junto a los números. Se quitó el vestido y probó por tercera vez. La balanza marcaba 80 kilos. Debía estar descompuesta: era el mismo peso registrado una semana atrás al iniciar los ejercicios y la dieta.
Caminó otra vez por el patio, que era más bien un pozo de luz con vidrios traslúcidos. Un día, como predijo Óscar, el patio iba a desplomarse si Adelina no adelgazaba. Se imaginó cayendo en la tienda de ropa. Los turcos, inquilinos de su padre, la detestaban. Cómo iban a reírse Aziyadé y Nadir al verla sepultada bajo metros y metros de popelina.
Al llegar al comedor vio como por vez primera los lánguidos retratos familiares: ella a los seis meses, triunfadora en el concurso El bebé más robusto de Veracruz. A los nueve años, en el teatro Clavijero, declamando Madre o mamá de Juan de Dios Peza. Óscar, recién nacido, flotante en un moisés enorme, herencia de su hermana. Óscar, el año pasado, pítcher en la Liga Infantil de Golfo. Sus padres el día de la boda, él aún con uniforme de cadete. Guillermo en la proa de Durango, ya con gorra e insignias de capitán. Guillermo en el acto de estrechar la mano al señor presidente en ocasión de unas maniobras navales. Hortensia al fondo, con sombrilla, tan ufana de su marido y tan cohibida por hallarse entre la esposa del gobernador y la diputada Goicochea. Adelina, quince años, bailando con su padre el vals Fascinación. Qué día. Mejor ni acordarse. Quién la mandó invitar a las Osorio. Y el chambelán que no llegó al Casino: prefirió arriesgar su carrera y exponerse a la hostilidad de Guillermo —su implacable y marcialmente sádico profesor en la Heroica Escuela Naval— antes que hacer el ridículo valseando con Adelina.
Qué triste es todo, se oyó decirse. Ya estoy hablando sola. Es por no desayunarme. Fue a la cocina. Se preparó en la licuadora un batido de plátanos y leche condensada. Mientras lo saboreaba hojeó Huracán de amor. No había visto ese número de la Novel Semanal, olvidado por su madre junto a la estufa. Hortensia es tan envidiosa ¿Por qué me seguirá escondiendo sus historietas y sus revistas como si yo todavía fuera una niñita?
No hay más ley que nuestro deseo, afirmaba un personaje en Huracán de amor. Adelina de inquietó ante el torso desnudo del hombre que aparecía en el dibujo. Pero nada comparable a cuando encontró en el portafolios de su padre Corrupción en el internado para señoritas y La seducción de Lisette. Si Hortensia —o peor: Guillermo— la hubieran sorprendido...
Regresó al baño. En vez de cepillarse los dientes se enjuagó con Listerine y se frotó los incisivos con la toalla. Cuando iba hacia su cuarto sonó el teléfono.
—Gorda...
—¿Qué quieres, pinche enano maldito?
—Cálmate, gorda, es un recado de our father. ¿Por qué amaneciste tan furiosa, Adelina? Debes de haber subido otros cien kilos.
—Qué te importa, idiota, imbécil. Ya dime lo que vas a decirme. Tengo prisa.
—¿Prisa? Ah sí, seguramente vas a desfilar como reina del carnaval en vez de Leticia, ¿no?
—Mira, estúpido, esa negra, débil mental, no es reina ni es nada. Lo que pasa es que su familia compró todos los votos y ella se acostó hasta con el barrendero de la Comisión Organizadora. Así quién no.
—La verdad, gorda, es que te mueres de envidia. Qué darías por estar ahora arreglándote para el desfile como Leticia.
—El desfile? Ja, ja, no me importa el desfile. Tú, Leticia y todo el carnaval me valen una pura chingada.
—Qué lindo vocabulario. Dime dónde lo aprendiste. No te lo conocía. Ojalá te oigan mis papás.
—Vete al carajo.
—Ya cálmate, gorda. ¿Qué te pasa? ¿De cuál fumaste? Ni me dejas hablar. Mira, dice mi papá que vamos a comer aquí en Boca del Río con el vicealmirante; que de una vez va ir a buscarte la camioneta porque luego, con el desfile, no va a haber paso.
—No, gracias. Dile que tengo mucho que estudiar. Además ese viejo idiota del vicealmirante me choca. Siempre con sus bromitas y chistecitos imbéciles. Pobre de mi papá, tiene que celebrárselos.
—Haz lo que te dé la gana, pero no tragues tanto ahora que nadie te vigila.
—Cierra el hocico y ya no estés chingando.
—¿A que no le contestas así a mi mamá? A que no, ¿verdad? Voy a desquitarme, gorda maldita. Te vas a acordar de mí, bola de manteca.
Adelina colgó furiosa el teléfono. Sintió ganas de llorar. El calor la rodeaba por todas partes. Abrió el ropero infantil adornado con calcomanías de Walt Disney. Sacó un bolígrafo y un cuaderno rayado. Fue a la mesa del comedor y escribió:
Queridísimo Alberto:
Por milésima vez hago en este cuaderno una carta que no te mandaré nunca y siempre te dirá las mismas cosas.
Mi hermano acaba de insultarme por teléfono y mis papás no me quisieron llevar a Boca del Río. Bueno, Guillermo seguramente quiso, pero Hortensia lo domina. Ella me odia, por celos, porque ve cómo me adora mi papá y cuánto se preocupa por mí.
Aunque si me quisiera tanto como yo creo ya me hubiera mandado a España, a Canadá, a no sé dónde, lejos de este infierno que mi alma, sin ti, ya no soporta.
Se detuvo. Tachó que mi alma, sin ti, ya no soporta.
Alberto mío, dentro de un rato voy a salir. Te veré de nuevo, por más que no me mires, cuando pases en el carro alegórico de Leticia. Te lo digo de verdad: Ella no te merece. Te ves tan, tan, no sé cómo decirlo, con tu uniforme de cadete. No ha habido en toda la historia un cadete como tú. Y Leticia no es tan guapa como supones. Sí, de acuerdo, tal vez sea atractiva, no lo niego, por algo llegó a ser reina del carnaval. Pero su tipo resulta, cómo te diré, muy vulgar, muy corriente. No te parece?
Y es tan coqueta. Se cree muchísimo. La conozco desde que estábamos en kinder. Ahora es íntima de las Osorio y antes hablaba muy mal de ellas. Se juntan para burlarse de mí porque soy más inteligente y saco mejores calificaciones.
Claro, es natural: no ando en fiestas ni cosas de éstas, los domingos no voy a dar vueltas al zócalo, ni salgo todo el tiempo con muchachos. Yo sólo pienso en ti, amor mío, en el instante en que tus ojos se volverán al fin para mirarme.
Pero tú, Alberto, ¿me recuerdas? Seguramente ya has olvidado que nos conocimos hace dos años —acababas de entrar en la Naal—, una vez que acompañé a mi papá a Antón Lizardo. Lo esperé en la camioneta. Tú estabas arreglando un jeep y te acercaste. No me acuerdo de ningún otro día tan hermoso como aquel en que nuestras vidas se encontraron para ya no separarse jamás.
Tachó para ya no separarse jamás.
Conversamos muy lindo mucho tiempo. Quise dejarte como recuerdo mi radio de transistores. No aceptaste. Quedamos en vernos el domingo para ir al zócalo y a tomar un helado en el Yucatán.
Te esperé todo el día ansiosamente. Lloré tanto esa noche... Pero luego comprendí: no llegaste para que nadie dijese que tu interés en cortejarme era por ser hija de alguien tan importante en la Armada como mi padre. En cambio, te lo digo sinceramente, nunca podré entender por qué la noche del fin de año en el Casino Español bailaste todo el tiempo con Leticia y cuando me acerqué y ella nos presentó dijiste: mucho gusto.
Alberto: se hace tarde. Salgo a tu encuentro. Sólo unas palabras antes de despedirme. Te prometo que esta vez sí adelgazaré y en el próximo carnaval, como lo oyes, yo voy a ¡ser La Reina! (Mi cara no es fea, todos lo dicen.) Me llevarás a nadar a Mocambo, donde una vez te encontré con Leticia? (Por fortuna ustedes no me vieron: estaba en traje de baño y corrí a esconderme entre los pinos.) Ah, pero al año próximo, te juro, tendré un cuerpo más hermoso y más esbelto que el suyo. Todos los que nos miren te envidiarán por llevarme del brazo.
Chao, amor mío. Ya falta poco para verte. Hoy como siempre es toda tuya.Adelina
Volvió a su cuarto. Al ver la hora en el despertador de Bugs Bunny dejó sobre la cama el cuaderno en que acaba de escribir, retocó el maquillaje ante el espejo, se persignó y bajó a toda prisa las escaleras de mosaico. Antes de abrir la puerta del zaguán respiró el olor a óxido y humedad. Pasó frente a la sedería de kis turcos: Aziyadé y Nadir no estaban: sus padres se disponían a cerrar.
En la esquina se encontró a dos compañeros de equipo de su hermano. (¿No habían ido a Boca del Río?) Al verla maquillada le preguntaron si iba a participar en el concurso de disfraces o había lanzado su candidatura para Rey Feo.
Respondió con una mirada de furia. Se alejó taconeando bajo el olor a pólvora de buscapiés, palomas, y brujas. No había tránsito: la gente caminaba por la calle tapizada de serpentinas, latas, y cascos de cerveza. Encapuchados, mosqueteros, payasos, legionarios romanos, ballerinas, circasianas, amazonas, damas de la corte, piratas, napoleones, astronautas, guerreros aztecas y grupos y familias con mascaras, gorritos de cartón, sombreros zapistas o sin disfraz avanzaban hacia la calle principal.
Adelina apretó el paso. Cuatro muchachas se volvieron a verla y le dejaron atrás. Escuchó su risa unánime y pensó que se estarían burlando de ella como los amigos de Óscar. Luego caminó entre las mesas y los puestos de los portales, atestados de marimbas, conjuntos jarochos, vendedores de jaibas rellenas, billeteros de la Lotería Nacional.
No descubrió a ningún conocido pero advirtió que varias mujeres la miraban con sorna. Pensó en sacar el espejito de su bolsa para ver si, inexperta, se había maquillado en exceso. Por vez primera empleaba los cosméticos de su madre. Pero, ¿dónde se ocultaría para mirarse?
Con grandes dificultades llegó a la esquina elegida. El calor y el estruendo informe, la promiscua continuidad de tantos extraños le provocaba un malestar confuso. Entre aplausos apareció la descubierta de charros y chinas poblanas. Bajo gritos y música desfiló la comparsa inicial: los jotos vestidos de pavos reales. Siguieron mulatos disfrazados de vikingos, guerreros aztecas y penachos de rumbera.
Desfilaron cavernarios, kukluzklanes, la corte de Luis XV con sus blancas pelucas entalcadas y sus falsos lunares, Blancanieves y los Siete Enanos (Adelina sentía que la empujaban y las manoseaban), Barbazul en plena tortura y asesinato de sus mujeres, Maximiliano y Carlota en Chapultepec, pieles rojas, caníbales teñidos de betún y adornados con huesos humanos (la transpiración humedecía su espalda), Romeo y Julieta en el balcón de Verona, Hitler y sus mariscales llenos de monóculos y eswásticas, gigantes y cabezudos, James Dean al frente de sus rebeldes sin causa, Pierrot, Arlequín y Colombina, doce Elvis Presleys que trataban de cantar en inglés y moverse como él. (Adelina cerró los ojos ante el brillo del col y el caos de épocas, personajes, historias.)
Empezaron los carros alegóricos, unos tirados por tractores, otros improvisados sobre camiones de redilas: el de la Cervecería Moctezuma, Miss México, Miss California, notablemente aterrada por lo que veía como un desfile salvaje, las Orquídeas del Cine Nacional, el Campamento Gitano-niñas que lloriqueaban por el calor, el miedo de caerse y la forzada inmovilidad-, el Idilio de los Volcanes según el calendario de Helguera, la Conquista de México, las Mil y una Noches, sedilla de cartón, lentejuelas y trapos.
La sobresaltaron un aliento húmedo de tequila y una caricia envolvente: -Véngase, mamasota, que aquí está su rey-. Adelina, enfurecida, volvió la cabeza. ¿Pero hacia quién, cómo descubrir al culpable entre la multitud burlona o entusiasmada? Los carros alegóricos seguían desfilando: los Piratas en las isla del Tesoro, Sangre Jarocha, Guadalupe la Chinaca, Rza de Bronce, Cielito Lindo, la Adelita, la Valentina y Pancho Villa, los Buzos en el país de las sirenas, los astronautas y los extraterrestres.
Desde un inesperado balcón las Osorio, muertas de risa, se hicieron escuchar entre las músicas y gritos del carnaval: —Gorda, gorda, sube. ¿Qué andas haciendo allí abajo, revuelta con la plebe y los chilangos? La gente decente de Veracruz no se mezcla con los fuereños, mucho menos en carnaval.
Todo el mundo pareció descubrirla, observarla, repudiarla. Adelina tragó saliva, apretó los labios: Primero muerta que dirigirles la palabra a las Osorio. Por fin, el carro de la reina y sus princesas, Leticia Primera en su trono bajo las espadas cruzadas de los cadetes. Alberto junto a ella muy próximo. Leticia toda rubores, toda sonrisitas, entre los bucles artificiales que sostenían la corona de hojalata. Leticia saludando en todas direcciones, enviando besos al aire.
Cómo puede cambiar la gente cuando está bien maquillada, se dijo Adelina. El sol arrancaba destellos a la bisutería del cetro, la corona, el vestido. Atronaban aplausos y gritos de admiración. Leticia Primera recibía feliz la gloria que iba a durar unas cuantas horas, en un trono destinado a amanecer en un basurero. Sin embargo Leticia era la reina y estaba cinco metros por encima de quien la observaba con odio.
—Ojalá se caiga, ojalá haga el ridículo delante de todos, ojalá de tan apretado le estalle el disfraz y vean el relleno de hulespuma en sus tetas —murmuró entre dientes Adelina, ya sin temor de ser escuchada.
—Ya verá el año que entra, los lugares van a cambiarse. Leticia estará aquí abajo muerta de envida y... —Una bolsa de papel arrojada desde quién sabe dónde interrumpió el monólogo sombrío: se estrello en su cabeza y la baño de anilina roja en el preciso instante en que pasaba frente a ella la reina. La misma Leticia no pudo menos que descubrirla entre la multitud y reírse. Alberto quebrantó su pose de estatua y soltó una risilla.
Fue un instante. El carro se alejaba. Adelina se limpio la cara con las mangas del vestido. Alzo los ojos hacia el balcón en que las Osorio manifestaban su pesar ante el incidente y la invitaban a subir. Entonces la baño una nube de confeti que se adhirió a la piel humedecida. Se abrió paso, intentó correr, huir, hacerse invisible.
Pero el desfile había terminado. Las calles estaban repletas de chilangos, de jotos, de maringuanos, de hostiles enmascarados y encapuchados que seguían arrojando confeti a la boca de Adelina entreabierta por el jadeo, bailoteaban para cerrarle el paso, aplastaban las manos en sus senos, desplegaban espantasuegras en su cara, la picaban con varitas labradas de Apizaco.
Y Alberto se alejaba cada vez más. No descendía del carro para defenderla, para vengarla, para abrirle camino con su espada. Y Guillermo, en Boca del Río, ya aturdido por la octava cerveza, festejaba por anticipado los viejos chistes eróticos del vicealmirante. Y bajo unas máscaras de Drácula y de Frankenstein surgían Aziyadé y Nadir, la acosaban en su huida, le cantaban, humillante y angustiosamente cantaban, un estribillo improvisado e interminable: —A Adelina/le echaron anilina/por no tomar Delgadina. / Poor noo toomaar Deelgaadiinaa.
Y los abofeteó y pateó y los niños intentaron pegarle y un Satanás y una Doña Inés los separaron. Aziyadé y Nadir se fueron canturreando el estribillo. Adelina pudo continuar la fuga hasta que al fin abrió la puerta de su casa, subió las escaleras y halló su cuarto en desorden: Óscar estuvo allí con sus amigos de la novena de beisbol, Óscar no se quedó en Boca del Río. Óscar volvió con su pandilla. Óscar también anduvo en el desfile.
Vio su cuaderno en el suelo, abierto y profanado por los dedos de Óscar, las manos de los otros. En las páginas de su última carta estaban las huellas digitales, la tinta corrida, las grandes manchas de anilina roja. Cómo se habrán burlado, cómo se estarán riendo ahora mismo, arrojando bolsas de anilina a las caras, puñados de confeti a las bocas, rompiendo conferida por sus máscaras y disfraces.
—Maldito, puto, enano cabrón, hijo de la chingada. Ojalá te peguen. Ojalá te den en toda la madre y regreses chillando como un perro. Ojalá se mueran tú y la puta de Leticia y las pendejas de las Osorio y el cretino cadetito de mierda y el pinche carnaval y el mundo entero.
Y mientras hablaba, gritaba, gesticulaba con doliente furia, rompía su cuaderno de cartas, pateaba los pedazos, arrojaba contra la pared el frasco de maquillaje, el pomo de rimmel, la botella de Colonia Sanborns.
Se detuvo.
En el espejo enmarcado por figuras de Walt Disney miró su pelo rubio, sus ojos verdes, su cara lívida cubierta de anilina, grasa, confeti, sudor, maquillaje y lrimas. Y se arrojó a la cama llorando, demoliéndose, diciéndose:
—Ya verán, ya verán el año que entra.
La Luna de Miel
Fábrica de Sueño y aunque resista, aseguro, yo te busco ... Capital. Ensueño de un momento, que aún siendo gloria de cartón y lentejuelas yo te encuentro para armar lo castillo en el aire; y aquí estoy, mi buen amigo, pasajeros transitorios, nada más. Santa Rita florecida, en tu esquina susurrando, aún esta, yo te llamo y aquí estas. Si tan serio en pretensiones, no encontraba la tonada de pronto, y sin demasiada razón, se han venido tantas cosas. Yo te he visto trabajar en los talleres; que vampiros, les quema la luz del día por qué tanto por la noche, habrá algún lío, con el sol. Que no llores, que tu traje se termina Que destiñe la tela del traje de la Reina, y a mitad de camino, aquel traje quedó blanco ... y la Reina quedo verde. Que el peinetón se partió en dos, que la cola salta y salta, y que dice esa señora,,, que de cosas. Que las plumas salen caras Que las cuentas salen caras Que las perlas salen caras... Y modista azorada, Que de alambre; Que ese cuello se levante Que la falda este...algo armada Que no hay mas abalorios Que se arreglen, todo vale Que hay una gorda en el grupo, Parece que esta en estado (mientras no sea de sitio) escondan ese espaldar, que no vea la primera, que todavía no se ha hecho... que hay otro que esta mejor y en una de esas, si gana. Que el golpe se ha declarado Quien no recuerda, si no: Liz al sótano rápido Que yo aprovecho a dormir Que el ida primero se corre Que la presentación, frente a quien? Alguien dirá algo, mas claro? Que compraron 10.000 plumas Que están usando banderas Que van ha ser un carrito Que cosa....la cosa fea Que hay un tocado que gira Que el ruleman se atasco Que la banda suena bien Que la batucada, si encaja Y la comisión que apresura Y que dijo el Presidente Y que el otro retruco Que le dedico este o aquel tema Y que en el fondo...tumbo Que los arcos se volcaron Será – que en penumbras – será Me pregunto una y otra Para que al final, tantos Watts Yo te he visto como Carnaval Cuesta arriba y cuesta abajo Que frente al Tokio Que frente a Don Agapito Que frente a la plaza Que zona alta, o que zona baja Que por un lado la procesión Que por el otro, Comparsa Que encuentro señores, que encuentro La que fue al mazo...es la Octava Que la música nativa, seguida no se baila en los Carnavales Que donde se he visto, señora, Lo típico con lentejuelas. Donde noble Mimi Aquí seguimos andando Y una senda no tan mala Buscando sol, la tarde clara. Yo te busco... Carnaval, Que mi ciudad no este triste Que mi ciudad esté alegre, En secreto y de la mano no me importa que te quejes |
LA STREGA - ¡Ayyy! Como me duele la cabeza con tanta comparsa y tanto baile...
MOONY – Y tanto pito y tanta matraca...
LA STREGA – Hmmm... Me pregunto si estamos hablando de lo mismo. Bueno vamos a ponernos un poco serias que ya termina La Luna y quiero despedirme de nuestros divinos lectores.
MOONY – ¿Serias? Esta bien entonces me voy a vestir y con un trajecito tipo secretaria superformal.
LA STREGA – Me parece muy bien. Bueno amadísimos lectores, nos vemos en la próxima Luna donde los esperaremos con otro artículo y muchas chicas monas. Un delicioso besito en sus trompitas.
MOONY – Listo, ¿qué te parece? ¿Es lo suficientemente formal?
LA STREGA – Ayy... Moony, pensar que vas a cambiar es como frenar el carnaval. Imposible.
EL LABORATORIO DEL DOCTOR ELEPHANT
¿Quién no recuerda las aventura de la bellísima y sensual Aika? Bien, la Compañia Ligth and Magic planea un largometraje con nuestra heroína. ¿Spielberg en el medio? No se sabe, pero sí está su producción husmeando un cachito por el guardarropa de Aika. Pero, ¿quién es Aika? ¿Puede que alguien aun no la conozca?
La Historia
La historia de Aika se sitúa en el 2036, después de un gran desastre a nivel mundial se derritieron los polos y esto produjo la inundación de todas las zonas costeras. Japón quedó bajo las aguas en un 90%, cuyo hecho dio origen a una nueva profesión: "Salvager". Esta profesión consta de personas especialmente entrenadas para recuperar objetos e información que quedaron sumergidos tras la tremenda catástrofe. Al iniciarse esta profesión se encuentra a Aika Sumeragi, una extraordinaria mujer que se encuentra en la posición de una de las mejores "Salvager" de los tiempos. Al enterarse de esto una empresa con fines malévolos la contrata para hacerla recuperar un objeto ansiosamente deseado por varias empresas llamado "Ragg". Este es un extraño metal el cual tiene la capacidad de volver todo el planeta Tierra a su estado inicial, deshaciendo lo que el hombre le ha provocado, además de tener una energía sorprendente... Aika para impedir esto va a tener que pasar por varias etapas, las cuales no van a ser nada fácil y más de una vez casi le cuesta la vida...
Personajes principales
Aika Sumeragi
Esta sensual, coqueta, tierna, alegre, bella mujer es la protagonista de esta fabulosa serie. Se destaca, como ya dijimos, por ser una de las mejores "Salvager" de estos tiempos. También posee un extraño metal llamado "ortanto"; éste tiene la capacidad de apoderarse del cuerpo de la persona que lo posea y convertirlo en una maquina de destrucción total. Con este metal tan extraño podrá salvar al mundo de la destrucción total, que se ve amenazado por un científico llamado Dr. Haggen, el cual quiere para variar destruir el mundo con este extraño mineral. En realidad no quiere destruirlo solo quiere destruir lo que el hombre ha construido, y también con este metal todo lo que el hombre ha hecho como la contaminación y todo el bla, bla, en fin, una buena persona; este metal lo destruye todo y todo vuelve a ser como estaba antes. Aika es una mujer muy apasionada, muy fácil de conquistar. Se enamora muy fácilmente de cualquier hombre que la trate con palabras bonitas. Si alguien ha visto la serie completa sabrán porque digo esto. O sea... Medio facilonga la loca... Me hace acordar a... Mejor no dar nombres.
Rion Aida
Esta chica es la mejor amiga de Aika Sumeragi. Siempre acompaña a Aika a su trabajo, y además siempre esta preocupada de lo que le pasa. Es hija de Gozo Aida el cual tiene un empresa de recuperación de objetos perdidos por el desastre catastrófico que dejó todo bajo el agua, en donde trabaja Aika (por eso la amistad tan cercana). Siempre intenta rescatar a Aika de sus problemas y siempre termina siendo rescata por Aika...
Gozo Aida
Este hombre es el dueño de la empresa donde trabaja Aika y su hija Rion. Siempre se preocupa de Aika, cuando ésta cumple su labor como "Salvager". Siempre selecciona bien sus trabajos después de una accidente ocurrido cuando hacían uno no muy honrado. Es muy trabajador y muy bueno para beber, además le encanta apostar en los casinos, cuando tiene dinero y es muy sobreprotector con Rion. Además le encanta cantar (pésimo).
Shuntaro Michikusa
Este "extraño" personaje (recalco el extraño) es uno de los integrantes de la empresa de Gozo Aida. Es muy callado, sólo habla puras huevadas y sólo dice lo justo y necesario. Tiene un muñeco, el cual siempre lleva consigo (nadie sabe por qué). También tiene esa extraña manía de vestirse como mujer cuando puede. Todo el mundo lo encuentra normal. Además de ser muy gracioso siempre se manda sus metidas de patitas y desde que llegó a la empresa la serie se volvió más chistosa.
Algunos Conceptos
"Ragg"
Este metal, es uno de los mas preciados de este planeta. Tiene la capacidad de volver a regenar el planeta tierra a su estado inicial, donde no existía la contaminación y todo lo que existe de forma dañina en la Tierra actualmente. También tiene la capacidad de dominar el metal ortanto, y disponer de él cuando quiera, haciendo de la persona que lo trae puesto un esclavo. Este extraño metal también posee una extraordinaria fuerza destructiva, la cual desearía todo maleante. Este metal es el que la organización de el Dr. Haggen tiene en su mira, porque con él podrá llevar a cabo su maléfico plan que es el de conquistar el mundo (para qué, me pregunto para qué, en fin).
Metal Ortanato
Este es una especie de ropa extraña, que Aika posee. Es como un sostén de color amarillo que siempre lleva puesto. Este metal/tela, es muy preciado, ya que la persona que lo posea se puede convertir en una máquina de destrucción dominando al que lo lleva puesto, es como si una persona muy fuerte se acople con vos y los dos formen una sola, pero la otra es la que domina. También este metal tiene una habilidad de sacar una especie de ganchos-tentáculos medio raros que están a plena disposición. También esos ganchos se pueden fusionar tomando formas variadas. Es muy útil cuando se trata de vencer al enemigo. Lo más importante a destacar es que, para que Aika pueda transformarse, este metal tiene que desnudarla completamente. Eso sí que es bueno...
WAQUERO – En fin parece que con esta especie de desfile de Moony y sus amigas por todo el Ander logró calmar a los muchachos.
BALDOR – No sé, no sé. Los veo más bien como hipnotizados. Espera a que se les pase el primer efecto y verás como sienten la necesidad de multiplicar sus exhibiciones.
WAQUERO - ¡Wow! No me da mucha tranquilidad lo que decís...
BALDOR – Es una cuestión muy preocupante. Podríamos... ya sabes, tomar medidas drásticas. Con los gatos funciona. Aunque bueno, las garras de los gatos, después de todo sólo miden unos milímetros, y no unos centímetros como las de Sorn. Tal vez deberíamos pensar en alguna alternativa.
WAQUERO – Yo me preocuparía más por las escupidas del Guanaco. Bien, preguntémosle a La Strega a ver si tiene una poción magica o algo así para calmar los ánimos
LA CUARTA PARED
WAQUERO – Quiero darle la bienvenida en nombre de los Ander tanto de América como de Europa a una de las colaboradoras más especiales que podrían hacernos el honor de convivir en estas páginas. Con ustedes la señorita Daniela Luquez. Dany de ahora en más será la encargada de la Cuarta Pared. Deleitándonos con sus conocimientos de teatro en lo cual es una profesional en todas sus disciplinas.
GUANACO – Sin contar que esta re-fuerte la rubia.
WAQUERO - ¡¡¡¡¡GUANACO!!!!!!
TEATRO Y ESCENOGRAFIA
La escenografía ha sido y es una de las artes mayores cuyo desarrollo ha acompañado la evolución histórica de las artes en general, de la arquitectura, de la ópera, del teatro y del ballet, en forma particular.
A grandes pasos el arte de la escenografía en la Argentina se ha puesto al nivel del incesante desarrollo escenotécnico en el mundo, tan fructuosamente agitado en lo que va del siglo, en el verismo como en el simbolismo; por evoluciones, regresiones y audacias impresionistas y expresionistas, devolviéndosele al cabo al teatro su calidad onírica y mágica de inefable reino de ilusión. Actúa vibrante hoy entre nosotros una inteligentísima pléyade especializada que domina lo que es en sí la difícil ciencia geométrica y plástica, mientras cada uno desea singularizarse según las tendencias estéticas adoptadas. Actividad responsable que, no cabe duda, jerarquiza al teatro.
Cuando se levanta el telón en un teatro, el dueño absoluto del escenario por unos segundos, es el escenográfo. Es el primer impacto que recibe el espectador y lo predispone a continuar su contemplación durante la recitación de la obra.
Sabemos que el teatro es verbo, concepto, actuación y clima. Y una parte importante del clima lo da la escenografía. Es necesario combinar un extremado refinamiento estético con una solvencia técnica solidísima. Ese poético espacio perceptible es la consecuencia de una mirada atenta y profunda hacia la literatura, la pintura y el cine los cuales generan un manejo del espacio en donde se vislumbra el conocimiento y el buen gusto necesarios para lograr sensaciones.
La escenografía es la magia de la visión y el color para dar relieve a las palabras representadas en el escenario. Simbiosis, creación integración con un texto y los hechos: eso deben mostrar los dibujos, bocetos, telas, luces, al fin y al cabo materia inerte que sólo renacerá noche tras noche por el toque mágico de la imaginación bien empleada.
El arte teatral es a la vez un don del espíritu y el fruto del estudio. Por eso debe reinar en él la más absoluta libertad. Las disciplinas nacen de una necesidad, que para el artista es, a la vez, exterior e interior. La utilización de lo que han podido llamarse las relaciones psico-visuales y psico-auditivas del hombre, deben despertar en el espectador pensamientos y sensaciones.
En el plano de la escenografía la tendencia moderna se inclina hacia una simplificación artística, tanto en el material pictórico como en la elección de los elementos que componen el decorado. El elemento estilizado sustituye la acumulación de detalles. Armonizando con la forma plástica del actor, se trata de inventar una forma plástica de escenografía y de traje. Y esta debe coordinarse por sí misma con la de la acción en general. El decorado no debe servir de marco sino que debe ser un elemento de la representación, parte integrante de ella. La escena es un relieve con movimiento.
Si el actor desciende a la platea, si tiene la curiosidad de mirar al escenario, ese cadalso donde minutos después va a pagar su tributo al arte dramático y a la sociedad, sólo verá el decorado. La impresión que siente sólo tiene valor en la medida en que esa "disposición" aumente en él el deseo de actuar, le incita a subir al escenario para comenzar a vivir su vida artificial, vendrán a buscar en ese ámbito una impresión, una excitación para sus juegos, una sugestión para su vida transitoria.
La historia del teatro es la historia de la transmutación del hombre: el hombre como actor que representa tantos hechos corporales como psicológicos, y que pasa de la ingenuidad a la reflexión, de la naturalidad a la afectación. La forma y el color se suman a esta transformación de la silueta. Si el autor crea sus criaturas teatrales, el escenográfo crea el mundo que les corresponde.
Creo fehacientemente que la escenografía no sólo debe representar sino crear un mundo, un mundo de verdad, teatralmente verdadero. Crear mundos insospechados depositando en ellos a "esas criaturas teatrales". Es el dibujo de las formas con que el espectáculo se materializa ante el público.
LA BROCHA
JUAN GIRALT
Si uno se fija en los cuadros, papeles, recortables, collages, que Juan Giralt realizaba en los últimos años del 60 y los primeros 70, llama poderosamente la atención el estallido de originalidad, de expresividad nueva, de frescura creativa, de maestría, en suma, que ya entonces Juan Giralt ponía de relieve en cada uno de sus trazos, en sus ideas plásticas, en esas composiciones que todavía hoy chisporrotean como el primer día. Toda una época se nos viene, como una oleada, al conjuro de esas obras. Pero no es sólo eso. Es que, además, Juan Giralt, en esos años cruciales de la pintura estaba contribuyendo como pocos a los cambios estéticos y expresivos más promisorios; y su contribución no era en absoluto menor que la de otros artistas coetáneos que tal vez nos resultan más conocidos sólo porque sus nombres se han filtrado con más facilidad en las "nomenclaturas".
Pero los registros onomásticos son de naturaleza demasiado fútil, se rehacen cada año, y el tiempo pasa. Y lo que ahora tenemos de Juan Giralt es la obra de hace veinte años, pero sobre todo la de estos últimos. Hay en ésta muchas cosas que me fascinan, pero no sé si acertaré a expresarlo; la tarea no es fácil. Empezaría por algo muy simple. Diría que es la obra de un ensimismado, en el sentido de que el artista ha ido labrando en su interior todo un universo de formas y paisajes que, en cada uno de su cuadros, explora una y otra vez, sin esquivar ninguna de las rutas posibles. Nada queda en ella de las conflagraciones que eran, en otro tiempo, sus muñecos, sus figuras inverosímiles, sus pequeños escenarios de la esquizofrenia, a caballo entre la viñeta de un cómic y las explosiones que conmovían al mundo en el atolón de Muroroa. el inmenso hongo se disolvió en la estratosfera, y lo que de él subsiste es sólo una imagen fantasmática de documental repetitivo. Pero queda algo todavía más importante: el largo crepúsculo, con sus imágenes fantasmales, es, creo yo, lo que da un especial carácter a la obra última de Juan Giralt, lo que hace de sus cuadros compendios de una manera muy personal de ver y vivir nuestro tiempo. Es como si los colores se neutralizasen, y lo que quedase en el recuerdo fuera un verde profundo que nace de una tierra empapada. Pues bien, en ese paisaje que es sólo una idea —mejor, una ideo-vivencia—, afloran, discretamente, las escenas más diversas; escenas casi soñadas, que nos transportan por el diario de un viajero que efectúa su larga marcha, a la vez, por el ancho mundo y por las cuatro paredes de su estudio.
Tienen obras suyas los siguientes Museos y entidades:
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Museo de Arte Abstracto, Cuenca. Museo de Arte Contemporáneo, Sevilla. Museo de Arte Contemporáneo Castillo de San José, Arrecife, Lanzarote. Museo de Navarra, Pamplona. Museo de Bellas Artes, Granada. Museo de Arte Contemporáneo, Sâo Paulo, Brasil. Museo de Arte Contemporáneo, Skopje, Macedonia. Museo Salvador Allende, Santiago de Chile. Sala de Estampas de la Biblioteca Nacional, Madrid. Real Academia de San Fernando, Madrid. Smithsonian Institute, Washington. New York Archival Society, New York. Colección Universidad Autónoma de Santo Domingo República Dominicana. Fundación March, Madrid. Fundación Santillana, Madrid, Santander. Fundación Jorge Castillo, Madrid. Colección Banco de España, Madrid. Colección Argentaria, Madrid. Colección Deustsche Bank, Frankfurt. Colección de Pintura Contemporánea CGIL, Roma. Junta de Castillo y León, Valladolid. Colección Telefónica, Publicidad e Información, SA. Colección Fundación CocaCola, Madrid. Coleccción L'Oreal, Madrid. Museo de Arte contemporáneo Unión Fenosa, La Coruña.
Premios y Becas:
Beca March para estudios en París 1968. Premio de Grabado The 6th International Biennal Exhibition of Prints in Tokyo The Museum Modern Art, Tokio 1968. Beca ayuda a la Creación Artística Ministerio de Cultura, Madrid 1979, Premio Adquisición 12 Bienal de Zamora 1995. Primer Premio XII Edición Premio de Pintura L'Oreal, Madrid 1996. Adquisición V Mostra Unión Fenosa, La Coruña 1997.
GRAN CONCURSO GRAN
BALDOR - Bueno Waquero que anderando se hace el camino, este mes lo voy a tener realmente ocupado con este oso que cada día anda... En fin...
WAQUERO - No creo que convenga hablar en voz muy alta, amigo mío. Tu oso y mi Guanaco andan chusmeando de aquí para allá, andá a saber en qué andan.
BALDOR – Ay, ay. Espero que no hayan oído lo de la solución de antes. En fin, no puede hacerse nada ahora. Será mejor que sigamos. He aquí para El Gran concurso un ¿relato?, dejémoslo un escrito. Es de un argentino, Alejandro Murgia (del cual ya publicasteis un relato, "El invierno de 1311" en el número 104, hace más de dos años. Sin embargo el relato tiene su contestación, siguiéndole en parte el juego en Las Catacumbas de Narramundo en el Eurander un poquillo más abajo.
WAQUERO - Lo leí, y el cuento de Alejandro, creo que los lectores coincidirán, por originalidad, humor y dialéctica merece el primer puesto.
Petición de auxilio
por Alejandro Murgia
¡Auxilio!
Mi nombre, Nautilo Averroez, probablemente nada le diga al receptor de tan inopinada nota. Confío, empero, en que habrá tenido noticia del naufragio del bergantín "Buen Augurio", con ruta al archipiélago de Tuamotu. Yo me encontraba a bordo cuando el choque contra la formación coralina. El piloto, indudablemente, había bebido mucho, y no vio el peligro ni pudo obrar a tiempo.
¿Dónde aconteció el hundimiento? Ojalá pudiera indicarlo. Calculo que aún faltaba mucho para ver aparecer a Tahití en el horizonte. Atiné a aferrarme a un madero, y anduve a merced del oleaje durante un tiempo que me pareció eterno. Llegué, cuando todo parecía perdido, al cayo o promontorio donde me encuentro (la exigüidad del área que ocupa me impide llamarlo de otro modo); ignoro el nombre o la ubicación exacta del peñón; mi impericia en el conocimiento del cielo nocturno me impiden dar otro dato.
El providencial hallazgo de un lago de origen pluvial me valió continuar con vida. Aunque parezca increíble, hallé en una cueva del cayo una máquina portátil Remington, un block de papel de carta, y una botella (únicamente el Padre Eterno puede decir de dónde vinieron; tal vez hubo otro náufrago aquí). Por tal motivo he aprovechado y mecanografiado el actual pliego; un único problema tuve, que me ha tenido en vilo durante todo el tiempo que me llevó componer el pedido de auxilio que lee mi atónito lector: a la máquina le falta una tecla, la que aparece normalmente entre la A y la D.
EURANDER , by Baldor |
Waquero – Creo que es una idea genial que todos aquellos que quieran comunicarse con Baldor (O con Sorn) tengan la posibilidad de hacerlo a baldormars@yahoo.es, así que, lectores del mundo... a hacerlo.
Drimguorcs
BALDOR – En esta edición del Eurander no tendremos la sección de Drimguorcs porque Esteban Espilberto ha estado completando cierto trabajillo que le hemos encargado. Mientras prepara los últimos detalles dejadme presentaros una pequeña reseña de la extraordinaria novela "El Nombre de la Rosa" de Umberto Eco, libro que nos ocupará buena parte de esta entrega del Eurander.
SORN – El nombre de la rosa es Moony. ¡Ay no! Ese era el nombre de la etiqueta de las rosas.
GUANACO - ¡Traidor! ¡Sput!
El nombre de la rosa
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Lo más llamativo del título de esta primera novela del italiano Umberto Eco es su total carencia de relación con el texto. ¿Por qué es importante ese nombre? ¿Qué rosa? Si esperamos encontrar respuestas a estas preguntas en las páginas de este excepcional libro andamos listos. Porque el autor pretendía algo muy concreto al bautizar así a su obra. Esa intención no era otra que evitar constreñir las posibles lecturas mediante una etiqueta que proclamara a las claras: "Ésta es una novela de detectives"; o "ésta es una novela sobre la iglesia en la edad media"; o "ésta es una novela sobre libros". El nombre de la rosa es todo eso y más, pero somos nosotros, los lectores, quienes tenemos que decidirlo. Eco no nos va a poner las cosas fáciles. Él sólo pone a nuestra disposición la abadía para que la exploremos junto a Guillermo de Baskerville... y saquemos nuestras propias conclusiones.
¿Quiere todo lo anterior decir que no puede leerse como una historia de crímenes a lo Agatha Christie o Conan Doyle? ¡En absoluto! El mismo apellido de fray Guillermo, Baskerville, hace clara referencia al detective creado por Doyle, y el personaje de Adso cumple perfectamente los papeles de ayudante, discípulo, amigo y cronista, desempeñados con la eficacia de un doctor Watson. Pero hay algo más (y algo menos) escondido entre las páginas de esta novela.
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Está la ambientación, por ejemplo. Muy a menudo el marco histórico se convierte en un simple escenario donde los protagonistas recitan sus líneas y viven sus pasiones preconcebidas. En El nombre de la rosa, sin embargo, nada tiene sentido si lo separamos del año 1327, en que discurre la acción. Los personajes son hijos de su época, sujetos a las ideas, circunstancias y condicionantes de la Historia; desde el abad Abbone hasta el infeliz Salvatore. Tan sólo hay dos excepciones a esta regla. Por una parte tenemos al propio fray Guillermo, un monje franciscano que se sitúa —y nos sitúa— en una posición de privilegio, no tanto adelantado a su tiempo como fuera de él. Liberado de la tiranía del presente, es capaz de mirar tanto hacia el futuro como hacia el pasado, y tejer para nosotros un tapiz que nos ayude a comprender todo lo demás. La segunda excepción la constituye Adso. Sin ser poseedor de las extraordinarias cualidades de su maestro presenta, sin embargo, una peculiaridad no menos fundamental para nuestra comprensión de los hechos relatados: combina en un único ser ignorancia y sabiduría, impetuosidad y reflexión, juventud y vejez. Eco nos brinda este peculiar guía gracias al recurso de convertirlo, al final de su vida, en cronista de lo acontecido en su adolescencia.
A través de sus ojos asistimos a la estricta vida abacial, a las convulsiones en el seno de la iglesia, a crímenes, a la lujuria del conocimiento, a luchas de poder, a la ley inquisitorial, a la herejía y la santidad, a los libros y a los libros que hablan de libros, al tenebroso mundo de los simples y a la preocupante evolución de las ciudades en la periferia de nuestra conciencia. En definitiva, a un tira y afloja entre diversos intereses, tanto de poderosas facciones como privados e inconfesables. Los acontecimientos fluyen y se entrecruzan, golpean con ciega indiferencia a los pobres personajes atrapados en su torbellino y evolucionan hacia una conclusión simultáneamente anticlimática (aparentemente) y devastadora, que exige (y merece) un par de relecturas para su pleno disfrute.
En medio de todo se encuentra fray Guillermo, asumiendo un papel activo, sometiendo lo que contempla al poder de su orgulloso intelecto, o mejor, filtrándolo a través del cedazo de la razón. ¿El resultado? Bueno, no voy a creerme más que Umberto Eco, dejaré que lo averigüéis, y valoréis, por vosotros mismos.
BALDOR - ¿Ya has terminado, Esteban?
ESTEBAN - ¡Sí, un momentito! CRASSSSS, POM, POM, POM, RRRTTTTTT, ÑIIIIIC Ya está… ¿Llego a tiempo? ¡Dime que llego a tiempo!
SORN – A tiempo de recogerlo todo e irte a casa.
ESTEBAN - ¡Noooo! Lo sabía. No he llegado. Lo siento mucho. Yo... yo quería terminarlo. BUUAAA.
BALDOR - ¡Sorn! Tranquilo señor Espilberto, ha llegado a tiempo. Venga, venga, vamos a ponerlo y depués descansa un ratito.
El nombre de la rosa
Jean-Jacques Annaud (1986)
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En 1986 se rodó una coproducción europea (Francia, Italia, Alemania) basada en la novela de Umberto Eco (su nombre oficial es Der Name der Rose). Fue dirigida por el francés Jean-Jacques Annaud entre cuyos créditos figuran películas como En Busca del Fuego, El Oso, Siete Años en el Tíbet o Enemigo a las Puertas. Se trató de un proyecto ambicioso y caro (veinte millones de dólares), especialmente si consideramos lo precario de la industria cinematográfica europea del momento. Para llevar a buen puerto la empresa se contó con exceletnes intérpretes para recrear a los distintos personajes de la novela. Sean Connery era el protagonista al encarnar a fray Guillermo de Baskerville (algo menos huesudo de cómo había sido descrito); Christian Slater interpretaba a su discípulo, Adso de Melk (en uno de sus primeros papeles para el cine); el inquisidor Bernardo Gui lo recreaba F. Murray Abraham y, por último, Ron Perlman, un actor habitual de Annaud, ofrecía una inolvidable aparición como Salvatore.
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La película fracasó en Estados Unidos al lograr recaudar sólo 7 millones de dólares, pero fue un gran éxito en Europa, alcanzando los 77 millones de recaudación global. Cabe destacar una perfecta ambientación, reforzada por grandes interpretaciones, especialmente la de Connery en el papel protagonista, que aporta todo su carisma a su personaje, fray Guillermo, tal vez excesivamente modernizado para conectar con el espectador. Otro participante ilustre es el compositor James Horner, autor de una banda sonora muy ambiental, que ya poseía un par de nominaciones para los Oscars pero aún no disfrutaba de la actual popularidad.
Lógicamente, el largometraje no puede reflejar todas las líneas narrativas de la novela original, viéndose obligados los guionistas a aligerar la trama y eliminar enfoques, centrándose en la investigación de los asesinatos acaecidos en el monasterio (simplificada, eso sí, y un tanto apresurada) y cargando la intensidad dramática en la subtrama inquisitorial (levemente retocada para hacerla más asimilable por el público). Durante el proceso se pierde mucha de la riqueza que podemos hallar en la novela, pero en esencia considero que se mantiene casi intacto el espíritu de la misma, lo cual es una hazaña nada desdeñable. La película funciona perfectamente como complemento de la novela, destilando de la misma aquello que puede plasmarse mejor en una pantalla de cine sin que se resienta la experiencia cinematográfica, con la promesa de ofrecer mayor profundidad a quien quiera aventurarse en las páginas del libro original.
En definitiva, una gran obra, tanto tomada de forma independiente como teniendo en cuenta que se trata de una adaptación. Ganó diversos premios, incluyendo el César francés para su director, dos BAFTA británicos para Sean Connery y el maquillaje, los David italianos a fotografía, vestuario y producción, y los Film Award germanos para Sean Connery de nuevo y el diseño de producción; por mencionar sólo los más importantes.
Link en IMDB: http://us.imdb.com/Title?0091605
Banda sonora: http://www.shef.ac.uk/~cm1jwb/namerocd.htm
Clasificados: Se busca cerrajero. Con las prisas nos hemos dejado las llaves adentro. |
BALDOR – Pero ahí no acaba la cosa. Además, hay un juego basado en "El nombre de la rosa".
WAQUERO – Sí, lo recuerdo, "La abadía del crimen"; en los próximos numeros de Juegomanía hablaremos de este juego más una versión algo "liberal" con una "monjitas".
BALDOR – Sí, aunque es un poco antiguo. Aquí lo tenéis.
MOONY – Sí, la versión con las "monjitas" la conozco. Trabaja una "amiguita" mía, mira... te la presento.
La abadía del crimen
Opera Soft (1988)
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No sólo hay adaptaciones de El Nombre de la Rosa para la gran pantalla. En 1988 el sello español Opera Soft lanzó al mercado "La abadía del crimen", una aventura gráfica programada por Paco Menéndez para ordenadores de ocho bits. El título fue uno de los considerados por Eco en un principio para su novela y fue el escogido ya que no se consiguieron a tiempo los derechos para utilizar el original. Salió originalmente en Amstrad CPC, Spectrum 128k (no cabía en el de 64k) y MSX, siendo considerada una de las obras cumbres entre los juegos para ordenadores de 8 bits. Fue durante muchos meses uno de los juegos más vendidos en España y aún hoy es de los más recordados y mejor considerados entre los aficionados nostálgicos.
¿Os suenan los entornos tridimensionales? ¿Manejar simultáneamente a dos personajes? ¿Que otros personajes disfruten de cierto grado de inteligencia propia? ¿Efectos de iluminación? Todo eso ya lo implementaba esta pequeña (por lo de los 8 bits) joya hace quince años. Lástima que se trate de una iniciativa llevada adelante en castellano, pues ya sabemos, como la propia Axxón es una muestra, que sólo los proyectos en inglés parecen alcanzar la resonancia que se merecen.
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Clasificados: Con los sucesivos lavados la ropa queda gris, sin brillo. Eso tiene solución. Use detergente El Balrog y verá qué cambio. (Requiere centrifugado con agua fría y secado al fuego). |