|
LA COMUNIDÁ DEL
ANILLO
Capítulo 5
|
Los días jueron pasando
y era hora e' que se vayan;
y haciendo gala e' su laya
jue a despedirlos gentil
el paisano Bombadil
con su guaina doña Baya.
La misia les dio una cesta
pa'l viaje con empanadas.
"Gracias", dijeron. "No es nada"
respondieron a la par.
"Güelvannós a visitar,
si nos hacen la gauchada."
Por el camino de tierra
tuito el día le pegaron.
Al pueblo de Bri llegaron
cuando la luna salía,
y al ver una pulpería
derechito le enfilaron.
Al boliche lleno de humo
llegó a repostar la tropa;
se sacudieron la ropa
de tuito el polvo del viaje,
y pidieron unas copas
como pa' juntar coraje.
Un payador animao
las seis cuerdas aporriaba;
unos al truco jugaban,
y por la parte de atrás
un baquiano montaraz
solo en lo oscuro pucheaba.
El Frodo acabó achispao
con tanta grapa y cerveza;
se le subió a la cabeza
el alcohol y el guitarriar,
y se puso a malambiar
arriba mesmo e' la mesa.
En un rato, en el boliche
no quedaba nada e' calma.
La gente le hacía palmas
pa' acompañar cada paso;
pero jue a pisar un vaso,
cayó y se rompió el alma.
La tropilla de mamaos
dentraron a carcajearse,
y empezaron a acercarse
pa' ver mejor al petiso.
Pero nada había en el piso:
era como pa' asustarse.
El Frodo, despatarrao,
se dio cuenta del enriedo;
la gente estaba con miedo,
algunos se persinaban,
y vio que el anillo estaba
muerto de risa en el dedo.
Buscando un lugar oscuro
jue esquivando parroquianos,
hasta acercarse al baquiano
que fumaba un cigarrillo;
y al pícaro del anillo
se lo sacó de la mano.
Les gritó dende el rincón
haciendosé el chancho rengo.
"Por qué tanto bullarengo",
disimuló con audacia.
"Siempre me mando una gracia
como ésta cuando vengo."
"Usté malambea muy bien",
le respondieron corteses.
"No se ve todas las veces
alguien que ansí se distinga."
Pero era cosa e' Mandinga,
aunque naides lo dijese.
Bajito le habló el baquiano
cuando se calmó el lugar:
"¿Quién lo manda jorobar
ansina con la sortija?
¡Pero qué gana e' enterrar
la pata hasta la verija!"
La verdá que lo asustó
que aquel otro lo supiera;
lo miraba como fiera
cantandolé las cuarenta,
y allí vino a darse cuenta
que la había embarrao fulera.
Le retrucó sin mirarlo,
tratando de hacerse el pollo:
"Mire, yo no quiero embrollo,
que yo ni siquiera sé
quién caranchos es usté
y ya me larga sus rollos."
A ningún otro crestiano
el gaucho se parecía,
pues hablaba y se movía
con un aire e' majestá,
y un pedazo e' oscuridá
la cara le ensombrecía.
"Siguiendo rastros yo vivo
con ojo, oreja y nariz,
sea vaca o sea perdiz,
sean comadrejas o cuises.
El Trancos a mí me dicen,
y soy amigo del Gris."
Al enterarse de eso
grandes los ojos abrió.
"¿Dendeveras", preguntó
"que usté lo conoce al mago?
¿Él anda por estos pagos?"
Y la respuesta jue: "No".
"Al güen Gandalf no lo veo
dende hace un rato largo,
pero me dejó el encargo
la última vez que nos vimos
de ayudarlo a usté y sus primos
en este camino amargo."
"Pero no puedo si ustedes
me asustan la paisanada.
Ya basta con la pavada,
se van tuitos a dormir
porque vamos a salir
temprano en la madrugada."
Continuará...
|
|
Otis
Marzo de 2003
Otis es el
seudónimo de un activo participante de la lista Axxón y del taller literario.
Axxón 124 - marzo de 2003
Fondo:
Variaciones
sobre La ida, de Rodolfo Ramos.
|
|