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LA COMUNIDÁ DEL
ANILLO
Capítulo 6
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Seguía Gandalf cautivo
arriba e' la torre Ortán,
pero ya tenía un plan
pa' escaparse de la jaula
ande jue a meterlo el maula
del barbudo Sarumán.
Cuando llegó la ocasión
tenía pensao el cómo;
le dijo con mucho aplomo:
"cada cual se va a su rancho".
Bajó tremendo carancho
y se lo llevó en el lomo.
Demientras el Gris juía
de los dominios del Blanco,
por colinas y barrancos
los cuatro hobbits andaban,
y adelante los guiaba
el que le decían Trancos.
"Paremo' un rato", Sam dijo
muerto con la caminata.
"Unos usan alpargatas
o andan con bota e' potro,
y se olvidan que nosotros
sabemos andar en pata."
"Imposible", dijo el Trancos.
"No hay que parar un momento;
tengansén en movimiento
y no se dejen de andar,
que hoy tenemos que llegar
a la Sierra de los Vientos."
Llegaron cuando los grillos
ya cantaban su canción;
encendieron un fogón
con ramitas que allí estaban
para calentar la pava
y dentrarle al cimarrón.
Estaba el hombre avivando
el fuego con charamusca,
cuando una priegunta brusca
jue a agarrarlo atravesao:
"¿Quiénes son los embozaos
que usté dice que nos buscan?"
El baquiano puso cara
de severidá tremenda,
y a la final largó prienda:
"Tienen que ver esos cosos
con los anillos famosos
y su terrible leyenda."
"Los elfos tenían tres,
los enanos otros siete,
y estos oscuros jinetes
con nueve jueron prendidos:
ahura son aparecidos
y de Saurón alcahuetes."
"Aquél que ustedes ya vieron
saliendo de la Comarca
clarita tiene la marca
del malvado en el orillo.
Le andan atrás al anillo
y son piores que la parca."
"¡Pero que no se entreveren
con este criollo notable!
¡Mientras yo camine y hable
voy a ver que el mal no cunda!",
y del cuero de la funda
peló soberano sable.
Jue Sam el que se animó:
"Capaz que al final no es nada;
yo no quiero hablar pavadas
ni andar metiendo bolazos,
pero como que a su espada
le está faltando un pedazo."
Dijo el Trancos: "Lo que es
no saber nada, aparcero.
Esta noble hoja de acero
es la mentada Narsil,
la mesma que al patrón vil
ya le hizo sonar el cuero."
Y en la noche un alarido
les puso de punta el pelo,
y golvió la sangre yelo
de tan grande que jue el chucho:
era un grito de aguilucho
cruzado con pingo en celo.
"Eso no es bicho del monte"
peló Trancos el facón.
"Estos son los de Saurón
con alguna trapisonda;
pongansé tuitos en ronda
alrededor del fogón."
Cinco sombras se agitaban,
como e' ramas que se mueven
en una noche que llueve;
los rodearon redepente
y se notaba patente
que eran cinco de los Nueve.
Pero el Frodo no temblaba
con la temible presencia,
y aunque tenía concencia
que se diba a arrepentir,
no se pudo resistir
a la malina influencia.
Sin saber muy bien por qué,
jue a colocarse el anillo
y los vio con mucho brillo:
el que venía adelante
tenía una espada llameante
y en la otra mano un cuchillo.
En contra de los nazgules
se tiró envalentonao
sacudiendo el envenao.
Tarde supo que era un yerro,
después que el helado fierro
lo cruzó de lao a lao.
Cayó el Frodo del dolor
que le agarrotaba el brazo,
y sin hacerle más caso,
después de anotarse el punto
se jueron los cinco al mazo
dejandoló por dijunto.
Continuará...
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Otis
Abril de 2003
Otis es el
seudónimo de un activo participante de la lista Axxón y del taller literario.
Axxón 125 - abril de 2003
Fondo:
Variaciones
sobre La ida, de Rodolfo Ramos.
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