Estimado Eduardo:
Creo que te equivocaste con el sistema de numeración que elegiste para Axxón. A partir de aquel histórico número 0, tendrías que haber empezado a contar hacia atrás: -1, -2, -3... -N, siendo -N al momento de escribir estas líneas igual a -129. Por si no te habías dado cuenta, el tiempo en Axxón retrocede. ¿Qué estás delirando este insensato?, te preguntarás. Bueno, lo que digo es una consecuencia predecible de que las leyes de la termodinámica funcionen al revés. Por lo menos a mí me ha resultado imposible no obtener de Axxón más de lo que en ella he puesto.
Por eso tengo que agradecerte por ésta que, si me permitís el atrevimiento, llamaré nuestra revista. Y lo de "nuestra" no lo digo desde el punto de vista de quien ha tenido la suerte de, bien o mal, hacer su modesta colaboración. Lo digo en primer término, y fundamentalmente, como lector. Descubrir Axxón me hizo saber que no estoy solo, que no soy el único loco al que le gustan "estas cosas raras" (y más tarde, al inscribirme en la lista de correo, que ni siquiera soy el más loco de todos, pero ése es otro tema). Que hay gente en mi propio país que trabaja y crea en este género tan curioso que ni siquiera es un género; y que las cosas que crean no son burdas imitaciones tercermundistas de los productos de Hollywood, como podría llegar a pensar un observador externo. Después de todo, ¿por qué no tiene el estadio de River el mismo derecho que el de los Giants de Nueva York a ser demolido por extraterrestres, sin que esto se tome por una parodia?
Claro que todas éstas no son cosas que uno pueda recibir impunemente; y así he avanzado un poquito más en mis aspiraciones de llegar a ser, algún día, algo parecido a un escritor. La calidad de la selección de textos, además del diario intercambio en la lista de correo, me ha servido como una suerte de taller literario; realmente siento que voy mejorando. Sensación que se ve corroborada por el hecho de que dos cuentos míos hayan merecido aparecer en Axxón. Te doy las gracias, no sólo por publicármelos, sino también por haberme ayudado a escribirlos.
Y después está El Gaucho de los Anillos. Y las AnaCrónicas. Estas cosas también son culpa tuya y de toda la gente que se esfuerza por hacer Axxón. Si alguien me hubiera dicho hace un año que iba a recorrer esos caminos, lo habría mirado raro. ¿Entendés lo que te decía más arriba sobre la termodinámica de Axxón? Le dedico un poco de tiempo y atención para leerla, y salgo ganando como lector y como aspirante a escritor. Te mando algún que otro cuento, y ahora puedo poner en mi currículum que he publicado en un medio de prestigio y trayectoria. Y un día me voy a terminar de dar cuenta de que tengo una sección regular en Axxón, y entonces me van a tener que bajar del techo con un palo.
Y no se terminan ahí las cosas. Hace un tiempo me escribieron de una escuela de Mar del Plata solicitándome permiso para usar El Gaucho de los Anillos en clase de literatura. Y días atrás, el martes 12 de agosto, el diario La Nación mencionó el poema en una nota. Brevemente y sin mayores especifidades, pero allí estaba la referencia. Sin olvidar, por supuesto, los saludos que recibo de continuo de otros miembros de la lista de correo. ¡Son muchas satisfacciones!
Por todo esto te estoy agradecido. Lamento que mi situación actual no me facilite colaborar con la revista de alguna manera más concreta, y acaso más urgente, pero tengo confianza en que eso no tardará mucho en cambiar. Pero de todos modos, ¿cómo se satisface una deuda que no hace sino crecer cada vez que uno intenta pagarla? Seguramente hasta esta humilde misiva me será retribuida de alguna manera que no puedo prever. Pensándolo bien, puede interpretarse de más de una manera eso que escribió mi amigo Otis de que Axxón se multiplica "de ictiopanificadora manera".
Atentamente
Andrés Diplotti
