Inolvidable
por Eduardo J. Carletti
Voy a utilizar este editorial para ofrecer alguna de mis impresiones
sobre la reciente actividad que pude disfrutar —que pudimos disfrutar más de cien
personas que espero que, como yo, lo hayan vivido con gran placer—, en mi caso
gracias a la invitación con la que me honró la Fundación Ciudad de Arena. De otra manera
no habría podido estar allí.
Todos los que fuimos parte de ese viaje alucinante deberíamos agradecer y reconocer, de todas
las maneras posibles, los tremendos esfuerzos de Gabriel Guralnik, gestor y motor de esta
aventura, y su equipo. En algunos momentos me sentí culpable al ver sus caras de preocupación,
cansancio y tensión porque algo no salía tal como se había planeado. Nosotros
entretanto disfrutábamos.
Yo creo que este tipo de esfuerzos deben ser aplaudidos, reconocidos y apoyados. No cabe la
posibilidad de hacer críticas de ningún tipo. Siento enormes deseos de ayudar y
encolumnarme detrás de ideas tan excelentes como la que tuvo Gabriel y llevó a la realidad —excelente realidad— a pesar de
las dudas que algunos sentíamos —lo confieso— cuando nos comentaba sus proyectos.
Lo que logró Gabriel con su Fundación en este tiempo es enorme, enorme. Felicito su
capacidad para movilizar burocracias estatales y lograr que ayuden a impulsar cosas de una
manera que muchos no hemos logrado en años. Todos sabemos que no es fácil, y mucho menos cuando aún no
hemos salido de la crisis.
Yo creo que el viaje fue algo extraordinario, yo lo viví así. Fue una aventura capaz de
despertar la imaginación de un tronco petrificado. Los lugares y la manera elegidos,
inmejorables. Vivimos situaciones fantásticas gracias a los paisajes, la situación y la
predisposición que generaba el ambiente, algunas absolutamente imprevistas e imprevisibles,
como la visita de nada menos que ¡Philip K. Dick! en persona (o alguien tan parecido que
nos hizo alucinar a todos los que notamos su fugaz presencia, sólo por un rato, en la
estación del Tren patagónico en Viedma), por dar un ejemplo.
Quizás otros estén acostumbrados, pero a mí me pareció tremendo que nos recibieran los
intendentes (intendentas) de los pueblos donde hicimos visitas, que nos agasajaran de
muy exquisita manera, y que mucha gente de esos lugares ofreciera su tiempo y sus capacidades artísticas
para entretenernos. De verdad me impacta y me conmueve. Agradezco a toda esa gente para
quienes nosotros éramos celebridades de visita, quizás algo para recordar y comentar
durante un buen tiempo.
Y hay muchos detalles más que se pueden nombrar: la selección de material para el cine
(excelente), que funcionó durante todo el viaje, el servicio del ferrocarril (la buena
onda de sus empleados), la selección de vídeos que se emitieron en los ómnibus, la simpatía y energía de las
chicas del equipo de Gabriel, etc.
Me queda un recuerdo imborrable, y no lo digo por
quedar bien. Gracias, Gabriel, gracias Fundación, gracias a todos los que compartieron
tiempo conmigo. Fue una aventura para la cual parece haber sido hecha a medida la
palabra: INOLVIDABLE.
Eduardo J. Carletti, 1 de octubre de 2004
ecarletti@axxon.com.ar