Veloces mutaciones
por Eduardo J. Carletti
He visto recientemente algunos intensos comentarios y análisis críticos
sobre la forma en que funciona la publicación de ficciones y otros textos en Internet.
Debo decir que encontré en ellos terribles errores de concepto. La verdad es que no puedo coincidir, ni aún con
un esfuerzo de buena voluntad, en una buena parte de los conceptos que se usan para
criticar y oponerse a algunos de los fenómenos
que se presentan en Internet. Más que análisis (que a mi entender requiere un buen estudio
del objeto), lo que manejan estos críticos son graves preconceptos.
El problema principal es que Internet no tiene nada que ver con
ningún otro medio. Hay que estar del lado del webmaster, con sus recursos técnicos
de monitoreo,
para comprender lo que pasa en realidad. Qué es lo que vale, qué es lo que interesa,
qué es lo que atrae las "miradas" (visitas) y qué es lo que se debe hacer para que
el material que se ofrece cumpla la función que se busca que cumpla: en nuestro
caso la difusión.
Voy a ser breve. Encuentro artículos críticos con unas fuertes quejas casi ofensivas
en algunos casos que se centran en el hecho de que los autores se autopublican, de modo que, por lógica, no
pasan por ningún filtro. Como si esto no pasara en el mercado de papel...
¿Que en Internet es más fácil y virtualmente gratuito y por eso los
ejemplos de esta "plaga" proliferan mucho más?
Internet tiene sus propios mecanismos para hacer aparecer lo que es
bueno y hundir en el fondo de las listas aquellas cosas que no logran hacerse valer por sí mismas.
Los mecanismos de Internet para hacer esto son robóticos, sí, es
cierto. Y se puede decir que aún están siendo experimentados, por lo que se les pueden
encontrar bastantes defectos. Pero la carrera competitiva de los buscadores es tan atroz y
tan tecnológica que los resultados, en realidad, son muy buenos, y están fijando una
manera muy diferente de medir el "arte" que ofrece cada sitio. (Y antes de que me alguien
me replique a esto con algún cuestionamiento de valor diré que aunque sea diferente esto no significa que sea errada.)
No voy a dar detalles. Da para escribir un libro.
Lo que sí está claro es que esa preocupación por la manera en que
Internet "se llena de hojarasca" de un modo "que no permitirá encontrar lo bueno entre
tanto material sin pulir y lleno de defectos" es un error de concepto.
Este es de verdad un nuevo medio. No es una transcripción de revistas,
diarios y libros. Sí de los contenidos, pero no la manera de accederlos. De ningún modo la
experiencia es idéntica (aunque si uno quiere repetirla, claro que puede hacerlo). La manera en que
la gente llega en Internet a los contenidos es prácticamente mágica. Magia tecnológica.
Los editores deben aprender. Yo recién empiezo a notar que hay unas "grandes verdades" y estoy vislumbrando
(y aplicando ya) lo que se me hace serán poderosísimas herramientas para mejorar lo que
deseo hacer aquí: difundir el material que publicamos.
Lo importante es que esta situación se debe, directamente, a la necesidad
que se nos presentó de actuar, movernos, reaccionar, para lograr la supervivencia de Axxón... o morir. Hemos estado
sujetos a una serie de escollos (relacionados con lo económico, claro, con dinero todo es
mucho más fácil) y ataques (sí, ataques informáticos a través de Internet, eso también
pasa...), y de todo esto salimos aprendiendo y fortaleciéndonos. ¡Y cómo!
Todo parecido con la ecología y evolución de los seres vivos no es
ninguna casualidad.
¡Sobrevivimos, amigos! ¡Nos fortalecemos!
Discúlpenme la brevedad y la falta de precisiones, ya me extenderé algún día. Ahora disfruten del número...
Eduardo J. Carletti, 1 de junio de 2005
ecarletti@axxon.com.ar