¿Donde nadie ha ido antes? por Saurio |
Índice Algunas cosas a tener en cuenta Guía turística
para emprender un viaje a las estrellas Apéndice A:
Algunos datos técnicos de Star Trek Apéndice B: Las
principales especies inteligentes de Star Trek Desde su
creación a fines de la década del 60 Star Trek (Viaje a
las estrellas) fue un producto cultural con una intención ideológica que
iba mucho más allá de ser "una serie de ciencia ficción para adultos". En forma
explícita e implícita se preocupó por desarrollar una ética propia y "bajar
línea" sobre temas sociales o de actualidad, metaforizando en el espacio y en
el futuro las preocupaciones de un sector moderadamente progresista del pueblo
norteamericano. Así se habló
de la guerra de Vietnam, el racismo, la Guerra Fría, las revueltas
estudiantiles, el movimiento hippie, los derechos indígenas y, más actualmente,
del capitalismo salvaje, el trabajo esclavo, los derechos de las minorías, la
identidad cultural y la derecha religiosa. Pero el tema dominante de Star
Trek es la Humanidad, con hache muy mayúscula y un dejo de emoción al
pronunciarla. La serie constantemente se pregunta qué es lo que nos vuelve
humanos, cuáles son los valores que nos caracterizan, cuáles son los que
debemos rescatar y cuáles los que debemos erradicar para evolucionar como
especie inteligente. En Star
Trek nos encontramos en un universo en donde es un actor primordial
una Federación Unida de Planetas que hace de los más nobles valores humanistas
su estandarte, que ha erradicado el hambre, la pobreza, la guerra y la necesidad
y ha instaurado un sistema en el que todos trabajan para lograr la superación
individual y colectiva y en el que nada importan las diferencias de género,
raza o nacionalidad. Pero, por otro
lado, Star Trek no deja de ser un producto comercial hecho en
EE.UU. cuyo objetivo es llegar a una audiencia masiva dentro de ese país, así
que sus realizadores se dirigen en términos que el norteamericano medio entienda,
utilizando un lenguaje, una estética y una narrativa muy arraigadas en los
mitos de esta sociedad y cometiendo los mismos errores y asumiendo los
mismos supuestos que la gran mayoría de los productos de la cultura popular
norteamericana. Así, el
argumento de que "en el futuro vamos a ser todos iguales" comienza a resultar
molesto porque no podemos evitar preguntarnos "¿Iguales a quién?" La respuesta
es obvia. Porque, sí, en Star Trek la Humanidad está unida, pero
está unida en una homogeneidad cultural que se parece demasiado a la cultura
norteamericana contemporánea y las formas de pensar y actuar de sus personajes
(humanos y no humanos) son consistentes con ésta. Entonces, el
discurso de tolerancia y respeto a las diferencias que la serie pretende
transmitir entra en contradicción consigo mismo, porque los valores
"universales" que se defienden son valores "universalmente norteamericanos",
los conflictos son conflictos norteamericanos, las metáforas son metáforas
norteamericanas, las referencias culturales son referencias culturales
norteamericanas y así sucesivamente, todo lleva implícito este gentilicio. Por
decirlo de alguna manera, Star Trek respeta y tolera sólo lo que
la mentalidad norteamericana más respetuosa y tolerante está dispuesta a
respetar y tolerar. Por otro lado,
Star Trek es una serie de ciencia ficción y por eso sus discursos
cargan con las cualidades del género, principalmente la que le da un carácter
anticipatorio y profético. La ciencia ficción tradicionalmente nos cuenta "lo
que vendrá", el porvenir técnico y social de la Humanidad, y como lo hace con
una capacidad de acierto bastante mayor que la de cualquier astrólogo o vidente
uno tiende a creer que lo que la ciencia ficción dice va a ser verdad[1]. Entonces, al
ubicar en el futuro la realización de los sueños de la Modernidad y hablar en
nombre de la Humanidad pero haciéndolo con códigos típicos de la cultura
cotidiana norteamericana actual, Star Trek plantea una línea muy
clara del deber ser, una sociedad que dice respetar las diferencias siempre
y cuando éstas se mantengan dentro de lo pintoresco y folklórico.
Esto es particularmente más notorio cuando se trata de personajes no humanos y
más cuando éstos pertenecen a especies que no integran la FUP: tarde o temprano[2]
terminan asimilando la Federation way of life y manifestando su
identidad cultural sólo a través de estereotipos. La ciencia
ficción, la fantasía y el terror (tres géneros bastante afines, tanto que sus
fronteras son más que borrosas) nacen en el Romanticismo y ocupan hoy el mismo nicho
ecológico dentro de la narrativa que antes ocupaban los mitos y las
leyendas[3],
erradicados por la Razón y el Realismo. Por eso, el componente mítico funciona
aquí en un grado muchísimo más fuerte y evidente que en otras narrativas, en el
que todos los significados de la palabra mito son igualmente válidos y
simultáneos. Así que en este trabajo entenderé mito tanto como un
"habla"[4]
como "una historia sagrada"[5]
y utilizaré este concepto para analizar a Star Trek y mostrar
cómo esta serie se apoya y reproduce lo que podrían llamarse los mitos
cosmogónicos y escatológicos de la nación norteamericana, además de los
mitos (en sentido barthesiano) de homogeneización cultural ya mencionados. Algunas cosas a
tener en cuenta Star
Trek es una serie de TV realizada bajo la
presión de un sistema de producción industrial que exige emitir un capítulo
original por semana. Si bien todo está controlado por un productor ejecutivo,
lo cierto es que un variado y cambiante grupo de guionistas intervienen en su
creación, los cuales no siempre respetan o prestan atención a lo que habían
hecho sus predecesores. Esto hace que, con el correr de las temporadas, vaya
generándose una especie de "teléfono descompuesto", en el que una idea de un
escritor puede ir creciendo y mutando desproporcionadamente, sufriendo también
en el arrastre un proceso de sobresimplificación[6].
Gran parte de lo que señalaré en este trabajo es consecuencia de este "teléfono
descompuesto". También otro
elemento a tener en cuenta al analizar Star Trek es la
sacralización por parte de los fans de lo que debe ser la serie[7],
al punto de hablarse de Canon para denominar al corpus "aceptable" de
episodios trek[8].
Como muchos de los guionistas actuales de la serie son, simultáneamente, fans[9] se
da un proceso de "endogamia creativa"[10]
en el que frecuentemente se pierde la objetividad necesaria para juzgar lo
producido, además de tender a una retroalimentación y un reciclado de ideas
bastante molesto[11]. Un tercer
aspecto a considerar es lo que podría calificarse de pereza y tacañería de la
producción. Los vestuarios, los maquillajes y las escenografías normalmente
suelen ser poco imaginativos, y uno no puede dejar de preguntarse por qué todas
las ciudades de la galaxia se parecen y por qué sus habitantes se visten todos
con el mismo sastre. El cuarto y
último aspecto es que las cinco versiones de Star Trek nos
cuentan las aventuras de diferentes tripulaciones de la Flota Estelar. Poco y
nada vemos de la vida cotidiana fuera de estas aventuras, y lo poco que se ve
obedece mucho a la sola intención de dar un punto de referencia de situación.
Esto hace que muchas de las inferencias que uno puede hacer sean conjeturales y
se corre el riesgo de hacer la equivalencia "no se ve, entonces no existe". Un
ejemplo absurdo: uno puede perfectamente afirmar que los miembros de la
Federación han logrado superar tanto sus "taras primitivas" que ya no tienen
necesidades excretoras, pues en los 30 y pico de años que lleva la serie nunca
vimos un inodoro. Así, no puedo
dejar de sentir cierta culpabilidad al intentar analizar un corpus
caótico, contradictorio y desprolijo como si se tratase de un discurso
coherente y pensado. Pero, por otro
lado, Star Trek se caracteriza justamente por intentar decir
algo y se jacta de tener una filosofía propia, tanto que muchos fans han
decidido guiar sus vidas bajo esta ética[12],
además de que, como dice Barthes, "el mito prefiere trabajar con ayuda de
imágenes pobres, incompletas, donde el sentido ya está totalmente desbastado,
listo para una significación"[13] Así que, si
bien seré constantemente consciente de estos reparos, no evitaré interpretar
como significantes hechos o escenas que, en realidad, obedecen a los aspectos
antes mencionados. Es decir, sé que todos los personajes de Star Trek
se visten igual por la pereza creativa del vestuarista, pero esto no me impide
leer esta homogeneidad en la vestimenta como un signo más de la cualidad
totalitaria del gobierno de la Federación. Lo que
pretendo hacer en este trabajo es tratar de identificar e interpretar algunas
de las manifestaciones míticas que aparecen en Star Trek,
focalizándome principalmente en la fuerte impronta norteamericana de los
mensajes que la serie quiere transmitir y cómo éstos se relacionan tanto con el
imaginario como con las acciones concretas de la población y el gobierno de
dicho país. Los próximos
dos capítulos servirán para dar un panorama general de las historias de la
ciencia ficción anglosajona y de la serie en su conjunto, brindando toda la
información que considero necesaria que el lector debe tener para comprender mi
análisis de algunos mitos que aparecen en Star Trek. Cuando se
piensa en ciencia ficción se piensa en la ciencia ficción norteamericana
o, a lo sumo, en la anglosajona, y todo intento "extranjero" de practicar este
género está signado por la copia de este modelo. Este es un pensamiento
erróneo, ya que la ciencia ficción aparece tardíamente en EE.UU. y lo hace a un
nivel que, comparado con el estado del género en otras partes del mundo para
esa época, es bastante primitivo. Pero lo cierto
es que, como ocurre en casi todo, el modelo norteamericano se ha convertido en
hegemónico y su influencia se hace sentir en todas las otras manifestaciones
del género. La ciencia
ficción nace[14]
en 1818 en Europa con el "Frankestein" de Mary Shelley y se desarrolla a lo
largo de todo el siglo XIX y principios del XX con autores como Jules Verne,
Edgar Rice Burroughs, H. Rider Haggar y H. G. Wells[15],
por sólo mencionar los nombres más famosos. Si bien es el
ensayista inglés William Wilson[16]
quien, en 1851, utiliza por primera vez la denominación "ciencia ficción", hay
que esperar hasta la aparición de la revista Science Wonder Stories
en 1929 para que el término sea usado con regularidad. Otras denominaciones
usadas en esta prehistoria del género son "fantasía científica", "romances
científicos", "historias pseudocientíficas" o "historias de superciencia"[17],
pero (salvo la primera) ninguno tuvo mayor trascendencia"[18]. Quien
populariza el término es Hugo Gernsback (1884-1967), considerado el "padre de
la ciencia ficción"[19]
(aunque dicho título debiera ser "el padre del fenómeno cultural de la ciencia
ficción en Norteamérica"[20]).
Nacido en Luxemburgo, Gernsback llega a EE.UU. en 1904 y enseguida se dedica al
mercado editorial, publicando revistas de divulgación científica: Modern
Electrics (1908)[21],
Electric Experimenter (en la que incluyó entre el contenido netamente
científico algunos cuentos de ciencia ficción), Science and Invention
(que publicaba regularmente ciencia ficción), Radio News, Tidbits y
Your Body ("que en la mejor tradición utopista presentaba la Ciencia
como medio para curar a la humanidad de todos sus problemas físicos, sexuales y
psicológicos"[22]).
En 1923 intenta lanzar la revista Scientifiction (contracción de
Scientific Fiction, pensada para evitar la cacofonía de dos sílabas "fic"
juntas[23]),
dedicada plenamente a la ciencia ficción y orientada a un público masivo (esta
es la época de la aparición de las primeras revistas pulp[24]
especializadas). Scientifiction nunca llega a concretarse y
Gernsback debe esperar tres años más para lanzar la revista que lo eleva al
pedestal de "padre de la ciencia ficción": Amazing Stories[25]. Amazing
Stories no es tampoco la primera revista de
ciencia ficción, ni siquiera es la primera revista pulp de ciencia ficción. En
Europa existían, desde la década de 1880, revistas especializadas en el género
(Stella, Hugin, Svenska Familj-Journalen Svea y Der
Orchideengarten) y otras que, si bien estaban abiertas a otros géneros, le
prestaban gran atención a éste (Pearson"s Magazine, La Science et la
Vie, Journal des Voyages, Travers le Monde, Priroda i
liudi)[26].
Por su parte, en EE.UU. se dedicaban a la ciencia ficción las pulp The Argosy[27],
The All-Story y Weird Tales.
Lo valioso de Amazing Stories es que fue "la revista de cf
especializada en una cultura y una época muy receptivas para ello"[28].
Es así que en el número de junio de 1926, Gernsback comenta: "Una de las grandes sorpresas desde que iniciamos la publicación
de Amazing Stories es la tremenda cantidad de correspondencia que
recibimos de los... ¿cómo llamarlos, ‘aficionados a la cientificción"? Parecen
muy bien orientados en esta clase de literatura. Según las sugerencias para reediciones
que nos envían, estos "aficionados" parecen sentir especial propensión por la
caza de cuentos de cientificción, no sólo en inglés sino en muchos idiomas"[29] Gernsback no
es el primero en notar esta predisposición de los lectores de ciencia ficción a
escribir cartas comentando lo leído, pero es el primero en tomarlos en
cuenta, creando un correo de lectores que resultó de inmenso valor para el
desarrollo de la ciencia ficción norteamericana. "De esas páginas de cartas,
controversias y discusiones surgieron clubes y en última instancia lo que ahora
se conoce como un movimiento semiorganizado de aficionados al género, el fan
kingdom -"reino de los aficionados"- o fandom, un fenómeno
virtualmente desconocido en la Europa de esa época. Los aficionados incluso
comenzaron a publicar sus propias revistas, mimeografiadas o impresas, los fan
magazines o fanzines. Del fandom y los fanzines surgió a la vez una
generación de aficionados que al fin dominaron el género en los Estados Unidos,
como asesores editoriales, autores, ilustradores y editores. Este fue el
principal aporte de Hugo Gernsback al campo de la cf, un exitoso sistema de
retroalimentación, por así llamarlo, que con el tiempo creo ciencia ficción de
calidad cuando ex aficionados como Donald A. Wollheim, Isaac Asimov, Robert A.
Heinlen, Frederik Pohl, Forrest J. Ackerman y John W. Campbell dejaron la
rúbrica de sus propias personalidades en el género"[30]. Justamente, es
este último quien da el segundo paso en la formación de la ciencia ficción
norteamericana, cuando, en 1938, es nombrado editor de la revista Astounding.
Esta revista había nacido en 1930[31]
con el nombre de Astounding Stories of Super-Science y era un competidor
tardío de Amazing, repitiendo en sus primeros números la fórmula
gernsbackiana de héroes musculosos que rescatan sensuales doncellas de las
garras de monstruos extraterrestres de ojos saltones. Tres años más tarde,
cuando F. Olin Tremaine es nombrado editor, la revista comienza a apartarse de
la fórmula pulp, acorta su nombre a Astounding Stories y se intenta
publicar ciencia ficción más "seria", pese a que no siempre se lo lograba. Pero
es recién cuando Campbell se hace cargo comienza la verdadera transformación de
la revista. El nombre cambia a Astounding Science Fiction[32] y
Campbell, insatisfecho con una ciencia ficción basada sólo en la acción y en
los gadgets, le pide a sus autores que imaginen cómo la ciencia y la tecnología
van a desarrollarse en el futuro y cómo estos cambios podrían afectar las
vidas de los seres humanos.[33]
El resultado es una ciencia ficción de mayor mérito literario, con un
desarrollo más profundo de los personajes y de las emociones. Se inicia así
la que se conoce como "La Edad de Oro de la Ciencia Ficción"[34],
con autores que se transformarían en los clásicos del género: Isaac Asimov, Ray
Bradbury, Arthur Clarke, Theodore Sturgeon, Lester del Rey, Damon Knight, L.
Sprague De Camp, Robert A. Heinlein, A. E. van Vogt, Alfred Bester y muchos
más. Con Campbell
la ciencia ficción norteamericana alcanza un nivel de respetabilidad sin
precedentes. El hecho de que en las páginas de Astounding
aparecieran, bajo la denominación de "no ficción", notas en las que se
predecían las computadoras digitales, la energía nuclear de uso civil, la
comunicación vía satélite, la biotecnología, el hipertexto, las sondas
interplanetarias y el proyecto SETI, le dio a la revista un toque de seriedad y
prestigio tan grande que, incluso, se tiende a olvidar que en este grupo de
artículos se trataron temas como la Dianética, las máquinas de movimiento
perpetuo, la telepatía, la búsqueda de agua con varitas y la posibilidad de que
los cigarrillos prevengan el cáncer de pulmón[35]. Los 50 dan a
luz a otras revistas, como Fantasy and Science Fiction[36]
(1949) y Galaxy Science Fiction (1950), que siguen el camino
trazado por Campbell y van un poco más allá, enfatizando los contenidos
literarios, psicológicos y sociológicos del género en detrimento del
científico. También hay que decir que estas revistas le "roban" la mayor parte
de los autores estrella de Campbell (y con ellos a miles de lectores)
produciendo la caída de imperio Campbell. En 1960, Astounding cambia
su nombre por el de Analog[37],
con el cual continúa hasta nuestros días[38].
Al igual que con Gernsback, Campbell también ha dado su nombre para otro
importante premio de la ciencia ficción, el John W. Campbell Award for Best New
Writer. A partir de la
década del 50 las predicciones de la ciencia ficción parecen empezar a
concretarse, hay un notable avance tecnológico y mejora la calidad de vida, los
electrodomésticos se vuelven accesibles, la televisión empieza a llegar a los
hogares, se descubren los antibióticos y las vitaminas, la energía atómica
parece ser la solución a los problemas de los combustibles fósiles y se inicia
la carrera espacial. Esto hace que muchos escritores comiencen a sentirse
incómodos con las características del género, más que nada cuando la realidad
amenazaba con volver anacrónicos a sus relatos, ya sea porque les ganaba de
mano, produciendo tecnología del presente más avanzada que la del futuro. Este malestar
se corporiza en los 60 con la llamada New Wave inglesa, un movimiento nucleado
principalmente en la revista New Worlds. Si bien esta publicación
existía desde 1946, es a partir de 1964, cuando Michael Moorcock se hace cargo
de la dirección, que comienza esta nueva etapa en la historia de la ciencia
ficción. Este movimiento, influenciado por el clima de la época[39],
focaliza su ficción en el futuro inmediato y en la exploración del espacio
interior. Las técnicas narrativas son muchas veces experimentales, y los
relatos incorporan sexo[40],
experiencias con drogas, el misticismo oriental, ideas feministas[41],
etc. Aparte de los ya mencionados Moorcock y Ballard, otros escritores
identificados con la New Wave son Brian Aldiss, Harlan Ellison, Pamela Zoline,
Roger Zelazny, Samuel R. Delany y Norman Spinrad. En 1967,
Harlan Ellison, uno de los autores identificados con este movimiento, edita en
EE.UU. una antología que abriría el camino en EE.UU. para las renovaciones de
la New Wave: Visiones peligrosas. Esta antología "partía de una
premisa arriesgada: publicar cuentos sin ninguna restricción por parte del
compilador ni la editorial en cuanto a tema o estilo; algo que los escritores
pedían desde siempre".[42]
Esta antología abarcaba tres tomos, combinaba autores de la época campbelliana
con los de la nueva ola y produce un punto de inflexión en la ciencia ficción
norteamericana que da origen a una gran cantidad de antologías en las que se
intentan romper las ataduras de la ciencia ficción de los 50 y reflexionar
sobre el género. En las décadas
del 70 y 80 la ciencia ficción norteamericana responde tibiamente al malestar
planteado por la New Wave: ¿cómo escribir un futuro creíble cuando la
realidad nos gana de mano?: Si no se puede escribir sobre un futuro
creíble, escribamos sobre futuros (o pasados) increíbles. Así, durante la
segunda mitad de los 70 y el principio de los 80 se va consolidando una ciencia
ficción con historias ubicadas en tiempos muy lejanos al presente, en mundos
completamente diferentes al nuestro y con un esteticismo similar al que casi
contemporáneamente se daba en la música popular con el rock sinfónico. La
respuesta de la nueva generación es similar, en la música surge el punk y en la
ciencia ficción el cyberpunk. Los cyberpunks
se reconocen herederos directos de J. G. Ballard y Phillip K. Dick, pero
también de autores que no pertenecen estrictamente al género, como Thomas
Pynchon, con cuya visión coinciden bastante[43].
El regreso a las raíces que los cyberpunks proponen es retomar el rol de la
ciencia ficción como espacio para reflexionar la relación del hombre con
respecto a la ciencia y tecnología, pero teniendo en cuenta cómo éstas se
manifiestan en los tiempos que corren. Ya no se trata de algo que unos pocos iniciados
realizan en una torre de marfil (laboratorio) sino de algo que ha invadido la
vida cotidiana, que ya no es una herramienta de la cultura hegemónica sino
también de los movimientos contraculturales. Con el cyberpunk la ciencia
ficción se hace "de la calle", sus historias "sucias", violentas, cercanas al
policial negro y transitan una zona ambigua entre la fascinación y el rechazo
por las nuevas tecnologías (el tema de la pérdida e invasión por lo cibernético
del cuerpo y la mente es lo más notorio de este movimiento). En cierto modo, el
cyberpunk cierra el ciclo iniciado con Frankestein: en ambos
casos nos encontramos ante un dramático cambio tecnológico (la Revolución
Industrial y la Revolución Informática) en los que el ser humano es
"redefinido" con relación a la máquina[44].
Sin embargo,
el estilo de ciencia ficción contra el que se levantan los cyberpunks no es
derrotado, y con ciertos aggiornamientos menores se sigue publicando hoy día.
Basta con leer las novedades del género en Amazon.com (o en cualquier otra
librería virtual) para notar que, salvo algunas excepción, lo que más prima son
extensas sagas y seriales (de calidad variable) y novelas que bien podrían
haber sido publicado hace treinta años atrás. Pero para poder terminar con la
historia de la ciencia ficción escrita es necesario hablar del género en lo
audiovisual. La ciencia
ficción ha estado presente desde los comienzos mismos del cine, cuando en 1895
Georges Mèlies estrena su Le Voyage dans la lune. Luego
vendrán otros clásicos como Metropolis de Fritz Lang (1926),
todos dentro de la tradición literaria europea. En EE.UU., coincidiendo con el
estilo Gernsback, aparecen los cortos seriales de Flash Gordon y Buck
Rogers (por sólo mencionar a los más famosos), los cuales son los
antecedentes inmediatos de todo lo que se produjo luego en la pantalla chica
(ya sea por seguir los caminos que estos seriales trazaban o por negación de
los mismos). Esto implicó, por ejemplo, que en la TV norteamericana de los 50
la ciencia ficción fuera un género orientado decididamente hacia el público
infantil, con programas como Tom Corbett Space Cadet, Atom
Squad, Captain Video and his Video Rangers, Captain
Z-Ro, Captain Midnight y Space Patrol[45].
La excepción a esta tendencia fueron la serie inglesa de 1953 The
Quartermass Experiment, sobre un astronauta (Duncan Lamont) que regresa
a la Tierra infectado por un organismo extraterrestre, la exitosísima Twilight
Zone (La Dimensión Desconocida) del 59, que planteaba historias
muy en sintonía con la ciencia ficción que se estaba produciendo en el ámbito
literario[46]
y el Science Fiction Theater de 1955. Es en los 60 y
70 cuando la ciencia ficción "adulta" aparece en las pantallas (el adjetivo
está entre comillas porque en algunas series el público objetivo es mucho más
amplio y apunta también a los niños y adolescentes) con clásicos como Doctor
Who (1963), The Outer Limits (1963), Star Trek
(Viaje a las Estrellas, 1966), Lost in Space (Perdidos
en el Espacio, 1966), Time Tunnel (El túnel del tiempo,
1966), The Prisoner (El Prisionero, 1966), The
Invaders (Los Invasores, 1967), The Six Million Dollar Man
(El hombre nuclear, 1973), Kolchak: The Night Stalker
(1974), Space: 1999 (Cosmos: 1999, 1975), Blake's 7
(1977) y Battlestar Galactica (Galáctica Astronave de Combate,
1978)[47].
Todas estas series crean y desarrollan, para bien o para mal, los modos de
hacer ciencia ficción televisiva: nada de lo que se realizó posteriormente está
libre de su influencia (ya sea aceptándola o apartándose de ella). Algunas de
las series que tomaron este legado y lo llevaron adelante durante las décadas
siguientes hasta la actualidad son V (V, invasión
extraterrestre, 1983), Max Headroom (1985)[48],
Quantum Leap (1989), X-files (Los expedientes
secretos X[49],
1993), Sliders (Deslizadores, 1995), Space: Above
and Beyond (1995), Millenium (1996), Babylon 5,
Farscape[50]
(1999), Roswell (1999) y Dark Angel (2000). Y, por
supuesto, las cuatro sucesivas encarnaciones de Star Trek (The
Next Generation, Deep Space 9, Voyager y Enterprise). Con respecto a
la ciencia ficción en el cine, mencionar títulos sería muy trabajoso[51],
pero sí hay que destacar que casi siempre fue dependiente de su contraparte
escrita y no sólo muchas veces estuvo varios pasos atrasada sino que formas
perimidas o desprestigiadas en lo literario (el estilo pulp de la era
Gernsback) gozan de buena salud y son tomadas incluso con seriedad (toda la
saga de Star Wars de George Lucas, sin ir más lejos). La
necesidad de la industria del entretenimiento de brindar emociones en forma
rápida y directa contaminan hasta las películas "de calidad" (cualquiera de las
adaptaciones de relatos de Dick a la pantalla grande - Blade Runner, El
vengador del futuro o Minority Report - dan testimonio de cómo
la visión paranoica y torturada de este autor es pasteurizada y adaptada a los
códigos confortantes del cine hollywoodense). No se
malentienda. El cine norteamericano ha producido ciencia ficción de calidad,
pero es un hecho que hasta bien avanzados los 60 abundaban las historias
estereotipadas sobre criaturas sobrenaturales, extraterrestres, monstruos
mutantes, experimentos fuera de control, científicos locos y villanos
desalmados que ponían en riesgo la libertad y el bien común de todo el planeta
(que, por supuesto, no es más grande que los Estados Unidos) y nunca se produjo
un corte definido entre la "buena" y "mala" ciencia ficción como ocurrió en lo
escrito a partir de la Era Campbell. Esto hace que lo que más se produzca no
sea "cine de ciencia ficción" sino "cine con clichés de ciencia ficción". De lo
audiovisual volvemos a lo literario porque, justamente, si hay algo que
caracteriza a gran parte de la ciencia ficción escrita que se produce en EE.UU.
en la actualidad es la cantidad de novelas que se publican cuyo origen es una
película o una serie de TV. Más allá de algún honroso caso particular, todos
estos libros son de una calidad literaria mínima, pura trama y diálogos en los
que no hay nada implícito, con muchísimas referencias a lo que uno ya conoce de
la pantalla. Esta retroalimentación hace que mucha de la ciencia ficción que se
produce hoy día sea, ni más ni menos, que literatura pulp con un enorme
mecanismo de marketing editorial detrás. ¿Podría
decirse que la ciencia ficción está en decadencia? El modelo norteamericano de
ciencia ficción quizás sí (aunque el volumen de lo publicado parezca decir lo
contrario), asfixiado por haberse arrinconado en un universo cerrado casi sin
contactos con el mundo exterior, subordinándose a los dictados de la industria
y el marketing. España, por ejemplo, está experimentando desde la segunda mitad
de los 80 una explosión de revistas y autores como nunca se había dado en ese
país. Pero, bueno,
esta es otra historia. Antes de convertirse
en el nombre que engloba a 6 series, 10 películas, cerca de 450 libros e
infinidad de merchandizing, Star Trek fue una serie, la "de Kirk
y Spock". Su creador,
Gene Roddenberry[52],
había sido piloto de aviación (militar y civil) y luego policía de Los Ángeles,
donde su habilidad como escritor le ganó, en 1951, el puesto de asesor policial
del radioteatro Dragnet, el cual se basaba en casos de la vida
real. Esto lo entusiasmó y, para mediados de los 50, abandonó la policía para
dedicarse de lleno a ser guionista freelance para la TV. La ciencia
ficción televisiva estaba orientada casi exclusivamente al público infantil y
los únicas series para adultos del género eran de tipo unitario. Roddenberry
propone, en 1963, hacer una para adultos pero con personajes recurrentes, a la
que llama Star Trek. La idea no prospera hasta dos años después,
cuando la productora Desilu (de Desi Arnaz y Lucille Ball) le ofrece un
contrato para realizar tres proyectos, uno de ellos sería la serie que lo
llevaría a la fama. Quien
originalmente se interesó en el proyecto fue la CBS, pero luego Roddenberry y
el productor Oscar Katz descubrieron que la cadena quería sólo historias para
la serie que estaban a punto de estrenar, Lost in Space.
Posteriormente, ambas series compitieron no sólo en horario sino que
representaron la oposición entre dos maneras de hacer ciencia ficción en
televisión (Perdidos en el espacio oscilaba entre lo adulto y lo
infantil, con historias más descabelladas y rozando lo kitsch). Así que
Roddenberry y Katz se dirigieron a la NBC, quienes aceptaron el proyecto. Años
después, Roddenberry dijo que, para convencer a los ejecutivos, se la
describieron (en términos que ellos entendieran) como Caravana pero en
las estrellas. En realidad, Katz y él presentaron cuatro ejes sobre los que la
serie se movería[53]:
1.
La astronave tiene como misión realizar una
especie de "control policial" en el cosmos. Por ejemplo, les llega la noticia
de que en cierto planeta se han encontrado minas de un raro mineral y que hay
una cierta demanda de propiedad al respecto, así que ellos van allí y tratan de
resolver la disputa. En esto se parece a Gunsmoke (La ley del
revólver). 2.
La historia transcurre enteramente en la nave,
la cual tiene cinco pisos de altura y más de quinientos tripulantes. Hay una
chica con un problema, los protagonistas descubren que se trata de un tema
sentimental con otro tripulante, entonces actúan como catalizadores, ella
resuelve su problema y nunca más sabemos de ella. Esto es similar a Wagon
Train (Caravana). 3.
La nave visita un planeta que se parece
demasiado a la Tierra porque las condiciones atmosféricas son las mismas. Los
habitantes están retrasados con respecto a nosotros, la Guerra Civil está a
punto de estallar o Al Capone va a conquistar el Chicago local y los
protagonistas usan su conocimiento de lo ocurrido en la Tierra para ayudar a
los habitantes y cambiar el curso de la Historia[54]. 4.
La nave visita un planeta cuyas condiciones
atmosféricas son diferentes, los habitantes son diferentes y las cosas que allí
ocurren también son diferentes. Este último es
el único eje narrativo realmente cienciaficcional y el que los ejecutivos de la
NBC eligieron. También es el más costoso y el más difícil de producir (lo que
más tarde pondría en riesgo la continuidad de la serie). Roddenberry presentó
tres esquemas argumentales, uno de los cuales se eligió y se transformó en el
piloto The Cage (La jaula)[55]. Este piloto
presentaba un elenco muy diferente al que posteriormente conocimos. El terceto
protagónico de las aventuras de la Enterprise estaba constituido por el Capitán
Christopher Pike (Jeffery Hunter), la Número Uno (Majel Barrett) y el señor
Spock (Leonard Nimoy). La leyenda cuenta que el piloto fue rechazado en el
testeo de la NBC porque era "demasiado cerebral", aunque no fue tan así sino
que la cadena temía que no podrían encontrar suficientes auspiciantes para el
programa. De cualquier manera, esto no quita que el episodio fuese quizás
demasiado intelectual para los estándares de la época y estuviera plagado de simbología
freudiana[56]. La NBC pide
que se realice otro piloto (es la primera vez en la historia de la televisión
que esto ocurre). Hunter abandona el programa y se convoca a William Shatner
para el papel del Capitán James T. Kirk. Otro cambio en el elenco se produce a
pedido de la cadena: tanto los personajes de Número Uno y Spock disgustaban a
los ejecutivos, el primero porque ponía a una mujer en un puesto de demasiado
poder y el segundo porque sus orejas puntiagudas eran demasiado "satánicas".
Luego de varias negociaciones se acordó la permanencia de Spock y la
desaparición de Número Uno[57],
transfiriéndose muchas de las características de este personaje al primero.
Para completar el trío de personajes principales se crea al Dr. Leonard McCoy
(DeForest Kelley) y se filma el segundo piloto Where no
man has gone before (A dónde ningún hombre llegó antes). La serie,
conocida actualmente por los fans como The Original Series - La
Serie Original - o simplemente TOS[58],
comenzó a emitirse el 8 de septiembre de 1966. Curiosamente, no fue el piloto
sino el episodio 6 (The Man Trap, La Trampa Humana) el
primero en salir al aire (Where no man... recién lo hizo dos
semanas después). Este discrepancia entre el orden de filmación y el orden de
emisión es una constante en las dos primeras temporadas de la serie. Otra
particularidad es que es la única Star Trek que cuenta con
reconocidos escritores de ciencia ficción entre sus guionistas (Richard
Matheson, Theodore Sturgeon, Fredric Brown, Harlan Ellison, Norman Spinrad y
Robert Bloch). De hecho, TOS es un producto bastante cercano a la
tradición Campbell, aunque el clima de época le agregaba unos matices cercanos
a la New Wave inglesa. Las posteriores encarnaciones de Star Trek
hicieron caso omiso a los cambios ocurridos en la ciencia ficción literaria y
siguen perteneciendo a esta tradición. La serie
transcurre en el siglo XXIII, la Tierra vive en paz e integra la Federación
Unida de Planetas (transparentemente análoga a la ONU, incluso en su isotipo).
El brazo militar de esta Federación es la Flota Estelar, a la cual pertenece la
nave Enterprise. Al comienzo de cada episodio, la voz en off del capitán Kirk
nos explicaba la misión de la nave (y la premisa de la serie) con unas palabras
que se convertirían en clásicas: "Space... the final frontier. These are the voyages of the
Starship Enterprise, its five-year mission... to explore strange new worlds...
to seek out new life and new civilizations... to boldly go where no man has
gone before." (El Espacio... la frontera final.
Estos son los viaje de la nave Enterprise, su misión en los próximos cinco
años... explorar extraños, nuevos mundos... buscar nuevas formas de vidas y
nuevas civilizaciones... ir temerariamente donde ningún hombre ha ido antes."[59]) A Kirk, Spock
y McCoy se le sumaba un cuarteto "multicultural" integrado por los pilotos
Hikaru Sulu[60]
y Pavel Andreievich Chekov, la teniente de comunicaciones Uhura y el ingeniero
Montgomery Scott. Este cuarteto servía para resaltar uno de los postulados
principales de la serie: Que en el siglo XXIII los seres humanos vivían en paz
y armonía, sin diferencias de nacionalidad, raza o género[61].
Así teníamos a un japonés (es decir, a un ex-enemigo de los EE.UU.), a un ruso
(el enemigo del momento)[62],
a una negra (en una sola persona dos de los movimientos sociales más fuertes de
la década: el feminismo y el Black Power.) y a un proletario[63],
trabajando juntos y sin problemas. Cada capítulo
de TOS era una historia cerrada en sí misma, se presentaba un
"problema" al comenzar el episodio y finalizaba con la "solución" del mismo.
Los diálogos entre los personajes eran los elementos primordiales, actuando
sobre un fondo de cienciaficcionalidad no muy innovador (casi todo lo que se
presentaba ya había sido probado en la literatura): Star Trek se
proponía educar a la vez que brindaba un entretenimiento, poniendo en el tapete
"temas candentes" a los que se discutía usando una filosofía humanística muy
propia. Otra
característica interesante es que, como ya se dijo, la tripulación convivía en
armonía y cuando se desataba el conflicto entre ellos se debía a una influencia
exterior (un extraño virus, intromisiones de universos alternos, hipnosis
alienígenas, etcétera). Sin embargo, esta influencia externa generalmente no
era una encarnación del Mal sino de lo Otro, era el choque con lo Diferente que
las producía "sin querer". En esto TOS marca otra diferencia con
la ciencia ficción audiovisual precedente: En vez de la ecuación "lo
desconocido es potencialmente peligroso ® lo peligroso es maligno ® el mal debe
ser combatido" Star Trek utiliza "lo desconocido es
potencialmente peligro hasta que encontramos una forma de comunicarnos con
ello ® tratamos de establecer nuestra posición ® llegamos a
un acuerdo"[64]. Pese a que TOS
despierta inmediatamente el fanatismo de los aficionados de la ciencia ficción,
su permanencia en pantalla es muy corta (sólo tres temporadas) ya que los
ratings no la acompañan. De hecho, su última temporada fue posible sólo porque
la NBC se vio presionada por el millón de cartas enviadas "para salvar a Star
Trek". Deberemos
esperar diecisiete años para la segunda encarnación televisiva de Star
Trek. Pero este lapso sirve para afianzar a la serie y hacerle tomar el
cariz de fenómeno de masas que tiene. La sindicación hace que Star Trek
tenga más espectadores que los que tuvo originalmente y a partir de 1972
comienzan a surgir las convenciones de fans. Entre el 73 y
el 74 Roddenberry se une a Filmation Studios para producir The Animated
Series, que es ni más ni menos que una continuación en dibujos animados
de TOS (es por eso que no se la considera la segunda serie trek).
Si bien no es un fracaso de audiencia, lo cierto es que la animación aún era
considerada "sólo para chicos", la serie es confinada a la banda horaria de los
sábados a la mañana y así no sólo pierde a gran parte de su público objetivo
sino que la platea infantil no termina de entender las complejas historias que
allí se narran. En 1979 se
habla de hacer Star Trek II, una nueva serie con el elenco
original. Sin embargo, ésta nunca se concreta. Ese mismo año
la serie se traslada a la pantalla grande con Star Trek: The Motion
Picture, iniciando así una sostenida continuidad en este nuevo medio. Y así llegamos
a 1987, cuando se estrena The Next Generation (La Nueva
Generación). TNG presenta algunas diferencias con su
predecesora. Para empezar, porque está ubicada unos 80 años hacia el futuro, en
el siglo XXIV, lo que hace que toda la tripulación (el elenco) sea nuevo. De
hecho, ni siquiera la Enterprise es la misma sino una nueva nave con el mismo
nombre (entre la original y ésta hay tres Enterprise intermedias). Otro cambio,
sutil pero importante: en la introducción se decía "donde nadie ha
llegado antes" en vez de "donde ningún hombre ha llegado antes". TNG
anunciaba de entrada que iba a ser más políticamente correcta que TOS. Y mientras TOS
era un grupo de pioneros rumbo hacia lo desconocido (hacia la "frontera
final"), TNG era más bien una misión diplomática zanjando
conflictos dentro del espacio más o menos cartografiado. El eje de la
amistad de los protagonistas está también aquí muy presente, pero más extendido
y horizontal. Ya no se trata de un triángulo apoyado sobre un cuadrilátero
(como en TOS) sino una trama más compleja de relaciones. La
tripulación de TNG puede verse como una gran familia (de hecho,
en múltiples episodios se lo expresa explícitamente). Esta "familia" estaba
integrada por el Capitán Jean-Luc Picard, su Número Uno William Riker, la Dra.
Beverly Crusher y su hijo Wesley, los jefes de seguridad Tasha Yar y el klingon
Worf, el androide Data, el jefe de ingenieros Geordi La Forge y la consejera
Deanna Troi. A estos se les adosaban una serie de diversos personajes
secundarios, como Guinan, Miles O"Brien, la alférez Ro, Lwaxana Troi y Q,
quienes compartían en mayor o menor medida el vínculo "familiar" ya mencionado. TNG finaliza en 1994, luego de siete temporadas, con el episodio All
Good Things.. (Todo lo bueno...). A diferencia del último de TOS
éste es un capítulo despedida, en el que vemos un "qué pasó después con...",
claro que después nos enteramos que se trata de un universo alterno y no la
"realidad" de los personajes que conocimos. En 1991, muere
Roddenberry, quedando la serie en manos de su co-productor Rick Berman, quien
tiene la difícil tarea de mantener el espíritu trek pero, a la vez, ir
aggiornando las series para seguir captando el interés del público. La tercera
serie (y la primera enteramente de Berman) es Deep Space 9 (DS9).
Esta es un desprendimiento directo de TNG, no sólo porque la
estación espacial donde transcurre y los conflictos de la ocupación cardasiana
de Bajor habían hecho su aparición allí sino porque, incluso, dos personajes de
TNG se convierten en personajes de DS9: Miles
O"Brien y Worf (a partir de la cuarta temporada)[65].
También hay que señalar que durante el 93 ambas series se emiten
simultáneamente, una situación bastante novedosa para Star Trek
pero que de ahora en adelante se hará costumbre. DS9 es, de todas las Star Trek, la más compleja y
atípica. Ya desde su escenario es diferente a sus predecesoras, no se
trata de una nave que recorre el espacio sino de una base estelar que orbita
alrededor del planeta Bajor, lo que hace que la forma de narrar rompa con el
esquema episódico y se vuelque más a un formato telenovelesco, con una historia
troncal de mayor continuidad que funciona como eje. Esta historia
es, justamente, la reconstrucción política y social del planeta Bajor, el cual
había estado bajo el dominio cardasiano por más de 50 años. Los bajorianos, un
pueblo extremadamente religioso y de espíritu libertario, solicitan a la
Federación que los ayude a reconstruir su mundo desbastado y, de paso, evaluar
el ingreso a esta agrupación interplanetaria. Para este puesto diplomático
asignan al Comandante Benjamin Sisko, quien no está muy feliz con el puesto (él
cree ser un hombre de acción). Uno de los motivos de este destino es que Sisko
no se había repuesto emocionalmente luego de perder a su esposa tres años atrás
cuando rescató a Jean-Luc Picard de manos de los Borg. En la estación
(rebautizada Deep Space 9[66])
él debe compartir el mando con la representante bajoriana, la mayor Kira Nerys,
quien había sido un miembro activo de la Resistencia (o sea, una terrorista)
durante la Ocupación Cardasiana. También se encuentra con el jefe de seguridad
Odo, un ser cuya forma real es un líquido dorado pero que puede adoptar
cualquier otra apariencia. Aparentemente es un ser único y de origen
desconocido pero más adelante descubriremos que no es así. En una breve
misión de exploración de los alrededores de la estación Sisko y la oficial de
ciencia Jadzia Dax descubren por casualidad un wormhole[67]
que comunica al cuadrante Alfa (el sector de la galaxia donde hasta ahora
habían transcurrido las otras dos Star Trek) con el cuadrante Gamma,
a 70.000 años luz de distancia. Dentro de este pasadizo habitan unos seres
extemporáneos y transdimensionales que se comunican con Sisko (para esto
utilizan imágenes de él, su esposa muerta, amigos y conocidos), quejándose de
que con su nave ha perturbado la paz del lugar. Sisko negocia la continuidad de
esta vía de comunicación con estos seres y, cuando regresa a la estación
descubre que sus interlocutores son los Profetas (los dioses de los bajorianos)
y que él se ha transformado en el Emisario, un mesías que este pueblo estaba
esperando. A Sisko este "puesto" le disgusta aún más que su rol diplomático,
pero con el correr de DS9 irá aceptándolo cada vez más hasta
virtualmente convertirse a la fe bajoriana. Durante
primeras temporadas de DS9 asistimos a la compleja reconstrucción
política de Bajor, cuya forma de gobierno podría denominarse "teodemocracia"
(comparten el poder uno civil, de carácter provisional, y otro religioso, cuya
cabeza recibe el título de Kai), y a la tensa relación con los cardasianos,
principalmente con el Gul Dukat, quien fuese el comandante de la estación
durante la Ocupación. Los cardasianos, una especie cuya forma de gobierno
recuerda al nazismo, tampoco son amigos de la Federación y desde la época de TNG
nos enteramos de la existencia de un conflicto fronterizo. Este se arregla con
un tratado que traza una nueva frontera, con la consecuencia de que a varias
colonias federacionales y bajorianas deberían ser reubicadas. Los habitantes de
estas colonias, molestos por este exilio forzoso y cansados de la pasividad y
diplomacia de su gobierno frente a las constantes incursiones y ataques cardasianos,
pasan a la clandestinidad como la organización terrorista Maquis. Por último, la
exploración del recientemente descubierto cuadrante Gamma enfrenta a la
Federación con una misteriosa fuerza llamada "el Dominio", que controla el
sector. Este Dominio es una estructura piramidal que tiene en su extremo
superior a los Fundadores, unos elusivos personajes que, como descubriremos a
partir de la cuarta temporada, son de la misma especie líquida que Odo, claro
que con mucho mejor dominio de su poder mutante. El Dominio decide invadir el
Cuadrante Alfa y utiliza a los cardasianos como aliados. Se desata así un arco
narrativo conocido como "La Guerra con el Dominio", que ocupa las tres últimas
temporadas de la serie. Dentro de esta
extensa historia sociopolítica hay muchos episodios autónomos y pequeños arcos
narrativos con alcances a mediano o largo plazo. La mayoría tienen que ver con
las relaciones sentimentales y/o familiares de los personajes, pero hay una
serie de narraciones, la que toma como protagonistas a los ferengis (una
especie que tiene al afán desmedido de lucro como principal característica),
que tiene un costado social, ya que a lo largo de DS9 asistimos
a importantes cambios culturales en su civilización[68].
Los "ferengis estables" de DS9 son el cantinero Quark, su hermano
Rom y su sobrino Nog, quien es el primero de su especie en ingresar como cadete
a la Flota Estelar. El personal "oficial"
de DS9 se completa con Jake Sisko y el Dr. Julian Bashir, a los
que se les suman algunos invitados que de tan recurrentes parecen personajes
estables. La cuarta
serie de Star Trek es Voyager (VOY),
que se emite entre 1995 y 2001, simultáneamente con DS9. VOY
ofrece al espectador lo que su "hermana" no le da: una nave que va "donde nadie
ha ido antes, explorando extraños, nuevos mundos", en la misma línea que TOS
y TNG. Claro que aporta una vuelta de tuerca a la fórmula
probada, tomando elementos de DS9 para su premisa inicial: Una nave maquí es perseguida por los cardasianos hasta una zona
del espacio bastante inestable (tormentas cuánticas, asteroides descontrolados,
distorsiones cósmicas, etc.), donde queda atrapada en una anomalía energética. La
Federación envía a la capitana Kathryn Janeway en la nave Voyager para capturar
a este grupo de rebeldes. Lamentablemente, también quedan atrapados en esta
anomalía, ambas naves son severamente dañadas y transportadas al cuadrante
Delta, a 70.000 años luz de distancia. Ambas tripulaciones, bastante diezmadas, deben unir fuerzas para
emprender el regreso a "casa", el cual les llevará unos 70 años a máxima
velocidad, atravesando regiones desconocidas y enfrentándose a especies no tan
"civilizadas" como las del cuadrante Alfa en una nave con sus recursos
limitados. De todas las
series trek, VOY desilusionó a muchos fans, ya que lo interesante
de esta premisa es muy pronto olvidado y se transforma en una "TNG
de segunda selección", con personajes poco interesantes y que no toma ningún
riesgo narrativo. Es más, la "corrección política", que en TNG
era mayormente una virtud, es uno de los mayores defectos de VOY,
se la nota forzada, casi podría decirse que es "pornográfica" la manera en que
se nos señala que quien comanda la nave es una mujer, comprensiva y protectora
pero de carácter fuerte y que no duda un instante cuando se trata de pasar a la
acción. Con distintos grados de explicitación, algunos miembros de la
tripulación comparten este afán de "quedar bien" con las minorías: · El jefe de seguridad Tuvok no es sólo el primer vulcano estable en
una serie trek desde Spock sino que, además, es negro. · El líder maquí y segundo al mando Chakotay es descendiente de los
mayas, tiene un tatuaje tribal en su rostro y realiza rituales chamánicos con
un discurso "a la Castaneda". · La ingeniera (y maquí) B'Elanna Torres es mitad klingon mitad
latina. · El alférez Harry Kim es asiático. El elenco se
completa con el piloto Tom Paris, el Doctor, Neelix, Kes y, a la partida de esta,
Siete de Nueve. Tanto el Doctor como Siete ocupan el rol de "observador
externo" de la condición humana que encarnaban Spock, Data y (más difusamente)
Odo. El Doctor es
una proyección holográfica, un sistema de emergencia al que los tripulantes
debieron recurrir al morir, en el accidente inicial, el doctor "real" de la
Voyager. El uso continuo al que es sometido este sistema cibernético hace que
su inteligencia artificial "evolucione" y el Doctor comience a desarrollar una
identidad propia y a cuestionar su existencia. Básicamente, todo ronda
alrededor de una pregunta ya formulada en TNG con respecto a
Data: ¿Es un tripulante o una propiedad de la nave? La respuesta en ambos casos
es la misma, ambos son "individuos", seres inteligentes de naturaleza inorgánica. Siete de
Nueve, por su parte, es humana y su verdadero nombre es Annika Hansen. Pero de
muy pequeña fue asimilada por los Borg, unos seres con implantes cibernéticos
que capturan a otras especies y la integran a su sociedad, de tipo colmenar (de
allí que su nombre signifique que ella es el miembro número siete de un
colectivo de nueve). Rescatada por la Voyager en la 4 temporada de la serie[69],
se le quitan casi todos sus implantes y emprende un "camino de regreso" hacia
la condición humana. Finalmente,
como era de esperar, la Voyager regresa al cuadrante Alfa, claro que en siete y
no setenta años, gracias a un muy criticado recurso deus ex machina en
su último capítulo. Un detalle,
menor pero interesante, es que en algunos episodios Paris y Kim homenajean al
género pulp recreando (por medio de la holocubierta) las "Aventuras del Capitán
Protón". Estos episodios, filmados en blanco y negro, tienen todos los clichés
de las viejas películas de ciencia ficción. Y es interesante porque es una de
las pocas veces que Star Trek hace referencia a su pertenencia al
género[70]. Por último,
llegamos a Enterprise (ENT), la más reciente
creación de la familia Star Trek. Estrenada el 26 de septiembre
de 2001, se pliega a la tendencia actual de las "precuelas", ya que nos narra
las aventuras de la nave Enterprise en el año 2151, es decir, unos 100 años
antes de la era Kirk, cuando aún la Federación no existía como tal y los
humanos estaban comenzando a salir al espacio interestelar. La tripulación de
esta "primera" Enterprise está integrada por el Capitán Jonathan Archer, el
jefe de ingenieros Charles Tucker III, la sub-comandante (y vulcana sexy)
T"Pol, el teniente Malcolm Reed, los alféreces Travis Mayweather y Hoshi Sato
y el Dr. Phlox. Lo novedoso de la serie pasa entonces por "el ver cómo todo
empezó", con una humanidad más tosca y primitiva (más impulsiva) y unos
vulcanos no tan "agradables" como los que conocíamos. Dado que se trata de una
"precuela", ENT corre el mismo riesgo que todo producto de este
nuevo subgénero: apelar demasiado al conocimiento de lo que "vendrá después",
introduciendo datos que para los personajes son novedosos pero para el
espectador ya son viejos. También
digamos que ENT por un buen tiempo no tuvo las palabras Star Trek
antecediendo a su nombre. Esto, que se debe a una disputa de derechos entre la
viuda de Roddenberry y la producción de la serie, repercute en las historias
narradas, ya que lo que se nos contaba "era y no era" Star Trek y,
por momentos, parecía más una serie autónoma de ciencia ficción que se inspiraba en
elementos de Star Trek que una integrante de esta "gran familia".
Por ser bastante atípica (y porque al momento de la escritura de este trabajo 2003 sólo
se había emitido el comienzo de la primera temporada en nuestro país
) ENT estará mayormente excluida
de este análisis. Las películas
de Star Trek cumplen principalmente la función de darle a los
fans "un poco más" de los viejos personajes, lo que pasó después de lo que
vimos en TV. Hasta el momento se han filmado diez de ellas, las seis primeras
con el elenco de TOS, las tres últimas con el de TNG
y la séptima (Generations) con ambos, en una especie de "pasaje
de antorcha" fílmico. En el apéndice A está el listado completo de todas ellas,
con algunos datos técnicos. Al igual que
las encarnaciones cinematográficas, las novelas de Star Trek
cumplen con la misión de darle un "plus de personajes" al fan, con la ventaja
de que no necesita actores reales para esto. Así, aparte de las esperables
novelizaciones de episodios, tenemos muchas novelas que nos narran las
aventuras juveniles de Jean-Luc Picard o Kathryn Janeway o nos presentan
civilizaciones y escenarios que requerirían un presupuesto y una producción
inconcebibles para la versión televisiva, aparte de continuar las historias
donde cada una de las series terminó. La cantidad de
novelas de Star Trek es muy grande, cercana a los 450 volúmenes
(es muy difícil precisar el número ya que, aparte de no existir un listado
claro y actualizado de todos ellos, todos los meses se agregan varios títulos
nuevos[71]). Lo que primero
llama la atención en Star Trek es que a las diversas formas de
vida inteligente que pueblan su universo no se las llama "especies" sino
"razas". Esto se explica procustianamente con el argumento que la vida
inteligente es una especie en sí misma y todas sus manifestaciones son sólo
variaciones en las que pueden existir algunas diferencias biológicas pero
que no son de importancia en términos filosóficos. Podríamos
aceptar esta explicación si se mantuviera en este plano ideológico, si sólo se
limitara a decir que todos somos "iguales ante los ojos de Dios".
Lamentablemente, las diferencias biológicas tampoco son de importancia en
términos biológicos y así tenemos una cantidad de personajes mestizos,
pese a que sus progenitores sean de especies diferentes, surgidas de procesos
evolutivos autónomos en planetas aislados (cuando no hay que ser muy ducho en genética
y biología para saber lo difícil que es obtener una cruza inter-especies viable
en nuestro "emparentado" reino animal). La razón de esta "licencia" es muy
simple: en Star Trek las especies inteligentes son metáforas
de ciertas cualidades humanas y uno con las metáforas puede hacer lo que se le
venga en gana. Claro, esto se
transforma en uno de los tantos aspectos en los que al discurso de Star
Trek le sale el tiro por la culata, ya que si bien la intención es
hablarle a un público demasiado consciente de lo racial como el norteamericano
y decirle que no hay nada de malo en un matrimonio inter-racial o en un hijo
mestizo, lo cierto es que todos estos personajes siempre se debaten entre sus
dos "mitades"[72],
como si la genética determinara la cultura, los impulsos, los deseos y el
comportamiento todo, con lo que en cierta manera apoyan el discurso
determinista del racismo. En el apéndice
B hago un listado de las principales especies inteligentes de Star Trek,
con una explicación de sus características más notorias y su probable
interpretación metafórica. Una de las
contradicciones de Star Trek es su relación con la tecnología. Por
un lado (y en especial, TOS) es bastante tecnófoba, viendo en la
máquina un elemento deshumanizador (de allí que los "sintéticos" Data y el
Doctor luchen por ser humanos). Por otro lado, los logros de la sociedad
utópica que describe Star Trek son producto del uso de la tecnología,
que ha resuelto todos los problemas de la Humanidad, incluso aquellos que
derivan de la condición humana, como el odio, la guerra, la codicia, etc. A
esto hay que sumarle que a casi la totalidad de sus personajes nada del saber
técnico les es ajeno (llegando incluso a extremos tan inverosímiles como la de
utilizar a la perfección complejos artefactos -computadoras, mecanismos de
seguridad, etc.- pertenecientes a especies con las que acaban de realizar un primer
contacto y de las cuales deberían ignorar todo) y lo que se denomina, en
tono crítico y burlón, como technobabble ("tecnocháchara", aunque yo
preferiría "tecnosanata"), es decir, largas frases llenas de términos que
suenan a jerga científico-técnica, que no significan nada y solucionan todo (en
especial la falta de suficiente argumento para cubrir una hora de emisión)[73]. Ninguna de las
invenciones y avances científicos de la serie tiene sustento o explicación, uno
tiene que aceptar que lo que ve existe y funciona, sin cuestionar. Porque en Star
Trek la tecnología es sólo un vehículo narrativo para llevar
mágicamente la historia de un punto a otro (un recurso Machina ex Machina,
si se me permite), sin ningún asidero con la realidad. Sin embargo,
curiosamente, Star Trek es considerada por muchos como la serie
de ciencia ficción tecnológicamente más verosímil. La causa de este
error de interpretación puede deberse a la casual coincidencia de diversos
factores, como que los guionistas están atentos a lo que se está desarrollando
en los laboratorios, que la tecnosanata suena creíble pese a su
artificialidad y que gran parte de la comunidad científica gusta de la serie[74]. En la
"biblioteca" del sitio oficial www.startrek.com puede encontrarse una
muy completa lista de los gadgets tecnológicos de Star Trek,
con su correspondiente descripción. Para los alcances de este trabajo basta
tener en cuenta lo siguiente: · Los motores warp son implementos que alcanzan velocidades
supralumínicas y hacen más corto el viaje a las estrellas · Los transportadores transforman a los tripulantes en "datos
energéticos" que son transmitidos a otro lugar donde son nuevamente
materializados. · Los replicadores son una especie de cajeros automáticos que
transforman la energía en materia, proveyendo a los habitantes del universo
trek de comida, ropas y otros elementos de la vida cotidiana. Cada lugar
habitable pareciera tener uno, aunque también hay replicadores públicos. · Las holosuites (llamadas holocubiertas en las naves)
son una versión sofisticada de la realidad virtual que funciona con el mismo
principio del replicador y que permiten que uno pueda introducirse dentro de
una historia e interactuar con personajes "de carne y hueso" (los hologramas).
Tanto los replicadores como las holosuites tienen protocolos de seguridad que
impiden que alguien replique un arma o resulte herido en una holonovela. · Los phasers son armas de rayos (tanto en forma de
cañones de las naves como pistolas de mano) con potencia regulable para
controlar el daño realizado, ya que no es cuestión de que los protagonistas de
una serie con valores "positivos" anden matando a diestra y siniestra. · A través del subespacio uno puede comunicarse en tiempo
real con la otra punta de la galaxia, sin interferencias y sin ese molesto
feedback de las llamadas larga distancia. · Un ubicuo traductor universal permite sortear todas las
barreras lingüísticas (incluso en casos de "primer contacto"). En Star
Trek todo el mundo habla inglés. Curiosamente, este traductor es
bastante selectivo y, dependiendo de la necesidad narrativa, deja pasar frases
enteras perfectamente traducibles de idiomas alienígenas. · Los tricorders son un instrumento de mano que da una gran
cantidad de información biológica, desde la presencia de formas de vida en las
inmediaciones hasta el estado físico del individuo al que se le apunta con el
aparato. · Probablemente una tecnología similar es la de los sensores
de las naves, que permiten detectar desde el espacio orbital de un planeta no
sólo la presencia de formas de vida en éste sino la cantidad y la ubicación de
cada individuo en particular. · Otra tecnología similar (o quizás la misma, no es claro) es la que
permite saber dónde está cada tripulante de la nave con sólo preguntárselo a la
computadora. · También existe una especie de cirugía plástica genética que
permite transformar a un individuo de una raza en otra. No es claro si los
efectos de este procedimiento son permanentes o temporarios, como tampoco si
los cambios son superficiales o completos, dependiendo para que se lo quiera
utilizar en la historia será una u otra de las posibles opciones. La única
certeza es que es reversible, volviendo el "cambiado" a su estado original. Como ya dije
en la introducción, para este trabajo utilizaré el concepto de mito tanto como
"una historia sagrada" como un "habla". Lo ideal sería no tener que desdoblar
esta duplicidad de significado, pero, lamentablemente, el lenguaje es una
herramienta lineal y de desarrollo secuencial en el tiempo, así que comenzaré
el análisis definiendo el mito en su aspecto religioso. Para esto me
apoyo principalmente en el ya mencionado libro de Mircea Eliade Mito
y Realidad. El mito, para las sociedades tradicionales: · cuenta una historia sagrada que ha tenido lugar en el tiempo
fabuloso de los comienzos. · habla siempre de una creación, de cómo algo comenzó a ser.
· es siempre una historia verdadera "puesto que se refiere
siempre a realidades. · revela los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades
humanas significativas[75]. En el mundo
moderno muchos comportamientos míticos perduran, pero "no se trata de
«supervivencias» de una mentalidad arcaica sino que ciertos aspectos y
funciones del pensamiento mítico son constitutivos del ser humano" [76],
en especial el del retorno a los orígenes. "Cuando se emprendía una
innovación, ésta se concebía o se presentaba como un retorno al origen. La
Reforma inauguró el retorno a la Biblia y ambicionó revivir la experiencia de
la Iglesia primitiva, es decir, de las primeras comunidades cristianas. La
Revolución francesa tomó como paradigmas a los romanos y a los espartanos" [77] Justamente,
este mito de retorno a los orígenes es muy fuerte en Star Trek.
Hay una constante referencialidad hacia el Pasado (incluidos en éste las
fracciones de tiempo que nosotros aún llamamos Presente y Futuro), no sólo en
una forma histórico-cronológica sino como refugio o "sitio" donde experimentar
sensaciones (la mayoría de las ambientaciones de las holocubiertas transcurren
en el ayer). Quizás es en
la "era Roddenberry" cuando este mirar hacia los orígenes es más
explícito: son muchos los episodios de TOS que remiten a un ideal
grecorromano, ya sea en las vestimentas como en la organización social, y en
las primeras temporadas de TNG era casi una constante que los
protagonistas humanos explicaran a sus interlocutores no humanos con "antes
éramos así, pero evolucionamos y ya no lo somos más". Esto también continúa en
las series de la "era Berman" pero, además y con más fuerza, abundan los
discursos en los que se recurre a venerables figuras de autoridad
(reales o ficticias) para argumentar sobre algún tema ("X es cierto porque
lo dijeron Einstein de la Tierra y Sadrek de Vulcano", por dar un ejemplo), así
como una permanente referencialidad a las ancestrales TOS
y TNG ("Hago esto porque Kirk/Spock/Picard lo hizo antes"). Por
decirlo de otra manera, los personajes de Star Trek siempre están
"parados sobre los hombros de gigantes". Pero el gran mito
del origen de Star Trek tiene fecha y lugar preciso: el 4 de
abril de 2063, en Montana, (EE.UU., por supuesto), cuando Zephram Crochane
realiza el primer vuelo en velocidad warp y llama la atención de una nave vulcana,
con los cuales realiza el primer contacto al día siguiente. Este evento puede
verse en la película First Contact, en una escena llena de simbología
religiosa, una auténtica epifanía en la que una humanidad post-atómica recibe
congregada y llena de arrobamiento místico a unos seres vestidos con sotanas y
capuchas que surgen desde una blanca luz que emana de un huevo cósmico
(un módulo espacial) recientemente descendido a la Tierra desde los Cielos. Es a partir de
este encuentro que la Humanidad evoluciona y se encamina a la sociedad
utópica que se nos presenta en Star Trek. Previamente a este
hecho la Humanidad estaba sumida en el caos, la guerra y las injusticias de
todo tipo[78]
y son los vulcanos, con su inflexible lógica y su filosofía pacifista de
suprema tolerancia (resumida en la sigla IDIC, Infinitas Diferencias en
Infinitas Combinaciones), quienes encarrilan a los díscolos humanos y los
llevan por el camino que lleva hasta el año 2160 cuando la Tierra, Vulcano,
Andor y Rigel firman los Artículos de la Federación Unida de Planetas[79]. Todo esto es
coincidente con muchos mitos arcaicos del Gran Tiempo que implican la
renovación periódica del mundo, en los que tras una época decadente y corrupta
surge una era de perfección y armonía[80]
(la famosa Edad de Oro). Incluso religiones aparentemente más avanzadas
como las judeocristianas son solidarias con estas mitologías, con la salvedad
de que el Gran Tiempo no es cíclico sino lineal: tras el Apocalipsis viene el
Mesías, la resurrección de los muertos, el triunfo de la eternidad sobre el
tiempo y la definitiva instauración del Reino de Dios. Si bien aún
queda mucho por decir sobre este aspecto del mito y su verificación en Star
Trek, démosle paso ahora a la definición de mito como habla. Barthes,
después de decir que el mito es un habla aclara que no se trata de
cualquier habla, sino de un modo de significación, de una forma. Todo lo que
justifique un discurso es un mito. Además, es un habla elegida por la historia,
no surge de la "naturaleza" de las cosas, está constituida por una materia ya
trabajada pensando en una comunicación apropiada[81].
El mito es un sistema semiológico segundo, lo que constituye el signo en el
primer sistema se vuelve simple significante en el segundo[82],
haciendo del mito un metalenguaje porque es una segunda lengua en la
cual se habla de la primera. Esto es
evidente en Star Trek, aparentemente se nos cuentan las aventuras
de algunos integrantes de la Flota Estelar en los siglos XXIII y XXIV pero, en
realidad, se nos habla del "aquí y ahora", con una explícita actitud
moralizante e ideológica. Todo lo que sucede en Star Trek puede
(y debe) ser leído como una toma de posición en un tema en particular por parte
de sus autores. El mito
justifica un estado de cosas, "su sentido ya está completo, postula un
saber, un pasado, una memoria, un orden comparativo de hechos, de ideas, de
decisiones"[83],
"no oculta nada: su función es la de deformar, no la de hacer desaparecer"[84],
"es un valor, su sanción no consiste en ser verdadero: nada le impide
ser una coartada perpetua; le basta que su significado tenga dos caras para
disponer siempre de un más allá: el sentido siempre se encuentra en su lugar
para presentar la forma; la forma está siempre allí para distanciar
el sentido. Y jamás existe contradicción, estallido entre el sentido y la
forma: jamás se encuentran en el mismo punto"[85] Justamente,
esta duplicidad puede ejemplificarse con los ferengis, quizás la especie más maltratada[86]
por los guionistas de Star Trek. Por sus costumbres y lo que se
insinúa de su cultura, uno puede inferir que hace referencia a los estereotipos
del judío o del árabe ortodoxo: son codiciosos, sucios, avaros, denigran a
sus mujeres, etc. (ver apéndice B, para más datos). Pero si uno quiere leer una
actitud antisemita en la presentación que se hace de los ferengis "no puede"
hacerlo, ya que se encuentra expuesto a recibir como respuesta que la actitud
antisemita la tiene uno, que identifica la codicia, la avaricia, la falta de
higiene, etc. con árabes y judíos. Más adelante,
Barthes agrega que el mito es un habla despolitizada, pero que no niega las
cosas porque "su función, por el contrario, es hablar de ellas; simplemente las
purifica, las vuelve inocentes, las funda como naturaleza y eternidad, les
confiere una claridad que no es la de explicación sino de la comprobación: si compruebo
la imperialidad francesa sin explicarla, estoy a un paso de encontrarla
natural, que cae por su peso; me quedo tranquilo"[87] En un episodio
de VOY, Neelix desea agasajar a B"Elanna Torres trayéndole de
desayuno panqueques con jarabe de arce, "sus favoritos". Ahora bien, siendo
este una forma de desayuno típicamente norteamericana resulta particularmente
curioso que sean los "favoritos" de un personaje que es una mestiza de klingon
y latino. Pero para los guionistas esto no les resulta curioso, por supuesto,
es obvio, cae por su peso, que la gente desayuna con panqueques, huevos
con tocino, jugo de naranjas y copos de cereales, a nadie se le ocurre
cuestionarlo, no existe otra forma de desayunar. Esto, que parecería un
ejemplo circunstancial y aislado no lo es, ya que detalles de este tipo se
distribuyen a lo largo de los 30 años de Star Trek, constantemente
se nos dice que no existe otra forma de hacer algo que no sea al estilo
norteamericano. Lo que resulta muy significativo en verdad, ya que
justamente Star Trek hace gala de su ya mencionada filosofía de
tolerancia y respeto a la diversidad. Al parecer una de las "infinitas
diferencias en infinitas combinaciones" goza de mayores privilegios que las
demás. Más adelante
volveré con esto. Ahora continuaré con esta definición a vuelo de pájaro del
mito como un habla, señalando las principales figuras retóricas que le
encuentra Barthes al mito burgués[88]: 1.
La vacuna:
Consiste en "confesar el mal accidental de una institución de clase para
ocultar mejor su mal principial". Un ejemplo de esto sería la recurrente frase
en las primeras temporadas de TNG que mencioné hace unos párrafos,
antes éramos así, pero evolucionamos y ya no lo somos más. 2.
La privación de historia: En Star Trek la Historia es reducida a trazos
gruesos. No hay tanto rigor histórico sino una constante verosimilitud ignorante,
lo que el imaginario popular (norteamericano) supone de esa época/personaje
histórico, sea cierto o no[89].
Pero Barthes no sólo se refiere a la privación de la Historia sino también a la
de la historia, una evaporación de los orígenes de los objetos, que hace que
las cosas estén allí, desde siempre, sin explicación. La tecnología de
los replicadores es, quizás, el ejemplo más evidente de esto, uno no tiene más
que pedirle una camisa a la computadora y esta se la provee, de la nada,
carente de pasado: es una camisa que jamás pasó por la etapa de la costura,
confeccionada con tela que nunca fue tejida y cuyos hilos no son el resultado
de un procesamiento de materias primas: es una camisa a la que se le ha privado
de su gestación y su genealogía. 3.
La identificación: Dice Barthes "El pequeño burgués es un hombre impotente para
imaginar lo otro. Si lo otro se presenta a su vista, el pequeño burgués se
enceguece, lo ignora y lo niega, o bien lo transforma en él mismo" y más
adelante agrega "El burgués, aunque no pueda vivir lo otro, puede por lo menos
imaginar su lugar: es lo que se llama liberalismo, especie de economía
intelectual de los lugares reconocidos". Este es otra figura bastante notoria
en Star Trek, valga el ya mencionado desayuno de B"Elanna como
ejemplo, además del tratamiento unidimensional de todas las especies
inteligentes. 4.
La tautología: Un procedimiento verbal que consiste en definir lo mismo por lo
mismo, que, según Barthes, "funda un mundo muerto, un mundo inmóvil". Todos los
principios rectores de la Federación son tautológicos: La Primera Directiva,
por ejemplo, dice que no se debe interferir con especies inteligentes menos
avanzadas ni con los asuntos internos de civilizaciones no pertenecientes a
esta organización, pero nunca se dice por qué hacer lo contrario es reprobable,
simplemente es así y punto. También las constantes menciones a la
Humanidad como un conjunto homogéneo son tautológicas. 5.
El ninismo: Barthes llama así a la figura mitológica que consiste en plantear
dos contrarios y equiparar el uno con el otro a fin de rechazarlos a ambos ("No
quiero esto ni aquello"). Cuando es incómodo elegir, dice, no se da la razón
a ninguna de las dos partes. Esto es particularmente notorio en DS9
y sus promocionadas "tonalidades de gris": Al querer despegarse del maniqueísmo
de sus predecesoras, nos presenta situaciones en las que tanto héroes como
villanos realizan actos reprobables pero que se justifican con "circunstancias
atenuantes": no está bien que Sisko hiciera X pero tampoco estaba bien la
situación que lo motivó a cometer X. 6.
La cuantificación de la cualidad: Así, el mito realiza una economía de inteligencia: comprende lo
real con menos gasto. Por un lado proclama a las cosas poseedoras de una
esencia inmaterial e impenetrable, por el otro las dota con características y
efectos absolutamente visibles y discretos: La Humanidad es un impenetrable
indefinible, un Misterio, pero a la vez es un puñado de características bien
concretas, como la curiosidad, la intrepidez, el ansia de conocimiento, la
valentía, etc. 7.
La verificación: "El mito tiende al proverbio" dice Barthes "La ideología burguesa
invierte allí sus intereses esenciales: el universalismo, el rechazo de
explicación, una jerarquía inalterable del mundo". Características todas presentes
en Star Trek: hay un sólo modo de ser humano, un sólo
modo de ser vulcano, un sólo modo de ser klingon, un sólo modo de
ser ferengi, y ninguno de estos modos de ser tienen explicación, no
se sabe por qué los ferengi llegaron a ser una especie que ha hecho del lucro
su Razón, o los klingons unos guerreros obsesionados con el Honor, son así y
punto. Star
Trek funciona
como una mitología en este doble aspecto. Su narrativa sigue la estructura de
los mitos y leyendas y, en especial, la de lo que Jewett y Lawrence[90]
llaman el monomito americano, el cual podría resumirse así: Una comunidad pequeña vive una vida equilibrada, idílica y
pastoral. Una fuerza maligna interviene desde el exterior, amenazando el
equilibrio de la comunidad. Desde el anonimato surge un héroe que lucha contra
esta fuerza maligna, restablece el equilibrio y congrega a la comunidad.
Terminada su tarea, el héroe desaparece. Este esquema
lo hemos visto repetido una y otra vez en todos los géneros hollywoodenses,
pero en especial en el western, género al cual Star Trek también
le debe mucho. Al apelar a
esquemas tan enraizados en el inconsciente colectivo de los espectadores logra
que sus ideas tengan una aceptación y una pregnancia que de otra manera no
hubieran tenido. Es aquí cuando el aspecto barthesiano del mito entra en
funcionamiento, y de la misma manera en que un mago nos distrae con una mano
para que no veamos los movimientos de la otra, el pretendido mensaje
progresista de Star Trek nos oculta los mensajes conservadores
que simultáneamente transmite. Como dije, en Star
Trek la Humanidad forma parte de la Federación Unida de Planetas, una
organización ubicua que tiene su sede central en la Tierra, más precisamente en
San Francisco, California, EE.UU. El brazo armado de la Federación es la Flota
Estelar, la cual se ocupa de defender y propagar los valores morales federacionales
por toda la galaxia. Es tal la identificación de la Flota Estelar con la
filosofía y los principios de la Federación que, finalmente, se confunde la
parte por el todo y así, en muchísimas ocasiones, ambas denominaciones
funcionan como sinónimos pese a que, en realidad, no lo son. La Federación
es una sociedad utópica[91],
en la que reina la armonía, la paz y la buena voluntad entre todos sus
miembros. El dinero ha virtualmente desaparecido y todas las necesidades
humanas son satisfechas por la tecnología de la Federación. Como le explica el
Capitán Picard a un financista del siglo XX resucitado tras casi 400 años de
criogenia: "La gente ya no está obsesionada con la acumulación de cosas.
Hemos eliminado el hambre, las carencias, la necesidad de posesiones. Hemos
superado nuestra infancia[92]" Al no estar
"ligados a las fuerzas del mercado, la mayoría de los ciudadanos de la
Federación son libres de ganarse la vida haciendo lo que elijan, en lugar de
trabajar porque deben hacerlo. Indudablemente la gente recibe un pago por su
trabajo, pero éste ya no es el factor primario determinante por el que la gente
trabaja. Esta atmósfera de libertad ha creado aprecio por el trabajo de los
demás"[93]
y les permite dedicarse al mejoramiento personal. En la Federación no sólo no
hay pobres (ni ricos, reconozcámoslo) sino que no hay nadie que no goce de los
beneficios de la cultura hegemónica. Cómo se llegó
al estado de situación que menciona Picard nunca queda suficientemente claro. En TOS,
si bien no es muy explícito[94],
pareciera funcionar una economía de mercado e, incluso, en el capítulo inicial
de TNG, Encounter at Farpoint[95]
la doctora Crusher compra en un mercado una pieza de tela y pide que se lo
carguen a su cuenta. Por qué 25 episodios más tarde la situación cambia es un
misterio. Un misterio
dentro de la ficción, por supuesto. Por fuera de la ficción es mucho más simple
arriesgar una explicación: el efecto de teléfono descompuesto que
mencioné en la introducción. Seguramente el guionista habrá
tenido la intención de oponer a la evolucionada Humanidad del siglo XXIV
contra la primitiva del siglo XX para hacer un alegato contra el
consumismo y el neoliberalismo, pero probablemente nunca se propuso trazar una
marca tan profunda en el discurso de Star Trek y que afectara a
encarnaciones posteriores, como puede verse en el siguiente diálogo entre Jake
Sisko y su amigo el ferengi Nog, cuando Jake quiere regalarle una
tarjeta de béisbol a su padre que va a subastarse en el bar de Quark y trata de
convencer a Nog para que le preste latinio[96]: Nog: Es mi latinio, Jake. Si quieres
participar en la subasta usa tu latinio. Jake: Soy humano, no tengo latinio. Nog: No es mi culpa que tu raza
decidiera abandonar la economía de la moneda a cambio de una filosofía basada
en la superación del ser. Jake (ofendido): Oye,
cuidado. Nuestra filosofía no tiene nada de malo. Trabajamos para mejorar
nuestro ser y a toda la humanidad. Nog: Exactamente, ¿qué significa
eso? Jake: Significa... (duda)...
significa que no necesitamos latinio. Nog: Bueno, si no necesitas latinio
eso significa que no necesitas el mío.[97] Finalmente
Jake le trabaja la moral lo suficiente a Nog para que éste acceda al préstamo,
lo que no habla muy bien de los logros alcanzados en materia de "superación del
ser" y de la supresión del deseo de acumulación material por los miembros de la
Federación. Elegí
particularmente este diálogo porque, justamente, estaría al otro extremo del
"teléfono descompuesto" que inicia Picard, con un pobre adolescente que quiere
levantarle el ánimo a su padre con un regalo y se encuentra con que la filosofía
bajo la cual ha vivido desde su nacimiento entra en contradicción con sus
impulsos filiales y, encima, no puede justificarla frente a un amigo cuyos
valores son opuestos a los suyos. Además, uno no
puede dejar de solidarizarse con Nog en querer saber exactamente qué significa
trabajar "para mejorar nuestro ser y a toda la humanidad" y si este trabajo es
voluntario o coercitivo. ¿Todos los
miembros de la Federación están dispuestos a dedicar sus vidas a esta
filosofía? ¿Qué sucede con quienes no desean trabajar para el mejoramiento de
la humanidad? ¿O con los perezosos? ¿Se los expulsa de la comunidad? ¿Se los
trata como parias? ¿O siguen gozando de los beneficios de pertenecer a una
sociedad evolucionada, porque, justamente, es una sociedad evolucionada y
"comprende" que uno está ejerciendo su derecho a la libre elección? Si nos guiamos
por las represalias contra quienes libremente eligen realizar acciones que
chocan contra los postulados de la Federación (los maquís serían el ejemplo más
evidente, al fin y al cabo se están rebelando contra una decisión diplomática
de la Federación que los obligó a abandonar sus mundos natales[98]),
sería válido suponer que alguien que no desee trabajar para el mejoramiento de
su propio ser y de toda la humanidad (o que no desee trabajar en lo absoluto)
será castigado, por lo que la libertad de elección que existe es una libertad
restringida a lo que el Estado y la Sociedad consideran correcto. Pero, por
supuesto, a nadie de la Federación se le ocurriría ir en contra del bien común.
El sistema político-económico de la Federación está basado en una presunción
que está presente, en mayor o menor grado, en muchos de los intentos utópicos y
libertarios que surgieron con la Modernidad: si las necesidades básicas del
ser humano son satisfechas y se eliminan las injusticias, entonces el vicio y
la maldad desaparecen y la persona, libre al fin de la obligación de "ganarse
el pan con el sudor de su frente", va a dedicarse a cultivar su espíritu, a
trabajar para el bien común y a plantearse metas cada vez más sublimes. Claro, para
que esto ocurra debería de ser cierta la existencia de las "necesidades básicas
del ser humano" y luego la posibilidad de satisfacerlas. ¿Qué serían estas necesidades
básicas? Según Baudrillard[99]
es "la zona irreductible en la que el individuo se determinaría a sí mismo,
puesto que sabe lo que quiere (...) Más allá, es la presa de lo social y de lo
cultural; más acá, es esencia autónoma, inalienable". Esto hace que las necesidades
básicas sean las únicas objetivamente fundadas (racionales) y las otras
subjetivamente variables (irracionales). Baudrillard dice que esta dicotomía es
un mito, no existe un "mínimo vital antropológico", siempre hay en las
sociedades un excedente, una parte suntuaria, de lujo, que es la que determina
negativamente el nivel de supervivencia: "los gastos de una sociedad se
articulan, cualquiera sea el volumen objetivo de los recursos, en función
de un excedente estructural y de un déficit igualmente estructural". Obviamente, Star
Trek es sólo una serie de TV y no se cuestiona tan profundamente este
tema, simplemente es un axioma narrativo el hecho de que nadie pasa necesidad y
que la Federación es una sociedad de abundancia pero no excedentaria. Sus
habitantes saben lo que quieren y quieren sólo eso, no desean más. Esto es muy
notorio cuando observamos las habitaciones de los personajes, todas ellas presentan
lo que Baudrillard llama una austeridad ostentatoria[100]:
limpias y sutilmente vacías, con unos pocos objetos estéticos decorativos,
apenas provistos de personalidad. Salvo las
mujeres en TOS nadie viste ropas ni utiliza peinados excéntricos
o llamativos, toda la moda se caracteriza por su sobriedad y su practicidad,
además de su uniformidad: todo el universo viste de elegante sport, y los
chalecos sin mangas y las camisas con cuello Mao hacen furor en el siglo XXIV. Esta
austeridad ostentatoria Baudrillard la relaciona con la ética protestante y la
ve como un signo distintivo de clase. Y la clase que representa la población de
la Federación es la clase media de los suburbios norteamericanos, o, mejor
dicho, la aspiración, la imagen mítica de ésta. Es una
población que goza de un altísimo nivel educativo y todos tienen gustos
culturales homogéneos. La música que se consume es clásica y la poca popular
que se escucha también merecería el mote de clásica (rock de los 50, jazz
melódico, canciones folklóricas). Aparentemente no sólo no se produce música
popular (y, mucho menos, masiva) en esta sociedad evolucionada sino que la
creatividad ha muerto, ya que de existir compositores de música culta éstos se
dedican a copiar fórmulas y estilos del pasado. Esto mismo
ocurre en todas las artes: las pinturas y esculturas que se ven no muestran
huella de la existencia de las vanguardias estéticas del principios del XX
(excepto por la abstracción, pero ésta se presenta en una forma equilibrada,
fría, matemática), todo bien podría ser la evolución lógica del
arte burgués, bello y consolador, previo a las vanguardias. El arte en Star
Trek no es revulsivo, no interpela al espectador, solamente decora y prestigia
la austeridad de la habitación. Incluso la
narrativa, el único arte que pareciera escapar a esta generalización, en
realidad no lo hace. Porque si bien aparentemente hay una importante producción
literaria de corte popular, ya sea en forma tradicional de texto escrito
como en la moderna de holonovela, ésta aparece reducida a las formas más
bastardas de la narrativa masiva (a la que pertenecerían las cuatrocientos
cincuenta novelas de Star Trek, los novelones románticos de corte
histórico y otras derivaciones del género pulp). Lo que podríamos llamar
"narrativa de calidad" (categoría en la que incluyo best-sellers, thrillers
policiales y otras formas de literatura masiva con pretenciones que van más
allá de lo brutalmente efímero) es siempre narrativa clásica y fue escrita
antaño. En Star Trek no existe la literatura contemporánea.
Es más, en muchas ocasiones vemos que estos libros "de calidad" aún están
impresos en papel, con tapa dura, forrados en cuero y con títulos en dorado.
Esto es coincidente con la constante referencialidad a las "figuras de
autoridad" del pasado que mencioné hace unas páginas. La literatura "seria"
tiene un aura de sacralidad tan grande en Star Trek que se ha
dejado definitivamente de escribirla y se ha transformado en un objeto a
reverenciar.. Los personajes
de Star Trek, si bien son especialistas en una rama determinada
del conocimiento o el hacer, son expertos en cualquier cosa y tienen la
habilidad técnica para resolver cualquier problema que se les presenta, por más
novedoso y urgente que sea. Uno nunca ve a una persona torpe o incapaz. Lo más
cercano a alguien así son el teniente Barclay (un personaje secundario de TNG
que luego reaparece en VOY) y Rom (el hermano de Quark), quienes
tienen sus "taras" (Barclay es hipocondríaco, inseguro y miedoso; Rom es
demasiado ingenuo y simplón para ser ferengi) pero sus talentos en el área de
la ingeniería compensan estas deficiencias. Ambos son los típicos nerds
de las películas que demuestran que, pese a ser aparentemente ridículos, si se
los deja desarrollarse son miembros valiosos de la sociedad. No sería nada
descabellado suponer que, en la clásica tradición de la serie de bajar línea,
esta democracia de talentos esté refiriéndose a la tendencia
norteamericana de dividir a la gente en winners y losers (o sea, ganadores
y perdedores): en Star Trek no hay losers. Y por eso en
la Federación no hay vicios (o, porque no hay vicios no hay losers). No
sólo nadie fuma, se droga o se emborracha sino que incluso les resultan
conceptos extraños. Por ejemplo, en el capítulo Symbiosis[101]
el "niño maravilla" Wesley Crusher, capaz de comprender al instante la más
sofisticada y desconocida tecnología alienígena, no logra entender por qué
alguien puede llegar a drogarse[102].
Con respecto a las bebidas alcohólicas, las que se mencionan en las series
contienen synthetol, un alcohol sintético que no marea ni emborracha[103],
aunque no es de descartar que circulen las versiones reales de las
bebidas en forma clandestina. De hecho, en el bar de Quark en DS9
los no-federacionales consumen alcohol en cantidades apreciables, pero, bueno,
justamente el bar de Quark es un antro que se opone a todos los valores en los
que la Federación cree (por qué, entonces, los miembros de la Flota Estelar - y
particularmente los miembros de alto rango y personajes principales - son
asiduos concurrentes de este tugurio es un misterio[104],
ya que aparentemente existen otros muchos establecimientos de expendio de
bebidas y alimentos en la estación). Vale la pena
aclarar que esta temperancia no es tal en TOS, donde el whisky es
escocés y emborracha como el que más (en By Any Other Name[105],
por ejemplo, Scotty y un extraterrestre consumen alcohol en considerables
cantidades hasta quedar inconscientes), pero, justamente, TOS se
caracteriza por no ser políticamente correcta según los paradigmas posteriores
a los 80, principalmente en lo tocante a las relaciones de género: las mujeres
son mostradas a veces como sumisas compañeras, a veces como vampiresas, a veces
tontas, a veces inteligentes, pero siempre como objetos sexuales cuyo único fin
es la satisfacción masculina. Cuando en un episodio se le pregunta al capitán
Kirk si en un mundo progresista las mujeres serían consideradas "simplemente
personas", él contesta "Los mundos pueden cambiar, las galaxias pueden
desintegrarse, pero una mujer es siempre una mujer"[106] Pero volvamos
por el momento al famoso discurso de Picard, con la respuesta de Ralph
Offenhouse, el financista increpado, a los dichos del capitán: Ralph: Lo entendió todo mal. No
tiene que ver con las "posesiones" - tiene que ver con el poder. Picard: ¿Poder para hacer qué? Ralph: Para controlar tu vida, tu
destino. Picard: Esa clase de control es una
ilusión. Sería tentador
decir que en la Federación la gente ya no tiene el poder de controlar su
vida y su destino y de ahí inferir que se trata de un sistema totalitario,
pero en realidad la conversación trata sobre el poder monetario y lo que Picard
hace es una satanización del dinero (y de la riqueza): Vos creés que tenés el
control pero es el dinero quien te controla a vos. Esto es
interesante porque implicaría que cualquier persona o cultura que priorice el
dinero está poseída por una fuerza demoníaca. Así se explicaría un poco el
maltrato que reciben en la serie los codiciosos ferengi. Afortunadamente para
ellos, al parecer el dinero no es un demonio tan poderoso como el que posee a
los cardasianos y entonces no merecen que la Federación se digne a combatirlos
y sólo se los tome como blanco de burlas y del desprecio generalizado,
tratándolos apenas como un peldaño evolutivo entre el animal y los seres inteligentes. Mucha gente,
ya sean fans o detractores de Star Trek, coinciden en ver en el
sistema económico-político de la Federación una especie de comunismo. De hecho,
Michael Wong va mucho más allá y se dedica en su ensayo The economics of
Star Trek[107],a
probar que la Federación del siglo XXIV es un régimen comunista hecho y
derecho, de corte marxista-leninista. Esto lo hace tomando partes del Manifiesto
Comunista de Marx y Engels y comparándolas con el sistema económico de
la Federación. Si bien tiene una notable desprolijidad metodológica[108]
y una excesiva cuota de subjetividad anticomunista, su diagnóstico no deja de
ser interesante y encuentra varias coincidencias entre la Federación y el
comunismo. Muchas de
estas coincidencias son conjeturales u obedecen a las imprecisiones y los
teléfonos descompuestos de los guionistas, y otras son causadas por la
constante confusión de Wong entre el Comunismo y la URSS, pero, fuera de esto,
uno realmente tiene la impresión de que en la Federación se cumplen bastantes
de los puntos que señalan Marx y Engels como objetivos y características de
este sistema de gobierno porque, aparentemente: 1.
Se ha abolido la propiedad privada: La tecnología que alimenta, viste y provee a los ciudadanos (los
replicadores) es suministrada por el Estado, así como también parecen
pertenecer a éste los medios de producción que mantienen esta sociedad sin
necesidades. Como no existe el dinero, es de suponer que las posesiones
materiales de los habitantes de la Federación están dadas a modo de préstamo
por el estado: se posee el derecho de uso pero no la propiedad del objeto en sí 2.
Los medios de transporte son propiedad del
Estado: También esto se cumple en la Federación,
ya que sus habitantes civiles se trasladan por el espacio en cruceros de la
Federación. Las naves espaciales no estatales que se ven en Star Trek
pertenecen a especies que están fuera de esta organización. 3.
Los medios de comunicación son propiedad
del Estado[109]:
El uso del subespacio como medio para enviar mensajes de larga distancia está
controlado por la Federación. Aparentemente, las comunicaciones locales también
están controladas, ya que en Paradise Lost[110]
el gobierno logra imponer un "apagón informativo" durante un intento de golpe
de estado, dejando a sus ciudadanos en la ignorancia de lo ocurrido. También
hay que señalar que todas las comunicaciones equivalentes a llamadas
telefónicas comienzan y terminan con el emblema de la Federación, aún en las de
carácter personal. 4.
Se han abolido la religión y la familia: En la Federación no existen las religiones tradicionales, han
sido reemplazadas por una filosofía humanística y un cierto sincretismo
despojado de toda superstición acerca de algún innominado e irreverenciado
principio creador. En cuanto a la abolición de la "familia burguesa" en
particular y de la familia en general, no pareciera haber ocurrido en la
Federación ni en ningún otra parte del universo trek. Es más, justamente un
aspecto criticable de las series es su apego a los valores tradicionales
occidentales en este tema: todas las familias que vemos son monogámicas y
heterosexuales. Sin embargo, hay que decir que la "familia burguesa" a la que
se referían Marx y Engels ha sido bastante abolida en el mundo real y este relajamiento
de las costumbres sexuales y sentimentales es reflejado en Star Trek. 5.
Educación exclusivamente estatal: Es de suponer que una sociedad como la Federación, que provee de todas
las necesidades a sus habitantes, sea quien tiene el monopolio de la educación,
aunque muy bien no sepamos cómo lo implementa, ya que los únicos
establecimientos educativos que aparecen en Star Trek son la
Academia de la Flota (un colegio militar) y las dos escuelas para los hijos del
personal de TNG y DS9, muy cercanas a la
promiscuidad etaria que vimos en series como La familia Ingalls.
De cualquier manera, no nos olvidemos de la uniformidad cultural que
poseen los personajes de Star Trek. Semejante uniformidad
seguramente ha de ser producto de una educación monopólica, aún cuando no sea
monopólica institucionalmente (es decir, podría ser que no todas las escuelas
pertenezcan al Estado, pero el Estado las controla a todas). 6.
El trabajo es compulsivo: Marx y Engels señalan como una de las medidas para aplicar el
comunismo la "proclamación del deber general de trabajar". En Star Trek
vemos que, aún cuando la Federación satisface las necesidades de sus
habitantes, todos trabajan duro y parejo. Como ya dijimos, no hay
haraganes en esta sociedad. Es más, al no existir una economía de mercado, todo
parecería indicar que trabajan por amor al trabajo. Si nos atenemos a lo
que describe el juego de rol de TNG citado a comienzos del capítulo
anterior, aparentemente nadie trabaja porque debe y todos eligen libremente su
ocupación, pero el hecho de que no veamos a nadie que elija el dolce far
niente nos hace pensar que si no existe una compulsión estatal al menos hay
un imperativo social y moral con respecto al trabajo. Aquí Wong deja
de cotejar a la Federación con el Manifiesto Comunista y se aboca
a encontrar coincidencias entre la Federación y la URSS, ninguna que aporte
nada sustancial a su análisis y que no haya sido dicha antes. Este es el mayor
problema de todo su análisis, el confundir al comunismo con el stalinismo. Si ponemos
buena voluntad, podríamos suponer que la forma de gobierno que vemos es un
estado post-comunista, donde la dictadura del proletariado ha cumplido sus
metas, eliminando las clases y el capitalismo y socializando los medios de
producción. Pero también lo que vemos es una total ausencia del contenido
ideológico que provoca la llegada a este modelo de estado y que sus habitantes
viven una vida típicamente burguesa, lo que no deja de ser curioso, ya que todo
el proceso revolucionario, la dictadura del proletariado y la abolición de
clases derivaría en una sociedad similar contra la que se rebeló originalmente,
excepto que ésta no se rige por una economía capitalista. En las
antípodas de Wong, Kelley Ross postula que la Federación es un sistema fascista[111].
No lo hace, afortunadamente, con una extensa demostración como Wong ni
cotejando con Mi lucha o Los protocolos de los Sabios de
Sión y, mucho menos, forzando lo que se ve en la serie a que encaje en
su teoría[112],
sino apoyándose en la enorme militarización de la sociedad que se ve en Star
Trek (una característica que también señala Wong). Es más, Ross
parecería no estar tanto acusando a la Federación de ser un sistema fascista
como avisando a los responsables de la serie que, pese a sus buenas
intenciones, el sistema de estado que están presentando se parece bastante al
nacionalsocialismo: una combinación de la militarización de la sociedad, la
subordinación de las actividades económicas privadas a las de la sociedad y el
desprecio de los valores y creencias tradicionales[113].
Los dos últimos puntos de su enumeración ya han sido tratados hace algunos
pocos párrafos, así que sólo mencionaré el primero, con un ejemplo que es
claramente visible en TNG: los miembros de la tripulación viajan
con cónyuges e hijos. Probablemente esto surge de la corrección política de
esta encarnación de la serie, que trataba de enmendar los aires
involuntariamente atropelladores y patoteros de TOS[114],
pero, como dice Ross esto se vuelve en su contra, al poner como ordinaria y
permanente la vida de personas civiles a bordo de una nave militar. En las
primeras temporadas de TNG el plato superior de la Enterprise,
donde se supone que están las habitaciones y otras instalaciones no militares,
era separado del casco de la nave cuando esta entraba en batalla, para poner a
salvo a los civiles; sin embargo este procedimiento (engorroso para la
continuidad fílmica de escenas de acción) se dejó rápidamente de lado, dando
como resultado que tanto la tripulación militar como la población civil de la
Enterprise estaban a merced del fuego enemigo o, como es en el caso de la
película First Contact, con la posibilidad de ser asimilados por
los borg, incluso los niños, lo que hace a la orden de Picard de
disparar contra cualquier borg (sin importar si era ex-miembro o no)
ideológicamente mucho más significativa de lo que parece a simple vista. Los
borg, como puede leerse en el apéndice B, son una raza de cyborgs sin identidad
que aumentan su población asimilando a individuos de otras especies, y que
representan todo a lo que la Federación se opone, además que pueden leerse como
una alegoría de una secta religiosa, con lo que la orden de Picard (y la
crueldad y el sadismo con que asesina a un miembro asimilado de la Enterprise
para obtener un componente cibernético borg que le permitiría desbaratar los planes
de éstos) podría bien reducirse a "Una vez que te pasaste del otro lado
ya no tenés redención". Curiosamente, en otras ocasiones Star Trek
nos ha mostrado que la desasimilación del colectivo borg es posible: El mismo
Picard es un "borg redimido" y en VOY muchos personajes (los más
notorios son Siete de Nueve e Icheb[115],
pero también la capitán Janeway, Tuvok y Torres) tuvieron su experiencia de
asimilación, sin contar a drones "rebeldes" como Hugh[116],
los que salvan a Chakotay en Unity[117]
y todos los que habitaban el espacio virtual de la Unimatriz Cero[118],
que sin dejar de ser borgs encontraron una vía de escape a la falta de
identidad de esta especie. Aunque Ross no
lo menciona, esta "presencia de civiles en el frente de batalla" es mucho más
notoria en DS9, por un lado la estación Deep Space 9 es un
puerto comercial, con una nutrida población civil, mucha de la cual no
pertenece a la Federación ni a Bajor, pero por otro la estación es un
importante enclave de la Flota Estelar, con un altísimo valor estratégico
durante la Guerra contra el Dominio, sobre la cual pesa siempre la amenaza
(muchas veces concretada) de un ataque enemigo. Sin embargo, nunca y mucho
menos durante este conflicto vemos que la población civil sea evacuada
permanentemente, siempre se vuelve a la "vida normal", como si nada pasara. Incluso un
planeta entero, con poco o ningún interés táctico, está a merced de la venganza
personal de un militar que, curiosamente, es el héroe de la serie. Durante un
breve periodo de tiempo, la seguridad de la Deep Space 9 estuvo a cargo
de un tal Eddington, quien resultó ser un líder maquís. Traicionado en su
confianza, Sisko jura atrapar al traidor, búsqueda que se prolonga por varios
capítulos y que, vemos, excede ya los límites de lo estrictamente oficial para
convertirse en una cruzada personal. En el capítulo For the uniform[119]
esta cruzada llega a su punto máximo: En una pulseada con referencias
explícitas (además de forzadas y bastante simplificadas) a Los Miserables
de Victor Hugo, y como represalia por el bombardeo con armas químicas que los
maquís de Eddington efectúan sobre una colonia cardasiana, Sisko hace lo
mismo con un planeta simpatizante con los maquís, volviéndolo inhabitable.
Si bien en ninguno de los casos hay bajas que lamentar (al parecer las naves de
evacuación están siempre listas y los ciudadanos entrenados para estas
situaciones) y convenientemente el planeta inhabitable para los cardasianos es
habitable para los maquís y viceversa, es interesante el hecho de que por esta
acción Sisko no recibe más que una leve reprimenda oficial cuando, por mucho
menos, otros personajes han merecido cortes marciales. Pero mucho más
interesante es este enroque poblacional porque, justamente, la lucha de
los maquís es por sus territorios, con lo que la Federación les está diciendo
una vez más que ellos son piezas menores en un juego diplomático-militar en el
que los deseos de los individuos y de la sociedad civil no cuentan en lo
absoluto[120]. Pero, ¿es la
Federación un sistema nazi? A mi entender, no, ya que si bien los tres
elementos que señala Ross (la militarización de la sociedad, la subordinación
de las actividades económicas privadas a las de la sociedad y el desprecio de
los valores y creencias tradicionales) están presentes tanto en el nazismo como
en la Federación, hay muchos elementos del nazismo que están ausentes en Star
Trek. Curiosamente,
hay un capítulo de TOS que podría simultáneamente apoyar y
refutar los conceptos de Wong y Ross: En Patterns of Force[121]
los tripulantes de la Enterprise encuentran que un oficial de la Flota Estelar,
John Gill, violó la Directiva Primaria e intervino en los asuntos internos de
una civilización "primitiva" (es decir, que no conoce el viaje interestelar),
modelando su sociedad de manera tal que replicase la Alemania Nazi. ¿Cuál es la
razón de esta elección? Porque según Gill, que era un historiador, el Estado
Nazi fue el estado más eficiente de todos, lo que falló fue que los
dirigentes de la Alemania Nazi eran personas malignas y mentalmente
inestables, así que lo que había que hacer era, simplemente, instaurar un
Estado Nazi con dirigentes bondadosos y cuerdos[122]
y con un Fuhrer (él) que, además, provenía de una civilización evolucionada.
Por supuesto, este Nazismo sin nazis falla porque los dirigentes
subordinados a Gill se dejan tentar por el Lado Oscuro del Nazismo y la
moraleja es que aún las mejores intenciones pueden tener consecuencias nefastas,
pero lo más curioso es que, en ningún momento, se pone en duda la
afirmación de que el Estado Nazi fue la forma más eficiente de estado. ¿Será entonces
la Federación un comunismo y/o un nazismo al que se ha esterilizado de
todos sus aspectos negativos? Sí y no. En realidad, la identificación con estos
dos totalitarismos es una "traducción" a términos más cotidianos del hecho que,
al igual que el nazismo y el comunismo, la Federación es una "versión secularizada"
de los movimientos milenaristas cristianos[123].
Como ya dije
anteriormente, las religiones judeocristianas, a diferencia de otras religiones
anteriores, plantean un único Fin del Mundo y no varios, repetidos a lo largo
de ciclos cósmicos. Ya sea con la aparición del Mesías o la segunda venida de
Cristo, lo cierto es que se renovarán el Cosmos, el Cielo y la Tierra y habrá
abundancia de todo, como en el Jardín del Edén. Pero, previamente a esto habrá
grandes calamidades y será el reino del Anticristo, del falso Mesías, donde se
subvertirán todos los valores sociales, morales y religiosos, será el Reino del
Caos. Con el
afianzamiento de la Iglesia en el mundo romano, esta doctrina apocalíptica fue
perdiendo fuerza dentro de las jerarquías cristianas, al fin y al cabo, en
cierta manera el viejo mundo había sido destruido y el Reino de Dios ya
estaba sobre la Tierra, así que el Fin de los Tiempos vendría literalmente
"sabe Dios cuándo". Los movimientos milenaristas que surgen después del siglo
XI retoman esta idea de que el Mundo de la Historia está próximo a su fin y que
tras el cataclismo se recobrará el Paraíso. Estos movimientos sacudirán a la
Iglesia, terminando en el Cisma Protestante. El comunismo y
el nazismo, pese a estar radicalmente secularizados, "anuncian el fin de este
mundo y el principio de una era de abundancia y beatitud"[124],
que gozarán los elegidos (los proletarios, los arios) tras haber vencido
a las huestes del demonio (los burgueses, los judíos). En Star
Trek este mito milenarista también está presente: el fin del siglo XX y
casi todo el XXI están plagados de catástrofes, desigualdades y Anticristos,
pero tras la llegada de unos Mesías (los vulcanos) comienza una nueva Era,
llena de prosperidad y paz. En este caso, los elegidos son las virtudes
de la Humanidad y las huestes del demonio son todos sus defectos. La Federación,
al contrario de sus "hermanos", más que un sistema totalitario es un sistema
totalizante, no hay nada de la vida de sus integrantes que ocurra fuera
de ella, ser un ciudadano de la Federación es un trabajo de 24 horas al día los
7 días de la semana. Y todo aquél o aquello que no pertenezca a la Federación
tampoco está afuera de ella, más bien no está adentro, pero lo va a
estar, tarde o temprano. La Federación es, para seguir utilizando la acepción
religiosa del mito, el Eje del Mundo Este
simbolismo del "centro" está presente en casi todas las culturas humanas[125]:
el Axis Mundi es donde Cielo, Tierra e Infierno se unen y siempre es un
lugar sagrado: La Meca, Jerusalén, el monte Olimpo, el Calvario, el Edén, el
mismo Vaticano, todos están ubicados y son el Ombligo del Mundo, el
Centro de todo. Pero también es el Eje del Mundo el poste que sostienen el
techo de una choza, la piedra angular de una casa, o cualquier otra cosa que
por sus cualidades remita al Acto Primordial arquetípico de poner orden al caos[126].
La Federación
tiene su Axis Mundi en San Francisco, pero también dondequiera que haya
una nave de la Federación allí está la Totalidad de la Federación y, lo más
importante, establece un Centro alrededor del cual gira todo lo que no
pertenece a la Federación. Casi todos los episodios de VOY
dan prueba de esto, la sola presencia de una nave perdida en un parte
desconocida de la galaxia des- y re-estructura las relaciones de las especies
habitantes del sector y atrae todas las miradas: El viaje de la Voyager
inflige en el cuadrante Delta una herida que no se cierra. La Voyager
realiza en tres niveles simultáneos el acto arquetípico de poner Orden en el
Caos: Busca regresar "a casa", realiza estudios científicos-exploratorios en el
desconocido cuadrante Delta y predica los altos valores morales de la
Federación en una región salvaje y anómala. Este establecimiento
del Centro también ocurre en DS9: como ya dije, la estación
no es propiedad de la Federación pero la mera presencia de fuerzas de la Flota
Estelar la convierte en parte de ella, impregnándola con su cultura, sus modos
de hacer y su forma de ver el mundo. Sólo pareciera detenerse ante la religión
bajoriana, pero lo hace más como una concesión negociada en aras de las buenas
relaciones diplomáticas que como un acto de convicción. Incluso esta no-intromisión
en los asuntos religiosos bajorianos no es tal, ya que Benjamin Sisko es, simultáneamente,
la máxima autoridad de la Federación en Deep Space 9 y el Emisario de
los dioses bajorianos, y no vacila en utilizar el poder que cada una de estas
posiciones le dan, incluso para satisfacer un capricho personal, como se ve en
el capítulo The Reckoning[127]
de la sexta temporada, cuando se lleva a la estación una antigua estela
religiosa encontrada en un sitio arqueológico sólo porque quiere ser él quien
traduzca la profecía sobre el Emisario (sobre él mismo) que está inscripta en
la estela, a pesar de la oposición del gobierno bajoriano y de la Federación.
En descargo de Sisko habría que señalar que sus acciones estaban motivadas por
los insondables designios de los Profetas, pero esto no quita que hiciese uso
de su doble autoridad para obtener esta reliquia. Los mitos
milenaristas y los mitos del retorno a los orígenes son demasiado solidarios
entre sí, casi al punto de casi ser sinónimos. Al ser la Federación una
sociedad utópica de corte milenarista, es bastante obvio que en Star Trek
sean muy fuertes las miradas hacia los orígenes. Ya mencioné algunas de
estas miradas, incluso algunas de ellas bastante autoreferenciales, en el
capítulo Los dos aspectos del mito. La mirada
hacia el pasado es fundamental en toda la literatura norteamericana. El
pasado es una cuestión de identidad. Como señala Franco LaPolla[128],
esto no pareciera ser privativo de ese país, pero mientras un europeo encuentra
su identidad en el pasado, un norteamericano la busca. "El pasado en
Norteamérica nunca es una memoria sino una búsqueda. Es un pozo oscuro y nadie
sabe qué es lo que va a revelar cuando se lo enfrente" dice LaPolla y un poco
más adelante agrega que "las mismísimas raíces del país coinciden con el proyecto
de fundar una especie de Edén en el mundo (el Nuevo Mundo), realizando la
perfección moral, religiosa y social. Es por esto que el mito de la Edad de Oro
en Norteamérica no es sólo un laudatio temporis acti (una celebración
del pasado) sino una trama mitopoiética". Estas raíces
fundadoras a las que se refiere LaPolla son las colonias de Plymouth, fundadas
por los separatistas religiosos que se establecieron en el continente americano
en 1620 con la esperanza de poder practicar su religión libremente. Esto, que
es un hecho histórico con personas de carne y hueso, ya de por sí tiene una
estatura mítica en la cultura popular norteamericana y su relato es legendario,
con un día litúrgico (el Día de Acción de Gracias) en el que este mito
es recreado y recordado. Poco importa lo que realmente ocurrió con estos
colonos, cómo se sucedieron realmente sus días, lo cierto es que la
leyenda sobre ellos marca muy fuertemente el imaginario norteamericano, tanto
que este mismo mito se vuelve a producir históricamente, se encarna,
durante la conquista del Oeste, para luego convertirse nuevamente en mito. La
idea de una comunidad de colonos que lucha unida contra la frontera
salvaje que hay que dominar para ejercer la libertad y otros
ideales perdidos en la decadente cultura urbana vuelve a reaparecer en
el relato de este hecho histórico (como bien puede verse en series como La
familia Ingalls, Bonanza y la que Star Trek
toma como modelo, Caravana). "El Western se caracteriza por el
uso frecuente de oposiciones, que funcionan como los cimientos sobre los que el
relato se construye. Algunas de las oposiciones más comunes son granja
vs. páramo, lo civilizado vs. lo salvaje, cowboy
vs. indio, el mundo del hombre vs. el mundo de la mujer, ámbito
doméstico (seguridad) vs. páramo (peligro), y en un nivel más general Bien
vs. Mal, Naturaleza vs. Cultura"[129] Todos estos
elementos están más que presentes en Star Trek, mutados para
encajar dentro de los códigos de la ciencia ficción[130].
El espacio es la frontera final, tal como nos advierten las
introducciones a TOS y TNG. La relación de los
diferentes capitanes y sus tripulaciones con esta frontera varían (Kirk busca
expandirla y llevarla "más allá", Picard se ocupa de tranquilizarla, Sisko de
defenderla, Janeway de cruzarla hacia "territorio seguro"[131]
y Archer de comenzar a trazarla), pero en todas es la fuente de dónde surgen
los conflictos que ponen al relato en movimiento, en todas se plantea la
oposición Federación vs. Frontera. Y si hay algo
muy notable en todos los discursos de Star Trek es que la gran
mayoría de los asentamientos (humanos y no humanos) son denominados colonias
y sus habitantes, por supuesto, colonos. Pocas son las veces que vemos
ciudades (y de esas pocas, la gran mayoría son más bien similares a centros
administrativos palaciegos de aire oriental que a concentraciones urbanas con
multitudes viviendo en ellas), la civilización se manifiesta en Star Trek
en forma acotada y concentrada, en aldeas y pueblos en los cuales todos sus
habitantes se conocen, caminan lentamente y conversan amigablemente, sin
tráfico ni ruido en las pulcras calles sin veredas. Todas estas aldeas tienen
una plaza central donde la comunidad se reúne, donde funciona el mercado de
frutos, donde está el pozo de agua, donde se producen debates y discursos,
donde se efectúan las representaciones artísticas, culturales y rituales[132].
Esto no quiere decir que el ruido, la muchedumbre y la suciedad estén ausentes
en Star Trek, pero sólo lo están en ámbitos non sanctos, donde la
moral es virtualmente inexistente, donde sólo los duros sobreviven. Son
estaciones espaciales al borde de nebulosas mal cartografiadas, enclaves
mineros en asteroides perdidos, lugares librados a la buena de Dios. Creo que todos
hemos visto suficientes westerns como para darnos cuenta de la similitud entre
estos pueblos y los que se presentan en las películas y series de este género.
Pero la similitud que tiene las aldeas "buenas" de Star Trek con
la representación que el cine y la televisión norteamericana hacen de las
colonias puritanas es aún más notoria, al fin y al cabo incluso en el idílico
Walnut Grove de los Ingalls había lugar para el disenso y el deseo de "escapar"
de la vida pueblerina hacia lugares más urbanizados. En cambio, tanto en las
colonias puritanas como en las colonias trek no hay otro lugar adonde ir, ya
que fuera de ellas no hay nada, excepto lo salvaje, lo desconocido, lo
peligroso. Las colonias
puritanas eran sociedades jerárquicas e ideológicamente homogéneas. Juha Arola[133]
señala que es una organización social similar a la de la tripulación de una
nave. Yo agregaría que ésta es la organización social que presentan todas las
civilizaciones en Star Trek. Variarán los matices y la
complejidad, pero todas las sociedades trek son fuertemente piramidales, con un
líder supremo y un consejo de notables en los que se concentran los poderes políticos
(legislativo, ejecutivo y judicial) y, ocasionalmente, los religiosos. Nunca
hay una crítica real hacia el sistema en sí: cualquier despotismo
o injusticia del poder es producto de la maldad de las personas que detentaban
ese poder, pero nunca de la estructura que sustentaba ese poder. Nuevamente,
podemos decir lo que decía Gill en el episodio de TOS, que lo que
falló en el Estado Nazi fue que sus líderes estaban locos y poseídos por el
Mal, no que fuese un sistema político "malo". Y, aparte de
jerárquicas, las sociedades trek son altamente homogéneas. Esto no quiere decir
que no exista el disenso, sólo que el disenso no es revolucionario sino
reformista, no quiere "patear el tablero" sino "reacomodar las piezas y
racionalizar las reglas de juego". Que generalmente este disenso esté encarnado
en un individuo y no en el cuerpo social es también notable y coincidente con
uno de los grandes mitos de la Modernidad: El científico solitario e iluminado
que se enfrenta con las armas de la Razón contra las fuerzas cohesionadas del
Dogma. Repetidas veces se re-escenifica en Star Trek el sentido
mítico del Eppur si muove de Galileo Galilei, podrán callarme a mí,
obligarme a abjurar de mis creencias, pero la Verdad está allá afuera y tarde o
temprano van a tener que aceptarla. Incluso los
maquís o la resistencia bajoriana no son revolucionarios, sino rebeldes. Ambos
movimientos se rebelan contra una situación injusta (la ocupación cardasiana) y
luchan por restablecer un status quo previo, ninguno busca el cambio, una vez
logrado su objetivo de restaurar el equilibrio se aplacan y vuelven al conformismo
típico de las sociedades trek. En el caso de los maquís que aparecen en VOY
es evidente esta "pacificación": al estar lejos del objeto de su rebeldía,
bajan las armas, se asimilan a la Federación y se unen a un objetivo común con
los tripulantes pertenecientes a la Flota Estelar. Valerie Fulton[134]
señala que "En todas los presupuestos ideológicos que Star Trek: The Next
Generation y sus televidentes norteamericanos comparten, predomina una
compleja y contradictoria noción del individualismo. Tal como somos
incentivados a ser ‘nosotros mismos" y al mismo tiempo somos bombardeados por
estímulos que afianzan las formas dominantes del deseo mimético, tal como somos
entrenados para creer que ‘todo el mundo ha sido creado igual" mientras que al
mismo tiempo se nos pide que compitamos en una economía que rutinariamente
discrimina a las mujeres y las minorías, de la misma manera Star Trek
plantea la posición de que el individualismo es a la vez deseable e improbable.
(...) Por un lado, el programa predica el logro personal y la
autodeterminación, dos características individualistas necesarias para el
ascenso en los rangos de la Federación. El capitán Picard, por ejemplo, ha
adquirido su status dominante precisamente porque él está dispuesto a
correr riesgos y a trabajar fuera de los parámetros estrictos de la ley. Es
importante notar, sin embargo, que la autonomía de Picard es contingente con un
compromiso ideológico con y un entendimiento ideal del status quo tan fuerte
que incluso su insubordinación constituye obediencia a las metas y
principios supremos de la Federación [135];
al poseer la más alta posición de poder, Picard se vuelve sinónimo tanto del
poder como de sus agencias. En contraste, el individuo de ideas radicales
invariablemente aparece como una amenaza tanto para las operaciones de la nave
como para los esfuerzos cooperativos del Comando de la Flota Estelar. En muchos
episodios muestran que los miembros individuales de la tripulación que han
sucumbido a la influencia invasiva de alguna cultura o identidad alienígena
deben ser subyugados, puestos nuevamente en la línea; más aún, dada la
extensión en la que la cultura de la Federación es presentada como un ejemplo
del más avanzado estadío en una estricta progresión teleológica, los individuos
que evidencian tendencias revolucionarias o renegadas habitualmente son
asociados con el pasado". Otro elemento
que se relaciona con el mito de la frontera[136]
es la notable habilidad técnica de los personajes que mencioné hace algunas
páginas. Los pioneros y colonizadores, al avanzar a territorios desconocidos,
se encontraban con situaciones desconocidas que debían solucionar
creativamente, improvisando con los elementos que tenían a mano, para poder
sobrevivir. Lo mismo
ocurre con los personajes de Star Trek. En virtualmente todos los
capítulos en los treinta años de la serie se repite el recurso narrativo de
presentar una coyuntura imprevista que compromete o amenaza la seguridad de la
tripulación o la población de algún planeta. Los personajes principales
realizan un brainstorming (a veces improvisado, a veces más formal) y
encuentran la solución, la cual implica reconfigurar[137]
algún sistema existente, redireccionar energía destinada para otro fin,
modificar vieja tecnología para crear nueva o, incluso, intentar ideas
descabelladas (como en el episodio Learning Curve de VOY,
en el cual, frente a la presencia de cuerpos extraños en los circuitos
bioneurales de la nave, a la ingeniera B"Elanna Torres se le ocurre aumentar la
temperatura para provocarle una "fiebre" a la Voyager y eliminar a los "virus"
que la infectan). Star
Trek nos dice que no existen problemas que no
puedan ser resueltos si se utilizan correctamente los poderes del razonamiento
humano. Más de una vez Kirk sostiene que frente a dos alternativas opuestas
siempre hay una tercera vía y frecuentemente está en sus manos encontrar esta
vía[138]. Por supuesto,
la existencia de una frontera implica la existencia del deseo de cruzarla y de
la necesidad de impedir que otros sientan el mismo deseo. El espacio de la
Federación está constantemente patrullado por naves de la Flota Estelar y, como
vimos, aparentemente todo el tráfico interestelar está controlado por el
Estado. Esta fuerte presencia estatal-militar resulta bastante contradictoria
con la condición democrática y pacifista que profesaría la sociedad, y más
sabiendo que esta presencia está dada por naves fuertemente armadas y con
instrumentos sensores capaces de detectar desde grandes distancias no sólo la
cantidad de formas de vida (léase, individuos) que pueblan
un planeta sino identificarlas a cada uno por separado e, incluso, como se ve en
el episodio Bloodlines de TNG[139],
de transportar sin previo aviso a un individuo desde el planeta hacia la nave,
por razones que este individuo desconoce y no comparte totalmente[140]. Semejante
poder de control y vigilancia unido a la convicción de pertenecer a una
sociedad evolucionada produce una fuerte compulsión a intervenir en asuntos
ajenos: si uno se sabe ubicado en el lugar de lo correcto y tiene la
capacidad de erradicar lo incorrecto, no tiene más remedio que tomar
cartas en el asunto. Para prevenir esto, la Flota Estelar tiene la Directiva
Primaria, un principio de no intervención cuya violación es castigada
severamente. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que este principio es
violado (y casi nunca castigado) debido a que siempre hay razones de mayor peso
que obligan al protagonista a pasar por encima de la ley[141].
¿Cómo no intervenir ante la existencia de un gobierno dictatorial que oprime a
los habitantes de un planeta no-federacional? ¿Cómo no rescatar a miembros de
la Federación que se encuentran atrapados en mundos menos civilizados? ¿Cómo no
hacer algo cuando vemos una situación contraria a lo que nosotros
creemos que es correcto? Sí, quien lea
en esto ecos de la política exterior norteamericana no se equivoca. La
identificación entre la Federación y los EE.UU. es bastante fuerte a lo largo
de toda la existencia de Star Trek y sus posiciones varían
coincidentemente con las del Departamento de Estado Norteamericano[142]. TOS, por ser de todas la más políticamente incorrecta, es la más
políticamente explícita. El triangular conflicto que se daba entre los EE.UU.,
la U.R.S.S. y China durante la guerra Fría se ve reflejado en el que se da
entre la Federación, el Imperio Klingon y los Romulanos, no tanto porque los
Klingon tuvieran un gobierno soviético y los Romulanos uno maoísta, sino por el
sólo hecho de ser antagónicos a la Federación, y como la Federación se
identifica con EE.UU., evidentemente sus enemigos son los enemigos de EE.UU. Y,
al igual que China y la U.R.S.S., los Romulanos y los Klingons fueron aliados
en un comienzo para luego enemistarse entre sí. Incluso un
accidente industrial (la explosión de una planta de armamentos en la luna de
Praxis) actúa de detonante para que el Imperio Klingon firme la paz con la
Federación[143]
de la misma manera de que podría decirse que la explosión de Tchernobyl
precipitó la caída de la U.R.S.S. y la apertura de las relaciones diplomáticas
con EE.UU. Incluso la
guerra de Vietnam es "metaforizada" en el episodio A private little war[144],
escrito por el mismo Roddenberry. Aquí, en un planeta tecnológicamente
subdesarrollado la tripulación de la Enterprise se ve enredada en lo que
aparentemente aparece como una disputa doméstica entre dos bandos locales, pero
posteriores investigaciones revelan que uno de los bandos ha estado recibiendo
armamento sofisticado por parte de los Klingons. Kirk decide intervenir,
entregándole armamento al bando contrario (en el que se encuentra un viejo
amigo del capitán). Kirk justifica su accionar diciendo que "es la única manera
en que ambos bandos sobrevivirán. Tenemos que hacerlo" e, implícitamente,
justifica la intervención americana en Vietnam, aunque luego agrega un toque de
ambigüedad y duda sobre si su decisión fue éticamente correcta (se refiere a
las 100 armas que entrega como "cien serpientes para el Jardín del Edén"). Una especie de
condena a las hostilidades EE.UU.- U.R.S.S. se hace en The Omega Glory[145],
quizás uno de los peores episodios de toda Star Trek. El
argumento es confuso y errático y parece un collage de ideas que habían quedado
en el tintero[146],
pero entre todo este caos nos presenta un planeta en el que se enfrentan dos
bandos, los Kohms (de aspecto francamente mongol) y los barbáricos Yangs
(rubios y musculosos). Casi finalizando el episodio descubrimos que este planeta
es "gemelo" de la Tierra, que los nombres de ambos bandos son deformaciones de
Comunistas y Yanquis y que su historia siguió un curso paralelo a la nuestra,
salvo que aquí los enemigos decidieron pasar a las hostilidades abiertas y lo
que ahora estaban presenciando eran los sobrevivientes de ese conflicto que
arrasó al planeta. La frutilla a la torta se la pone el hecho de que los Yangs
tienen en su santuario una raída bandera norteamericana y un pergamino con la
constitución, lo que da motivo a un extenso y altisonante discurso de Kirk
llamando a la paz pero desde el más bajo sentimiento patriotero. El mensaje de
este episodio es particularmente confuso pero es coherente con lo que señala
Daniel Zimmel[147],
que "Star Trek nunca cuestiona estas egoístas actitudes
norteamericanas (...) la mayoría de los episodios están diseñados para
darle a la tripulación la habilidad de juzgar una situación dada con sus
valores norteamericanos - y si éstos no son adecuados [a las condiciones
imperantes], lo correcto sería cambiar las condiciones porque así
será ‘mejor" para lograr el ‘Bien" supremo". En muchas ocasiones Kirk
interviene y pone fin a una situación que se opone a los valores federacionales
sólo porque se opone a los valores federacionales, no porque represente
un peligro para su tripulación o para los habitantes del planeta en cuestión,
como si dijera "en el nombre de mi moral ésta es la acción correcta"[148].
Hay una
auténtica "frontera final" que la Federación no cruza, y es la que separa lo correcto
de lo incorrecto. Siempre se encuentra en el lugar de lo correcto,
sin importar lo relativo de este término. El imperativo
de "lograr el Bien supremo" a toda costa lleva a Sisko en In the Pale
Moonlight[149]
(uno de los mejores capítulos de todo Star Trek) a
realizar una serie de acciones que van en contra de sus principios. En su
discurso final[150],
Sisko dice: "Así que mentí, engañé, soborné a hombres para cubrir los crímenes
de otros. Soy cómplice de asesinato, pero lo más grave de todo esto es...
que puedo vivir con ello... y si tuviera que hacerlo todo otra vez, lo haría...
Garak tenía razón sobre una cosa: una conciencia culpable es un precio bajo que
pagar por la seguridad del Cuadrante Alfa... así que aprenderé... a vivir con
ello. Porque puedo vivir con ello. ¡Viviré con ello! Computadora... borre esta bitácora personal." Reemplácese en
la cínica opinión de Garak las palabras "Cuadrante Alfa" por "Norteamérica",
"Democracia" o "Mundo Libre" y se tendrá la justificación de todas las
intervenciones armadas estadounidenses. Una conciencia culpable es un precio
bajo que pagar por eliminar a Hussein, Bin Laden o quién sea, y si esto implica
mentir, engañar, sobornar y asesinar a civiles inocentes, el pueblo
norteamericano aprenderá a vivir con ello. Porque pueden vivir con ello y lo
han demostrado a lo largo de medio siglo XX y lo que va de éste. La película Insurrection
merecería un análisis sólo para ella, debido a su alto contenido ideológico y
sus contradicciones con muchas declaraciones y frases hechas de la cultura trek
(como la máxima vulcana de que "la necesidad de la mayoría vale más que la de
la minoría"[151]).
Para los alcances de este trabajo, basta con saber que existe un planeta dentro
del espacio de la Federación pero no perteneciente a ésta que posee una especie
de "fuente de la juventud" en los anillos que lo rodea. Los habitantes de este
planeta, los Ba"ku, son inmortales y viven en una sociedad idílica y pastoral[152].
La materia que constituye estos anillos podría curar una enfermedad
degenerativa que azota a otra especie, los So"na, así como duplicar la
expectativa de vida del resto de las especies. Pero para explotar esta panacea
los Ba"ku deberán ser reubicados, con la consecuencia de que perderán la
inmortalidad y la juventud eterna (serán expulsados del Paraíso, por leerlo
mitológicamente). Picard y los suyos toman partido a favor de estos pobladores
(quienes, como señala Michael Wong, son todos de raza blanca[153]). Más allá del
conflicto ético y todas las contradicciones con el resto del corpus trek, lo
interesante es que se plantea como un hecho indiscutido el que todo planeta que
se encuentra dentro de lo que arbitrariamente se denomina "espacio de la
Federación" es propiedad de la misma y está sujeto a sus leyes, aún cuando
los habitantes de dicho planeta y la Federación desconozcan mutuamente la
existencia del otro. Los sucesivos
tratados entre las grandes potencias espaciales (Federación, Imperio Klingon,
Romulus, Cardasia) delimitaron fronteras arbitrarias dentro del cuadrante Alfa,
adjudicándose unilateralmente para cada uno de ellos todo lo que se encuentra
incluido dentro de estos límites. Esta es una situación muy similar al reparto
imperialista del África, con naciones europeas reclamando como propios
territorios que no sólo aún no han explorado sino que tampoco se han tomado el
trabajo de conquistar. También la
meta exploratoria que mueve a las naves de la Federación (buscar nuevas formas
de vidas y nuevas civilizaciones e ir temerariamente donde nadie ha ido antes)
es coincidente con la misma ideología imperialista que llevó a denominar
"vírgenes", "inexplorados" o "desiertos" (por ejemplificar con nuestra
Patagonia) a territorios habitados por culturas no occidentales, ya que no
puede haber "civilizaciones" en "donde nadie ha ido antes" (pero sí en "donde nosotros
aún no hemos ido") y mucho menos ser clasificadas como "nuevas" (es decir,
puestas en existencia) sólo por el hecho de que la cultura "exploradora" no las
conocía. Sería
interesante leer en el alineamiento de Picard con los Ba"ku una lucha
anti-imperialista. Sin embargo no es así: el apoyo de Picard se debe al monomito
americano que mencioné en el capítulo Los dos aspectos del mito:
la idílica comunidad amenazada por los intereses egoístas de un poderoso grupo
del exterior y el héroe anónimo que llega también del exterior para salvarlos. Esta
convención hace que Picard luche por los derechos de los Ba"ku. Bien podría
hacer lo contrario también, por supuesto, si el guión así lo exigiera: Picard
se pondría, en este caso, de parte de los agonizantes So"na contra los
avariciosos y retrógrados Ba"ku, que retienen para sí un elemento que podría
traer enormes beneficios a la salud de todo el cuadrante Alfa. El resultado de
esta película hipotética sería el mismo: el héroe estaría en lo correcto
y sus rivales en lo incorrecto. Y, más aún, están en lo incorrecto con
maldad y alevosía. Si bien esta
"maldad a conciencia" estaba latente desde el comienzo de Star Trek
es a partir de la época Berman que se hace evidente y virtualmente una
constante: quienes están cometiendo un error, quienes están parados en el lugar
de lo incorrecto, lo hacen con conocimiento de causa y con
intencionalidad. Difícilmente veremos que una especie este dañando u oprimiendo
a otra accidentalmente, siempre es a propósito y con un fin egoísta. Siendo Star
Trek la serie que, justamente, rompió con la tradición de que el
extraterrestre (el Otro) fuera maligno, esto no deja de ser llamativo. Ya no es
el conflicto Mi Bien vs. Tu No-Tan-Bien como se veía en TOS
y TNG sino la básica y maniqueísta lucha del Bien vs el Mal. Lo
más curioso de este cambio es que se produce a partir de la época en la que se
le quiere inyectar más realismo a Star Trek y romper con
la estilizada utopía de Roddenberry agregando conflictos políticos sucios
y las muy publicitadas "tonalidades de gris" de DS9. El resultado
de este cambio es que vemos que en la Federación cada vez importa menos la
moral humanista y más la eficiencia militar y estratégica[154]
que les permita seguir siendo "la reserva moral de la Galaxia", el espejo en el
cual las otras especies miran su futuro evolutivo. La imposición
de los valores norteamericanos en Star Trek no siempre es
explícita y evidente. Como dice Barthes, el mito es un habla despolitizada no
porque niega las cosas sino porque al hablar de ellas las purifica y las vuelve
inocentes. Esto se nota
particularmente en la manera en que se presentan las otras especies. A
diferencia de los humanos, cuya homogeneidad es producto de la fusión de las
diversas culturas[155],
los extraterrestres pertenecen a sociedades monoculturales, sin fisuras y
bastante simples. Las tradiciones klingon son idénticas para todos los miembros
de esa especie, sin importar su lugar de nacimiento ni la historia previa a la
existencia de la homogeneidad. Toda cultura alienígena es hegemónica, única y
difícilmente modificable. Evidentemente, se podría adjudicar estas
características a la pereza creativa de los creadores de Star Trek,
que no se han tomado el trabajo de crear diferencias culturales intraespecie ni
tampoco de complejizar la cultura hegemónica, pero también podría leerse que,
siendo la Humanidad (que no es toda la Federación pero virtualmente funciona
como sinónimo) equivalente a los EE.UU., las restantes especies equivalen a los
diferentes países de nuestro mundo. El habla
norteamericana, para evitar denominaciones sospechadas de racismo, ha creado
términos políticamente correctos para referirse a todos aquellos que no son
blancos, anglosajones y protestantes (WASP). Así uno escucha términos como
afro-americano o asiático-americano o latino-americano (con la partícula
"americano" refiriéndose a EE.UU. y no a todo el continente, claro está). A mi
entender (y Michael Wong[156]
coincide conmigo) estos términos son aún más racistas que las crudas
palabras que reemplazan, ya que resaltan las diferencias, en vez de ocultarlas,
implicando que el denominado es alguien importado, que ha sido
recientemente transplantado y que no es parte de la cultura local, sin importar
que su familia esté desde hace varias generaciones en territorio
estadounidense. Wong dice, con
conocimiento de causa ya que es de ascendencia china, que hablar de algo
llamado "cultura asiática" implica que "1) Todos los descendientes de
inmigrantes asiáticos actúan igual y 2) La gente de ascendencia asiática tiene
diferentes valores que los que ‘nosotros" tenemos". Lo mismo vale para nuestro
caso, con el agravante de que la denominación "Latinoamérica" incluye también a
todos los territorios francófonos del continente. Es decir, un nativo del
Quebec es tan "latino" como el que más y, sin embargo, sería absolutamente
absurdo considerarlo parte de la cultura latina. Y aún cuando corrijamos por
las más acertadas "Iberoamérica" o "Hispanoamérica", considerar que semejante
extensión de territorio pueda ser un bloque monolítico de identidad es una
simplificación muy grosera. Lo cierto es
que este racismo encubierto como respeto a la diversidad cultural está
presente en Star Trek a partir de TNG en el
férreo monoculturalismo de las especies. Y la manifestación más grosera del
mismo está dada en los personajes mestizos. B"Elanna Torres, por ejemplo, se
debate constantemente entre su mitad klingon y su mitad humana a pesar de haber
sido criada sólo por su padre (humano). Implícitamente se está diciendo que la
cultura es genética y que todos los mestizos se debaten "entre dos mundos
irreconciliables" (Wong lee aquí la implicación "los hijos de matrimonios
interraciales son inadaptados sociales", una interpretación quizás demasiado
excesiva para mi gusto pero dado que él se encuentra más "cercano" a la
mentalidad racista norteamericana le concedo el beneficio de la duda[157]). Más aún, en el
episodio Lineage[158],
varias veces se refieren tanto a B"Elanna como a la hija que espera con el
humano Tom Paris como klingon si bien respectivamente tienen mitad y un
cuarto de "sangre" de esa especie. Esto es coincidente con la concepción de
"raza" que se tiene en EE.UU., en la que no importa lo que determinarían los
genes sino en cómo los padres eran clasificados racialmente[159].
Así, el hijo de un blanco y un negro es considerado negro, produciéndose el
fenómeno de "blancos" que socialmente son considerados "negros"[160]. Este es uno de
los tantos ejemplos de los fallidos de carácter mítico de Star
Trek: "cae por su propio peso" que una mestiza de humano y klingon es
también klingon, así como la hija que ella tenga con un humano. De la misma
manera, uno no puede dejar de ver que, pese a que se nos hace creer que el
color de piel de Sisko y Tuvok es irrelevante en la avanzada sociedad del siglo
XXIV, ambos han estado casados con mujeres negras. Esto, a mi entender, no es
una declaración consciente de que "los matrimonios interraciales son malos"
(justamente, cuando los guionistas son conscientes de este tópico dicen que es "bueno",
como lo demuestra el matrimonio irlandés-japonés de Miles y Keiko O"Brien) pero
sí una operación inconsciente y barthesianamente mítica de que es obvio
que un varón negro preferirá a una mujer negra como pareja. Especialmente
en DS9, pero también en VOY (y un poco en TNG)
vemos que personajes principales o recurrentes, que en realidad son extranjeros
(es decir, que no pertenecen a la Federación) se van enfederacionalizando
con el correr de los episodios. Quizás el ejemplo más burdo y evidente es Nog, el
adolescente ferengi amigo de Jake Sisko. En el comienzo de la serie este
personaje es grosero, tramposo, patotero, un proyecto de delincuente y, por
supuesto, una mala influencia para Jake (tanto que su padre le prohibe juntarse
con él, pero como la moraleja del capítulo era "Hay que respetar las
diferencias culturales, por mucho que no se ajusten a nuestros valores", al
final Ben Sisko descubre que está equivocado y le permite a su hijo tener un
amigo ferengi). Promediando la serie, Nog no sólo se transforma en el primer
ferengi en ingresar en la Flota Estelar sino, además, se vuelve un cadete
modelo demasiado obsecuente y una persona más federacional que su amigo
Jake. En el episodio Valiant[161],
por ejemplo, en el que un grupo de cadetes de elite pecan de hubris durante la
guerra con el Dominio, es curioso ver a Jake jugar el rol del observador
externo y escéptico y a Nog el del fanático convencido. La explicación
más común de los fans a estas asimilaciones es que Nog (o Rom, Quark, Worf,
Neelix, etc.) han estado mucho más tiempo en contacto con la Federación que sus
congéneres y por eso se le han pegado los valores federacionales. Como
lo contrario no ocurre, ni a Jake ni a ningún humano de Deep Space 9 se
le pegan los valores ferengis, por ejemplo, esto no deja de ser
significativo. Evidentemente, en Star Trek el intercambio
cultural sólo puede ser unidireccional y más que tener tolerancia y respeto
hacia las diferencias lo que se tiene es paciencia, que tarde o temprano estos
salvajes van a entrar en razones y van a civilizarse como nosotros Curiosamente,
el enemigo irredimible de la Federación (la colectividad Borg) también tiene un
intercambio cultural unidireccional frente a otras especies, pero de sentido
inverso, ya que toda su cultura es producto de la sumatoria de las de las
especies que van asimilando. Pero, ya sea por coerción o por exclusión, el
resultado es el mismo: sólo podés integrarte si te volvés parte de nosotros, y
nosotros jamás vamos a ser parte de ustedes. Al respecto de
este fenómeno de asimilación Federacional, Valerie Fulton señala que "sin
importar la raza de un oficial cualquiera de la Flota Estelar, el éxito de ese
oficial como miembro de la Federación es contingente a cuán cercanas son sus
acciones a los ideales específicamente humanos del trabajo duro, lealtad
y compasión; los aliens[162],
por otro lado, son aquellos que no someten voluntariamente sus impulsos
culturales al modelo dominante. Para el televidente norteamericano éste debe de
ser un concepto familiar, dado que es directamente análogo a la creencia común
de que la gente marginal debe de ser aceptada sólo en la medida de que ellos
asimilen las nociones culturales y morales de la clase media blanca . El
disenso entre los oficiales de la Flota Estelar, cuando ocurre, no es por lo
tanto un efecto de una mala política Federacional sino más bien una intrusión
encubierta del exterior que conspira para hacer del personal de la Federación
un otro - un pensamiento muy similar al que sostiene que el aumento en
la criminalidad suburbana no es un resultado de las discriminatorias políticas
económicas norteamericanas sino de la inmigración de minorías étnicas en
vecindarios predominantemente blancos. De la misma manera, los aliens
que sirven como miembros del Comando de la Flota Estelar deben continuamente
probar su lealtad a la Federación, usualmente en confrontaciones con sus
culturas nativas que han sido diseñadas para reconfirmar la posición ideológica
superior que han adoptado"[163]. En un sketch
de Saturday Night Live de 1986, William Shatner increpa a un
grupo de trekkies con unas palabras que se volvieron un clásico y de mención
casi obligatoria en todos los que emprendemos una mirada crítica de la serie:
"it's just a TV show! - ¡Es sólo un show televisivo!" Pero Star
Trek no es "sólo un show televisivo" y nunca quiso ser sólo eso.
Para empezar porque fue la irrupción de la ciencia ficción adulta al medio
audiovisual y, para los parámetros de la época, una serie de vanguardia que
testeaba los límites de lo que podía hacerse y decirse por TV. TOS fue una serie progresista, leyéndose este adjetivo tanto como progre
como creyente en el progreso. Lo que uno veía en el puente de la
Enterprise (y en los logros sociales de la Federación) era la realización de
las esperanzas de Imagine de John Lennon (aún cuando esta canción
sea cronológicamente posterior a la serie) y que una mujer y, encima, negra (la
teniente Uhura) fuera un personaje principal, que ocupara una posición
privilegiada en el puente y que no representara un papel estereotipado
(sirvienta o ama de casa) era un logro que quizás desde nuestra perspectiva
cronológica y geográfica no podemos apreciar en toda su magnitud[164]. Pero, además,
su mensaje positivo y esperanzador, de una humanidad evolucionada y viviendo en
paz tras haber superado sus rencillas y demonios internos, cayó en el terreno
fértil de las turbulentas e idealistas décadas de los 60 y 70. Star Trek
nos decía que el cambio era posible, que existía una utopía realizable. Y Star
Trek decía todo esto con un lenguaje mítico, que interpelaba a nuestro
bagaje colectivo. Los episodios pilotos de las cuatro primeras series trek
escenifican el triunfo de la autosuficiencia humana frente a seres superiores,
divinos o semidivinos[165].
Ya sea el capitán Pike frente a los talosianos, Picard contra Q, Sisko contra
los Profetas o Janeway frente al Proveedor, en todos estos casos la Humanidad
es juzgada o puesta a prueba y es el deber de los capitanes (de los héroes)
demostrar el valor de la misma. Star Trek siempre comienza
diciendo que el Hombre Moderno vence a los Dioses y que éstos son seres vanos y
defectuosos. Star
Trek está cargado de simbología mítica, desde
la más arcaica (el establecimiento del Centro, la Edad de Oro) hasta la más
moderna (la Frontera). Y su atractivo reside justamente en esto, en el hacer digeribles
mensajes actuales al pasarlo por el tamiz de lo legendario. Por otro lado,
se da una re-mitificación de la serie, originándose el mito de que Star
Trek sólo transmite mensajes positivos. Los méritos progresistas
de TOS le dieron carta blanca a los tropezones conservadores de TNG
y naturalizaron el cinismo de DS9 y la pontificación de VOY. Es aquí cuando
se hace más fuerte el aspecto barthesiano del mito. Al creernos que todo
lo que Star Trek dice es bueno no le prestamos
atención a todo lo malo que la serie expresa. Bajo una
imagen de tolerancia de las diferencias vemos que funciona una compulsión a la
asimilación de la cultura hegemónica, bajo una declaración de fe democrática
vemos que subyacen rígidas estructuras jerárquicas, bajo una ostentación de
universalidad oímos un discurso demasiado localista. No creo que
los guionistas de Star Trek voluntariamente intenten
imponer los valores norteamericanos sobre toda la Humanidad, más bien son los
mecanismos míticos los que los hacen ser víctimas de la traición de sus propios
inconscientes. Cuando
Roddenberry y su gente idearon la sociedad utópica de la Federación y la
galaxia de los siglos XXIII y XXIV no lo hicieron tras un concienzudo análisis
sociológico, económico y político sino sólo plantearon la premisa de una
sociedad ideal porque es lo que se esperaba del Futuro, que existiese una
sociedad ideal, con la Humanidad unida y en paz[166].
Luego vino la tarea de ir construyendo a esta sociedad sobre la marcha y con lo
que encontraban a mano, sin detenerse a mirar lo que iban armando. Pero en los
treinta años y pico que lleva esta construcción las piezas del rompecabezas
fueron cambiando y muchas de ellas ni siquiera pertenecen al juego original. Y
si bien una mirada distraída puede aún ver una figura completa y bella, lo
cierto es que prestando algo de atención se ven los huecos, las piezas que no
encajan y la posibilidad de que la imagen final sea mucho más fea y ofensiva de
lo que se esperaba. Así, esta
sociedad equitativa y democrática, en la que reina la armonía y la libertad, se
transforma en un régimen totalitario, donde la austeridad, la moral y el
trabajo son compulsivos, donde la tecnología ha llevado la mirada panóptica a
extremos escalofriantes, donde las normas y la moral de una elite militar son
trasladados a la población civil (la cual está en un estado de movilización
permanente), donde el disenso es castigado severamente. Un régimen imperialista
y santurrón que impone, por la fuerza o por la persuasión, sus valores
culturales a otras especies y otras culturas, que se dice ciego al color de la
piel pero sin embargo es obsesivamente consciente de la raza de cada individuo. En lo
personal, no creo que esta imagen que acabo de pintar sea la verdadera Star
Trek, así como tampoco creo que lo sea la versión idealizada de la
serie. Más bien me inclino a pensar que lo son ambas, simultáneamente y en
forma indisoluble. Esta dualidad
se da porque todo el bagaje teórico que apoya a la serie es una mezcla de
sentido común, buena voluntad y lecturas bastante superficiales de revistas de
divulgación científica. Y si algo tiene el sentido común es que ideológicamente
es una bolsa de gatos donde coexisten las contradicciones de una sociedad. En
el caso de Star Trek, por supuesto, las que afloran son todas las
contradicciones de la sociedad norteamericana: al fin y al cabo, la imagen que
recién acabo de pintar de la Federación bien podría aplicarse a los EE.UU. Pero las
contradicciones del sentido común no son contradicciones ricas que catalizan
cambios a través de la duda sino, justamente, todo lo contrario, son
pensamientos antagónicos que coexisten sólo para justificar siempre el statu
quo. Así, para retomar el ejemplo ya citado del bombardeo recíproco de planetas
en For the uniform en DS9[167],
es de sentido común que un ataque terrorista sea castigado por bárbaro y
aberrante pero también es de sentido común que la represalia, igual de bárbara
y aberrante, sea absolutamente justificada (de la misma manera que es de
sentido común que algo tan bárbaro y aberrante como el atentado del 11 de
septiembre justifica un ataque bárbaro y aberrante a un país que quizás, tal
vez, a lo mejor, alberga a los ideólogos de ese atentado) porque nosotros
somos los "buenos", los que estamos del lado del Bien. No es que Star
Trek sea absolutamente inconsciente de estas contradicciones: casi
todos los capítulos que tratan sobre la Primera Directiva se basan en que el
"hacer el bien sin mirar a quien" puede transformarse en "interferir en otra
cultura". Pongamos un ejemplo terrícola: un aislado pueblo indígena del
Amazonas se salvaría de una terrible epidemia con la ayuda de la medicina
occidental, pero esta ayuda contaminaría irreversíblemente una cultura virgen.
¿Qué hacer? Humanitariamente el sentido común nos dice que los ayudemos con
medicinas, pero "antropológicamente" el sentido común nos dice que no lo
hagamos. Pues bien, este ejemplo es el esqueleto de casi todos los episodios
sobre la Primera Directiva en todas las encarnaciones de Star Trek.
La respuesta a esta contradicción varía según el episodio, a veces prima lo
humanitario, a veces lo antropológico, a veces ambos aspectos[168]
y a veces ninguno. Star
Trek tiene todas las contradicciones, todas
las virtudes y todas las taras de la sociedad norteamericana. Que las
transfiera a la Humanidad en su conjunto molesta bastante, pero como justamente
una de las taras de la sociedad norteamericana es suponer que todo el mundo es
igual a ellos (o que debería serlo, tarde o temprano) entramos en un círculo vicioso
del que no es fácil salir. Star
Trek planteó en sus comienzos una novedosa
forma de narrar la exploración del espacio y la realización de la utopía y fue,
para los parámetros de su época, bastante revolucionaria. Lamentablemente esta
osadía no fue sostenida en las sucesivas encarnaciones de la serie sino que fue
decreciendo con los años, volviéndose cada vez más conservadora a medida que se
consolidaba como el paradigma de la ciencia ficción televisiva. Si bien uno ve
que DS9 o VOY tienen efectos especiales muchísimo
más "modernos" que TOS y que sus historias tocan temas "actuales"
y están narradas con menos torpeza y acartonamiento, el impacto social y la
trascendencia del mensaje que se quiere transmitir es inversamente
proporcional: mientras TOS decía cosas que podrían resultar
"molestas" al sistema, DS9 y VOY sólo expresan
tímidas y esperables opiniones de aspecto progre. Como ya dije,
la ciencia ficción anglosajona está atrapada en su propio mundo cerrado y sólo
responde a los dictados de la industria y el marketing, repitiendo una y otra
vez el "gesto original" que le dio prestigio. Star Trek no escapa
a este encierro y es, quizás, uno de los ejemplos más notorios de esta falta de
oxígeno. Quizás el
nuevo punto de inflexión equivalente al que TOS produjo en la
ciencia ficción audiovisual provenga desde fuera del universo anglosajón. Se incluyen
aquí no sólo los nombres de los actores del elenco regular sino también algunos
que interpretaban personajes secundarios recurrentes. Estos últimos están
señalados en itálica. The
Original Series (1966 - 1968) James T. Kirk -------------------------------------------------------------- William
Shatner Sr. Spock -------------------------------------------------------------------- Leonard
Nimoy Dr. Leonard
McCoy ------------------------------------------------------ DeForest Kelley Hikaru Sulu ----------------------------------------------------------------- George
Takei Pavel Andreievich
Chekov --------------------------------------------- Walter Koenig Uhura ------------------------------------------------------------------------ Nichelle
Nichols Montgomery
"Scotty" Scott ------------------------------------------ James Doohan Enfermera
Christine Chapel------------------------------------------- Majel Barrett Notas: · Walter Koenig se incorporó en la segunda temporada. · En los títulos de apertura sólo aparecían los tres primeros
actores, el resto figuraban como reparto al final del episodio. The Next
Generation (1987 - 1994) Jean-Luc Picard ----------------------------------------------------------- Patrick
Stewart, William Thomas
Riker---------------------------------------------------- Jonathan Frakes, Dra. Beverly
Crusher ---------------------------------------------------- Gates Mc Fadden Wesley Crusher ----------------------------------------------------------- Will
Wheaton Tasha Yar ------------------------------------------------------------------- Denise
Crosby Worf ------------------------------------------------------------------------- Michael
Dorn Data -------------------------------------------------------------------------- Brent
Spiner Geordi La
Forge ----------------------------------------------------------- LeVar Burton
Consejera
Deanna Troi -------------------------------------------------- Marina Sirtis Dr. Katherine
Pulaski ---------------------------------------------------- Diana Muldaur Guinan ---------------------------------------------------------------------- Whoopi
Goldberg Miles O"Brien
------------------------------------------------------------- Colm Meaney Alférez Ro
Laren ---------------------------------------------------------- Michelle Forbes
Lwaxana Troi ------------------------------------------------------------- Majel
Barrett Q ------------------------------------------------------------------------------ John
DeLancie Reginald
Barclay--------------------------------------------------------- Dwight
Schultz Notas · Denise Crosby participó sólo en la primera temporada y Diana
Muldaur en la segunda, en reemplazo de Gates Mc Fadden, que se reincorporó a
partir de la tercera. · Majel Barrett también le dio su voz a las computadoras de ésta y
las restantes series Star Trek. Deep Space
9 (1993 - 1999) Benjamin Sisko ------------------------------------------------------------ Avery
Brooks Kira Nerys ------------------------------------------------------------------ Nana
Visitor Quark ------------------------------------------------------------------------ Armin
Shimerman Odo -------------------------------------------------------------------------- Rene
Auberjonois Worf ------------------------------------------------------------------------- Michael
Dorn Jake Sisko-------------------------------------------------------------------
Cirroc Lofton Jadzia Dax ------------------------------------------------------------------ Terry
Farrell Dr. Julian
Bashir ---------------------------------------------------------- Alexander
Siddig Miles O"Brien -------------------------------------------------------------- Colm
Meaney Ezri Dax ---------------------------------------------------------------------- Michelle
deBoer Kai Opaka ----------------------------------------------------------------- Camille
Saviola Kai Winn ------------------------------------------------------------------- Louise
Fletcher Gul Dukat ------------------------------------------------------------------ Marc
Alaimo Rom -------------------------------------------------------------------------- Max
Grodènchik Nog -------------------------------------------------------------------------- Aron
Eisenberg Elim Garak-----------------------------------------------------------------
Andrew J. Robinson Leeta ------------------------------------------------------------------------- Chase
Masterson Gowron --------------------------------------------------------------------- Robert
O'Reilly Weyoun --------------------------------------------------------------------- Jeffrey Combs Damar ----------------------------------------------------------------------- Casey
Biggs Martok ---------------------------------------------------------------------- J.
G. Hertzler Fundadora ----------------------------------------------------------------- Salome
Jens Notas · En las primeras temporadas Alexander Siddig figura como Siddig el
Fadil. · Michael Dorn se incorpora a partir de la cuarta temporada. · Terry Farrell se retiró al finalizar la sexta temporada y fue
reemplazada por Michelle deBoer. Voyager (1995 - 2001) Kathryn Janeway --------------------------------------------------------- Kate
Mulgrew Chakotay ------------------------------------------------------------------- Robert
Beltran Tuvok ----------------------------------------------------------------------- Tim
Russ B'Elanna Torres ----------------------------------------------------------- Roxann
Biggs-Dawson Tom Paris ------------------------------------------------------------------- Robert
Duncan McNeill Harry Kim ------------------------------------------------------------------- Garrett
Wang Doctor ----------------------------------------------------------------------- Robert
Picardo Neelix ------------------------------------------------------------------------ Ethan
Phillips Kes --------------------------------------------------------------------------- Jennifer
Lien Siete de Nueve
------------------------------------------------------------ Jeri Ryan Nota · Jennifer Lien estuvo en las tres primeras temporadas y fue reemplazada
en las cuatro restantes por Jeri Ryan Enterprise
(2001 - ) Jonathan Archer ---------------------------------------------------------- Scott
Bakula Charles "Trip"
Tucker III ----------------------------------------------- Connor Trinneer T"Pol ------------------------------------------------------------------------- Jolene
Blalock Malcolm Reed ------------------------------------------------------------- Dominic
Keating Travis
Mayweather ------------------------------------------------------ Anthony
Montgomery Hoshi Sato ----------------------------------------------------------------- Linda
Park Dr. Phlox -------------------------------------------------------------------- John
Billingsley Hasta la fecha
se han realizado 10 películas de Star Trek: · Star Trek: The Motion Picture
(1979). Guión: Harold Livingston. Historia: Alan Dean Foster. Productor: Gene Roddenberry. Director: Robert Wise · Star Trek: The Wrath of Khan (1982).
Guión: Jack B. Sowards. Historia: Harve Bennett y Jack B. Sowards. Productor: Robert Sallin. Director: Nicholas Meyer · Star Trek III: The Search for Spock
(1984). Escritor y Productor: Harve Bennett.
Director: Leonard Nimoy · Star Trek IV: The Voyage Home
(1986). Historia: Leonard Nimoy y Harve Bennett. Guión: Steve Meerson, Peter
Krikes, Harve Bennett y Nicholas Meyer. Productor:
Harve Bennett. Director: Leonard Nimoy · Star Trek V: The Final Frontier
(1989). Historia: William Shatner, Harve Bennett y David Loughery. Guión: David Loughery. Productor: Harve Bennett. Director: William
Shatner · Star Trek VI: The Undiscovered Country (1991). Historia: Leonard Nimoy, Lawrence Konner y Mark Rosenthal. Guión: Nicholas Meyer y Denny Marin Flinn. Productor: Ralph Winter
y Steven-Charles Jaffe. Director: Nicholas Meyer ·
Star Trek: Generations (1994). Historia: Rick Berman, Ronald D. Moore y Brannon Braga.
Guión: Ronald D. Moore y Brannon Braga. Productor: Rick Berman. Director: David
Carson · Star Trek: First Contact (1996).
Historia: Rick Berman, Brannon Braga y Ronald D. Moore. Guión: Brannon Braga y
Ronald D. Moore. Productor: Rick Berman. Director:
Jonathan Frakes · Star Trek: Insurrection (1998).
Historia: Rick Berman y Michael Piller. Guión:
Michael Piller. Productor: Rick Berman. Director: Jonathan Frakes · Star Trek: Nemesis (2002). Historia:
John Logan, Rick Berman y Brent Spiner. Guión:
John Logan. Director: Stuart Baird Las seis
primeras son con el elenco de TOS, las tres últimas con el de TNG
y Generations con ambos elencos, en una especie de "pasado de
posta" fílmica. En las últimas también aparecen brevemente personajes de DS9
y VOY (así como actores de estas series haciendo otros papeles). Estos son los
principales responsables de la creación y producción de las diferentes
encarnaciones de Star Trek Gene
Roddenberry ------------------------------------------------------- Creador Rick Berman ---------------------------------------------------------------- Creador/Productor
Ejecutivo Michael Piller
-------------------------------------------------------------- Creador/Productor
Ejecutivo Jeri Taylor ------------------------------------------------------------------ Creador/Productor
Ejecutivo Brannon Braga ------------------------------------------------------------ Creador/Productor
Ejecutivo Ira Steven
Behr ------------------------------------------------------------ Productor
Ejecutivo Robert Justman
----------------------------------------------------------- Productor
Asociado/Co-Productor/Co-Creador Kenneth
Biller ------------------------------------------------------------ Productor
Ejecutivo · Humanos: Los humanos de Star Trek
son una versión idealizada de los que existen en la realidad. Han abandonado
toda lucha interna y todo prejuicio y se han abocado a una constante búsqueda
de la Superación del Individuo. La Igualdad, la Fraternidad y la Libertad rigen
soberanamente sobre ellos. Lo que distingue a los humanos son sus emociones. · Vulcanos: Esta raza es la principal
responsable de la fundación de la Federación. Los rasgos más notables son sus
orejas puntiagudas y el ligero tinte verdoso de su piel, además de
características suprahumanas (enorme fuerza, longevidad, telepatía, etc.). Los
vulcanos han desarrollado una cultura basada en la lógica, aprendiendo a
suprimir las emociones violentas en casi todos los aspectos de sus existencias.
En un pasado fueron una especie guerrera pero desde hace siglos están dedicados
a un pacifismo extremo. En ciertos aspectos representarían el siguiente paso
evolutivo de la Humanidad, en la que nos despojaríamos de nuestra parte animal
y nos consagraríamos al desarrollo de nuestra mente y nuestro intelecto. · Klingons: La raza que más cambió en Star
Trek. Los klingons de TOS eran bastante parecidos a los
humanos, sólo tenían unas cejas más pobladas y una fumanchuesca barba candado y
su actitud era más "civilizada". Es a partir de las películas que toman su
apariencia "actual", es decir, altos y de tez morena, con largas cabelleras y
una prominente frente con una cresta ósea similar a una cáscara de nuez vista
de costado. También va afianzándose su característica de pueblo guerrero,
violentos pero con un estricto código del honor, tradicionalistas en grado
extremo y con un notorio apetito sexual. Inicialmente enemigos de la Federación
(en TOS), luego hicieron la paz e, incluso, se aliaron con ella
en la guerra contra el Dominio (DS9). Tienen una enemistad
constante y no resuelta con los Romulanos. Al principio fueron identificados
con la Unión Soviética pero en las nuevas series esto se diluye y, al poner
tanto énfasis en su condición guerrera, uno puede ver ecos de vikingos,
samurais, piratas y otras culturas belicosas y honorables. Más que "el buen
salvaje", los klingons son el "buen bárbaro", ese ser de maneras rudas y
brutales que, si bien chocan con las nuestras y nos producen rechazo, no dejan
de ser respetables y dignas de ser valoradas. · Romulanos: El otro gran enemigo de
la Federación en TOS. Tienen un origen común con los vulcanos y
su aspecto es bastante similar, aunque no su cultura. Los romulanos son
guerreros pero nunca atacan primero, prefieren ver qué hace su enemigo antes de
efectuar su primer movimiento. Maniqueístas y ladinos, han hecho de la
inteligencia y el espionaje su principal fuerza bélica. Se los identificó con
la China comunista pese a que su nombre remite a los Romanos. · Cardasianos: Otra raza enemiga de la
Federación. Se trata de individuos altos y de hombros anchos, de tez verdosa y
con un cuello escamoso muy notorio. En su frente tienen una protuberancia en
forma de cruz ansata y sus cabellos son lacios y negros. Es una sociedad
militarizada y muy burocratizada, que ha hecho de la tortura un arte. Cualquier
dictadura totalitaria (contraria a los EE.UU.) podría identificarse con ellos,
pero las equivalencias más evidentes son con el nazismo y el stalinismo. · Bajorianos: Religiosos e indomables,
esta raza es muy similar en su aspecto a los humanos excepto por una serie de
pequeñas protuberancias en el puente de la nariz. El pendiente que los
bajorianos usan tiene un significado religioso y fue prohibido durante la
ocupación cardasiana, por lo que adquirió aún más fuerza como símbolo de
nacionalidad y libertad. Es por esto (y por la equivalencia nazi de los
cardasianos) que muchos fans identifican a los bajorianos con el pueblo judío
(otros ven en ellos a los irlandeses católicos del Ulster e, incluso, a los
indios americanos). En el plano de lo estrictamente político hay una marcada
semejanza con lo ocurrido en los países del este tras la caída del Muro de
Berlín (con lo que también podrían identificarse culturalmente con cualquiera
de estas nacionalidades). · Ferengis: Esta raza se caracteriza
por una cabeza calva con dos notorias protuberancias frontales y unas enormes
orejas (cuyos lóbulos se unen por la frente, ocupando el lugar de las cejas),
además de por su corta estatura, su tez anaranjada y sus dientes cónicos.
Algunos de ellos usan un implemento de tela decorada que les cubre la nuca,
costumbre que quizás tenga un significado religioso. Los ferengis han basado
toda su cultura en el ansia desmedida del lucro (se rigen por un código llamado
"Reglas de la Adquisición"). Aparte de extremadamente codiciosos son
profundamente machistas (sus mujeres se mantienen ocultas y tienen prohibido
utilizar ropas). También es la única raza que es ridiculizada en Star
Trek, son siempre utilizados como elementos de comedia y se resaltan
sus defectos (torpeza, estupidez, codicia, vanidad, falta de escrúpulos, poca
higiene, etc.) a un nivel que resulta excesivo. Su nombre viene de una palabra
derivada del persa (farangi) con la que los hindúes denominaban a los
comerciantes europeos, con lo que podrían funcionar como una crítica al
capitalismo occidental. La primera vez que aparecen en TNG (en
The Last Outpost[169])
se los compara con los comerciantes yanquis (Yankee Traders) de los siglos
XVIII y XIX, pero, sin embargo, todas las características de su cultura son una
transparente referencia al estereotipo del semita (árabe o judío
indistintamente), reforzada por el origen étnico de la mayoría de los actores
que los interpretan. Esto incomoda a algunos fans, que consuelan la corrección
política de la serie forzando la homofonía entre ferengi y fenicio
sin percatarse que éstos también eran un pueblo semita. · Trill: Una extraña especie, quizás
la más original de Star Trek. Es un ser dual que consta de un
cuerpo humanoide anfitrión y un simbionte huésped que habita en su interior.
Este simbionte es un gusano semi-inmortal (es decir, puede morir si sus
funciones vitales son interrumpidas pero, mientras esto no ocurra, son
inmortales) que se traslada de cuerpo en cuerpo, llevándose los recuerdos y la
personalidad del anfitrión anterior. Este pasaje (que se realiza por medios
quirúrgicos) no tiene en cuenta el sexo del anfitrión, por lo que un trill
puede ser en una vida varón y en la siguiente mujer. Todo hace ver en ellos una
referencia a la reencarnación (aunque liberada de las constricciones del
karma), siendo el simbionte un análogo al alma. Sin embargo, no todos los
humanoides trill tienen simbiontes alojados, para recibir uno deben pasar
exigentes exámenes, lo que hace pensar que los guionistas de Star Trek
tienen un concepto bastante elitista de la reencarnación y del alma. · Borgs: Mitad orgánicos, mitad
máquina, estos seres carecen de individualidad, viven en colonias tipo colmena.
Su único objetivo es el consumo de tecnología, el cual logran asimilando a otras
especies (es decir, transformando a sus prisioneros en drones[170]
borgs). "La resistencia es fútil" es su slogan de batalla, ya que luchar contra
ellos resulta virtualmente imposible (al tener interconectadas sus conciencias,
la capacidad de adaptación de los borgs a las frecuencias de las armas es
inmediata y así sólo se puede matar a dos o tres de ellos antes de que los
disparos resulten inútiles). Siguiendo con la similitud del colmenar, los borgs
son gobernados por una reina. Esta reina tiene una cierta invidualidad,
característica que compartió Jean-Luc Picard cuando fue asimilado por los borgs
en un par de episodios, transformándose en Locutus. Como es fácil de imaginar,
los borgs aluden a la deshumanización de una sociedad tecnificada (aunque no es
descartable ver en ellos una adicional referencia a las sectas religiosas y,
por qué no, al comunismo). · Mutantes[171]:
Su forma real es la de un líquido dorado pero
tienen la habilidad de transformarse en cualquier cosa que deseen. En su
planeta natal todos estos seres están unidos formando un lago (El Gran Eslabón)
que funciona como memoria colectiva y que les produce una experiencia
indescriptible en términos de los "sólidos" (es decir, el resto del universo).
Originalmente pacíficos, el rechazo y temor que produjeron en los otros seres
que conocieron en sus viajes interplanetarios los volvió paranoicos y
vengativos. Así es que fundaron el Dominio, una organización que domina el
cuadrante gamma y que se apoya principalmente en dos razas creadas con
ingeniería genética por los mutantes (o Fundadores): Los Vorta y los Jem"Hadar.
Ambas razas ven a los mutantes como dioses. · Vorta: Son el brazo
diplomático-administrativo del Dominio. Sus maneras suaves y facciones
agradables ("de duendecito") engañan a las especies a dominar. Un vorta siempre
comanda un regimiento de Jem"Hadars. · Jem"Hadar: El ejército del Dominio,
diseñados para luchar ciegamente a muerte. Una droga (el ketricel blanco) los
mantiene controlables y cuerdos (la falta de droga les produce un sufrimiento
extremo y un aumento de su agresividad, lo que eventualmente los lleva a
asesinar indiscriminadamente hasta el mutuo exterminio). El vorta a cargo del
regimiento es quien distribuye el suministro de la droga, en un sistema de
castigo y recompensa. Su nombre (de sonoridad centro-asiática) y esta adicción
hace pensar en los talibanes y en la heroína. · Vidianos: Una raza del cuadrante
Delta que aparece en las dos primeras temporadas de VOY.
Originalmente avanzados y virtuosos, una enfermedad degenerativa afectó sus
organismos, obligándolos a convertirse en "piratas de órganos", secuestrando y
asesinando a individuos de otras especies para conseguir los "repuestos" que
necesitan para mantener vivos sus cuerpos. · Q: Este nombre funciona tanto para
designar a una especie de semidioses transdimensionales como a cada uno de los
individuos que integran el Continuum Q. Los Q son arrogantes y soberbios y el
Q-individuo más recurrente, interpretado por John de Lancie, juega un rol de
genio travieso, tentando a los personajes de TNG y VOY
con sus propuestas mágicas y enervándolos con sus bromas pesadas y su
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distinta a la de la literatura fantástica. En ésta, uno no llega a creer que
existan los gnomos, los unicornios, las brujas, y todo lo demás. Pero en la
ciencia ficción, uno la lee, y en este momento no es cierto, pero hay cosas que
no son ciertas ahora que van a serlo algún día. ¡Todo el mundo lo sabe! Y esto
crea un sentimiento muy extraño en cierto tipo de personas: la sensación de que
está leyendo acerca de la realidad, pero que se encuentra separado de ella sólo
en términos temporales. Es como si toda la ciencia ficción ocurriera en
universos futuros alternos, de modo que podría llegar a suceder algún día" Dick,
Phillip K. La voz de Dick, revista-libro Fenix N° 1, pág.
189, Adiax Ediciones, Buenos Aires, noviembre 1979, montaje y traducción de
Elvio E. Gandolfo [2] Generalmente, demasiado temprano. [3] No por nada narraciones tan antiguas como El Cantar de
Gilgamesh se cuentan entre los antecedentes de la ciencia ficción y al
hablar de El Señor de los Anillos (u otras obras de fantasía) se
utiliza la palabra saga. [4] Barthes, Roland, Mitologías, Siglo XXI Edit.,
México, 1980 [5] Eliade, Mircea, Mito y Realidad, Editorial Labor,
Barcelona, España, 1991 [6] Ver Wong, Michael, Brain bugs en
www.stardestroyer.net/Empire/Essays/BrainBugs.html. [7] Por ejemplo, a mediados de septiembre de 2002 se desarrolló en trek-ar,
una lista argentina dedicada a Star Trek, una discusión sobre si Enterprise
(la quinta encarnación de la serie) "era Star Trek o no", debido
a las licencias que se toma con respecto al corpus anterior. [8] El fuerte contenido religioso de la afición a Star Trek
puede verse en la parodia-homenaje hecha por Matt Groening en el episodio
Where no fan has gone before de Futurama. [9] Desde 1989, Star Trek mantiene una singular
política de puertas abiertas con respecto a la recepción de guiones, en
la que cualquier fan puede enviar el suyo, siempre y cuando se atenga a ciertos
lineamientos editoriales (tanto de formato como de contenido). Para más
información ver Green, Michelle Erica, So You Want To Be A Star Trek
Writer, 15 de agosto de 1997, en http://www.anotheruniverse.com/tv/features/fatjo.html [10] Sluss, David E., The franchise future, en http://www.treknation.com/articles/future_sluss.shtml [11] Esto es particularmente visible en la cuarta encarnación, Voyager,
que episodio tras episodio pareciera estar declarando "Soy Star Trek". [12] Léase, por ejemplo, el comentario aparecido el 23 de diciembre de
2001 en el suplemento Radar de Pagina/12 (en la sección Vale
Decir, pág. 2). Allí nos enteramos de la existencia de una ciudad llamada
Federation Township habitada sólo por trekkies y que se rige por los estatutos
de la Federación. [13] Barthes, Roland, op. cit., pág. 220 [14] Obviamente, como todo hito cronológico este es puramente
convencional, ya que hay cientos de obras previas que tocan temas afines a la
ciencia ficción (Utopia de Thomas More, The New Atlantis de
Francis Bacon, Micromegas de Voltaire, Gulliver"s Travel de
Jonathan Swift, Histoire comique contenant les Etats et Empires de la Lune de
Cyrano de Bergerac, Gargantua et Pantagruel de François Rabelais, entre
tantísimos otros que podrían llevarnos tan atrás en el tiempo que podríamos
considerar al primer libro conocido - El cantar de Gilgamesh - también
como el primer libro de ciencia ficción), pero es en Frankestein donde
por primera vez se usa a los conocimientos científicos de la época como un
elemento central del argumento. Fuentes: Fontana, Jean-Pierre, Petite
Histoire de la Science-Fiction Française et de l'édition de science-fiction en
France de 1371 à 1981 en www.noosfere.org/icarus/articles/articles.htm
y Piwetz, Christian; Farwig, Christian; Kraemer, Urs M. y Kuehn, Rolf,
History of Science Fiction en www.bridgescore.de/alien [15] Muchos autores norteamericanos, como Edward Bellamy, Nathaniel
Hawthorne, Edgar Allan Poe y Mark Twain, poseen relatos de ciencia ficción
entre sus obras pero no se dedicaron plenamente al género. [16] Lundwall, Sam J., Aventuras en la jungla de pulpa, revista
El Péndulo N° 13, Buenos Aires, noviembre 1986, pág. 67, traducción
de Carlos Gardini [17] Asimov, Isaac, The name of our field, editorial en www.asimovs.com/_issue_9908/asimov_name.html [18] En el editorial citado previamente, Asimov critica cada una de
estas denominaciones. El término "fantasía científica" le parece inadecuado
porque implica historias no constreñidas por la verosimilitud científica y
porque se solapa con el género fantástico (género, dicho sea de paso, que
podría considerarse "hermano" de la ciencia ficción y con el que comparte
muchos autores). "Romances científicos" por la razón similar de que se confunde
con el género romántico (en realidad, "scientific romances" es traducción
literal del francés "roman scientifique", es decir, novelas científicas).
"Historias pseudocientíficas" le resulta totalmente denigratorio y ridículo e
infantil "Historias de superciencia". [19] De allí que el mayor galardón de la ciencia ficción sean los
premios Hugo. [20] "Estoy harto de leer que Amazing Stories fue la
‘primera revista de ciencia ficción del mundo" y de que se llame a su oscuro
fundador ‘el padre de la ciencia ficción", cuando sé que simplemente no es
verdad." Lundwall, Sam J., op.cit., pag. 76. [21] "Con la cual prestó a los aficionados radiales norteamericanos un
servicio más perdurable del que sus revistas de cf prestarían a la ciencia
ficción", Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 67 [22] Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 67 [23] Asimov, Isaac, op. cit. y Lundwall, Sam J, op.
cit., pág. 67 [24] La famosa pulp fiction, revistas impresas en papel
de pulpa de madera (de baja calidad), de orientación decididamente popular y
con una marcada tendencia al sensacionalismo. [25] También en esta revista Gernsback insiste en llamar al género
"scientifiction". Es recién en su siguiente revista, Science Wonders
Stories (junio de 1929), cuando utiliza realmente el término "science
fiction" y su abreviatura SF (en castellano, CF). Ver Asimov,
Isaac, op. cit. [26] Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 67 [27] "La primera ‘revista pulp" no ha sido realmente identificada per
se, pero probablemente apareció en la década de 1880. Algunos estudiosos
aseguran que el primer número de pura ficción de The Argosy
(octubre de 1896) es la primera ‘revista pulp", pese a que hay cientos de
auténticas revistas pulp que no son ‘pura ficción". ¿Por qué ponerse sutiles?
En abril de 1894 The Argosy se transformó en una revista mensual en el
tradicional formato de 7x10 pulgadas, y es un conveniente punto de partida.
Había algunas historias de Horatio Alger en estos primeros números, e incluso
un serial de ciencia ficción: ‘Un mes en la Luna" de A. Laurie, publicado entre
Febrero y Agosto de 1897". Cazedessus II, C., A brief history of science fiction & pulp magazines, en
www.stationlink.com/pulpdom/pulhist.html (traducción mía) [28] Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 69 [29] Citado por Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 70 [30] Lundwall, Sam J, op. cit., pág. 70 [31] Steele, Allen, 'Astounding/Analog' at 70: The Golden Age and Beyond, en www.space.com,
24 de noviembre de 1999. [32] A fines de los 40 y principios de los 50 incluso la palabra Astounding
está impresa tan pequeña que, de lejos, la revista pareciera llamarse simplemente
Science Fiction, apropiación del género no muy alejada de la verdad, ya
que todo autor que "importaba" publicaba aquí. [33] ver What is Analog?, texto presentación de la revista Analog
en www.analog.com [34] Nuevamente, el gentilicio está ausente. Léase "La Edad de Oro de
la Ciencia Ficción Norteamericana" [35] Steele, Allen, 'Astounding/Analog' at 70: Lean times and revival, en www.space.com,
26 de noviembre de 1999. [36] La cual Sam Lundwall considera la mejor revista norteamericana y
una de las tres mejores del mundo (las otras son la argentina El Péndulo
y la húngara Galaktika). Lundwall, Sam J, op. cit., pág.
73 [37] Oficialmente, este cambio de nombre se debió en parte a que cada
historia publicada debía ser una "simulación análoga" del futuro posible y en
parte porque Campbell veía una analogía entre la ciencia imaginada en la
revista y la ciencia real que se estaba produciendo en los laboratorios reales.
Sin poner en duda estas intenciones, lo cierto es que la pérdida de autores y
lectores hacían necesario revitalizarla de alguna manera y cambiarle un nombre
que remitía a lo pulp no era una estrategia descabellada. [38] En 1972, cuando Ben Bova sucede a Campbell, la revista toma un
renovado impulso (incluso se habla de "la era plateada de la ciencia
ficción" para denominar a los siete años en que éste se hace cargo de la
edición de Analog). Durante los 80 y los 90, la ciencia ficción de
Analog" pasa a ser sinónimo de lo más conservador del género, el bastión más
fuerte de lo que se llama la ciencia ficción "dura" (la ciencia ficción en la
que, tal como definen los líneamientos para la publicación en Analog,
"algún aspecto de la ciencia o la tecnología futura es tan integral al
argumento que, si ese aspecto se quitase, la historia colapasaría.". Ver Submisions
guidelines en www.analog.com. [39] Su nombre remite a la contemporánea Nouvelle Vague francesa, con
la cual tiene muchos puntos de contacto ideológicos, principalmente en el deseo
de encontrar una nueva forma de narrar, rompiendo con las tradiciones (del cine
y de la ciencia ficción) [40] La ciencia ficción dura (Campbelliana) se caracterizaba por su
puritanismo y por el rol secundario de las mujeres en las historias. [41] De hecho, la mayor parte de las escritoras de ciencia ficción
surgen a partir de la aparición de la New Wave. [42]de la Torre, Iván, Visiones
peligrosas, revista Quinta Dimensión,
Buenos Aires, 21/04/2002, www.quintadimension.com/cifi/visiones.html [43] Sería muy extenso hablar sobre la relación de Pynchon con la
ciencia ficción cyberpunk. Sólo mencionemos que la historia de la Bombilla
Byron que se cuenta en El arcoíris de la gravedad puede ser leída
como una anticipación de la world wide web (Ediciones Grijalbo, Barcelona,
España, 1978, páginas 942 a 954). Ver sobre este particular Stonehill,
Brian, Pynchon"s Prophecies of Cyberspace, ponencia en la primera
conferencia internacional sobre Pynchon en la Universidad de Warwick,
Inglaterra, noviembre de 1994 en www.pynchon.pomona.edu/gr/bsto.html. [44] Para más información sobre este tema, leer el ensayo de Orlin
Damyanov Frankestein y Neuromancer. Dos visiones de la profanación
tecnológica, en Opera Mundi N° 3, México, D. F., 20 de agosto
de 2000 (www.operamundi.com.mx/2000/ago/003/necro.htm) [45] Nótese que todos los títulos están relacionados con lo militar y
la gran proporción de "capitanes" entre ellos. [46] Los límites de los géneros del terror, la ciencia ficción y la
fantasía suelen ser bastante borrosos. Estas dos series son prueba de esta
particularidad, ya que utilizan recursos y narran historias que podrían catalogarse
en cualquiera de ellos. [47] Los títulos no traducidos son porque desconozco cómo se llamaron
en castellano o si siquiera fueron vistas en nuestras pantallas. [48] La primera serie cyberpunk. La apertura de cada capítulo decía
que lo que íbamos a ver transcurría "veinte minutos en el futuro", lo que es
toda una declaración. [49] O Código X si hacemos caso a la traducción de Telefé y no
a la de Fox. [50] Una de las más nuevas. Es una serie interesante ya que tiene una actitud
irónica hacia el género de la ciencia ficción televisada y está plagada de
referencias y citas a los clásicos de los 60 y 70. [51] Recomiendo ir a Internet Movie Database
(www.imdb.com) y buscar el género Sci-Fi para tener una lista casi completa de
lo producido en cine y TV. Si no se dispone de tiempo y paciencia ver Christie,
Lori A., Science Fiction in Film and Television: A Bibliography of
Resources in Print en http://www.geocities.com/Hollywood/Lot/2976/SF2-movie.html
y /SF2-tv.html para algunos hitos del género de los últimos 50 años. [52] Todos los datos sobre Roddenberry y la génesis de la serie fueron
tomados de Alexander, David, A Brief Biography of Gene Roddenberry
en www.roddenberry.com. La información sobre las diferentes series, las
especies extraterrestres y la tecnología de Star Trek fueron
tomadas de www.startrek.com y de www.st-hypertext.com [53] La enumeración que sigue es una versión no literal de como Katz
le contó a David Alexander que describieron Star Trek a los ejecutivos
de la NBC [54] Este tercer eje narrativo no se usó mucho (afortunadamente, para
bien de la serie y los espectadores). De cualquier manera, nótese el
"EE.UU.-centrismo" de la premisa, la noción de un Progreso lineal y ascendente
y la idea de que, a similares condiciones ambientales, la Historia sigue el
mismo curso. [55] Esta y otras traducciones de títulos pueden no corresponder a los
nombres dados a las versiones castellanas de los episodios. Ignoro
voluntariamente a estos últimos porque con frecuencia son inexactos o producto
del capricho del traductor, aparte de una fijación personal que tengo con la
integridad de los textos en su idioma original. [56] Ver Caffin, Peter, A psychoanalytic/Sociological Analysis
of the "Star Trek" Original Pilot Episode: "The Cage", en http://home.it.net.au/~pc/politics/archive/antique-pc/h263ess1.html.
[57] De cualquier manera, Majel Barrett no desapareció de la serie, ya
que interpretó a la Enfermera (más tarde Doctora y luego Comandante) Christine
Chapel y (posteriormente, en el resto de las series trek) a Lwaxanna
Troi, aparte de darle su voz a las Computadoras de la Federación y a varios
otros personajes. A un nivel más frívolo, digamos que también se convirtió en
la amante (y luego esposa) de Roddenberry. [58] De ahora en adelante adoptaré esta convención, utilizando el
nombre Star Trek para referirme al conjunto de todas las series y
no a esta en particular. No empleo la sigla en castellano, LSO,
simplemente porque, cosas de la colonización cultural, su uso no es tan
frecuente y convencional como TOS. [59] Los episodios en castellano tienen una traducción diferente a
ésta: "La conquista del Espacio... el gran reto. Estos son los viajes de la
nave Enterprise, su misión en los próximos cinco años... explorar nuevos
mundos... descubrir la vida y las civilizaciones que existan en el espacio
extraterrestre... debe llegar a dónde jamás ha llegado el ser humano" [60] Los diferentes elencos de las series Trek pueden
leerse en el apéndice A, además de otros datos técnicos. [61] Con respecto al género la igualdad era sólo de la boca para
afuera, ya que TOS era bastante machista. [62] A su vez Chekov, el miembro más joven de la tripulación, también
funcionaba como encarnación del movimiento juvenil. [63] Scott, como su nombre transparentemente lo indicaba (y su acento
lo delataba), era escocés y, como todos sabemos, el karma de los pueblos celtas
en las series norteamericanas es representar al hombre de barrio, de clases
baja y media baja, pendenciero pero bonachón. Si la religión existiese en el
universo de Star Trek, Scotty sería indudablemente católico. [64] Ver LaPolla, Franco, Star Trek: An international
perspective, ponencia en la San Francisco State University, 14 de febrero
de 1997, http://www.sfsu.edu/~nexa/sevents_9.html [65] Otros personajes de TNG hacen alguna que otra
aparición estelar, en especial Lwaxanna, la madre de la consejera Troi. [66] "Espacio Profundo 9" (y no "Abismo Espacial 9", como se lo
traduce en algunos episodios). Nunca queda muy claro por qué, siendo propiedad
bajoriana, se le da este nombre relacionado con la Federación.
Ni siquiera es excusa que los bajorianos quisieran olvidar el nombre que los cardasianos le habían dado originalmente: Terok Nor. Sobre la
existencia de los ocho Deep Space anteriores (y los posibles posteriores) no
hay mayor información, salvo que en la película First Contact (1996)
se hace una mención muy al pasar de un mensaje proveniente de Deep Space 5. [67] Un wormhole (literalmente "agujero de gusano", por analogía a los
que hace un gusano en una manzana) es una construcción teórica que funciona
como solución de las ecuaciones de campo para la gravedad de Einstein.
Básicamente, consiste en dos agujeros negros que se unen entre sí y que actúan
como un túnel, conectando puntos del espacio-tiempo de tal forma que el viaje
entre esos dos puntos a través del wormhole podría tomar mucho menos tiempo que
el que llevaría realizar el viaje a través del espacio normal. Esta posibilidad
es lo que ha hecho que los wormholes hayan resultado tan atractivos a los
escritores de ciencia ficción (porque hacen "posible" los viajes
interestelares), pero nada hay en la teoría que impida que la distancia a recorrer
dentro del wormhole sea mucho mayor (y por lo tanto, se tarde más) que la del
espacio normal (justamente por la analogía con el gusano y la manzana, nada le
obliga al bicho a ir en línea recta de un lado a otro de la fruta, como tampoco
es necesario que luego de recorrer un sinuoso y complicado camino el gusano no
salga muy cerca de dónde entró). Además, de cualquier manera, los wormholes no
servirían para el viaje interestelar porque, por su propia naturaleza,
destruirían cualquier astronave que ingrese en ellos (la extremísima fuerza de
gravedad de los agujeros negros destruye incluso a la luz - de allí que sean
"negros"). Si bien aún no se ha comprobado la existencia de los wormholes
tampoco se ha encontrado evidencia de lo contrario. Para
más información ver Holman, Richard F.; Hiscock, William A.; Visser,
Matt, Ask the experts: What exactly is a 'wormhole'? en Scientific
American (www.sciam.com/askexpert/physics/physics34.html), 15 de
septiembre de 1997. [68] Estos capítulos ferengis son los más odiados por los fans, ya que
por alguna extraña razón los guionistas se empeñaron en escribirlos en forma
de comedias con chistes antiguos y un paupérrimo sentido del humor. [69] En realidad, es el personaje quien viene a "rescatar" a la
Voyager, al menos en los ratings, ya que se pretendía que la generosa figura de
Jeri Ryan y los ajustados trajes que utiliza atrajeran más espectadores. [70] Otras referencias "notables" a la ciencia ficción ocurrieron en DS9:
en Little Green Men (#480, 13/11/1995) Quark, Rom y Nog viajan
accidentalmente en el tiempo y caen en Roswell en 1947 (es decir, son ellos
los tripulantes del mítico OVNI que oculta la Fuerza Aérea Norteamericana),
homenajeando a las películas de invasores extraterrestres de los 40 y 50; en Far
beyond the stars (#538, 11/2/1998) Sisko se encuentra en
1953 en una realidad alternativa en la que él es un autor de una revista de la
era Campbell/Galaxy llamado Benny Russell que escribe un cuento
sobre una estación espacial llamada Deep Space 9; y finalmente en Trials
and Tribble-ations (#503, 4/11/1996)se refieren a sí mismos, ya que
varios personajes son transportados al episodio de TOS The Trouble with
Tribbles (#42, 29/12/1967), interactuando con Kirk & Co. con
recursos "a la Forest Gump". [71] El mayor obstáculo para encontrar un número preciso de las
novelas de Star Trek es, paradójicamente, la cantidad de información
ya que los dos sitios donde se puede encontrar la bibliografía más completa (http://psiphi.org/cgi/upc-db
y www.simonsays.com/startrek) tienen el mismo defecto de enumerar en la
misma lista todas las ediciones de un mismo título (tapa dura, de bolsillo,
audiolibro, etc.), así como incluir en dos listas un mismo libro si, por
ejemplo, puede ser clasificado como perteneciente a TNG y a DS9. [72] De hecho, esta metáfora se cristaliza y literalmente se hace
carne en el episodio Faces de VOY (# 114,
8/5/1995), cuando la ingeniera Torres es dividida por los vidianos en dos
B"Elannas, una humana y otra klingon. [73] Para todo lo relacionado con el determinismo tecnológico de Star
Trek, su adecuación con la ciencia real y la inverosimilitud de
la tecnosanata, vease el artículo de Michael Wong Star Trek Realism:
The good, the bad and the ugly (1999) y las notas que este autor realizó
como editor del artículo The philosophy of Star Trek de Scott
Whitmore (ambos se encuentran en www.stardestroyer.net/Empire).
Otras visiones sobre la verosimilitud científica y tecnológica de Star
Trek pueden leerse en el libro de Lawrence Krauss The physics
of Star Trek y en el artículo de David Allen Batchelor, The
Science of Star Trek, (en ssdoo.gsfc.nasa.gov/education/just_for_fun/startrek.html) [74] De hecho, Stephen Hawking se personalizó a si mismo (en forma de
holograma) en un episodio de TNG [75] Eliade, Mirce, op. cit., pág. 12 a 14, negritas mías. [76] ibid., pág. 189. [77] ibid. [78] En 1992 se desata la Tercera Guerra Mundial (conocida también
como las Guerras Eugénicas), un conflicto científico-político desencadenado por
la posibilidad de crear superhombres con ingeniería genética, a partir del 1 de
enero de 2000 viene un periodo de relativo progreso que acentúa las diferencias
sociales, culminando en 2020, cuando se crean los Distritos Santuarios (sitios
donde los desempleados y los sin techo son "depositados" lejos de la opulenta
sociedad). Cuatro años más tarde se producen violentos levantamientos en estos
distritos que hacen notar la necesidad de rever las políticas sociales. Esto no
dura mucho, ya que algunos de los bebés modificados genéticamente en el 92
sobrevivieron y se han transformado en adultos y toman el control de la Tierra
en 2032. Vienen eras oscuras, con horrores post-atómicos y drogas de control
mental administradas compulsivamente a la población. [Las fechas de esta
cronológía son (aparte de ficticias y algo anacrónicas) el resultado del
"consenso" de las que se encuentran en Trowbridge, Geoff, Chronology
Of Written Star Trek Fiction A timeline of Trek books, novels,
and novelizations en www.qtm.net/~trowbridge/timeline.htm y Atkinson,
Kevin, Fandom Star Trek Chronology en http://kevin.atkinson.dhs.org/timeline] [79] Inicialmente la Federación es meramente una alianza, reteniendo
cada gobierno planetario su soberanía, pero muy pronto se transforma en una
organización centralizada y, por alguna razón, con sede en la Tierra y representando
principalmente a la Humanidad. [80] Véase Eliade, Mircea, El mito del eterno retorno :
Arquetipos y repetición, Editorial Planeta-Agostini, España, 1984, en especial
las páginas 103 a 119. [81] Barthes, Roland, op. cit., pág. 199 y 200 [82] ibid, pág. 205 [83] ibid, pág. 209 [84] ibid, pág. 213 [85] ibid., pág. 215 y 216, negritas mías. [86] En todos los sentidos que puede ser leído el mal-trato [87] ibid. pág 239 [88] ibid, pág. 247 a 252 [89] Esto no es un mal único de Star Trek sino de casi
todos los productos televisivos norteamericanos. Un caso muy curioso y triste
es la serie de animación Hysteria (de Spielberg y la Warner
Bros.), que toma a la Historia como objeto de su humor : no sólo tiene una
constante visión yanquicentrista en lo que muestra sino que se toma "licencias
poéticas" como hacer aparecer a Eva Perón vestida como Carmen Miranda, con
maracas y frutera en la cabeza. [90] Jewett, Robert y Lawrence, John
Shelton The American Monomyth, Doubleday, EE.UU., 1977 y en www.coas.drexel.edu/humanities/faculty/thury/Trek.html [91] Mal que les pese a
muchos fans, que se enojan porque este adjetivo implicaría que este tipo de
sociedad es irrealizable y, justamente, lo que más desean es que algo como la
Federación sea realidad alguna vez. [92] "People are no longer
obsessed with the accumulation of things. We have eliminated hunger,
want, the need for possessions. We have grown out of our infancy" en TNG#126:
The Neutral Zone, 16/5/1988.Negritas mías. [93] Moore, C., Isaacs, R.,
Hite, K. Star Trek: The Next Generation Role Playing Game, Last Unicorn, EE.UU.,
1998 [94] En TOS
todo lo que ocurre fuera de la Enterprise está apenas desarrollado, casi
bosquejos para dar un fondo de situación. [95] TNG#101: Encounter at
Farpoint, primera parte, 28/9/1987 [96] El latinio es la moneda
de los ferengis pero que circula como divisa en todo el cuadrante alfa. Incluso
(contradiciendo lo que se dice en el diálogo) varios miembros de la Federación
poseen latinio. El latinio es un metal líquido que debe conservarse dentro de
una cobertura de oro (el cual carece completamente de valor para los ferengis
de DS9 - pero no para los de TNG, otro ejemplo del
caos discursivo de Star Trek), fraccionado en tiras, barras y
lingotes (en la versión doblada de DS9 traducen indistintamente
estos dos términos como barras, haciendo que la cotización del latinio
no tenga ni pies ni cabeza, y así en ocasiones vemos que cincuenta barras de
latinio es una considerable fortuna y en otras sólo la ganancia de una apuesta
en un juego de azar). [97] In the cards,
DS9, 9/6/97, Guión de Ronald D. Moore sobre una historia de Truly
Barr y Scott J. Neal. Dirigido por Michael Dorn. [98] Un tratado con los
cardasianos dejó a estos planetas al otro lado de la frontera, obligando a los
habitantes de los mismos a ser evacuados o a acatar el dominio de Cardasia (y
siendo estos aliens una metáfora del nazismo, la opción no es muy agradable). [99] Baudrillard, Jean, Génesis
histórica de las necesidades, en Crítica de la economía política del
signo, Ed. Siglo XXI, México, 1985, pág. 76 a 79 [100] op.cit., pág. 73 [101] TNG#123: Symbiosis,
18/4/1988, guión de Robert Lewin, Richard Manning y Hans Beimler. [102] La explicación que Tasha
Yar les da a él y al androide Data es una sumatoria de todos los clichés de las
campañas antidrogas. Este episodio aparentemente fue el apoyo de Star
Trek a la campaña Say no to drugs de Nancy Reagan y merecería un
análisis más detallado del que podría hacer acá. [103] Con lo que el ingerir
bebidas "alcohólicas" pierde bastante atractivo. Que tampoco produzca resaca no
parece compensación suficiente. [104] Un misterio dentro de la
ficción, por supuesto. La explicación es simple : Quark es uno de los
personajes principales y tiene que estar bastante en cámara. Aparte, poniendo a
los personajes en el bar de Quark se gasta menos en escenografía y los guionistas
se "ahorran" de pensar otras locaciones. [105]
TOS#50: By Any Other Name, 23/2/1968, guión de D.C.
Fontana y Jerome Bixby [106] Citado en Wagner, John,
The currency of myth, Knox College, 11/09/1997, en www.knox.edu/knox/ [107] Wong, Michael, The economics of Star Trek, 10/7/2000
en www.stardestroyer.net/Empire/Essays/Trek-Marxism.html [108] Wong es ingeniero y no científico social, con lo que, en cierta
manera, quedaría disculpado de sus errores, aunque varios de ellos son
problemas argumentativos de sentido común. Curiosamente, si bien sus métodos no
son los más óptimos, muchas de sus percepciones son interesantes y acertadas. [109] Wong agrega "lo que lleva a la reducción o a la eliminación de la
libertad de expresión", ignorando completamente la realidad de los medios de
comunicación europeos. Como ya dije, su análisis está muy sesgado y adolece de
subjetividad y en este caso, confunde estado con gobierno (en su defensa
digamos que la misma confusión ocurre en nuestro país desde, por lo menos, el
nacimiento de la TV) [110] DS9#484. Paradise Lost, 8/1/1996. Guión de Ira
Steven Behr y Robert Hewitt Wolfe sobre una historia de Ronald D. Moore.
Dirigido por Reza Badiyi. [111] Ross, Kelley L., The Fascist Ideology of Star Trek: Militarism, Collectivism,
& Atheism, 1996, 1998, 1999, en http://www.friesian.com/trek.htm [112] Ross es un filósofo, por lo que es mucho más respetuoso de la
metodología en sus afirmaciones, aunque no estoy muy seguro si comparto su
ideología (principalmente porque no pude descubrir, pese a haber leído otros de
los muchos ensayos que tiene en su sitio, cuál es su ideología, más allá de que
es una de corte libertario). [113] Obviamente, el nacionalsocialismo no se reduce a estas tres
características, pero son las que menciona Ross. [114] En el capítulo Flashback de VOY, la capitán Janeway
comenta : "Era una época muy diferente, señor Kim. El capitán Sulu, el
capitán Kirk, el Dr. McCoy. Todos ellos pertenecían a una raza diferente de
oficiales de la Flota Estelar. Imagínese la era en que vivieron. El cuadrante
Alfa estaba mayormente inexplorado. La humanidad estaba al borde de la guerra
con los klingons. Los romulanos se escondían detrás de cada nebulosa. (...) El
espacio debería haberles parecido muchísimo más grande en ese entonces. Por
eso no es sorprendente que debieran torcer las reglas un poco. Eran un poco
más lentos al invocar la Primera Directiva, y un poco más veloces al sacar sus
fasers. Por supuesto, todos ellos hoy serían expulsados de la Flota Estelar.
Pero tengo que admitirlo, me gustaría haber salido de aventuras al menos una
vez con un grupo de oficiales como esos". VOY# 145 Flashback, 11/9/1996,
Guión de Brannon Braga. Dirigido por David Livingston, itálicas mías [115] Un ex-borg adolescente que también se suma a la tripulación de la
Voyager. Como es un nativo del cuadrante Delta que se vuelve excesivamente
devoto de la Federación y la Flota Estelar, podría decirse que pasó de una
asimilación a otra. [116] TNG #223, I, Borg. 11/5/1992. Guión de Rene
Echevarria. Dirigido por Robert Lederman [117] VOY# 159, Unity. 12/2/1997. Guión de Kenneth
Biller. Dirigido por Robert Duncan McNeill [118] VOY# 246, Unimatrix Zero parte I, 24/5/2000. Guión
de Brannon Braga y Joe Menosky sobre una historia de Mike Sussman. Dirigida por
Allan Kroeker y VOY#247, Unimatrix Zero parte II, 4/10/2000 Guión
de Brannon Braga y Joe Menosky sobre una historia de Mike Sussman, Brannon
Braga y Joe Menosky. Dirigida por Mike Vejar [119] DS9 #511, For the uniform,. 3/2/1997. Escrito por
Peter Allan Fields. Dirigido por Victor Lobl. [120] Y muchísimo menos importan los destinos de las especies no
inteligentes de ambos planetas. Porque, evidentemente, las faunas y floras
locales habrán quedado destruídas por las armas químicas, pero en ningún
momento se menciona estos desastres ecológicos : sólo con la reubicación
de las poblaciones humanoides nuestras conciencias deben quedar tranquilas. [121] TOS#52, Patterns of Force. 16/21968, escrito por
John Meredyth Lucas y dirigido por Vincent McEveety [122] Sí, ya sé que suena demasiado descabellado, pero casi todo en TOS
es demasiado descabellado. [123] Eliade, Mircea, Mito y Realidad, op. cit.,
pág. 70 a 75 [124] ibid. pág. 74 [125] Aparte de los ya citados libros de Eliade para más información
sobre el simbolismo del centro ver también su Tratado de historia de las
religiones, Ediciones Era, México, 1972. [126] Por ejemplo, cuando los conquistadores clavaban la cruz en
América no sólo realizaban un acto político-institucional, también establecían
el Eje del Mundo, ordenaban un territorio desordenado. [127] DS9 #545, The Reckoning, 27/4/1998.
Guión de David Weddle y Bradley Thompson sobre una historia de Harry Werksan y
Gabrielle Stanton. Dirigido por Jesús Salvador Trevino. [128] Ver LaPolla, Franco, Star Trek: An international
perspective, op. cit. [129] Kokkola, Sari, The Nature and
Significance of Hollywood Genres: The Genre of the Western as an Example, Department
of Translation Studies, University of Tampere, 1998, en http://www.uta.fi/FAST/US7/PAPS/sk-genre.html [130] Una mutación bastante leve, por cierto. No nos olvidemos que la
ciencia ficción anglosajona de la época Gernsback era parte del gran género
pulp que también incluía westerns y policiales, por lo que todos estos géneros
tienen demasiados puntos en común. [131] Muchos han visto en el viaje de la Voyager una puesta
en el espacio de una historia muy fuerte de la narrativa norteamericana
como es El mago de Oz, con Janeway en el papel de Dorothy (y
Chakotay en el de Toto, con lo que explicaría por qué de jefe maquí se
convierte en el perrito faldero de Janeway, como muchos fans lo
llamaban). Sería interesante (y quizás objeto de un próximo trabajo) analizar y
comparar las similitudes entre este clásico infantil y la cuarta encarnación de
Star Trek, para verificar si esta interpretación es correcta o
no. [132] Incluso, en ocasiones, donde se realizan las ejecuciones
públicas. [133] Arola, Juha, Characteristics of F. J. Turner's Frontier Theory in Star Trek Department of Translation Studies, University of Tampere, 2000, en http://www.uta.fi/FAST/US7/PAPS/ja-trek.html [134] Fulton, Valerie,
An other frontier: voyaging west with Mark Twain and Star Trek's
imperial subject, Dept. of English Colorado State University, publicado en Postmodern
Culture, v.4 n.3 (May, 1994) y en www.iath.virginia.edu/pmc/text-only/issue.594/fulton-v.594 [135] Itálicas mías. [136] Zimmel, Daniel, "Just a television show ?" The myth of Star Trek : A study
on the development, the contents, the ideas and the meaning of an American
phenomenon with focus on the original series (1966-1969), 1998, en machno.hbi-stuttgart.de/~zimmel/facharbeit/myth.html [137] Quizás la palabra más frecuente de la técnocháchara trek [138] Ver LaPolla, Franco, op. cit. [139] TNG#274, Bloodlines. 2/5/1994. Escrito por Nicholas
Sagan. Dirigido por Les Landau. [140] El individuo en cuestión es un presunto hijo de Picard
(desconocido por él hasta el momento) al que un ferengi enemigo del capitán ha
decidido asesinar y el transporte forzado es para preservar la seguridad del
muchacho, quién no sólo duda que Picard sea su padre sino que no cree que sea
para tanto la amenaza que pesa sobre su vida. [141] Quién más se "especializó" en violar la Directiva Primaria fue
Kirk y Picard el que menos. En el medio estaría Janeway, en un estado de
absoluta bipolaridad (hay episodios en que supera a Kirk en su impulsividad de
saltar las barreras y otros en que es más inflexible que Picard en la
aplicación de este principio). Por su parte, Sisko casi nunca se tuvo que
enfrentar a una situación de tener que decidir sobre la directiva primaria y
Archer es cronológicamente previo a la promulgación de esta ley. [142] Star Trek "tácitamente ayuda a perpetuar la
creencia convencional estadounidense de que los actos de imperialismo de
nuestro gobierno contra naciones tercermundistas son benevolentes antes que
interesados, benignos antes que agresivos". Fulton, Valerie, op.
cit. [143] Esto se ve en la sexta película trek, The Undiscovered
Country de 1991 [144] TOS # 45. 2/2/1968. Escrito por Gene Roddenberry
sobre una historia de Jud Crucis. Dirigido por Marc Daniels. Nótese que el
título traduce como "una pequeña guerra privada", con todas las ironías del
caso. [145] TOS # 54. The Omega Glory.
1/3/1968. Escrito por Gene Roddenberry. Dirigido por Vincent McEveety. [146] Este episodio fue producido cuando era casi una certeza de que Star
Trek no iba a volver al aire luego de finalizada su segunda temporada. [147] Zimmel, Daniel, op. cit. [148] Gerrold, David, The world of Star Trek, pág. 222,
citado en Zimmel, Daniel, op. cit. [149] In the Pale Moonlight. DS9, 13/4/1998. Guión de Michael Taylor sobre
una historia de Peter Allan Fields. Dirigido por Victor Lobl. [150] Nótese la curiosidad de que tanto el peor como el mejor capítulo
de Star Trek terminan ambos en un altisonante y sobreactuado
discurso a cámara del personaje principal. [151] "The needs of the many outweights the needs of the few" [152] Mucho más idílica y pastoral que todas las sociedades idílicas y
pastorales de Star Trek. [153] Wong, Michael, Star Trek Insurrection Revelations,
6/7/1999, revisado el 6/10/1999, en www.stardestroyer.net/Insurrection/index.htm [154] El discurso de Sisko de hace unos párrafos es debido a que para
lograr que los Romulanos se aliaran con la Federación en la guerra contra el
Dominio se fraguó un atentado contra un alto funcionario de Romulus. El "viviré
con una conciencia culpable" de Sisko hubiera sido impensable en boca de Kirk [155] Las cuales, dicho sea de paso, no están extinguidas, sólo
subyacen bajo el paraguas de la unificación y en muchísimas ocasiones salen a
relucir herencias y tradiciones culturales bien precisas y regionales. El único
humano con un linaje impreciso es Chakotay : a pesar de que en www.startrek.com
se asegura que es de origen maya, sus tradiciones se limitan a las de "indio
genérico hollywoodense" que comparte con todo nativo americano que aparezca en Star
Trek las cuales, por lo que se implica en Tattoo (VOY#125,
6/11/1995), son de origen extraterrestre y provenientes del cuadrante Delta. [156] Wong, Michael, Racism in Star Wars and Star Trek,
27/7/1999, revisado el 30/4/2001, en
www.stardestroyer.net/Empire/Essays/Racism.html [157] Aunque, por otro lado, al estar tan cercano está demasiado
involucrado como para ser objetivo en sus juicios. Similar falta de perspectiva
puede leerse en el artículo de Itwaru, A. H., Negative ectasy: The
Star Trek Seductions & other Mass Deceptions, (www.mind-force.net/library/01/02_22.htm),
en el que si bien identifica ciertos roles estereotípicos de los negros en
Worf, Geordi y Guinan (el "negro violento e hipersexuado", el "boy" y la
"sirvienta-confidente") y detecta que el primer vulcano negro de Star
Trek (Tuvok) es también el primer vulcano "imperfecto", lo cierto es
que todo su análisis está muy sesgado ideológicamente y detecta racismo en Star
Trek porque desea detectar racismo en Star Trek,
dejando de lado evidencias que pondrían en duda sus argumentos. [158] VOY #258, Lineage, 24/1/2001 [159] Harris, Marvin, Nuestra especie, Alianza Editorial,
Madrid, España, 1989, pág. 117 [160] Ejemplos de esto se ven en las novelas Luz de agosto
de William Faulkner y Escupiré sobre vuestras tumbas de Boris
Vian. [161] DS9#546, Valiant, 6/5/1998. Escrito por Ronald D.
Moore. Dirigido por Michael Vejar. [162] Elijo no traducir esto como "extraterrestre" o "alienígena" para
resaltar más su significado de "extranjero" , "extraño" y, por qué no,
"alienado". [163] Fulton, Valerie, op. cit. [164] De hecho, Martin Luther King felicitó a Nichelle Nichols, la
actriz que la interpretaba, y la alentó a continuar en la serie por todo el
bien que este personaje le estaba haciendo a las luchas de emancipación de los
negros en EE.UU. [165] En ENT este aspecto sigue presente, pero de una
manera más vaga y periférica. Los que "juzgan" a los humanos son los vulcanos,
es decir, unos iguales "mejores" y no unos dioses, y lo que está puesto a
prueba no es la Humanidad como un Todo sino la capacidad y la madurez de los humanos
para salir a explorar el espacio desconocido. Además, este juicio no el eje del
episodio sino un conflicto más de los muchos que integran la trama. [166] Por ejemplo, en 1969 (es decir, justo cuando finalizaba TOS)
el hotelero devenido experto en ovnis Erich von Däniken escribía en su libro Regreso
a las estrellas: "Desde la perspectiva del Universo, los seres humanos
somos unicamente los habitantes del «tercer planeta» de un pequeño Sol que
flota en uno de los extremos de la galaxia, por lo cual no tiene importancia
que tratemos de establecer distinciones entre nosotros llamándonos rusos o
chinos, americanos o europeos, negros o blancos. Cuando, un día, logremos
establecer los primeros contactos con los seres inteligentes de otros planetas,
nos entenderemos sólo en un idioma. las 2976 lenguas que se hablan hoy en
nuestra Tierra podrían conservarse entonces como dialectos. Los científicos de
todos los países y de todos los planetas intercambiarían sus conocimientos en
una sola lengua. Pero entonces la imagen universal que hoy tenemos habrá de
abandonarse, y la joven generación de la Era del espacio rechazará
definitivamente de su conciencia los últimos sentimientos nacionalistas, que ya
no tendrán ninguna razón de ser" (von Däniken, Erich, Regreso a las
estrellas, Plaza & Janés, Barcelona, España, 1975, pág. 157). Las
coincidencias de este pronóstico con la "Visión" de Roddenberry son,
evidentemente, muchas y parte de un espíritu de época que depositaba sus
más altas esperanzas en un Porvenir no demasiado lejano. [167] Ver página 48. [168] Los guionistas de Star Trek no sólo utilizan las
paradojas de la mecánica cuántica en sus argumentos sino que sus argumentos a
veces son "paradojas de la mecánica cuántica" y desafían toda lógica. [169] TNG#105, The Last Outpost,7/8/1987. Guión de Herbert
Wright sobre una historia de Richard Krzemien. Dirigido
por Richard Colla [170] La traducción de drone es "zángano", reforzando la característica
colmenar de esta especie. Sin embargo, la connotación peyorativa de la palabra
"zángano" me hace no traducirla, amén de que no puedo dejar de ver en "drone"
una conjunción de "(an)droide" y "clon" (que es, al fin y al cabo, lo que los
borgs son) [171] El nombre en inglés de estos seres, changeling, traduce
como "variable" o "cambiante". Si bien "mutante" sería sinónimo, este término
tiene en la ciencia ficción una connotación que hace que la elección de
llamarlos así no sea la más feliz del mundo. Ilustrado por Saurio |